El drama de la actriz Mirta Wons luego de varias intervenciones: dolorida y con muletas para caminar
Mirta Wons está atravesando un momento complejo. Prudente, la actriz evita dar nombres, por ahora, pero sí quizás a modo catártico y para alertar a otros, contó en las redes sociales las dificultades por las que está atravesando desde el mes de marzo en el que se sometió a una intervención de rodillas. "No menciono a la prepaga, ni a la clínica que pertenece a esa prepaga; ni al médico que me operó mal. Es un descargo público, no un enjuiciamiento. Tampoco hablo de mala praxis porque no soy médica. No me meto con eso. Pero sí debo decir que se trata de un tema muy delicado y puedo contar mi experiencia. Además, me interesa mucho hablar de la conducta de la prepaga", dice algo recluida en su casa de Villa Santa Rita, con todas las imposibilidades lógicas de alguien que hoy debe desplazarse ayudada por muletas.
Un drama de cinco meses
"El médico me operó el 29 de marzo pasado, con un método muy sencillo. Me hizo una artroscopía. No es una operación, es un procedimiento quirúrgico ambulatorio, con sedación, que te permite, a las tres horas, irte a tu casa", explica Wons. Así sucedió. Pero, con el correr de las horas, algunas alertas comenzaron a incomodar el normal período posterior a la intervención. "A la semana de haberme sacado los puntos noté un dolor más intenso que el que tenía antes de operarme. Me extrañó porque, hace cuatro años, ya me había operado la rodilla izquierda y la recuperación fue espectacular: a la semana estaba haciendo ejercicios con el kinesiólogo y jamás tuve que utilizar muletas. Así que, con ese antecedente, esta vez noté algo diferente. Rengueaba, tenía dolor, empeoraba. Luego de muchas veces de ir a lo de este médico, y no tener una respuesta clara, finalmente me dijo: "No sé lo que tenés". Salí volando de ahí. Huí despavorida. Tal era la situación, que ya no podía apoyar el pie porque tenía un dolor lacerante. Así que comencé a buscar otro profesional".
El calvario de Wons siguió durante semanas enteras en las que la renguera era solo la exteriorización de algo interno que no funcionaba bien: "Finalmente di con otro médico. Pero, en el mientras tanto, me desperté una madrugada sin sentir la pierna, al punto tal de caerme. Me pegué un susto bárbaro, pensé que era un ACV. Llamé a la ambulancia, me inyectaron y superé el suceso". Lo que para la actriz y cantante era un ACV, para los médicos fue diagnosticado como un inconveniente de columna por la deformación postural provocada por los dolores en la rodilla. "Un especialista de columna me indicó hacer un bloqueo de las vértebras lumbares, un proceso sencillo pero que también requiere riesgo quirúrgico. El cardiólogo del prequirúrgico se reía: «Otra vez acá», me decía. Me hice el bloqueo, mejoró la situación, pero seguía sin resolver lo de la pierna. Hasta que finalmente me operó otro médico".
El cuerpo minado por los dolores convirtió la vida cotidiana en una pesadilla. Luego de varios estudios, el nuevo especialista le confirmó a la actriz que "había un resto de menisco que no fue sacado en la primera artroscopía. Ese resto funcionaba como una especie de púa, que era lo que yo sentía. A eso se sumó el descubrimiento de una lesión en el hueso, muy cerca del lugar donde me había operado antes".
Si bien ahora hay un diagnóstico más confiable, quizás el definitivo, lo cierto es que Mirta Wons atravesó la semana pasada una nueva operación que conlleva un postoperatorio complejo: "Tengo que utilizar muletas por tres meses, porque debo sacarle peso a la rodilla. Puedo apoyar la pierna, pero no la puedo exigir con el peso. Y ahora también hay que tratar la lesión nueva que apareció. Ya pasé por todos los estados: lloré, putee y me reí. Pero mi energía está puesta en la recuperación de la rodilla".
Aunque todo indica que la actriz está en un franco proceso de recuperación, la vida cotidiana es bien compleja para Wons: "Tengo algunos dolores y dificultad para hacer mi vida normal. Vivo arriba de los taxis pagando fortunas porque no me puedo subir a un colectivo. Y voy a hacer las compras con mi mochila en la espalda porque no puedo cargar una bolsa. Todo se supera. Lo que más me dolió fue la actitud de la prepaga. Al mes de operarme por primera vez y ver cómo actuaba el médico, elevé la queja. A los dos meses consulté qué había pasado y me dijeron que la denuncia estaba en Control de Calidad. En las últimas horas, luego de cinco meses, me llamaron de Auditoría. Veremos. No tengo abogados, lo hago a título personal. Entiendo que las cosas hay que hacerlas lentamente y no desde un ánimo conflictivo. Pero si algún día doy nombres, lo haré protegida por los letrados", concluye la actriz que, debido a la buena voluntad de los productores, pudo rodar dos ficciones: Sí y solo sí, que se verá en Televisión por la Inclusión en la Televisión Pública y Trump History.
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