La futura reina de Holanda y la Presidenta se dieron cita hoy en el Vaticano para presenciar la asunción del Papa
El dress code del Vaticano no deja de ser de los más estrictos del mundo. Aunque ha cambiando con el paso del tiempo y fue Juan Pablo II el que flexibilizo de alguna manera el protocolo vaticano.
En un inicio el protocolo vaticano indicaba que los hombres debían vestir frac para estar frente al Papa. En la década de los 80s se permitió a los caballeros acudir a una audiencia Papal vestidos de traje oscuro -negro, azul marino o gris Oxford- y corbata a tono.
En cambio en cuanto a las mujeres los códigos siguen siendo casi los mismos, vestidos en color negro, no escotados, de manga larga cubriendo los brazos, con falda por debajo de la rodilla, debiendo cubrir la cabeza con una mantilla negra. No es bien visto que el taco de los zapatos sea alto, que usen accesorios llamativos y el exceso de maquillaje. Es mejor la sencillez que lo recargado. Nunca esta demás las frase "menos es mas".
Solo las reinas católicas y las consortes de los monarcas católicos pueden vestir de blanco, esto se puede deber tanto a manera de agradecimiento a las casas reales que fueron fieles a la iglesia católica cuando todos los reinos se convirtieron en protestantes, como agradecimiento a la reina "Isabel la Católica" por su predica de la religión. Actualmente, las únicas mujeres que tienen el "Privilegio de Blanco" o "Privilege du blanc" son: la reina de España, a las de los belgas (a las dos: Fabiola y Paola) y a la gran duquesa de Luxemburgo, que ahora mismo es la cubana María Teresa Mestre Batista. No se les concede este derecho ni a la princesa de Mónaco ni a María de Liechtenstein.
A pesar de este protocolo preciso, ha habido mujeres que lo han incumplido. Por ejemplo Cherie Blair, la esposa del ex primer ministro del Reino Unido, Anthony Blair, en 2006, que causó un gran debate cuando usó un vestido blanco en su visita al papa Benedicto XVI.
En la asunción del papa Francisco, entre las 132 delegaciones extranjeras se encontraba la presidenta Cristina Kirchner y la princesa Máxima de Holanda, las que no desentonaron.
La Presidenta lució un vestido años 50s de brocato negro con detalles en terciopelo del mismo tono, entallado en la parte superior abriéndose en una falda plato por debajo de las rodillas. Lo acompañó con un sobrio sombrero como lo hizo en la asunción de Joseph A. Ratzinger, donde llevó uno un tanto más llamativo. También fue una de las únicas que lució unos discretos aros. Su maquillaje fue más sobrio que el cotidiano pero sin renunciar a su estilo.
Por su parte, la princesa y futura reina de Holanda, Máxima, considerada una de las más elegantes de la realeza europea, optó por un look más sobrio y tradicional. Vistió un vestido de líneas simples, cuello a la base, manga larga, de silueta rectangular el cual entalló con un cinto que casi se perdía en su atuendo para destacar su cintura. Lo acompañó con una mantilla negra cumpliendo estrictamente con el protocolo. Su imagen fue muy fresca y natural con su cabello apenas arreglado y un maquillaje parco. Siendo fiel a su estilo joven con su toque personal.
Sin duda nuestras dos exponentes cada una con su impronta estuvieron acorde y la altura del protocolar e histórico evento, que el propio papa Francisco se ocupó de acercar a los fieles rompiendo con viejas tradiciones con la sencillez de sus formas.
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