El humorista uruguayo, que brilló en Videomatch y en Sin codificar, se pone al frente de Mandá Play; en diálogo con LA NACION habla de sus origines, de su familia y de sus colegas
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Una participación en Los mammones le dio a Pichu Straneo una oportunidad que nunca había imaginado: conducir un programa a los 54 años. “Fue una sorpresa hermosa. Lo que es la vida, ¿no? Porque estos años de pandemia fueron complicados laboralmente. Y un día fui a lo de Jey (Mammon), funcionó y me pidieron que hiciera una participación todas las semanas. Creo que era una apuesta, para ver qué onda. Anduvo bien y entonces surgió esta oportunidad”, sintetiza Pichu, que estrena Mandá Play, el próximo 3 de enero a las 23, por América. En diálogo con LA NACION, el actor, humorista y flamante conductor habla también de sus inicios, del apoyo de su familia y de sus proyectos.
-¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te hicieron la propuesta?
-Ya conocía el programa porque lo hacen en Uruguay y está mi amigo del alma, el Fata Delgado. Pensé que me iban a ofrecer que fuera panelista, porque me gusta la música, y agarré enseguida. Pero me dijeron ‘mira que es para conducir’. Me tomó de sorpresa porque conducir es otra cosa. Y a la vez me dio mucha alegría porque confiaron en mí. Siempre hice humor, personajes y es todo un desafío salir de la zona de confort para encarar un nuevo proyecto con un nuevo rol. Pensé que iba a ser más difícil pero al ser un formato, la vas llevando mucho mejor; es estar atento a los juegos y ponerle tu impronta. Me aceité bastante rápido, la verdad.
-¿Por qué crees que te llega la oportunidad en este momento?
-No lo esperaba porque mi camino siempre fue el humor o una comedia en teatro. Nunca me imaginé que me iban a llamar para conducir un programa de entretenimientos, pero me parece que están apostando a la gente que le pone humor y buena onda, y que somos genuinos. Hay ya varios ejemplos como Darío Barassi, Radagast (Agustín Aristarán), Jey Mammon. Creo que por ahí viene la mano. Pienso que por eso me convocaron a mí.
-El programa tiene mucho que ver con la música y vos fuiste músico antes que actor, ¿es así?
-Así es. A los 8 años ya estudiaba guitarra y piano y cantaba folklore en varios festivales, así que conocía los escenarios. Pero me tiraba la comicidad, hice imitaciones, personajes. De todos modos la música es un gran porcentaje de mi vida. El programa está muy bueno, hay juegos, entretenimiento, competencia y me acompañan Ariel Pucheta y Brenda Asnícar. Toti Ciliberto hace el personaje del Gallego Sabarresse. También hay famosos que acompañan a los participantes. La idea es que la gente se vaya a dormir con una sonrisa.
Cruzar el charco
-¿Cómo llegaste a trabajar en la televisión de Montevideo, tu ciudad natal?
-Yo hacía los carnavales, que en Uruguay son muy populares. Estuve en varios grupos haciendo comicidad. Así surgió la oportunidad de estar en un programa infantil que se llamaba Jugo de colores, en Canal 4, en 1994. De a poquito empecé y tres años después vino la gente de Videomatch a hacer unas cámaras ocultas y tuve la suerte de que me dieran una oportunidad, a mí y a otros colegas. Hicimos casting, quedamos, nos mudamos a Buenos Aires en el 98 y no volví más. Hice toda mi carrera acá, en televisión, teatro, radio.
-¿Qué pasó cuando te desvinculaste del programa de Marcelo Tinelli? Porque estabas en una zona de confort.
-Fue en el 2006. Fue atípico porque no estábamos acostumbrados pero todo tiene su lado positivo. Primero nos miramos y dijimos: “y ahora qué”. De a poquito fueron apareciendo algunas cositas, una propuesta en Fox, después Pablo (Granados) y Pachu (Peña) tuvieron un programa en América y seguimos haciendo humor y en el 2009 empezó otra historia, otro camino súper positivo, el de Sin codificar. Sin querer logramos un programa que quedó como un clásico. Hicimos diez temporadas y media y es todo un logro, con toda humildad. Estamos orgullosos de eso, la pasamos divino porque es un grupo maravilloso, somos familia y algún día nos volveremos a juntar porque la gente lo pide.
-Que vuelva Sin codificar, ¿es una posibilidad firme o un sueño?
-Por ahora es un sueño pero todos queremos que vuelva y la gente también lo pide.
-En esas épocas de vacas flacas, ¿tuviste que hacer otros trabajos para llevar un sueldo a casa?
-No, siempre había algo. Hacemos muchos shows privados y con eso la vamos remando. Siempre hubo alguna oportunidad y nunca me faltó trabajo. Somos una camada linda, todos laburadores, remadores, todos salimos a pelearla.
-¿Alguna vez pensaste en volver a Uruguay?
-Allá está toda mi familia y la de mi mujer, pero nosotros hicimos nuestra vida acá, nuestros hijos crecieron acá, tienen sus amigos, sus cosas. Sinceramente nunca pensamos en volver a Uruguay porque además hice mi caminito en Argentina y costó mucho. Es difícil dejar todo eso y volver a empezar de nuevo. Estamos felices y agradecidos a la Argentina, que siempre nos dio trabajo.
La familia unida
-¿Cómo está conformada tu familia?
-Mi mujer se llama Mercedes y es ama de casa, me acompaña siempre desde hace 33 años, entre novios y casados. Mi hija Bianca tiene 22 años y estudia diseño de indumentaria y mi hijo Luca tiene 18, terminó el secundario y juega en la 4ta. de Futsal de San Lorenzo. Viven en casa y nosotros felices.
-¿Hay un secreto para sostener matrimonio de tantos años?
-Se puede. Nos llevamos muy bien, nos queremos, tenemos una familia muy linda y tratamos de cuidarla.
-¿De quién heredaste la comicidad?
-Mi papá era orfebre y mi mamá trabajaba en un laboratorio y cuentan que mi bisabuela materna tenía una orquesta y cantaba y tocaba la guitarra. Eran brasileñas, muy graciosas y alegres. Debe venir por ahí la cosa.
-¿Y en la vida cotidiana también sos tan divertido siempre? Muchos humoristas tienen fama de amargos.
-Yo siempre estoy jodiendo, me tienen que pedir que pare. Los de mi camada somos todos muy jodones, tenemos un grupo de WhatsApp con los de Videomatch y Sin codificar en el que no paramos nunca.
-¿Alguna vez hubo problemas de celos profesionales?
-No, para nada. Es un grupo maravilloso, todos tiramos del mismo carro porque desde el primer día entendimos que teníamos que trabajar para el programa y no para nosotros. Jamás hubo un problema de celos y eso es hermoso. Hay buena onda, nos matamos de risa y sé que es difícil de lograr, pero pudimos.
-¿Por qué te dicen Pichu?
-Porque cuando nací era muy peludo y cuando mi viejo me vio por primera vez dijo ‘uy, parece un pichicho’. Y quedó Pichu para todos, maestras, profesores, compañeros, familia. Poco saben que me llamo Fernando.
-¿Tenés otros proyectos?
-Voy a seguir con José María Listorti en Radio Pop. Volvemos en febrero de 13 a 16. Este año el programa se llamó Re tarde pero creo que va a cambiar el nombre. Y en abril se estrena la película de Adrián Suar, 30 noches con mi ex, en la que tengo un lindo personaje. Estoy feliz de poder trabajar de lo que me gusta y eso es maravilloso.
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