"No sé si he sabido decirte lo que te he querido, te quiero y te querré", fueron las palabras de despedida que le dedicó quien fuera su marido hasta sus últimos días
Muy afectado, sin poder contener las lágrimas, con el gesto serio y la mirada perdida, recordando tal vez los momentos más felices de su vida en común. Alfonso Diez fue quien en los últimos años le devolvió la alegría y la ilusión a la Duquesa de Alba . Ahora se ha quedado sin su Cayetana, de la que se ha despedido con un emotivo y sentido mensaje, que se podía leer en una de las coronas de flores, de preciosas rosas rojas, que acompañaba los restos de la Duquesa.
"No sé si he sabido decirte lo que te he querido, lo que te quiero y lo que te querré", unas cariñosas palabras que expresan en apenas una línea los sentimientos de Alfonso en estos momentos de inmenso dolor.
Durante estos días, Alfonso estuvo en todo momento acompañado por los hijos de la Duquesa, confortado por ellos y al mismo tiempo consolándolos y es que el fallecimiento de doña Cayetana les ha dejado a todos sumidos en la tristeza.
En el tiempo que ha estado abierta la capilla ardiente, Alfonso se sentó junto al primogénito de Cayetana, Carlos, que ha heredado el título de Duque de Alba. Se le vio serio, sin poder apenas contener el llanto mientras recibía el pésame de amigos, conocidos y personas anónimas que se acercaron a dar su adiós.
Junto a él, Cayetana vivió una segunda juventud y demostró que el amor no entiende de edades, circunstancias o conveniencias. El 5 de octubre de 2011 contrajeron matrimonio en la capilla del palacio de Dueñas, una ceremonia a la que asistieron unos cuarenta invitados y tras la que doña Cayetana, que estaba feliz, se arrancó a bailar una rumba ante la sorpresa de los sevillanos que se acercaron a darle la bienvenida a las puertas de su casa.
Alfonso Diez Carabantes nació en Palencia el 15 de noviembre de 1950 y es uno de los once hijos que tuvo el anticuario José Díez, hombre muy popular, querido y respetado por todos en Palencia. Alfonso, funcionario del Estado y propietario de una empresa de relaciones públicas llamada Guindola S.L., era uno de los grandes amigos de la Duquesa, se conocían desde hace treinta años.
Alfonso, que heredó de su padre su pasión por las antigüedades y de su madre, Pilar Carabantes, su carácter afable, conoció a la duquesa de Alba a través de su hermano el anticuario. Su hermano Pedro mantenía una relación de amistad con Jesús Aguirre, el segundo marido Cayetana, y no era extraño que éste visitara a los duques en el palacio de Liria.
Se dice que Alfonso quedó fascinado con el carácter y la sabiduría de la duquesa de Alba cuando tuvo el placer de conocerla, aunque no volvió a coincidir con ella hasta 28 años después, más concretamente hasta el año 2008.
Por cosas del destino, Alfonso y Cayetana "se cruzaron" a la salida del cine, y fue a partir de es momento cuando ambos volvieron a "reencontrarse" retomando una amistad ya casi olvidada. Disfrutaron de horas y horas de charla en las que recordaron viejos tiempos y se pusieron al día.
Viajes, corridas de toros, tardes de compras, celebraciones, bodas... la duquesa volvía ser plenamente feliz, y eso se reflejaba en su imperturbable sonrisa. Esa que mantuvo hasta el final.
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