El gran cambio de Natalia Franzoni: de notera a las terapias holísticas y de un método propio de yoga a “su” Lollapalooza
De chica tuvo psoriasis e hizo un trabajo tan intenso que hace más de dos décadas que no sufre brotes; sintió que su rol en televisión no la conformaba y decidió ganarse la vida con su otra pasión, el yoga
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Hace algunos años llegó a la televisión y se ganó a todos a pura simpatía y frescura. Tuvo su propio programa en el Canal de la Música, Glam & Music, durante algunos años fue parte de Desayuno americano, por América TV y estuvo en NET, Nunca es tarde, por Fox Sports.
Por entonces la conocimos como Natalia Franzoni, pero hoy es Naty Franz: artista, instructora de yoga y creadora de su propio método, que une varias terapias holísticas. En diálogo con LA NACION, habla de las muchas transformaciones en su vida, de cómo pudo superar la infelicidad que vivió durante su infancia, de su vida en pareja con el exjugador de fútbol y periodista deportivo, Mariano Juan, y del descubrimiento de su verdadero propósito: enseñarle a la gente a vivir según sus sueños.
“Si bien me inicié en la televisión siempre supe que era por otro fin. De chica tenía el sueño de ser actriz, conductora, modelo. Sin embargo, cada vez que llegaba a la tele, al desfile o a una nota en una revista, sentía un vacío enorme. No era lo que me llenaba. Sentía que mi propósito era otra cosa, pero nunca me imaginé este desenlace. Siempre hubo cambios en mi vida para ser mejor, superar mis miedos, mis inseguridades, mis limitaciones y mis creencias. Y con cada transformación personal iba logrando algo en mi trabajo. El mensaje era tan claro...”, reflexiona Naty sobre su propia historia.
-¿Cómo cumpliste ese primer deseo de llegar a la tele?
-Lo primero que hice en tele fue mi propio programa. Yo me autocontraté (ríe). Durante diez años hice castings y nunca llegaba a nada porque siempre quedaba la amiga de..., la que salía con... Y un día me dije: ‘qué hago esperando que alguien me cumpla el sueño, me tengo que contratar yo’. Fui a un casting, eligieron a la sobrina de no sé quién y sentí una gran frustración. Le pregunté a la productora cuánto salía hacer un programa y qué se necesitaba. ‘Tengo que hacerlo yo’, pensé. Me ayudaron a patentarlo, a crearlo y así nació Glam & Music, que estuvo al aire durante cinco años en el Canal de la Música. Y me puse de conductora porque quería mostrar mi parte histriónica. Cada vez que iba a hacer una nota con mi cubo fucsia en el micrófono, todos me miraban y se preguntaban de dónde había salido, porque era una estrella, pero no me conocía nadie.
-Y lograste tu objetivo, porque te hiciste notar...
-Sí, me hice notar y después trabajé con casi todos los que entrevisté: Verónica Lozano y Leo Montero, Mariano Peluffo, Germán Paoloski, Marley, Pamela David. Me jugué esas cartas e invertí todo.
-¿Tenías un ahorro o pediste un préstamo?
-Trabajo desde que tengo 15 años y tenía un ahorro, pero logré tener pautas. Fui a la calle Avellaneda, en Flores, y conseguí publicidades de las marcas de la zona, fui a los boliches que me contrataban para desfilar y armé fiestas para juntar plata. Conseguí el doble de la plata que necesitaba en menos de un mes y medio. Glam & Music duró 5 años, le fue muy bien. Conseguí una casa divina en Nordelta y grabábamos ahí, todos vinieron de onda con la promesa de que, si nos iba bien, los contrataba y así fue. Me sentía Susana Giménez. Después de esa experiencia, la primera que me llamó fue Pamela David, para Desayuno americano. Me propuso ser notera y le dije que no porque no soy filosa y no quería hablar de los demás. Lo mío es la alegría. Y ella me dijo: ‘Voy a hacer que no escuché nada y te espero mañana en el canal’. Fui para decirle que no y me pidió que fuera al móvil, que me mostrara como soy y que me luciera. Me dio una posibilidad enorme y tanta libertad que terminé haciendo gimnasia en los móviles, y me abrió la puerta para lo que hago hoy. Después armé mi propia cápsula en un canal de cable, hice un programa de viaje, estuve con Paoloski en NET. Era el sueño cumplido. La pasaba muy bien, pero sentía que había llegado a un techo y necesitaba otra cosa más relacionada con lo mío, las terapias holísticas. Para ese entonces las redes empezaron a funcionar y fui de las primeras en mostrarme como yo quería en Instagram, a pesar de mis dudas y mis miedos.
-¿Mientras estabas en las redes te formabas en terapias holísticas?
-Hago yoga desde que tengo 17 años y meditación desde los 14 años. A esa edad fue mi primer cambio profundo.
-¿Qué te pasó a los 14 años?
-Me hice cargo de lo que me pasaba. De chica era súper negativa, vivía enojada, quejándome, criticando. No me gustaba mi vida, ni mi casa, ni mis relaciones. Vivía sufriendo. A los 7 años tuve mi primer brote de psoriasis y así viví hasta los 14, brotada de pies a cabeza. Eso me daba más bronca. Me criticaban mucho porque era muy flaca, porque no tenía plata... Hoy eso se llama bullying. Sufría, pero no me quedaba en el molde porque siempre tuve mucha actitud: vivía luchando. Hasta que transformé esa lucha en mi fuego y hoy me va bien en todo lo que hago. Pude transformar esa energía en algo positivo.
