La actriz de la tira 1-5/18 regresó a la Argentina para ponerse al frente del ciclo de citas ¿De qué signo sos?, que debuta hoy, a las 14.30
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Brilló en la tira 1-5-18, volvió a su Paraguay natal pero un llamado de Adrián Suar invitándola a conducir ¿De qué signo sos?, la empujó a desafiarse y regresó por un tiempo a nuestro país. Este lunes 13 de febrero, a las 14.30, Lali González estrena este ciclo de eltrece que pretende unir almas gemelas que todavía no han encontrado el amor. En una charla con LA NACION, la actriz paraguaya habló de este especial proyecto, del desarraigo y lo que le provoca vivir en Buenos Aires con su pequeña hija Rafaela, pero lejos de su marido, Walter Riveros, productor musical y empresario gastronómico. Habla también de amor, de sus inicios en el mundo del espectáculo y de su otra vocación: el Derecho.
-A propósito, ¿de qué signo sos?
-Soy de capricornio, una cabra, y muy fuerte.
-¿Ascendente?
-Eso ya no lo sé porque es una materia pendiente que tengo con la carta astral. Yo llego hasta los signos, el tema del ascendente y las lunas lo descubrí más a fondo ahora, en el programa. La astrología se estudia mucho en la Argentina, pero no tanto en Paraguay. Nací un 27 de diciembre, en medio de Navidad y Año Nuevo, lo que fue durísimo en mi infancia porque en los ‘90 la gente se acordaba de tu cumpleaños gracias a su buena memoria y te llamaba al teléfono de línea de tu casa. Yo esperaba horas a que me llamaran, frente al teléfono y los regalos eran tres en uno. Excepto mi mamá, que me regalaba en Navidad, cumpleaños y Reyes Magos porque le dije que estaba prohibido que fuera de otra forma. A los 5 años me di cuenta que mi cumpleaños coincidía con esas fechas y lo aclaré.
-Estuviste viviendo en Buenos Aires unos meses para grabar la tira 1-5-18, ¿te enamoraste de la Argentina y te quedaste?
-No, en plena pandemia yo estaba en Asunción haciendo un unipersonal que tengo desde hace muchos años. Fue un momento muy difícil porque los que estamos en la industria del entretenimiento sufrimos muchísimo no poder trabajar. Hasta pensé en volver a ejercer el Derecho porque soy abogada. No olvidemos que había mucha incertidumbre y miedo, no sabíamos qué iba a pasar. Fue entonces cuando me llamaron de Polka para ser parte de la tira y me vine a vivir a Buenos Aires. Fue duro también porque no podían visitarme y yo tampoco podía salir porque las fronteras estaban cerradas. Vine con mi hija y mi marido iba y venía. Cuando terminó la novela volví a Paraguay y fui parte de un reality show de talento que se llamaba Rojo. Trabajé un año en el prime time de un canal importante de Paraguay, pero la tele tiene un ritmo que requiere mucho tiempo y le dije a mi marido que iba a dejarla porque estaba agotada. Además estaba filmando una película y produciendo el unipersonal que escribí y dirigí. Era un ritmo que no podía seguir. Estaba cansada y pensaba abandonar la televisión por un tiempo.
-Y cuando estabas por abandonar llegó este programa...
-Exacto, cuando le dije eso a mi marido, me llamó Adrián Suar, y por un momento pensé que podía ofrecerme hacer un papel de villana en una tira, pero me dijo que era para un programa de televisión. Entonces creí que era para ser panelista o jurado. Me dijo que quería que fuera la conductora oficial y me asustó.
-¿Por qué?
-Siempre dije que no iba a conducir un programa de televisión porque cuando fui coconductora de dos magazines matutinos, me di cuenta de la responsabilidad que uno tiene al no estar interpretando un personaje y ser una misma. Me da miedo. Pensé que no iba a poder y ese miedo me impulsó a un desafío personal, más allá del profesional. Es un reto que me pone la vida, porque también soy mamá y me toca criar a una nena de 3 años, las dos solas en este país, y mi marido y mi familia van y vienen y me ayudan muchísimo, pero estamos solas.
-Y aceptaste...
-Me mudé con mucho miedo porque hay un momento en la vida en el que dejás de pensar en tu crecimiento profesional y es cuando sos mamá. Todo lo demás pasa a segundo plano. Tenía miedo porque Rafaela entiende y cuando le pregunté me dijo: “Vamos”. Y ya aquí le volví a preguntar si era feliz o quería volver a Paraguay y me dijo: “Soy feliz acá”. Entonces me di cuenta que el problema era yo, que el miedo era mío y ese fue el motor para animarme al desafío que me ofrece un canal tan grande. Lo que no entendía es por qué habiendo conductoras tan buenas aquí me llamaban a mí y se lo pregunté a Adrián. Le dije que no creía estar preparada para esto, que no iba a hacer lo que me decían, sino que yo iba a ser yo misma.
-¿Cuál fue la respuesta de Suar?
