El día en que Julieta Ortega salvó a Ana Paula Dutil de una situación extrema: “Había decidido morir”
La modelo habló a corazón abierto sobre el difícil momento que atravesó a causa de un severo cuadro de depresión que enfrentó al regresar a la Argentina y cómo pudo salir adelante
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Tras atravesar un momento de quiebre en su vida, Ana Paula Dutil decidió, con valentía, revelar detalles de su ardua lucha contra la depresión. Su mensaje sirve como inspiración para quienes atraviesen problemas similares de salud mental, como un ejemplo de que es posible sobreponerse cuando hay decisión, contención profesional y la persona se deja ayudar por el entorno.
Con un desgarrador relato, la modelo recordó el día en que tocó fondo, una jornada en la que su amiga y excuñada Julieta Ortega, tuvo un rol fundamental. Ocurrió hace unos dos años. “Me despierto con los gritos de Julieta intentando derribar la puerta de mi casa junto con la policía. No entendía qué estaba pasando. Estaba consciente, pero mi cuerpo no respondía, incluso mi lengua estaba paralizada. Me era imposible decir una palabra. En cuanto pude conectar con la realidad, me acordé que la noche anterior había decidido morir, intenté suicidarme. Ya no quería vivir”, relató Dutil en un nuevo episodio del programa de streaming Las cosas que no salieron como querías, disponible en YouTube por el canal Blender, un ciclo producido por Las pibas dicen, un grupo que la modelo -expareja de Emanuel Ortega- creó junto a Rosario y Julieta Ortega, Andrea Rincón y la ilustradora Fernanda Cohen.
En este espacio, el grupo de amigas comparte sus puntos de vista acerca de sus vivencias personales. En este caso, Ana Paula Dutil centró el debate entorno a la depresión. “Mi cerebro no estaba funcionando bien, le faltaban químicos, pero me crucé con una médica psiquiátrica que logró saber lo que necesitaba. No es fácil medicar la depresión. De hecho, conmigo tardaron mucho tiempo en darle en la tecla. Es una enfermedad que llegué a sentir en mis venas; me quitó la voluntad, la empatía, la creatividad, el deseo, y lo más terrible, las ganas de vivir”, contó con lágrimas en los ojos. Y agregó: “Hoy que sé todo esto, voy atenta, pero disfrutando la vida. Uno quiere ser cuidadoso más que nada por sus hijos, porque hay una herida que va a estar toda la vida. La depresión, que terminó con esta decisión mía de morir, es difícil de entender para quien no la padeció”.
Rosario Ortega recordó que la modelo “odiaba” que la gente le dijera: “‘pero, Anita, si tenés tus hijos, una vida increíble, sos hermosa’”. Y opinó: “Son cosas que uno dice desde un lugar muy inocente pero que no ayudan en nada porque lo que estás pasando no es un momento de angustia o tristeza sino un cuadro de depresión, químico y algo no trabajado”.
Su hermana Julieta también contó que el círculo de amigas de Dutil se mantuvo “cerca, haciendo todo lo posible para que ella estuviera mejor, pero nada bastaba”. Ante la frustración, la actriz pensaba: “Hubo un momento en que dije: ‘que haga lo que quiera’. Me acuerdo que caminaba por Buenos Aires y se le caían las lágrimas y me decía: ‘cómo me entristece Buenos Aires’. Al año, después de la medicación, el tratamiento, la psiquiatra, nada, porque ahora no toma nada y está mucho más contenta que todas nosotras, me acuerdo que por las mismas calles la escuché decir: ‘¡Qué linda que es Buenos Aires!’. Hay que dar en la tecla con la medicación”.
Andrea Rincón entiende que el problema de su amiga tenía sus raíces en los cambios de vida que estaba experimentando. “Hablo con conocimiento porque tuve tres internaciones psiquiátricas, me diagnosticaron una depresión profunda desde los cuatro años y tuve muchos intentos de suicidio. No es que a ella la deprimía Buenos Aires, venía de mudarse de Miami… ¿Qué implicaba Buenos Aires para vos? Separarse, un divorcio, un desarraigo, lo que pasa es que hay que saber escuchar a la persona. Hay algo que estaba diciendo”, consideró.
Dutil aclaró que en ese momento, “lo único que quería era dormir”, que la dejaran “en paz”, “apagar todo”. Y reconoció: “Es verdad que me mudé, una mudanza internacional, me separé de una relación de 20 años, era mucho, pero mi depresión venía de antes. Con todo este cambio de golpe; hace dos años, cumplí 50 años internada. Y creo que todo lo que pasó lo acentuó y se hizo una depresión muy profunda”.
Julieta Ortega recordó lo frustrante que resultó para ella ver a su amiga en ese estado. “Vivís en alerta. Yo me levantaba a la mañana para llamar a Ana Paula y ver que estaba. La mañana en la que la encuentro, la encuentro porque yo me levanto, la llamo, no atiende. Me empezó a latir fuerte el corazón. Tenía un almuerzo con amigos, fui, no le dije nada a nadie pero estaba todo el tiempo mirando el teléfono: ¿por qué no contesta? Hasta que llamé a mi hermano y le dije: ‘Ana Paula no contesta, hay que ir’”.
