El orgullo de Guido Süller: “Diseñé la casa de mis sueños, y es muy imponente”
Es diferente al personaje que se muestra frente a las cámaras de televisión; el de la realidad es más sosegado, más reflexivo y mucho menos parlanchín. Se está haciendo la casa de sus sueños, que él mismo diseñó, en un barrio privado de Escobar. “Tiene todos los chiches. Hace más de 30 años que me recibí de arquitecto y tuve un perfil bajo con respecto a eso porque pensé que es más divertido el personaje que creé para televisión. La gente recién se enteró cuando hice la reforma en la casa de [Alejandro] Fantino”, explica Guido Süller a LA NACION. Y cuenta, por primera vez, que vive en Ushuaia hace más de diez años: “Tengo una cabaña incrustada en una montaña, con vista al Canal de Beagle”, detalla.
-¿Te recibiste de arquitecto y colgaste el titulo?
-No, yo trabajé bastante como arquitecto. Mi profesión siempre fue volar: soy comisario de a bordo y trabajé 26 años en Aerolíneas Argentinas. Eso hizo que no pueda ejercer con continuidad la profesión de arquitecto, pero siempre estoy construyendo.
-¿Te mudas de barrio también?
-En realidad yo vivo en Ushuaia, en la provincia de Tierra del Fuego.
-¿Cómo? Eso nunca lo contaste.
-Eso es lo que nadie sabe. Hay partes de mi vida que no cuento porque también quiero tener un poco de privacidad. Hace diez años que vivo en Ushuaia, pero viajo constantemente a Buenos Aires, por trabajo. Y es tanto el ir y venir que decidí construirme una casa, que es la casa de mis sueños, porque la diseñé a mi gusto. Es muy imponente. La idea inicial era que fuera un cubo flotando en un espejo de agua, y originariamente la piscina iba a circundar la casa pero el proyecto resultó sumamente ambicioso, y en épocas de pandemia sólo logré que la piscina se meta en la casa, o sea que es in-out, calefaccionada por paneles solares. La casa es de steel frame, que es lo último que salió, porque el ladrillo es arcilla, y es antiguo construir en arcilla. Las casas de steel frame son más térmicas, más acústicas, más hidrófugas. Es construcción en seco, más rápida y más barata.
-¿Dónde pasaste la cuarentena?
-Ahora estoy viviendo en la casa de mi mejor amiga. Hace meses que no voy a Ushuaia porque no había vuelos y en este momento me conviene estar acá para apurar la construcción: están atrasados, con el contrato vencido. Pasé la cuarentena en una cabaña en una selva, en Zárate, a orillas de río Paraná y en contacto con la naturaleza. Es una isla en realidad, y había carpinchos, mulitas, liebres, pájaros. Hermoso. Eso me hizo revalorizar la naturaleza, respetarla y darme cuenta que Dios es la naturaleza. Por lo menos eso creo yo.
-Decías que vivís en Ushuaia hace diez años, ¿por qué?
-Me hice fueguino hace diez años porque descubrí un lugar maravilloso, uno de los más lindos de la Argentina. Soy un hombre muy solitario, me gusta el silencio, la paz, la tranquilidad. Todo lo que no me da la gran ciudad.
-¡Sos opuesto a como te mostrás!
-Sí, todo lo contrario. Soy silencioso, callado, introspectivo, más tirando a espiritual. Ahí encontré eso; aunque me reconocen también, como hace tanto frío, salgo con un gorro que me tapa toda la cara. Lo que ven en la tele es cien por ciento personaje. Yo soy más bien tirando a serio en la vida real. Soy muy derecho. Soy comisario de a bordo, responsable de la seguridad y la vida de los pasajeros. Si fuera un loquito no podría haber ejercido durante 26 años continuos y haberme jubilado con un legajo impecable y la felicitación de todos. Lo de la tele es una actuación y parece que me sale bastante creíble [risas]. La gente me quiere, son como mi segunda gran familia. Las muestras de afecto son impresionantes. Por eso, cuando estoy triste, leo los mensajes en las redes y me levantan el ánimo. Tengo cientos de mensajes privados diciéndome cosas hermosas.
-¿Cómo te ganás la vida?
-Trabajo como celebrity. Bueno, no quiero parecer agrandado: trabajo como “famosito”, hago presencias, conducción de eventos. Hice 12 temporadas de teatro, este es el primer año que no hago porque no reditúa. Además trabajo como arquitecto y estoy jubilado como comisario de a bordo. Todo eso hace que pueda tener un estándar de vida aceptable, teniendo en cuenta que no tengo hijos ni a quien mantener. Entonces me doy todos los gustos
-Como tener una casa de ensueño, por ejemplo...
-Es el sueño de mi vida. Quiero ser como el Hugh Hefner, el de Playboy, que se la pasaba haciendo fiestas.
-¿Y a quién invitarías?
-Voy a vivir solo pero como soy jubilado, y esa palabra viene de júbilo que significa alegría, en esa casa va a haber todo lo que siempre soñé y por eso la piscina climatizada, el jacuzzi gigante, una playa, un espacio de usos múltiples con un pool, maquinitas para jugar. Soy buen anfitrión y voy a hacer reuniones. Me gusta mucho el fuego porque fui boy scout cuando era chico y también va a haber un rincón para fogatas. En mi casa van a estar presentes los cuatro elementos: agua, fuego, aire y tierra.
-¿La casa de Ushuaia es tan linda como ésta?
