El delicado momento que atraviesa Amanda Bynes, tras salir de un centro psiquiátrico: “triste y aislada”
La exestrella infantil se encuentra muy sola lidiando con su difícil presente; está siguiendo un tratamiento médico y recibe atención terapéutica
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Después de su ingreso en un centro psiquiátrico en marzo pasado y su posterior alta, Amanda Bynes está atravesando un delicado momento personal no sólo porque no cuenta con mucho apoyo emocional sino porque su futuro profesional es incierto.
Luego de que la encontraran deambulando por las calles del centro de Los Ángeles sin ropa y en un alarmante estado, la actriz de 37 años fue internada en una clínica, en donde la estabilizaron y el mes pasado le dieron el alta para que pudiera volver a su casa. Desde entonces ha mantenido un bajo perfil y ha continuado con un tratamiento ambulatorio con medicación y con atención terapéutica.
Según informó el medio TMZ, Bynes se encuentra en un estado emocional delicado equilibrando sus problemas médicos con sus planes a futuro, lo que la ha llevado a sentirse “triste y aislada”.
La publicación señala, además, que la actriz de Hairspray y Se dice de mí no cuenta con mucho apoyo para atravesar su difícil presente e indica que tampoco estaría mostrando motivaciones para encarar nuevos proyectos como los vinculados al diseño de moda o los tratamientos de belleza de uñas, actividades que le habían generado interés en el último tiempo.
Según fuentes cercanas a la actriz, ella ha estado comunicándose con sus hermanos y con sus padres luego de su internación, pero hay un tema en que su familia habría expresado gran preocupación: la posibilidad de que Bynes retome su relación con su expareja, Paul Michael, quien consideran que no favorece a su recuperación. “La familia de Amanda quiere que se aleje de Paul y se concentre en sí misma”, expresaron.
Bynes estaría viviendo sola en su casa como lo hacía antes de su hospitalización manteniendo gran parte de la independencia que ganó, tras recuperar su autonomía después de nueve años bajo la tutela de sus padres.
Preocupación y fin del tutelaje
La última internación de la actriz se produjo en marzo cuando fue vista caminando sin rumbo por la ciudad de Los Ángeles. Según informó TMZ, Bynes paró a un conductor y le explicó que acababa de tener un brote psicótico y llamó por sus propios medios al servicio de emergencias médicas para informar de la situación. La intérprete fue conducida a una comisaría cercana y recibió asistencia por parte de un equipo especializado en salud mental que determinó ponerla bajo la tutela de un hospital psiquiátrico a través de un procedimiento conocido como el código 5051, que permite a médicos especializados en salud mental, policías e incluso familiares internar temporalmente a personas que constituyan un peligro para sí mismos o para otros. Este procedimiento suele durar 72 horas, pero puede prolongarse hasta estabilizar a un paciente, en este caso fueron tres semanas.
La actriz nacida en California ha atravesado una difícil transición de estrella juvenil a figura adulta sin proyectos por delante. Bynes comenzó a trabajar en la industria del cine y la televisión a los siete años, y con el tiempo se convirtió en una de las caras más conocidas de las comedias románticas adolescentes gracias a sus papeles en Lo que una chica quiere (2003), donde compartía cartel con Colin Firth, o Una chica en apuros (2006), una versión libre de Noche de reyes, junto a Channing Tatum.
Tras una etapa en pleno ascenso, la actriz comenzó a aparecer en los titulares por noticias que nada tenían que ver con su faceta artística: primero por ser arrestada por posesión ilegal de drogas y luego numerosos problemas por conducir bajo los efectos de estupefacientes la llevaron a los tribunales en pocos meses. Esos hechos, sumados a las imágenes en las que prendía fuego a un pantalón en la entrada de su casa o en las que se afeitaba su popular melena rubia, confirmaban de una forma demasiado pública que algo estaba ocurriendo en la vida de la joven intérprete.
Bynes pasó por varios centros de rehabilitación e instituciones de salud mental y, desde 2013, sus padres tuvieron su custodia legal. En 2022, siguiendo los pasos de Britney Spears, Bynes solicitó el fin de la tutela de sus padres, que le fue concedido por un juez que determinó que “ya no era necesaria”. El fin del tutelaje volvía a otorgarle el manejo de su vida personal y de su fortuna, que se estima en torno a los seis millones de dólares.
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