El fin del tabú en Hollywood: la salud mental de las estrellas ya no se oculta bajo la alfombra roja
Hace pocos días la actriz Ruby Barker, conocida por la serie Bridgerton, se animó a hablar de sus problemas emocionales como antes lo habían hecho Camila Cabello, Emma Stone y Selena Gomez, entre otros
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“Hace mucho tiempo que no estoy bien y quería ser honesta con todo el mundo. La estoy pasando mal. Ahora estoy en el hospital pero pronto me darán el alta y espero continuar con mi vida. Voy a tomarme un pequeño descanso y quiero alentar a otros a que si están sufriendo, por favor háganse un favor: hagan una pausa. No sean tan duros consigo mismos”. A través de un video compartido en Instagram, la actriz británica Ruby Barker, conocida por la serie Bridgerton, en la que interpreta a Marina Thompson, el amor imposible de Colin Bridgerton y ocasional obstáculo de Penelope Featherington, reveló que sufre de una enfermedad mental y, de paso quebró el pacto de silencio que rige en Hollywood hace décadas. Barker no es la primera pero sí la más reciente artista reconocida en descorrer el telón para ayudar a otros que puedan estar padeciendo lo que ella y que no tienen la plataforma que el éxito le prestó, al menos por un rato.
Desde su creación, la industria audiovisual no solo exportó películas, televisión y música al resto del mundo sino que también promovió la fantasía de un estilo de vida a conseguir. Los ricos, famosos y exitosos artistas que llegaban a la cima sonreían para las cámaras, hablaban en las revistas de sueños cumplidos y felicidad plena y básicamente se transformaban en inalcanzables modelos a seguir. Detrás del glamour y las mansiones, de los dorados Oscar, Emmy y Grammy siempre hubo un lado oscuro, una cara oculta mucho menos brillante y excepcional. Una realidad llena de problemas de salud mental escondidos bajo la alfombra roja. Claro que si el afán de ocultar las dificultades emocionales de las estrellas tenía sentido en un tiempo en que los estudios controlaban todos los detalles de sus vidas y los medios solo conseguían acceso a través de ellos ahora, en gran medida gracias a las redes sociales, ese pacto de silencio ya no tiene validez.
Una de sus últimas víctimas, Britney Spears, sometida a la voluntad de sus representantes y humillada por los medios más interesados en la foto del escándalo que en conocer sus raíces, tuvo que pelear en los tribunales y a la vista de todos para romper el vicioso círculo y detrás de ella, gracias a ella, otros reconocidos artistas tomaron las riendas de su propia historia que, ahora se animan a contar, incluye padecimientos psicológicos diversos y muy difíciles de sobrellevar.
Entre ellos está Camila Cabello, la cantante norteamericana de familia cubana que lleva unos cuantos años hablando de su trastorno obsesivo compulsivo y el modo en que afecta su vida diaria pero que durante la promoción de su más reciente disco, Familia, dedicó gran parte de su tiempo a profundizar sobre el tema. “Hubo un momento en que sentía tal ansiedad que pensaba: “No creo que pueda ir al estudio. No creo que pueda trabajar”. La única manera que tengo para poder hacer mi trabajo todos los días es siendo honesta conmigo misma”, explicó Cabello en una entrevista con la revista Rolling Stone. Allí también contó que antes de la pandemia estaba experimentando síntomas del síndrome de burnout. “Venía trabajando sin parar desde los quince años. Si a eso le sumas mis problemas de salud mental, la ansiedad, los tóxicos niveles de estrés…Ni siquiera tuve una crisis porque no me detuve pero en un momento me di cuenta de que necesitaba ayuda, mucha terapia”, recordó la cantante que el sábado protagonizó el show de apertura de la final de la Champions League en París.
Relatos tan sinceros y despojados de vanidad como los de Cabello siguen siendo una rareza en el mundo del espectáculo, pero son cada vez más frecuentes. Y ya no equivalen al final de la carrera de quien se anima a realizarlos. Así, hace un par de años Selena Gomez contó que sufría de ansiedad y depresión y que hubo un tiempo que necesitó ingresar en una clínica para tratarlos.
“Creo que nos sentimos mejor cuando decimos la verdad, así que esta es mi verdad: el año pasado estaba sufriendo mucho mental y emocionalmente. No podía mantener la sonrisa ni llevar mi vida normal”, contó Gomez en 2019 cuando recibió el premio McLean, que reconoce a quienes difunden temas de salud mental. “Siento que compartir que sentí los efectos de la depresión y la ansiedad es lo correcto pero no es fácil. Tuve miedo de ser malinterpretada y juzgada”, explicó la actriz y cantante en aquel momento exponiendo una realidad que muchos de sus colegas experimentan.
Aunque en algunos casos, sea justamente debido a esas dificultades que comenzó su camino en la vida artística. Así lo contaba hace unos años Emma Stone en una entrevista con la revista Rolling Stone. “Cuando tenía alrededor de siete años estaba convencida de que mi casa se estaba incendiando, lo sentía. No era una alucinación sino una sensación de ahogo en el pecho, no podía respirar, sentía que el mundo se iba a terminar. Tenía ataques como ese cada tanto pero la ansiedad era constante al punto de que no podía ir a la casa de mis amigos y apenas lograba salir de casa para ir al colegio”, recordó la ganadora del Oscar en un reportaje en 2016 en el que también explicó que lo que la ayudó fue la terapia y empezar a actuar desde muy chica.
“Comencé a tomar clases de teatro haciendo improvisaciones y sketches de comedia. Cuando haces improvisación tenés que estar presente en el momento y eso para mí es la antítesis de la ansiedad”, contó Stone, una de las artistas más exitosas de su generación, un grupo que ya no está dispuesto a fingir para las cámaras. La misma determinación tomó hace un par de años el músico J. Balvin. “Soy como cualquier ser humano. Soy frágil y vulnerable, probablemente mucho más que todos ustedes”, decía el artista colombiano en noviembre de 2020 a través de sus redes para anunciar que se tomaría un descanso de la vida pública debido a la ansiedad y depresión que estaba atravesando. En el mismo mensaje Balvin prometía que “la tormenta pasaría” y que pronto volvería a ser el de antes “haciendo chistes con todos ustedes”. Una expresión de deseo que pudo hacer realidad un tiempo después gracias a que se sumó al cada vez más numeroso grupo de artistas que eligen hacer públicas sus dificultades con la salud mental para mostrar que lo que se oculta detrás del glamour y la exposición puede ser igual a lo que sienten quienes lo miran desde el otro lado de la pantalla.
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