-¿Y cómo empezaste a cambiar tu vida?
-Descubrí que era creadora absoluta de todo. Me hice cargo de que todo lo que me pasaba era responsabilidad mía. Desde los 8 años estaba de médico en médico buscando una cura, me cambiaban medicamentos, no sabían qué tenía. Recién a los 13 me diagnosticaron psoriasis. Me fui dando cuenta de que si me peleaba con alguien me brotaba toda, y de repente se me iba. Era emocional. Solita empecé a transformar lo negativo en positivo, escribía las paredes de mi cuarto con frases, pintaba, ponía música, me miraba en el espejo y me decía cosas lindas.
-Te curaste sola...
-Si, ese verano me curé y nunca más me broté. Vivía siempre tapada porque me decían que era sarnosa, y por primera vez ese verano fui a la pileta del Club Platense en bikini. Caminaba cual Dolores Barreiro en la pasarela de Giordano, no me importaba nada. Me había pasado un año encerrada en mi casa trabajando con mi cabeza. Me bronceé y quedé manchada así que tardé un año más en ‘despintarme’ (ríe). Entonces me di cuenta de que soy poderosísima, de que tengo que trabajar para mí. Y mi vida cambió completamente. Si algo no me resuena, lo cambio.
-Primero te escondiste y después te mostraste en las pasarelas. ¡Un gran cambio!
-Tuve tres grandes transformaciones en mi vida. La primera fue a los 14, la segunda a los 19, cuando me casé con Mariano Juan, exfutbolista y actual periodista deportivo. Llevamos 16 años juntos y tenemos dos hijos, Gonzalo, de 12, y Ramiro, de 2. Yo soñé con un hombre como él, amoroso, compañero, sincero, honesto, con los mismos ideales. Y apareció. Fue un cambio de vida porque con Mariano trabajé toda mi abundancia. Me abrí a otro mundo, empecé una vida en familia porque enseguida nos mudamos juntos. Fue muy mágico. Y la tercera transformación se dio con la pérdida de un embarazo de cuatro meses y fue muy doloroso. Tuve que sanarme primero y, de alguna manera, fue como volver a mis 14 años, a escribir, a meditar. Después hice lo que realmente quería y era trabajar en los medios. Entendí que podía delegar cosas de la casa que ya no vibraban conmigo, que podía ser mamá y también estar en la tele. Fue un gran cambio, pero cuando hay amor se puede. Y todo eso me llevó hasta el lugar en el que estoy hoy.
-¿Cómo pasaste de la tele a enseñar yoga y a compartir terapias holísticas?
-Empecé a compartir a través de las redes, a decir que se animen, que rompan sus limitaciones, que sueñen. Entendí que todo lo que me pasaba era un trampolín hacia otro lugar. Hoy estoy en mi mejor momento, feliz, compartiendo todo lo que aprendí en veinte años. Tengo mi academia online con clases de yoga, seminarios, talleres, terapias holísticas, hacemos eventos. Creé mi propio método NF que une todo lo que sé sobre tapping, hoponopono, meditación, reiki, yoga, una técnica de liberación de emociones, el hachazo emocional. Estoy escribiendo mi tercer libro, hago mis canciones, canto, tengo mi propia obra de teatro. Mi método es tan funcional y práctico como yo. Hago todo a través del yoga, que es una filosofía de vida que me cambió por completo. Tenemos que saber salir de esos lugares de estancamiento, de angustia, de dolor. En mis clases también hago coaching, uso muchos mantras. Son muy hermosos. Tengo también una formación en yoga que dura diez meses y ya hay 5000 personas que dan yoga en nombre mío. En febrero comienza la sexta formación.
-¿También cantás?
-Cuando me curé del cuerpo y empecé a trabajar en los medios, me quedaba muda y no podía hablar. Un día me di cuenta que repetía todo el tiempo: ‘yo puedo hacer de todo menos cantar’. Era una limitación fuerte. Hice fonoaudiología durante cinco años y mi fonoaudióloga me dijo que escribiera sobre mi voz, porque tengo un gran caudal y soy entonada. Entonces descubrí muchos mandatos, como “cantás horrible, sos un perro cantando”. Decidí tomar clases de canto, empecé a escribir y hoy tengo seis canciones. Ahora grabamos la última con Panam. Y cuando empecé a cantar, decidí armar eventos que se llaman Animate (“Animate a quien quieras ser”). De repente me encontré con un show de una hora y media en el que todos participan y hay bandas en vivo, bailamos, cantamos, meditamos, hacemos tapping, yoga, cantamos mis canciones que ya todos se saben. Vienen familias enteras, es increíble. El próximo evento es Animate Kids, el 10 de septiembre en el Complejo Art Media (Avenida Corrientes 6271). Es un evento de cuatro horas con magos, música, patinadoras, yoga, acrobacia, espacio de lactancia, risoterapia, lugar de reciclaje, espacio de lectura, arte. Hay más de cien artistas que hacen diferentes cosas en distintos momentos. Toda la información está en mis redes (@natyfranz). Es como un Lollapalooza pero del bienestar. Como un show de los Rolling Stones. Es todo lo que soñé.
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