Se considera un buscavidas, vivió los años gloriosos de los ciclos de Telefe y después formó parte de diferentes proyectos hasta que la vida lo llevó a empezar de nuevo
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Fue uno de los que acompañaron a Marcelo Tinelli desde el inicio de VideoMatch, en 1990, y también fue el creador de 100% lucha, pero Eduardo Husni es mucho más que eso; es un buscavidas. Desde chiquito aprendió que lo más conveniente es tener muchas opciones y abrir diferentes puertas. Lejos de ser un fastidio, a él le resulta una solución. “No me gusta una sola cosa. Hice de todo y fui a fondo siempre. De alguna manera, viví muchas vidas”, reflexiona.
Durante una charla con LA NACIÓN, Husni repasó su vida y contó cómo fueron esos primeros años de VideoMatch, un programa de deportes que se transformó en otro bien distinto, cimentado en el humor. También recordó los tiempos en que fue dibujante y periodista y aseguró que el golf lo salvó de una depresión cuando se fue de Telefe. Hoy tiene una óptica, un estudio de fotografía y organiza catas de vino para cuatrocientas personas.
-¿Te atraen muchas cosas o hacés de todo porque no te gusta nada en especial?
-Me gustan muchas cosas y fui probando. Terminé el colegio y me gustaba ser técnico electrónico entonces hice una tecnicatura superior en electrónica y después hice la licenciatura en periodismo y comunicación. Empecé en Radio Del Pueblo en un programa que se llamaba Panorama boquense, pasé por Splendid. También pasé por un par de revistas, una muy linda que se llamaba Audio Universal y como en la adolescencia fui DJ, propuse hacer una columna sobre el tema y escribía sobre los equipos de los DJ en los boliches. Era un mundo bárbaro hasta que la revista cerró. Trabajé en Salimos, en Weekend, Todo deporte, Todo sky y ahí conocí el mundo comercial de la gráfica. Hasta que logré mi propia revista que se llamaba Hot beach, de deportes de playa, y un amigo de una agencia de publicidad con quien compartía oficina, me dijo que iba a empezar un programa de deportes en Telefe y me animó a que fuera porque seguramente no tenían estos deportes. Y así fue, debuté el primer viernes de VideoMatch, en marzo de 1990, y ahí empezó mi historia en la tele. Pero antes hice muchas otras cosas.
-¿Qué cosas?
-A los 19 años trabajaba de preceptor en mi propio colegio, el Bernardino Rivadavia, y los pibes me pedían dibujos. Había una revista que se llamaba Segunda mano y podías poner dos líneas gratis. Y puse: dibujante humorístico se ofrece; chistes muy buenos, y empezaron a llamarme, estuve en la revista Careo ilustrando notas con chistecitos, me perfeccioné y he llegado hasta llevarle trabajos a García Ferré. Hacía fotografía, tenía un laboratorio de foto blanco y negro, y también comercial. Entonces escribía la nota, hacía la foto y encima llevaba alguna publicidad y eso gustaba porque me pagaba solo (risas).
-Entonces, casi de casualidad llegaste a trabajar con Tinelli cuando él también apenas arrancaba...
-VideoMatch empezó como un programa de deportes en el que nosotros hablábamos en off, comentando videos y hablando de deportes. No iba para atrás ni para adelante entonces empezamos a producir competencias entre nosotros, como por ejemplo una carrera de botecitos con la vedette de turno, olimpíadas en algún club entre nosotros. Y nos convertimos en un grupo de amigos que hacíamos cosas divertidas. Nos hicimos amigos ahí, en la convivencia diaria, compartiendo viajes. El programa era en vivo y en un momento iba de lunes a lunes, así que pasábamos mucho tiempo juntos. Después vino Ritmo de la noche y yo viví toda la transformación del deporte al humor.
-¿Es verdad que vos propusiste hacer humor como una manera de salvar el programa?
-Un poco, sí. Primero trajeron los bloopers que cerraban cada final de bloque, gustaron y así el programa daba lugar al humor y seguimos por ese camino. Yo venía de dibujar y hacer chistes y al principio se reían de mí, pero funcionó. Un verano el canal puso al aire un programa como el nuestro, pero con chicas, que conducía Adriana Salgueiro, Arriba las gomas. Y se sumó Leo Rosenwasser a hacer humor, pero ahí había productores de humor y nosotros teníamos que hacer todo: desde escribir a grabar, editar y la utilería. Después incorporaron a Leo a VideoMatch y al poco tiempo vinieron Pablo y Pachu, Diego Korol, Fredy Villarreal y José María Listorti. Así todo lo deportivo, se derrumbó.
