El orgullo de Sydney Sweeney por haber cumplido el sueño de su familia: “Era mi mayor objetivo y lo logré”
La actriz de Euphoria, que llegó a Los Angeles a los 13 años persiguiendo su sueño de convertirse en una estrella, contó qué fue lo que su familia sacrificó para que ella pudiera cumplir sus objetivos y cómo fue que, con el tiempo, lo recuperó
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En junio de 2022, una de las actrices jóvenes más exitosas de Hollywood se quitó el maquillaje, dejó de lado el glamour y descorrió el velo del lado B de la industria del entretenimiento: sin tapujos, Sydney Sweeney habló sobre sus continuos ataques de pánico, pero también de la experiencia de haber sido una niña de clase media baja y de cómo tuvo que aprender a dejar de lado ciertos modales y modismos para encajar.
En una extensa entrevista publicada por The Hollywood Reporter, Sweeney se refirió a su gran sueño: el de recuperar la casa en la que transcurrió su infancia, donde también vivieron sus bisabuelos, sus abuelos y nació su madre. Esta semana volvió a abordar el tema, pero con muchas más precisiones. Lo hizo en el The Kelly Clarkson Show. Allí, con orgullo, explicó: “Mi bisabuela tenía una hermosa casa... Mi abuela nació en ella y mi mamá también. Y luego, a medida que los niños crecieron, construyeron otra casa en el mismo lote. Pero cuando mi bisabuelo falleció y mi bisabuela envejeció, simplemente no pudieron conservarla más... Eran muchos gastos para mi madre”.
Su sueño, contó, siempre fue recuperarla. Y, con ese objetivo en mente, asumió cada uno de los trabajos que le fueron surgiendo dentro de Hollywood. Y finalmente, lo consiguió: “Llamé a los propietarios y les dije: ‘Quiero volver a comprar la casa de mi bisabuela’. Y pude concretarlo. Mi abuelo todavía vive en la casa de al lado, así que ahora somos vecinos”.
Un sueño que demandó sacrificios
En noviembre, la actriz de Euphoria reveló en una entrevista publicada por Women’s Health que su familia se mudó a Los Ángeles para que ella pudiera construir su carrera como actriz y que, para hacerlo, se vieron obligados a declararse en bancarrota y vender la casa de su bisabuela. “Vi a mis padres perder mucho. Nos declaramos en quiebra y perdieron su casa en el lago. No podíamos afrontar la vida en Los Ángeles. No podíamos afrontar la vida en ningún otro lugar”, dijo Sweeney. “Fue difícil porque apoyaban mi sueño y no podía imaginarme haciendo otra cosa”.
Eso ocurrió cuando Sydney tenía 13 años. El cambio no fue nada fácil. De su cómoda casa pasaron a vivir en un hotel: “Vivíamos en una habitación. Mi mamá y yo compartíamos una cama y mi papá y mi hermano pequeño compartían un sofá”, recordó la actriz. Y fue allí cuando su vida familiar se desmoronó: en pocos meses perdieron sus ahorros y las peleas entre sus padres se convirtieron en una pesadilla recurrente. Ella, que era apenas una adolescente, comenzó a aceptar los que hoy cataloga como “proyectos realmente de m...” por los que le pagaban no más de 100 dólares al día. “Pensaba que si ganaba suficiente dinero, podría volver a comprar la casa de mis padres y volver a juntarlos. Pero cuando cumplí 18 años, solo tenía $800 a mi nombre. Mis padres no habían vuelto a estar juntos y no había nada que pudiera hacer”, rememoró.
Dudas y miedos
Hoy es, sin dudas, una de las actrices jóvenes más convocadas, tanto para ficciones televisivas como cinematográficas. Sin embargo, a pesar de haber podido cumplir su gran sueño, Sweeney no da nada por sentado y siente que no puede darse el lujo de dejar de trabajar, ni siquiera por un tiempo. Su amiga Amy Adams -con quien trabajó en la serie Sharp Objects- le aseguró, en una de sus tantas charlas, que era posible compatibilizar una carrera activa en Hollywood con la maternidad, pero Sweeney sigue teniendo muchas dudas y miedos al respecto. “Quiero tener una familia. Siempre quise ser una madre joven y me preocupa cómo esta industria estigmatiza a las mujeres jóvenes que tienen hijos y las mira de otra manera. Me preocupa que, si no trabajo, no haya dinero ni apoyo para los niños que tendría”, explicó la actriz.
“Si quisiera tomarme un descanso de seis meses, no tengo ingresos para cubrirlo”, disparó, a modo de ejemplo. “No tengo a nadie que me apoye; no tengo a nadie a quien pueda recurrir para pagar mis cuentas o pedir ayuda”, explicó. Y agregó: “Ya no les pagan a los actores como antes. A las estrellas establecidas todavía se les paga, pero tengo que darle el cinco por ciento a mi abogado, el diez por ciento a mis agentes, el tres por ciento o algo así a mi gerente comercial. Tengo que pagarle a mi publicista todos los meses, y eso es más que mi hipoteca”.
“Si solo actuara, no podría pagar mi vida en Los Ángeles. Acepto acuerdos con marcas porque no tengo opción”, explicó. Y reconoció: “Logré comprar mi propia casa, pero ya no tengo dinero ni para una puerta más”.
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