Era un secreto a voces: Tomás Costantini (36) daría el "sí, quiero" el 21 de septiembre. Sería la segunda vez que pasaría por el Registro Civil [hace once años se casó con la ex modelo Lorena Ceriscioli, de quien se separó un año después], pero poco se sabía de su enamorada. Es que, para su entorno, desde que el hijo de Eduardo y Teresa Costantini conoció, cuatro años atrás, a Micaela Dalla Libera (26), cambiaron los objetivos de su vida. Enfocado en formar una familia junto a la hija del ex futbolista Mariano "Loco" Dalla Libera, tras el nacimiento de su hijo Santino (1) le propuso casamiento. Y decidieron que no había mejor manera de celebrar su amor que con la llegada de la primavera.
Así es que, ya con la libreta roja en mano, al día siguiente, el 22 de septiembre, hicieron una gran fiesta para trescientos invitados. El escenario elegido fue la espectacular casa que el papá de Tomás, fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), tiene en La Isla, en Nordelta (también creado por el empresario). Y, tras la celebración, la pareja viajó a Pinamar para descansar unos días y Mica, a pesar de su bajísimo perfil, le relató a ¡Hola! Argentina los detalles de su historia de amor con su flamante marido.
–¿Cómo se conocieron?
–Estuvimos de novios durante tres años y medio, pero nos conocemos hace cuatro. Nos cruzamos en un evento de tarde y al día siguiente, a las ocho de la mañana, Tomi ya me estaba mandando un mensaje para que tuviéramos una date. [Risas]. Esa misma semana nos vimos y no nos separamos más.
–¿Cómo vivís la exposición que Tomás tuvo en su pasado [tras una mediática separación con Ceriscioli y conflictos con Jimena Campisi, la madre de Milo, su hijo de 5 años]?
–Al principio era rarísimo salir a comer o tomar algo y que, quizás, lo reconozcan. Pero me acostumbré. Desde el minuto uno le dije que la exposición no estaba buena. Yo intento ser perfil bajo porque sé que las personas prefieren criticar y hablar por hablar. Entonces creo que de cierta forma le hice entrar en razón y darse cuenta que está bueno mantener la privacidad. A Tomi la gente lo defenestró como padre, más allá del lío que se armó con la mamá de Milo. Pero nosotros vivimos juntos y te puedo asegurar que da la vida por sus hijos. Pongo las manos en el fuego por él. La imagen que se tiene de Tomi en los medios no tiene nada que ver con la real. Y justamente por eso no está bueno exponerse; en este país no se ponen contentos por el otro, todo lo contrario, te juzgan sin siquiera saber cómo son las cosas.
–Volviendo al casamiento, ¿hubo propuesta formal?
–Sí. Hace cuatro meses, estábamos desarmando las valijas después de llegar de un viaje y me mostró el anillo. Ahí me preguntó si me quería casar con él.
–¿Cómo fue el proceso de organización de la boda?
–En un principio estuve yo atrás de todo, pero a medida que fue pasando el tiempo, Tomi se fue involucrando. Tuve la ayuda de Dolores Andrés, la wedding planner que hizo que todo sea extremadamente relajado para nosotros y que lleguemos súper tranquilos a ese día. Fueron trescientos invitados e intentamos que fuera lo más cerrado posible, sólo amigos íntimos y familiares cercanos.
–¿Hubo ceremonia?
–Sí, me pareció lo más lindo de todo. Roly, el primo de Tomi, fue el maestro de ceremonias. "El respeto, amor y confianza son las cosas más importantes en una pareja", fue lo que remarcó todo el tiempo. Me emocioné bastante, sobre todo cuando hablaron Teresa, Eduardo, papá y mi hermana. Nos dedicaron unas palabras tan lindas... ¡Nos lloramos todo!
–¿Los acompañaron Milo y Santino durante la fiesta?
–Sí, claro. Estuvieron ahí. Milo entró a la ceremonia con los anillos, junto con Teo y Lucio, sus primos [hijos de Eduardito Costantini y Delfina Braun].
–¿Cómo fue la fiesta? ¿Hubo sorpresas?
–Todo fue espectacular, estábamos eufóricos. Creo que como estábamos rodeados de gente tan cercana fue todo especial. Había muy buena energía y nosotros buscamos que se sintieran relajados. Para comer, pusimos foodtrucks que estaban abiertos toda la noche, por lo que cada uno podía cenar o bailar cuando quisiera. ¡Y hubo sorpresa! Con Tomi nos enganchamos a full con la serie de Luis Miguel. Así descubrí el fanatismo de él por el cantante, se sabía todos los temas. Con la wedding planner nos pareció genial contratar al doble… y fue un boom.
–¿A qué hora empezó y a qué hora terminó?
–La ceremonia arranco a las seis de la tarde y terminó a las cuatro de la mañana. ¡Fueron once horas!
–¿Habrá luna de miel?
–En noviembre. Estamos decidiendo el lugar todavía. Santino es chiquito, no lo queremos dejar más de una semana. Seguro será en algún lugar del Caribe, cerca de Miami, donde Santino se pueda quedar con mis viejos y que cualquier cosa, estemos cerca.
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