El director de Leyendas de pasión vs. Brad Pitt: gritos, peleas, sillazos y un resultado insatisfactorio
El cineasta Edward Zwick publica un libro en el que recuerda el salvaje rodaje de la película que ganó un Oscar en 1995 y su poca química con el actor, a quien describe como alguien que “parece tranquilo, pero puede ser volátil cuando está irritado”
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Tom Cruise fue el primer candidato para interpretar a Tristán Ludlow en Leyendas de pasión. “Tom Cruise era el sueño de cualquier director. Como iba a aprender en los años siguientes, eso es totalmente cierto”, asegura el director de la película, Edward Zwick, en un extracto de su nuevo libro, Éxitos, fracasos y otras ilusiones: mis cuarenta y tantos años en Hollywood, publicado esta semana en Vanity Fair. Ambos se reunieron, encajaron a la perfección y se volvieron a encontrar unas semanas después porque el actor tenía algunas dudas sobre el guion. “Me preguntó sobre la ética de Tristán, a lo que respondí que esencialmente no tenía ninguna, y que eso era el corazón del personaje. Fue entonces cuando me di cuenta de que nunca haría la película”, recuerda el cineasta, que volvió a coincidir con Cruise diez años después cuando dirigió El último samurái. Finalmente, el intérprete rechazó ser Tristán y el director empezó a imaginárselo encarnado por Brad Pitt. “Sentarme con él en mi oficina solo confirmó lo que me suponía. No basta con que una estrella de cine sea linda (...) Y no es solo la forma en que la luz y la sombra juegan con la estructura ósea de alguien. Es algo innombrable detrás de sus ojos que sugiere una fascinante vida interior, ya sea que la tenga o no, que de alguna manera emana de la persona”, describe el director.
A diferencia de Cruise, Pitt “tenía una pasión genuina por el guion y una fuerte atracción por el personaje”. Pero también, al contrario de lo que pasó con el actor de Misión Imposible, Pitt no congenió con el realizador. “Días antes del rodaje, hicimos una lectura de mesa. Dada la dependencia del guion de la narración y las imágenes, no funcionó muy bien en la estéril sala de conferencias. Pude ver la creciente incomodidad de Brad a medida que avanzaba. Horas después, su agente llamó al estudio para decir que Brad quería renunciar”, relata Zwick. El productor, Marshall Herskovitz, se encargó de convencerlo de que se quedara, pero, para el director, ese fue el primer augurio de “los resortes más profundos de emoción que se agitaban en Brad”.
El cineasta asegura que el intérprete, ahora de 60 años, “parece tranquilo, pero puede ser volátil cuando está irritado” y señala que “se ponía nervioso cada vez que estaba a punto de filmar una escena que requería que mostrara una profunda emoción”. La tensión fue creciendo entre el actor y el director y ambos llegaron a protagonizar alguna que otra pelea, según rememora en el libro. “Una tarde comencé a darle instrucciones en voz alta frente al equipo (una provocación estúpida y vergonzosa) y Brad me respondió, también en voz alta, diciéndome que retrocediera”, empieza explicando Zwick. “No sé quién gritó primero, quién maldijo o quién tiró la primera silla. ¿Yo, tal vez? Pero cuando levantamos la vista, el equipo había desaparecido. Y esta no fue la última vez en que sucedió algo así. Con el tiempo, el equipo se acostumbró a nuestras peleas, se alejaba y nos dejaba solos”, reconoce Zwick a punto de cumplirse tres décadas desde el rodaje, aunque también aclara que, “después de cada explosión”, también había una reconciliación.
Pitt ha sido acusado de comportamiento volátil y agresivo por su exmujer, la actriz Angelina Jolie. Empezaron a salir en 2005 y se casaron en 2014, pero se vieron envueltos en una de las batallas legales más mediáticas de Hollywood después de su separación, en agosto de 2016. Fue entonces cuando salió a la luz un supuesto altercado mientras la pareja viajaba en un vuelo privado con sus hijos, tras lo que Angelina llegó a afirmar que Brad “estranguló” a uno de los niños y “golpeó” a otro en la cara, dejándola a ella y a los niños sintiéndose como “rehenes” y atemorizados bajo una manta durante horas hasta que aterrizaron. Después de una larga investigación, el FBI absolvió al actor de todas las acusaciones de abuso infantil. Su representante calificó el relato de Jolie como “completamente falso” y luego emitió una declaración a CNN que decía: “La historia de Angelina continúa evolucionando cada vez que la cuenta. Brad ha aceptado la responsabilidad por lo que hizo, pero no por las cosas que no hizo”.
En lo que respecta a Pitt como trabajador, Zwick considera que, “a veces, no importa cuán experimentado o sensible seas como director, las cosas simplemente no funcionan”. Describe al actor como “una persona franca y directa, divertida y capaz de una gran alegría”. “Pensás que el actor te está confrontando mientras que él te encuentra dictatorial. Algunos actores tienen problemas con la autoridad, pero otros tantos directores se ven amenazados cuando actores inteligentes hacen preguntas desafiantes que revelan su falta de preparación. Ambos tienen razón y ambos están equivocados”, confiesa en su libro.
Cuando el rodaje llegó a su fin y Zwick compartió el resultado con el intérprete de El club de la pelea o Troya, este no quedó satisfecho porque “sentía que habían minimizado la locura de su personaje”. Al parecer, se debe a que el director decidió prescindir de una escena en la que Tristán está delirando de fiebre y está gritando mientras las olas lo golpean. “Disculpas, Brad”, dice el director casi 30 años después del estreno de la película. Tampoco le gustó ser nombrado como “el hombre más sexy del año” por la revista People en 1995 coincidiendo con el estreno del film, algo por lo que el cineasta no se atribuye ni el mérito ni la culpa. Brad Pitt, que volvió a ser designado el hombre más sexy en 2000, es una de las pocas personas que han recibido este título dos veces, junto a George Clooney y Johnny Depp.
Leyendas de pasión, que cuenta la historia de tres hermanos y su padre que viven en las llanuras de Montana a principios del siglo XX, estuvo nominada a tres premios Oscar en 1995 y se alzó con uno de ellos, el de mejor fotografía. “Meses más tarde, cuando el estudio me pidió que hiciera el comentario del director, le pregunté si Brad haría uno. Dijeron que lo estaba considerando. Llamé a Brad y le sugerí que hiciéramos el comentario juntos. Decidimos cenar primero. Después, fumamos un porro y hablamos durante horas. Estábamos tan drogados que apenas llegamos a la sesión de grabación. Si escuchás con atención, podés escucharnos reír”, admite Zwick. Luego, cada uno caminó hacia su auto: “Nos abrazamos. Fue un lindo momento. Nunca hemos vuelto a trabajar juntos”.
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