El Festival de Cine de Mar del Plata 2022 arrancó con homenajes a Leonardo Favio y Cecilia Roth
La musa del director fallecido hace 10 años lo recordó con emotivas palabras, al tiempo que la actriz de Todo sobre mi madre recibió el premio a la trayectoria
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La imagen gigante de Leonardo Favio ocupa por completo el escenario del Cine Teatro Auditorium, sala que albergó la apertura de la 37° edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Debajo, la emoción de Cecilia Roth y Graciela Borges fundidas en un abrazo que no quería terminar. La postal fue casual, pero sintetizó la emoción más genuina que puede brindar el cine, no ya desde su ficción sino desde el sentimiento desnudo de aquellos que le dan vida.
Si ese abrazo, esas lágrimas, se contagiaron a la platea no fue solamente por los nombres y la historia de quienes formaron parte. También se apoderó de cada espectador la sensación de que lo peor había pasado. Aquellas ediciones virtuales, o la del 2021 a media máquina, en idéntico espacio pero con barbijos y “distanciamiento social, preventivo y obligatorio” parecían un mal recuerdo. Porque, aunque todavía no fue declarado el fin de la pandemia, la comunión que solo se encuentra en una sala de cine volvió en su plenitud, y con el festival de cine más importante de América Latina como marco.
Esta nueva edición de la muestra que comenzó este jueves, y continuará hasta el 13 de este mes, condensa lo más destacado del cine mundial en 500 funciones y más de 180 películas. Y gira en torno a la figura de Favio, cuando se cumplen diez años de su fallecimiento.
En relación a este homenaje, que promete dominar cada jornada de la muestra, el sábado 5 se proyectará la película Juan Moreira (1973) en el Cine Auditorium, mientras que el Teatro Colón será el espacio para recuperar con entrada gratuita y en 35 mm. otras dos obras imprescindibles: El dependiente (1969) y Nazareno Cruz y el lobo (1975). También se realizará en el Museo MAR un recital que recorrerá lo más destacado de su producción musical.
Graciela Borges, musa del director mendocino, recibió la primera ovación de pie de la noche cuando se apoderó del escenario para recordar a su compañero y amigo: “Es difícil hablar cuando una no sabía que iba a hablar, además yo nunca preparo nada porque trato de hablar desde lo mejor de mi corazón -comenzó mientras seguían los aplausos-. Es verdad que estoy un poco cansada, pero a veces me pregunto: ‘¿por qué digo que no quiero volver a hacer cine?’ He recibido tanta amorosidad de tantos amigos con los que he filmado. Pero sobre todo de mi adorado Favio. Hizo un cine tan cautivador, tan puro. Con esa cámara que indultaba a cualquier persona. Por más siniestra u oscura que fuera, él siempre la veía con amor. Por eso me emociono, y me da tanta alegría que vengan acá para decir: qué viva el cine”. Y una nueva ovación, que desde la platea acompañaron Florencia Torrente, Victoria Onetto, Martín Piroyansky, Willy Lemos y Alejandra Darín, entre otros de los muchos artistas que se sumaron a esta nueva edición del festival.
Inmediatamente después de que Luciana Jury (sobrina de Favio) demostrara su enorme talento en un segmento musical que recorrió varias de las composiciones del artista homenajeado, Fernando Juan Lima (presidente del festival) y Pablo Conde (director artístico) cambiaron el clima con una simpático, inesperado y descontracturado ida y vuelta sobre las virtudes de la programación. Lo que dio pie al segundo gran momento de la noche: la entrega de un premio a la trayectoria para Cecilia Roth.
Luego de un ajustado segmento de imágenes que resumió una carrera inabarcable, la actriz recibió el galardón con un aplauso cerrado y, micrófono mediante, intentó articular en palabras el cúmulo de emociones que la atravesaban: “Me pasa algo parecido a lo que de Graciela: tampoco pienso nunca lo que voy a decir. Porque me imagino que al momento de subir a este lugar, y hablar frente a los ojos de la gente que está delante mío, la sensación de angustia, de desmayo, se me va a pasar y voy a poder decir aunque sea una frase que me interprete, que se parezca a algo de lo que soy. Estoy muy emocionada, por lo que vi y por toda esta gente que está aquí, y que ama al cine y a la vida. Como creemos en la vida, creemos en el cine, esta ficción maravillosa que es más verdad que la verdad. Me emociona tanto haber visto a Favio, a Luciana cantando, a Graciela hablando, siento que en este momento lo único que puedo decir es ‘gracias’. Gracias por estar aquí, gracias por haberme dado este lugar… Violeta Parra lo dijo mucho mejor que yo: Gracias a la vida”.
A continuación fue el turno de una sucesión de discursos entusiastas y laudatorios del vicepresidente en ejercicio de la Presidencia del INCAA, Nicolás Batlle; la presidenta del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, Florencia Saintout; la directora ejecutiva del ANSES, Fernanda Raverta; y el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, entre otros.
Cuando el fervor comenzó a decaer, tanto arriba como abajo del escenario, Gabriela Radice, conductora de la ceremonia, anunció que era momento de correr el telón, y comenzó Sin aliento (1960), la película de Jean-Luc Godard que ofició de cierre de la noche; o mejor dicho, de puntapié inicial para diez días de celebración al cine. Como sintetizó alguna vez el mismísimo Favio en una frase que recaló en cada uno de los presentes, el inicio de una jornada de: “Pasión, poesía y memoria”.
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