Al llegar a la vivienda, tuvieron que tirar la puerta abajo para poder ingresar. Dutil había trabado por dentro para que nadie entrara. Sobre ese momento de desesperación, Julieta, que estaba en el mismo edificio, relató: “Llamamos a la policía, a los bomberos, y cuando estaban por abrir la puerta, yo le dije a mi hermano: ‘Yo me voy, yo no puedo ver esto’, pero apenas llegué a mi casa, me llamó y me dijo: ‘Vení’, y ahí dije ´está viva´. Si no era así el panorama yo no lo quería ver. Estuve tocándole horas la puerta. Cuando mi hermano me llama, estaba en la cama y decía, casi sin abrir los ojos, ‘váyanse, quédense tranquilos’. Le dijimos: ‘De acá no se va nadie. Te vas a ir a internar”.
El camino continuó con una internación que no funcionó, una temporada sin demasiadas mejoras e internaciones ambulatorias que no daban fruto. “Estuve mucho tiempo en la cama, no me levantaba, viste la gente que lleva tiempo internada y se le hace en el pelo un nudo porque no me bañaba además. Mis hijos menores me sentaron los dos en el baño, en el inodoro, y me cortaron el nudo; yo lloraba. Horrible. Después de mucha terapia familiar, les pedí disculpas. Uno me dijo: ‘¿Cómo nos ibas a dejar’?”, contó la modelo.
“El pensamiento de ella era: ‘siento que necesito sacarles esta carga, siento que les hago un favor’. Entonces la distorsión es tal, también en los que no éramos tus hijos. Yo pensaba: ‘No me puede faltar Ana Paula”, compartió Julieta con lágrimas en los ojos.
Para Rincón, en ese momento “te ahoga el dolor”, en lo que estuvo de acuerdo Dutil: “Es así. Creo que me salvó la familia, los amigos, los hijos, el trabajo, en un momento haber escuchado a los que te quieren, que te decían: ‘andá a caminar, hacé ejercicio, hacé esto’. Pero yo no hacía la tarea. Yo no tenía ganas de nada, ni siquiera sentía enojo”. Y agregó: “Mis pensamientos eran muy oscuros, todos malos pensamientos. Lo que yo hacía era tomar alcohol, dormir todo el día; tomaba alcohol y dormía todo el día para callar la cabeza”.
Su depresión venía de años pero la situación empeoró cuando regresó a Buenos Aires, tras su separación de Emanuel Ortega, con quien comparte dos hijos y una historia de amor de dos décadas. “Me mudé, encontrarme en una casa distinta... Yo viví diez años afuera, venir a la Argentina, cuando a mis dos hijos más chicos les costó un montón porque hicieron todo el colegio allá, la mudanza internacional, llegaban las cajas y no las abría, porque eran todos recuerdos”, reveló. “También el modo en que te separaste y todo lo que te sucedió”, acotó Rincón.
En su camino para recuperarse, Dutil pasó por Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos hasta que un amigo le habló de una psiquiatra. “Fui y esa mujer me cambió la medicación, y es como si hubiera hecho alquimia”. Además Sebastián Ortega le dio trabajo. “Me dijo: ‘Anita, ¿te animás a decorar mi casa?”, y la modelo, que se dedica al diseño de interiores, aceptó.
“Hoy está mejor que todas nosotras, y sin ningún tipo de medicación”, celebraron sus amigas. Y ella concluyó: “Pensé que no había luz y hay luz, se puede salir, estoy más feliz que nunca, veo el cielo, antes miraba para abajo, veo esos diferentes cielos que tiene Buenos Aires. Hacé todo lo que te digan porque salís”, expresó emocionada.
Rincón: “Yo me cortaba los brazos; me ayudaron distintas terapias”
En este episodio Rincón también se refirió a sus propias experiencias con la depresión. La actriz consideró que el desequilibrio químico tiene que ver con la historia personal de vida y con cómo la persona puede lidiar con ello.
“Lo digo ahora después de mucho recorrido: te dan medicación y te la sacan, creo que son momentos en que tenés puesta la mirada en todo lo oscuro, en todo lo que no tenés”, mencionó. Además reveló detalles de sus momentos más difíciles. “Yo me cortaba los brazos. Tuve tres internaciones por voluntad propia. Ya había probado todo, me entregué. Tuve que pedir ayuda porque sino me ahogaba, todo empieza por uno. A partir de las internaciones hice mucho tratamiento, uno ambulatorio y otro que incluía mindfulness y un montón de cosas, durante años. Desde los cuatro años hasta casi los 30 me corté los brazos, de hecho tengo cicatrices. En los cursos te enseñaban a hacer terapia de hielos, mucha gente se corta los brazos, cuando vos tenés un dolor emocional muy fuerte generás un dolor físico para salir de ese dolor emocional, apretás hielos y te empiezan a doler las manos, vas al dolor físico de las manos pero no te quedan cicatrices y no corrés el riesgo de cortarte las venas”, compartió.
Hablando de los trastornos límites de la personalidad, Rincón explicó que hay un químico que no segrega su cerebro “que hace que las emociones que en las personas frenan a un 60 por ciento”, en ella “puedan seguir hasta un 90″.
“Algo importante cuando estás en un estado de depresión, TLP o ansiedad, que es lo que me pasa a mí también”, sumó Rosario Ortega, “es escuchar a gente que le pasa lo mismo porque en el momento en que te pasa sentís que te está pasando nada más que a vos, te da vergüenza”, dijo. Y finalizó con un agradecimiento dirigido a Dutil: “Gracias por compartir esto que es muy íntimo, es como un regalo para mucha gente”.
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