-¿Y vos, con qué te quedaste?
-Yo me quedé produciendo, haciendo mis propias notas y entrenaba cómicos que perfilaban, como por ejemplo a Toti Ciliberto o Miguel Ángel Rodríguez. Estuve con Tinelli desde 1990 a 1994 y después con Leo nos fuimos a América a hacer un programa que se llamaba Pin Ball y competíamos contra Susana, Nuevediario y Telenoche, tampoco tuvimos buena recepción en el canal. Fue una buena experiencia y aprendí, pero duró poco.
-¿Y después?
-Trabajé en ATC con Raúl Becerra y volví a Telefe con un Martín Fierro. Ahí me crucé con Tinelli y Villarruel y volví, hice Vale la pena, Sentí el verano hasta que me dijeron que iban a hacer el programa de lucha que siempre soñé y fue 100% lucha. Estuvimos cinco años, hicimos 200 programas, 200 shows desde La Quiaca a Ushuaia... hasta Bolivia hemos ido, dos películas, figuritas, discos, útiles escolares. Después cambió la gerencia de Telefe y se terminó un programa que funcionaba bien y era un buen negocio. Estuve un año boyando, presenté proyectos, no salió nada y finalmente me fui.
-Debe haber sido difícil salir de la tele después de tantos años...
-Muy difícil. Ahí fue que empecé a jugar al golf y me salvó de un golpe psicológico. Porque todos los días tenía muchas cosas que hacer y de pronto me quedé sin laburo. Me sirvió un montón para pensar, para ocupar horas en el día porque una partida dura cinco horas. Y aprendí ese deporte, hice el sitio de golf. Fue mi terapia.
-¿Seguís viendo a algún compañero de ese entonces?
-Veo a Osvaldo Príncipi porque de vez en cuando hacemos shows de lucha; una vez por año se hace el AGS (Argentina Game Show) y van La Masa, Villoni y la gente se vuelve loca. Y veo al Turco Naim porque hacemos muchas catas (de vinos) en su bar, que era una antigua embotelladora de corchos, así que el olor a vino volvió de nuestra mano.
-¿Y a Tinelli?
-Me lo crucé en varios Martín Fierro y en los 30 años de ShowMatch. Convivimos tanto que tengo la sensación de encontrarme con un viejo amigo. Le tengo mucho cariño, como a mis hermanos o a mis primos. Tenemos confianza aunque nos veamos poco.
-¿Qué recuerdos tenés de esos años?
-Aprendí un montón porque pasamos por todos los soportes, el VHS, el Betacam, a medida que cambiaba la tecnología. Aprendí sobre la televisión de esa época. Hoy la tele es una empresa y el productor es un administrativo más; para pedir un broche tenés que hacer un memorándum y en aquella época podías ir a utilería, agarrabas lo que necesitabas y lo devolvías después. Éramos todos amigos, ahora tenés que marcar tarjeta.
-Debés tener cientos de anécdotas...
-Siempre me acuerdo de una apertura de Ritmo de la noche en Río de Janeiro, en el carnaval. Desfilamos en una escola do samba, nos dieron disfraces, hicimos la cola y cuando nos tocó tuvimos que bailar durante quince cuadras. Todo el tiempo bailando porque sino te puteaban y te gritaban. Íbamos apretados y al mismo tiempo grabábamos todo. Cuando terminamos el productor nos dijo que había perdido los cassettes y tuvimos que gestionar con otra escola y hacer lo mismo al día siguiente. Fue muy divertido estar ahí, vivir el carnaval de Río desde adentro. Tengo la imagen de todos en el hotel, de charlas, sambando todo el tiempo en las combis.
-¿Y de 100% lucha?
-Y en 100% lucha recuerdo especialmente un día que jugaba Argentina vs. Brasil en Rosario, en donde acabábamos de llenar tres estadios de Newell’s. Invitaron a Villoni y no a La Masa, que quería ir porque había mucha competencia entre ellos. Así que le dije que avisara en la puerta que iba de parte de tal persona de Telefe y lo dejaron pasar, se encontró con Villoni y fueron a la platea en la que estaba Nalbandian, que era un ídolo en esa época. Cuando entraron La Masa y Villoni se levantó toda la platea para saludarlos, pedirles autógrafos y sacarles fotos. Lo mismo pasó en un aeropuerto en el que estaba Fito Páez rodeado de diez chicas y cuando aparecieron La Masa y Villoni salieron hasta los empleados de atrás de los mostradores y se juntó un montón de gente. Era increíble.
