El marido de Camila Perissé habla sobre la salud de la actriz: "Son momentos muy duros"
Ícono erótico de los 80, en los dos últimos años Camila Perissé debió someterse a tres operaciones y a varios tratamientos que no dieron los resultados esperados. Su salud se fue deteriorando poco a poco, también por tomar un medicamento mal recetado. Con la ayuda de su marido, el cantante y músico Julio "El Chino" Fernández, la actriz busca salir adelante y mudarse a Mar del Plata, con la intención de avanzar en su recuperación.
En diálogo con LA NACION, el hombre que se convirtió en pilar fundamental para Perissé dio detalles de todo lo sucedido y explicó cómo la calidad de vida de su pareja se fue deteriorando en estos años. Hoy, la protagonista de Atrapadas está en plena rehabilitación y su abogado inició una investigación por sospechas de mala praxis y prescripción de medicación equivocada.
-¿Cuál fue el inicio de todos los males de Camila?
-Hasta hace dos años hacíamos nuestro espectáculo de poesía y tango, Los maestros, con nuestros equipos de luces y sonido, que nos costó mucho tiempo conseguir, y nuestra camioneta. En el lapso de dos años todo fue terrible y tuvimos que vender muchas cosas para poder vivir. Había días que comíamos y otros que no. Ya no nos queda casi nada.
-¿Pero qué pasó?
-Cami es muy obsesiva con sus cosas y hacía hasta 600 abdominales por día en su entrenamiento. No sé si fue por eso pero tuvo dos hernias inguinales y hubo que operarla. Le pusieron dos mallas, salió todo bien. Después, a los dos meses, hicimos la última función de Los maestros, y ella empezó con dolores musculares y articulares, muy fuertes. Fueron repentinos, de un día para el otro. Fuimos a ver a su médica de cabecera por PAMI, le hicieron estudios y le diagnosticaron fibromialgia, una enfermedad que no se cura. La médica le quiso dar cortisona, pero Camila se negó porque tiene mala experiencia con ese medicamento, y además es asmática crónica. Por otra parte, ella siempre tuvo problemas de insomnio pero con esto se le agravó y no dormía nada.
-¿La medicaron?
-Sí, la doctora le dio un medicamento que, dijo, le iba a calmar los dolores e iba a poder dormir y descansar. Es una pastilla que, después averigüé, es para epilépticos y seda a personas que tienen 200 ataques por día. Pero Camila no es epiléptica, y le dio la dosis máxima. Al principio no sentía dolores y empezaba a dormir pero estaba en el limbo. Le dijeron que tenía que tomarlo por un tiempo largo. Un día se cayó entrenando en casa y se rompió la cabeza del fémur.
-Otra operación más...
-El traumatólogo dio dos opciones. Una era poner tres tornillos en la cadera, y durante tres meses tenía que usar silla de ruedas y no pisar. Hay un 30 por ciento de posibilidades de que la zona se pueda necrosar, porque hay tres arterias chiquititas que pasan por ahí, para alimentar la cabeza del fémur. La otra posibilidad era cambiar la cadera del lado izquierdo, que es donde tuvo la fisura. Elegimos la primera opción porque los estudios dieron que estaba muy fuerte de los huesos y parecía la más conveniente. Estuvo tres meses en silla de ruedas, al tiempo empezó a caminar despacito, pero aparecieron los dolores, se necrosó, y tuvieron que operarla y cambiarle la cadera. A todo esto, hace años que vivimos en Mariano Benítez, a 30 kilómetros de Pergamino, en una casa de campo con que tiene bastante humedad, se rompió la bomba, no tenemos agua potable. Y tenemos un cochecito viejo que compré cuando vendimos la camioneta, como para poder movernos, y ahora se nos fundió el motor.
-Todo lo que podía salir mal, salió mal...
-Todo. Yo empecé con problemas cardiacos, la válvula aórtica se me calcificó y ya no puedo hacer todos los trabajos de construcción que hacía. Puedo trabajar pero no hacer cosas pesadas. Estoy medicado y ando bien, pero no me quiero operar porque no me dan garantías y puedo vivir el resto de mi vida cuidándome. Y ahí ando. Estuve dos veces internado, más lo de Camila, los dos solos. Entonces empezamos a vender cosas.
-¿Y los problemas de salud de Camila seguían?
-Sí. La operaron de la cadera y a la semana ya estaba caminando, despacito pero andaba. Estaba lucida, todo bien. A los 60 días de la operación la invitaron al programa de Telefe, Quién quiere ser millonario. Y ahí me di cuenta de que cuando Santiago del Moro le hablaba, ella tiraba la mirada para la derecha y él decía: "Mirame cuando hablás". Estaba lucida, ganamos 180 mil pesos que nos vinieron bárbaro porque teníamos menos cuatro, y nos ayudó a tirar un tiempo, a pagar deudas. Desde ese momento a esta parte, Camila empezó a perder la marcha, a caminar cada vez más lento, jorobadita, con la mirada perdida. Se empezó a olvidar de las cosas, dejó de mover la mano izquierda y seguía con los calambres. Y tiene 66 años, no 90. Investigando, descubrí a una médica española que recomendaba cloruro de magnesio para los calambres, que lo comprás sin receta y es muy barato.