-Me dijo que quería que fuera yo porque confía en mí, que hay algo sobre el amor y el humor que notó cuando interpreté a Rita en la 1-5-18. Y Rita tiene mucho de mí. El papel que hago no es el de una conductora sino que soy yo. Estoy viviendo un momento de libertad creativa con un equipo estupendo que me hace sentir segura y fuerte. Es mucha responsabilidad ser capitana de un barco en el que hay doce figuras, cinco participantes y un equipo de casi 40 personas. Soy muy exigente conmigo misma así que cuando me llegó la propuesta empecé a investigar, pero de niña yo ya veía a Roberto Galán así que esta propuesta me remontó a momentos gratos de mi infancia cuando veía ¿Yo me quiero casar y usted? con mi abuela viuda. Me parecía un programa espectacular y no nos lo perdíamos en ninguna siesta. Pensé que las cosas pasan por algo, que el crecimiento siempre aporta a las experiencias y conocer buena gente hace bien. Creo que estoy en el lugar correcto y confío y si el amor es el tema del programa en tiempos tan hostiles y violentos, me parece que es necesario. Siempre digo que una vuelve al lugar donde fue feliz y los argentinos fueron amorosos conmigo y nunca me hicieron sentir lejos de casa.
-Hoy el mundo es muy diferente y la gente se conoce por aplicaciones, ¿por qué pensas que va a funcionar?
-Hay aplicaciones de citas para buscar el amor. La esencia del programa es la empatía con las personas que tienen ganas de estar acompañada y no tenemos por qué juzgar el lugar en que lo buscan, sea la tele o las redes. Tengo 36 años y vengo de la época en la que el amor tocaba el timbre de tu casa, te mandaba cartas, había citas a ciegas y tenías que adivinar cuál era el de la remera tal, y por teléfono su voz era linda y en persona no o al revés. Viví toda esa adrenalina y me gusta que eso venga a la televisión porque se encuentran en vivo y, de alguna manera, es reavivar algo que enfrió las redes. El amor nunca pasa de moda. Hay cuatro equipos que representan los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego, y cada uno tiene su candidato y hay un protagonista que tiene la opción de ir conociéndolos.
-De alguna manera, te sentís Roberto Galán...
-Ojalá. Con todo el respeto que se merece, me siento una cupido del amor con el agregado de los astros de los que tanto habla la gente.
-Una de las primeras preguntas cuando conocés a una persona es justamente de qué signo sos, ¿te pasó?
-Sí, claro, en Paraguay te preguntan primero tu nombre y segundo, de qué signo sos.
-¿Cómo conociste a tu marido?
-En un cumple y preguntó por mí aunque él diga que no y empezamos a salir. Me ganó su caballerosidad. Hace doce años que estamos juntos y nos casamos hace seis años.
-¿Cuál es la proyección con el programa?
-Que triunfe el amor y si eso sucede, es bueno quedarse. También pienso en mi hija y en los cambios. Sería ideal quedarme para que ella también pueda tener una estabilidad.
-También sos abogada, ¿ejerciste alguna vez?
-Sí, trabajé en el Poder Judicial durante casi diez años. Cursé las dos carreras al mismo tiempo; estudiaba Derecho por la tarde-noche, teatro los fines de semana y trabajaba en el Poder Judicial por la mañana y me recibí al mismo tiempo.
-¿No podías decidirte?
-Me gustaba el arte y el teatro, pero en ese entonces no era tan fácil entrar a ese mundo. Era una industria mucho más pequeña que ahora. Nunca quedaba en ningún casting y pensé: “Quizá es hora de dejar y capaz voy a tener que ser abogada”. Y el último casting que hice fue para la película 7 cajas (ganadora de muchos premios internacionales) y quedé. Recuerdo que mis compañeros del Poder Judicial me decían: “Quién va a hacer una película ahora, estás inventando para faltar”. Porque me dieron un permiso sin goce de sueldo durante dos meses para filmar. Pasaron dos años y la película no se estrenaba, así que quedé como la mentirosa. Me habían pedido dos años de perfil bajo para que el personaje no se asociara con nada y sea una cara desconocida para el espectador. Entonces hice teatro y giras, pero nada audiovisual. Cuando se estrenó 7 cajas, mi vida dio un giro inesperado y finalmente pude despegar y dedicarme a esta profesión que me costó, me cuesta y sé que me va a costar porque vengo de un país en el que la industria está floreciendo recién ahora. Vengo de mucha lucha y por eso valoro mi carrera.
-¿A qué cosas tuviste que renunciar para aceptar este desafío?
-En esta decisión hay renuncias y desarraigos, pero por algo la vida me pone este desafío en este momento, y vale la pena. Aceptando, dejé de ir a lo seguro. Ya tenía el colegio de mi hija, planes de trabajo, de vida, de pareja. Abandonar lo seguro es el verdadero desapego. Siento que me animo a volar. Tengo alma de soñadora y sé que el desafío está en el salto de fe, y en confiar en mí. El amor nunca puede ser algo malo.
-Te llamás Graciela Belén, ¿por qué te dicen Lali?
-Me empezaron a decir Lali en el colegio hace 23 años porque había muchas niñas llamadas Belén en mi curso. No me podía llamar Belén y quiero que me digan Graciela cuando sea una gran mujer porque es el nombre de mi mamá. Llevo el nombre de la súper estrella de este país y es muy simpático porque a veces preguntan “qué Lali”, y yo respondo: “Espósito no, porque hay una sola, yo soy Lali, la paraguaya. Admiro, respeto y quiero a Lali Espósito porque tuve la oportunidad de conocerla en persona y me parece fabulosa y muy real. Soy su fan.
-¿Qué te atrae de Buenos Aires?
-La cantidad de actividades que tiene la ciudad de la furia. Aquí solo se aburre el que quiere, hay actividades para niños, parques, teatro, cultura y amo la noche de Buenos Aires.
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