El Marginal 5: cuatro personajes secundarios que adquieren roles fundamentales de cara al final
Este miércoles, Netflix estrena los últimos seis episodios que definen la historia de Pastor, Diosito y Borges; quiénes estarán de regreso para desencadenar nuevos conflictos y atar los cabos sueltos en la historia
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“Sigue la tensión en los alrededores del establecimiento penitenciario de Puente Viejo, donde en la jornada de ayer se produjo una escalada de hechos de violencia y una espectacular fuga parcialmente frustrada por la policía”. La quinta y última temporada de El Marginal, una de las series de habla hispana más exitosas de los últimos tiempos, arranca con el reporte informativo de la radio. Mientras el locutor da una noticia de policiales más, los muros de Puente Viejo dividen el destino de Pastor y el Diosito luego de la huida. Uno quedó adentro, el otro afuera.
La cuarta temporada de la historia termina con un gran despliegue de las fuerzas de seguridad que logran atrapar al expolicía Miguel “Pastor” Palacios (Juan Minujín) pero no puede con Juan Pablo Borges (Nicolás Furtado) pese al operativo de rastrillaje. El primero pasa un año solo, confinado y coqueteando con la locura. El segundo disfruta de la libertad y ejerce el raterismo. Tres años después, Diosito regresa para saldar deudas personales y pendientes, pero termina adentro, mientras que Pastor, con Ema muerta y lejos de su hijo, habla en la radio del penal del infierno de ser presidiario en un sistema penitenciario que no busca redención sino todo lo contrario, una historia, la propia, que hizo también libro.
En Puente Viejo, en cambio, todo sigue igual: las disputas por el poder continúan siendo moneda corriente de una realidad teñida de violencia, corrupción, sangre y poder. Cambian los nombres, las bandas, pero la lógica es siempre la misma. Esta vez, Borges (Claudio Rissi) y James (Daniel Pacheco) de un lado y César (Abel Ayala) junto a la Sub21 del otro, se aproximan a un ajuste de cuentas bestial. Bardo (Ariel Staltari), solo luego la muerte de Coco y toda su banda, agiganta su figura y busca convertirse en protagonista. Incluso Sergio Antín (Gerardo Romano) logra volver con toda su inmoralidad, su revulsiva prepotencia, sus insultos y su delincuencia impune a la dirección de la cárcel.
Regresos y momentos claves de la temporada final
(ALERTA: esta nota podría contener spoilers)
Si hay dos aspectos que definen el último tramo de El Marginal más que los motines y el inframundo carcelario son algunos regresos, la importancia en la trama de varios personajes secundarios y la profundidad de las historias personales de los protagonistas. Mientras el relato se mueve en torno a la relación de padre e hijo de Borges y Diosito -la culpa y la debacle del primero por una golpiza más un cuerpo vencido y un secreto descubierto que pone al segundo en un lugar de mucha más sensibilidad- y el intento de Pastor de recuperar a su hijo -lo único que le queda-, las historias mínimas de algunos presos rearman el mapa de poder. Por eso, repasamos cuatro historias secundarias centrales para entender el final de El Marginal.
*Un ángel para Pastor
Lejos de la adolescente secuestrada de la primera temporada, Luna Lunati (Maite Lanata) regresa sobre el final de la serie para intentar devolverle a Pastor algo de lo que él hizo por ella. Los años pasaron. Atrás quedó aquel triste episodio que marcó su vida: la banda de Borges la tuvo en cautiverio dentro de San Onofre para “apretar” a su padre, un corrupto juez de la Nación. Quien la liberó fue Pastor, un policía que entra a la cárcel infiltrado como un preso más y logra encontrar y liberar a la adolescente.
Ahora Luna es abogada. Su historia personal la pone nuevamente dentro del penal, hasta donde va para intentar ayudar a Pastor a sacar a Lucas, su hijo, del instituto de menores al que fue derivado luego del asesinato de Emma. Luna se convierte, aunque Miguel se resista, en una aliada fundamental y en su nexo con el mundo exterior, aunque todavía no sabe que ese hombre también es la persona que terminó con la vida de su padre.