-¿Seguía tomando ese medicamento para la epilepsia?
-Sí, tenía que seguir tomándolo. Pero también empezó a tomar cloruro de magnesio y a los 30 días se le fueron los dolores musculares y de huesos, y los calambres. Eso se le curó. Entonces dedujimos que no tiene fibromialgia, porque no se cura. En todo ese tiempo bajó 20 kilos, está demacrada. Ahora se detuvo el proceso, está tratándose con acupuntura y está más animada, mejorando poquito a poco. Y dejó de tomar ese medicamento para la epilepsia de un día para el otro, sin saber que se hace en forma paulatina, porque es peligroso: hay que sacarlo a lo largo de años.
-¿Funciona la acupuntura?
- Sí. Cuando fuimos al acupunturista, que además es médico, me dijo que ese medicamento no se puede dejar de tomar así nomas. Me explicó también que la dosis que le daban era altísima, que no correspondía, que no tenía fibromialgia, o sea que la diagnosticaron y la medicaron mal. Además, en dos años, tuvo tres operaciones con tres anestesias, más antibióticos y analgésicos y todo ese combo le quemó la cabeza. También fuimos a un neurocirujano de PAMI y, con una resonancia magnética, nos dijo que no hay derrames ni tumores pero sí hay unas manchitas negras que pueden ser producto de los años. Le recetó un antidepresivo y algo para poder dormir, y quedamos en verlo en un mes. Empezó a tomar el antidepresivo pero a los tres días se lo saqué porque caminaba de noche como una zombie, con delirios. El acupunturista me recomendó volver a darle la droga esa de la epilepsia pero en una dosis menor a la que le habían recetado, porque tenía abstinencia que provocaba pequeños paros cerebrales. Ahora, entonces, está declarada una enfermedad cognitiva.
-¿Y qué se recomienda?
- Hay que desintoxicarla de a poco, y con la acupuntura y una medicación homeopática la vamos a ir nivelando. Toma vitaminas A y E, está comiendo bien y está haciendo rehabilitación porque no tiene musculatura.
-¿Qué dicen los médicos?
-Tenía que volver en un mes al neurocirujano pero frente a lo que pasó, pusimos todo en manos del abogado Juan Manuel Dragani. La última vez que vi a la médica de cabecera me dijo: "Mirá, Chino, anda preparándote porque esto no tiene retorno, es una enfermedad cognitiva grave que avanza rápidamente". Pero Cami está animada, consciente, empezando a leer, hay avances y tiene unas ganas tremendas de vivir, de subir al escenario otra vez. Por otra parte, el neurocirujano no me puso un panorama tan grave sino que me dijo que íbamos a ir viendo, poco a poco. Yo sumé todo eso, le puse un freno y pedí ayuda.
-Además de ir a un abogado, recibiste ayuda de algunos actores, entre ellos de Mirtha Legrand, ¿no?
-La señora Mirtha nos dio una ayuda grande que nos permitirá mudarnos a Mar del Plata. Y otras personas están ayudando. Lo primero que tenemos que hacer es salir de acá, porque no tenemos agua.
-¿Cuándo se mudan?
-De acá a un mes. Nos vamos a 20 kilómetros de Mar del Plata, a una casa que es de una sobrina mía, donde no tenemos que pagar alquiler y podemos quedarnos el tiempo que necesitemos. Ya tenemos el dinero y solo falta organizarnos, mudar nuestras mascotas, nuestros libros, nuestras cosas. Camila va a estar contenida y yo voy a poder trabajar con alguna movida de tango, como para ganar un mango. Camila tiene que hacerse algunas sesiones más de acupuntura y mientras tanto yo empecé a embalar lo que nos quedó. Y también estoy haciendo un carro para el coche, para mudar a nuestros animales.
- ¡Qué duro también para vos!
- Son momentos muy duros. Hace 32 años que estamos juntos y nunca voy a abandonarla. Solamente queremos estar bien, volver a trabajar. Tenemos escrito un guion de cine de una película de dos personajes, para Cami y otra actriz, y yo iba a dirigirla. Tenemos también una comedia disparatada que íbamos a hacer los dos. Y tengo un show de tango, El desgarro, que además tiene bailarines y personajes. Y Los maestros es nuestro espectáculo de poesía y tangos. Hemos trabajado mucho, nos apasiona lo que hacemos. Yo puedo cantar a la gorra o por una plata fija. Cantar es mi pasión. Tuve el gusto de cantar "Tinta roja" en El buzón, un bar de Caballito, con Susana Rinaldi. Queríamos hacer un streaming con Cami, pero pasó todo esto. Solamente espero que se mejore y poder vivir tranquilos.
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