-Y al mirar hacia atrás, ¿qué sentís?
-Me da orgullo haber pensado en esos personajes y el éxito que tuvimos. ¡Hasta canté! En VideoMatch grabé publicidades truchas, hice 400 jingles, que grabábamos en lo de Mike Rivas. Yo tocaba el bajo y cantaba, aunque no simultáneamente porque es muy difícil, pero tenía idea de la música. Y en 100% lucha hicimos las canciones con Eduardo Frigerio y muchas las canté yo.
-¿Extrañás la tele?
-Si fuese como antes sí, la tele de ahora no me interesa. La única productora que hace tele como antes es La Flia, con Marcelo Tinelli, el Chato Prada, Fede Hoppe, que tuvieron aquella escuela.
-¿Ves los programas de Tinelli?
-Algunos años sí y otros no. El último año me gustó mucho. Fueron años hermosos los que vivimos juntos. Pude conocer a personajes como Diego Maradona. Fui a su cumpleaños en Sevilla en 1992. Habíamos ido a la Expo a hacer notas con (Gonzalo) Bonadeo y un camarógrafo, y por otro lado, fue Tinelli porque Maradona lo había invitado a su cumpleaños y a quedarse en su casa. Al final, al cumpleaños fuimos todos. En esa época su representante era (Marcos) Franchi, y jugamos al truco, Maradona y Franchi, y Tinelli y yo. Les ganamos una partida, dos, tres, la cosa se iba calentando, nos miramos con Marcelo y medio que nos pusimos de acuerdo en que a esa partida íbamos a perderla. Y así fue. Maradona era competitivo al máximo y no íbamos a levantarnos de la mesa hasta que no ganara.
-¿Te falta hacer algo?
-No. En el mundo del arte fui guionista, productor, conduje, dirigí, actué y canté. En la gráfica, escribí, saqué fotos, vendí publicidad. Hice todo lo que quise, se dio así. También hice cosas porque no me quedaba otra, como por ejemplo maquillar a Toti Ciliberto; tuve que hacerle la barba en el personaje del gallego porque había faltado la maquilladora. Compré betún, una esponja de metal y así le hice la barba. O cuando fuimos a Chicago (Estados Unidos) y Toti se olvidó la peluca para actuar y recorrí todas las casas de pelucas de Chicago para encontrar una parecida a la que usaba y después hacer la nota. Esa adrenalina es hermosa para esa edad, ahora no saldría a recorrer negocios de pelucas...
-¿Hoy a qué te dedicás?
-Cuando me fui de Telefe abrí una óptica en Belgrano. Mis suegros tenían una y yo veía que llevaban una buena vida, así que invertí, y en el mismo local tengo un estudio de fotografía. Además, vendo publicidad, laburé en el cable y organizo eventos de vinos. Para ponerle un título, soy influencer de vinos. Empecé organizando pequeños eventos para veinte personas con una bodega, después me animé a hacer catas para 200 personas con diez bodegas y ahora organizo catas para 400 personas con quince bodegas. Me metí en el mundo del vino hace siete años, hice cursos, aprendí escuchando a los enólogos, a los sommeliers, leyendo. Y con Osvaldo Príncipi estamos preparando un streaming, algo que ya habíamos hecho hace tres años. También juego al golf. Tuve un sitio de golf durante cuatro años y no le saqué un mango a ningún golfero nunca. Ya no la tengo, pero sigo jugando porque es un deporte que me entusiasma y fanatiza. Soy yudoca, di clases de yudo en clubes.
-¿Tenés familia?
-Sí, estoy casado con Gabriela desde hace treinta años. Es contadora y la más aplicada de la pareja, tanto que cuando tuvo un poco de tiempo libre estudió óptica. Mis hijos mayores, Federico y Alejandro, viven en Australia. Los dos se fueron a los 19 años porque querían viajar y están juntando plata para volver o seguir viajando. No lo sé. Los extraño mucho, pero vienen a visitarnos de vez cuando. Y el más chico, Ron, fabrica remeras y musculosas para fisicoculturistas y lo ayudo mucho.
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