*Juan Pablo segundo
En la segunda temporada, Diosito sufre por amor. La Mecha (Joaqui Lerena), su novia de toda la vida, desaparece de un día para el otro, y si bien tanto Borges como su mujer, Gladys (Ana Garibaldi), le hacen creer que ella lo dejó, lo cierto es que el propio Marito la mandó a matar a sangre fría luego de enterarse que la chica los delató y los mandó de nuevo a la cárcel.
“Yo te voy a ayudar a olvidar a La Mecha”, le dice La Kari (Cumelén Sanz) a Diosito durante una visita higiénica una temporada después, en una de las más recordadas escenas de sexo de la serie. A Karina la “consigue” también Gladys para intentar despejar el dolor de Diosito. Y si bien la relación parece fugaz, el nombre de la joven vuelve con fuerza en la temporada final.
Solo, en libertad y aburrido, Diosito intenta contactar de nuevo a La Kari. Luego de rebotar varias veces, recibe un mensaje alentador: “Te espero en mi departamento”. A Diosito lo recibe una amiga de la joven, que le cuenta que desapareció hace mucho tiempo pero que le dejó algo para cuidar: a Juan Pablo, un nene de cinco años que es un calco del delincuente.
*Una estampita para la Sub21
La cuarta temporada retoma en tiempo cronológico los hechos del final de la primera: luego del incendio de San Onofre, la banda de los Borges es reubicada en Puente Viejo. Pastor, quien escapó de las llamas junto a Emma, es capturado luego de una persecución policial, a donde llega al mismo tiempo que Brian (Ignacio Quesada), un joven de 20 años. Pastor se convierte en el protector del adolescente, un joven amante del tango y la literatura que consigue un lugar en la biblioteca del penal. Con acceso pleno a los planos de Puente Viejo, terminan planeando juntos un nuevo intento de fuga.
Con el plan trazado y memorizado a la perfección, Brian desiste del escape a último momento. Pastor se fuga con Diosito y el joven elige quedarse, cumplir su pena y esperar una lícita salida a la libertad. Con los años -en la quinta temporada-, gracias a su calidez, su carisma y su disposición a ayudar a quien lo necesite, se vuelve una persona querida en la cárcel, en especial por Pastor y el grupo de César (Abel Ayala), líder de la Sub21. Pero algo siempre sale mal en el submundo de los presos, y su figura se convierte en el blanco de un ajuste de cuentas, lo que desata una suerte de batalla final por el poder.
*La ira, un pecado capital
La cuarta temporada y Puente Viejo llegan a El Marginal con una nueva banda delictiva cómplice del poder de turno -en este caso de Benito Galván (Rodolfo Ranni), director de la institución- que busca mantener todo su poder dentro del sistema carcelario. Coco (Luis Luque) y sus laderos buscan sostener el liderazgo del lugar pese a la llegada de los Borges. Pero los enemigos también están en su círculo íntimo.
Bardo (Ariel Staltari) es el yerno de Coco. Sin embargo, su gran amor está del lado de adentro de las rejas: Osmar, uno de los guardias del penal. A Bardo no le importa nada. Todo lo que quiere es blanquear su relación: “Si te da la nafta para amarme, te tiene que dar la nafta para poner el pecho. Cuando uno ama de verdad, se la juega por el otro, aunque te vaya la vida”, le dice a Osmar. Todo se derrumba cuando Coco se entera y su gran amor muere en una espectacular crucifixión sobre el canto del primer piso del pabellón que da al patio interno, a la vista de todos.
Lo que quedaba de cordura en el cuerpo de Bardo ya no está, y con la excusa de proteger a Pastor, se convierte en el fusible del final de la banda de Coco: el mismo lo asesina con cada centímetro de su cuerpo. El dolor, en la quinta temporada, pasa factura, y todo para Bardo es ira, venganza y violencia.
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