-Es una cabaña incrustada en una montaña, con vista al Canal de Beagle. Es de madera, de dos plantas, con grandes ventanales, las montañas nevadas. Es muy mágico. Muero por ir pero me quedo porque quiero que terminen esta casa, y los apuro yendo todos los días a la obra. Hace mucho que no voy al sur, quiero ver cómo esta todo, extraño. Espero volver pronto.
-¿Cómo está la relación con tus hermanos?
-Mi familia eran mi papá Hugo y mi mamá Nélida. Cuando ella falleció, algo me hizo ruido y decidí alejarme de mis hermanos por propia voluntad; que ellos hagan su vida y les deseo lo mejor del mundo o lo que se merecen. Pero no volví a verlos ni a hablar desde que falleció mi mamá, hace un año y medio. A muchos, la familia se nos convierte en la mochila más pesada para llevar en la vida. Y en algún momento tenés que sacarte esa mochila porque sino, no podes ser feliz nunca. A mis padres sí los volvería a elegir, porque los adoraba. Mi mamá fue el ser humano más importante de mi vida. Hoy mi familia son los seres humanos que me quieren, me valoran, no me envidian y me hacen sentir feliz.
-¿Tampoco ves a tus sobrinos? Uno de ellos, Sebastián Graviotto (hijo de Norma) se casó con Juanita Repetto y van a ser padres...
-No los veo, la verdad. Pero conozco a Juanita y es hermosa, un encanto. Ojala sean felices. Les deseo lo mejor del mundo. Mi familia son mis amigos y la gente que me quiere.
-Alguna vez contaste que parte de tu familia te había rechazado cuando contaste públicamente tu orientación sexual...
-Nunca blanqueé con mis padres porque eran de otra época. No correspondía, me parece, porque no lo iban a entender. Pero nunca me cuestionaron nada. Era algo así como ‘de eso no se habla’. ¿Para qué lastimarlos con cosas que no comprenden? Si alguna vez me preguntaban algo, les decía que era para las cámaras, que era una actuación, y que cambiaran de canal. “Se apaga la luz y yo vuelvo a ser el Guido que ustedes criaron”, les decía.
- Estás separado de Tomasito, ¿te gustaría volver a enamorarte?
-Tuve muchas parejas. Estuve más en pareja que solo. Hoy estoy separado y no estoy buscando nada. Estoy encontrándome a mí mismo. La pandemia hizo una revolución dentro mío y quiero encarar la vida de otra manera, sin tabúes y cosas que no me permiten crecer. Basta del qué dirán, de los prejuicios y los pruritos. Eso ya no me importa, yo soy así y el que me quiere, me quiere. Soy fiel a mí mismo, auténtico.
- ¿Tenés mucho pretendientes en las redes?
-¡Mi Instagram explota! Es tremendo. A veces contesto pero no me encuentro con nadie. Quiero estar solo. Soy de los que se casan para toda la vida y mi pareja me dejó. Estoy casado legalmente con Tomás desde el 2018, y el hecho de que se haya ido me hizo muy mal. Me niego a conocer a alguien por miedo a que me vuelva a suceder, y a sufrir.
-¿Por qué se separaron?
-Cuando falleció mi mamá yo estaba muy triste, lloraba y él no se lo bancó. Mi mamá murió el 31 de julio del 2019 y en noviembre él me dejó y se fue a Córdoba con su mamá. Yo me casé para estar juntos en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe. Siempre creí en eso, soy muy fiel, alguien que ama para toda la vida. Como a la antigua
-¿Lo seguís amando?
-Pienso que sí, porque lo elegí para toda la vida y me encanta pensar así. Soy romántico, me gusta cocinar, acompañar. Todas cosas que pasaron de moda.
-¿Volvieron a hablar?
-Sí, me llamó. Obviamente está arrepentido pero el dolor que me causó es muy grande y soy un poco rencoroso. Me dejó solo para Navidad, y acababa de morir mi madre. Fue muy fuerte y todavía no lo pude perdonar. Me dolió muchísimo. Nos escribimos, el otro día me puso que me amaba. No sé qué va a pasar.
-Este año cumplís los 60, ¿te cuidás?
-Soy Dorian Grey. Si tengo que contar algún secreto es que tomo agua, no tomo alcohol, no fumo, no me drogo, no tomo sol y no salgo de noche, sólo por trabajo. Tengo buena genética. Empecé a hacer pilates por la columna, porque me estoy encorvando como los viejitos.
-¿Cómo estás de salud? Hace unos años estuviste grave
- Si, tuve uveítis, que es una enfermedad en los ojos y estuve a punto de quedarme ciego, me salvaron los médicos del Hospital Austral. Estuve en terapia y ese fue un volver a nacer. Estoy curado pero me quedaron cicatrices en los ojos, y quedé un poco corto de vista. Tuve una infección del nervio óptico, que podía llegar al cerebro y me moría. Estuve realmente grave, entre la vida y la muerte durante cuatro días, con más de 40 de fiebre y ciego; no encontraban el antibiótico que me curara. Hablé con Dios, o quizá conmigo mismo, y le dije: “Cómo puede ser, ya está, ya me tengo que ir, ya terminó todo. Tanto estudiar, trabajar, sufrir, llorar para llevarme así. Tengo muchas cosas para hacer todavía, no me lleves sin antes haber conocido el amor”. Y en ese momento escuché el rugido de un león, muy fuerte. No sé qué significa pero lo recuerdo como si fuera ayer. Fue muy tremendo. Soy un resiliente. Soy como el ave fénix, que renace de las cenizas. Me tocó una vida bastante difícil y dura, pero salgo adelante aunque no sé de dónde saco las fuerzas.
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