El género policial sube a escena con Mauro Szeta y Paulo Kablan
Luego de mirar a un lado y al otro como para cerciorarse de que nadie les sigue pisada, los periodistas Paulo Kablan y Mauro Szeta saltan de las páginas de crónicas policiales para aterrizar en la sección Espectáculos.
Colegas y amigos desde hace 25 años, los periodistas de extendida trayectoria en el género policial decidieron subirse juntos al escenario para narrar en primera persona el lado B de los crímenes más resonantes, los casos más emblemáticos del país como Nora Dalmasso, Ricardo Barreda, García Belsunce, Robledo Puch, Ángeles Rawson, los Puccio o Fraticelli. Luego de su debut en 2018 con el espectáculo Digan la verdad quién fue, el sábado 7 de noviembre presentarán la segunda temporada de ¿Hay un asesino en la sala? Historias y misterios de una mente criminal, vía streaming y bajo la dirección de Daniel Dátola.
Básicamente, ¿Hay un asesino? busca contar cuatro casos policiales reales apartándose de la mirada típica de la TV o la radio, donde habitualmente deben ceñirse a la letra fría de un expediente en un tiempo más acotado, para iluminar el detrás de escena en un lenguaje más coloquial, repasarán anécdotas, revelarán datos insólitos y los pormenores de los casos más relevantes de la historia criminal reciente.
A su vez, el espectador podrá jugar a ser un detective en tiempo real a través de un chat para resolver algunos acertijos y descubrir un quinto caso a partir de una serie de pistas que la dupla irá deslizando a lo largo del show.
"La idea es generar una intimidad, como cuando nosotros nos juntamos con nuestros amigos a comer un asado y nos preguntan por tal caso o tal otro, y que la gente participe de nuestras charlas", resume Szeta.
Se conocieron trabajando en la prensa gráfica, luego fueron compañeros en C5N y hoy trabajan juntos en Telefe. En el medio hicieron el programa Relatos criminales, que se emitió el último año por la pantalla de ese mismo canal.
-¿Cómo se les ocurrió subirse juntos a un escenario?
MS: -Hace tres años nos llamó Daniel Dátola y nos dijo: ‘los quiero invitar al teatro’. Nosotros pensamos que nos iba a dar entradas para una obra, y nos blanqueó que su intención era llevar los policiales al teatro. Le explicamos que somos periodistas y no actores. Pero nos respondió que no quería que seamos actores sino que podamos subirnos a un escenario, en un lenguaje mucho más coloquial que el de la tele, más informal, donde podamos contar historias, no desde la fría letra del expediente sino de los datos curiosos: el lado B del anecdotario’.
PK: -Trabajamos mucho con el juego de la investigación por fuera de los casos conocidos. A partir de ahí exploramos el lado B sobre cómo se investigó. Pero además, hay toda una trama -y ahí aparece Daniel-, la del día a día de dos periodistas en una redacción, desde donde surgen las anécdotas hasta la invitación al público a participar de la investigación de ese quinto caso.
-¿Qué nuevos casos incorporaron esta nueva temporada?
MS: -En este espectáculo, en particular, tenemos un gran tramo dedicado a los femicidios y a la violencia machista.
PK: -Para los que somos periodistas de policiales, es un tema que nos ha generado una responsabilidad aún mayor. Nuestra generación empezó escribiendo en los diarios que un femicidio (aún no existía la palabra) era un homicidio pasional. A nosotros nos enseñaron a cambiar hasta el léxico. Por eso sentimos la responsabilidad de ser muy claros, precisos, e incitar a que la gente participe, a que se denuncie, se ayude, porque si no es una pandemia que no para de crecer.
MS: -También vamos a incorporar un caso de conmoción nacional que merece la atención: el asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell. Qué significa matar en patota. Qué significa matar, a mi criterio, por odio racial. Y ahí vamos a tener un desafío de cómo narrarlo.
PK: -Lo vamos a poner porque aún no habíamos hablado del caso de Fernando en el teatro. Todavía va a ir a juicio, están todos los rugbiers presos y queremos desarrollarlo.
-¿Después de tantos años en policiales, existen rasgos que pueden identificar de una mente criminal?
PK: -Es muy difícil de detectar, muchas veces no lo ves venir al asesino. Puede ser tu vecino, puede ser alguien con quien convivís a diario y un día algo le pasó, o algo construyó en su cabeza y se transformó en un asesino. En una sociedad violenta como la nuestra, el cajero del supermercado al que voy todos los días, un muchacho maravilloso, un día salió, se enojó, tuvo un problema en el tránsito, bajo con un palo le pegó a otro y lo mató. Se transformó en un asesino. Por otro lado, el psicópata es un tipo que tiene un enorme nivel de maldad, pero simula, se mimetiza con lo que tiene alrededor, entonces es muy difícil encontrarlo.
