El sugestivo último posteo de Michael K. Williams, un actor de final trágico que se perdió en sus reconocidos personajes
El intérprete, que fue hallado muerto ayer en Nueva York, podría ganar su primer premio Emmy el próximo domingo 19 por su trabajo en la serie Lovecraft Country
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Cuando este lunes se conoció la noticia de la muerte de Michael K. Williams, el actor que interpretaba al temible y complejo Omar Little en la serie The Wire, sus admiradores, amigos y colegas poblaron las redes con mensajes de sorpresa, tristeza y desconcierto. Con una carrera estable y la cercana posibilidad de conseguir su primer Emmy el domingo 19 por su actuación de reparto en Lovecraft Country, todos creían que el actor de 54 años ya había superado su larga historia de adicción a las drogas. Un tema sobre el que él siempre estaba dispuesto a conversar abiertamente y con la mayor franqueza posible. Lo que hace aún más doloroso el hecho de que la probable causa de su muerte, aún no confirmada por la policía de Nueva York, haya sido por una sobredosis.
Frente a la pérdida de un intérprete que lograba darle humanidad y mundo interno a personajes difíciles, del gánster callejero de The Wire (disponible en HBO Max) a su muestrario de padres quebrados y tan diferentes entre sí de Así nos ven (Netflix) y la mencionada Lovecraft Country (también en HBO Max), quienes lo seguían por las pantallas y quienes los conocían fuera de ellas empezarán a preguntarse qué le sucedió en los últimos tiempos, e inevitablemente se cuestionarán si podrían haber hecho algo para evitar su prematuro y trágico final.
Y aunque las respuestas sean imposibles de conseguir, además de inútiles frente a la pérdida, algunos de todos modos seguirán buscándolas en sus últimas apariciones públicas o incluso en sus posteos en las redes sociales. Dice mucho de los tiempos actuales que los fanáticos crean tener algún acceso a los pensamientos y sentimientos más íntimos de las figuras públicas a través de sus redes sociales. Pero también habla de las diferentes formas que asume el duelo por estos días.
Entre los innumerables tuits que rescatan sus momentos más destacados, las imágenes de su cara con esa cicatriz que la cruzaba como una advertencia de peligro y al mismo tiempo de fragilidad, aparecen los mensajes de sus amigos y colaboradores como la realizadora Ava DuVernay, David Simon, el creador de The Wire, el actor Riz Ahmed con el que trabajó en la miniserie The Night Of y Giancarlo Esposito, que escribió en su perfil de Instagram: “Nunca conocí a un ser humano más amoroso, cariñoso y hermoso. Un verdadero amigo y actor. Te extrañaré por siempre, mi querido hermano. Ve con Dios”.
También en Instagram algunos creyeron encontrar un mensaje de la tragedia que se avecinaba. Ahora cobra nuevos sentidos el último posteo de Williams que hace una semana había compartido con sus seguidores un video del comediante Tracy Morgan, en el que el actor de 30 Rock y Saturday Night Live pedía a su entrevistador y a sus muchos seguidores que no lloraran por él por el accidente automovilístico que casi le cuesta la vida y que lo llevó a estar años alejado de los escenarios, concentrado en su difícil rehabilitación física. “Te quiero, hermano. @tracymorgan #realOG”, escribió Williams a modo de epígrafe del mensaje que resultaría su última comunicación pública.
Muchos sostienen que ese posteo fue su manera de pedir ayuda. Y puede ser que sea así, pero eso ya no importa. Especialmente porque el actor nacido en Brooklyn que había comenzado su carrera como bailarín en videos musicales siempre fue muy claro sobre el modo en que las drogas y fama habían afectado su vida. A principios de este año, en plena promoción de la película Body Brokers, un drama sobre un centro de rehabilitación para adictos que esconde un oscuro negocio, Williams contaba en las entrevistas que acababa de comenzar terapia para trabajar sobre sus problemas emocionales. “Las personas muchas veces piensan que cuando alguien deja de drogarse o de tomar alcohol todos sus conflictos desaparecen. Pero nada podría estar más alejado de la verdad. Las drogas y el alcohol no son el problema, son sólo el síntoma del problema, y cuando ya no están es que empieza el verdadero trabajo”, explicaba el actor en febrero en el ciclo televisivo de entrevistas de la periodista Tamron Hall.
“En mi caso, cuando se terminó The Wire, estaba en terreno peligroso. Ya no le prestaba atención al trabajo que tenía que hacer conmigo mismo. Pasé de ser un chico de piel oscura y tímido del barrio que era un poco sensible a que de repente todo el mundo me conociera y me gritara “Te quiero”. Pero el problema era que me llamaban Omar y no Michael. Y uno podría pensar: ‘¿Qué importa?, se trata solo de un nombre’. Pero no, ese fue el comienzo del proceso de perderme a mí mismo, mi identidad”, detallaba el actor en aquella charla que vista desde la perspectiva de su muerte cobra un sentido demoledor. Y hace pensar que tal vez aquellos que desde ayer lo homenajean recordando a su Omar harían bien en separar al actor del personaje que, al tiempo que lo hizo famoso, también marcó su vida de una manera que el tímido chico del barrio no tuvo tiempo de aprender a afrontar.
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