MS: -A mí me tocó estos dos últimos años ir a las cárceles a hacer entrevistas con muchos detenidos para el noticiero de Telefe. Y vas conociendo mentalidades diferentes. Siempre me interesó saber qué lo llevó a un tipo a cometer su primer robo, su primer homicidio, hay como una traza ahí muy particular de cada mirada.
-¿Cuánto influye la mediatización de los casos en su resolución?
MS: -Acá no hay que generalizar. Creo que la corte es mucho más presionable a fallar en un caso como el de los jueces, que está en discusión ahora, que en un policial ordinario, donde me parece que influyen muy poco. Ni les importa, lo cual habla bien de ellos, así como hay otros que miran todo el tiempo. Yo valoro mucho al funcionario judicial que falla en contra de la tribuna y detesto a los que tribunean para quedar bien con la población, porque los corre la presión.
PK: -Depende del funcionario, depende del juez, depende del tribunal. Hay una Justicia seria que investiga más allá de la presión, y está la otra justicia que Mauro define correctamente como tribunera que va siguiendo lo que sale en los diarios. Eso le hace muy mal a la justicia. Desconozco cuál es la proporción, pero ocurre.
-¿En policiales, la realidad supera la ficción o la ficción supera la realidad?
PK: -Es tan impactante la realidad que muchas veces termina siendo el guión de la ficción. De hecho, el éxito de la crónica policial está directamente relacionado con el incremento que se ha dado en los últimos años en la utilización de casos policiales reales como base de guiones para series. Eso surge de los mismos expedientes policiales.
-¿Cuáles son sus referentes del periodismo policial en la Argentina?
MS: -Yo me crié en la escuela de Enrique Sdrech, en El Trece. Enrique no era un periodista de escritorio, se comió un balazo cubriendo un hecho en Villa Pineral.
PK: -Nuestra generación se crió mirando las crónicas policiales del turco Sdrech, todos queríamos ser como él. Un tipo que estaba en la calle y en el estudio con la misma intensidad. Yendo para atrás, cualquiera de los grandes escritores del siglo XX de la República Argentina tuvo su paso por las crónicas policiales, desde Roberto Arlt hasta un Osvaldo Soriano contando la historia de Robledo Puch. Uno siempre está releyendo esas cosas, copiándoles frases que nos hagan un poquito menos peores.
-¿Cómo es el proceso de la investigación cuando les llega un caso?
MS: -Soy muy escéptico. Creo que el periodismo no investiga nada y no resuelve nada. Hay un mito alrededor de esta idea de que el periodista investiga y resuelve un caso, llega a la verdad. En general, si no tenés un tipo que te abra el expediente para ver una causa, no llegás a ningún lado. El resto se llaman operaciones, carpetazos. Cuando viene algo medio revoleado por el aire, muy armadito, nosotros le desconfiamos, lo tiramos a la basura. En general el periodista se nutre de las fuentes que son un fiscal, el juez, la policía, la familia de la víctima, la del imputado, y con eso construís una noticia que tenga cinco fuentes por lo menos, pero la idea de que el periodista investiga y resuelve caso para mi es falsa. Después nuestra habilidad está en ver qué leés, que interpretás.
PK: -La información siempre te llega con interés. La óptica que tenemos que tener es escuchar todas esas fuentes con sentido común, esa es la base de la investigación. Pero el periodismo policial que te dice que investiga te está mintiendo. En definitiva, terminamos contando expedientes.
-¿De qué manera el confinamiento modificó la criminalidad?
MS: -Hay números oficiales que plantean los dos escenarios que se dieron. Cuando se aplicó el confinamiento más estricto, a partir de marzo, hubo una baja del delito, y en la medida que se volvió a la normalidad, y la economía y la vida cotidiana se empezaron a liberar, comenzó a equipararse con los niveles de actividad tradicionales. Lo que sí ha marcado un incremento en la agenda es la violencia machista, con las mujeres encerradas con el victimario sin poder salir.
PK: -Sí, se dio esa bajante circunstancial y, luego, regresó a los números de siempre. Y si a esto ahora le sumas una crisis, obviamente, en cada crisis los índices delictivos suben, y eso es lo que puede llegar a ocurrir. Los delincuentes son los que viven al lado, entonces cuando dijeron que había que encerrarse también se encerraron, y cuando abrieron la puerta también salieron a laburar. Salieron a afanar. Siempre lo mismo.
PARA AGENDAR
¿Hay un asesino en la sala? Historias y misterios de una mente criminal. Con Paulo Kablan y Mauro Szeta. Dirección: Daniel Dátola. Sábado 7 de noviembre, a las 21.30 (habrá otra fecha el 7 de diciembre). En venta por ticketek.com.ar. Entradas, 550 pesos.
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