La reconocen todos en el coqueto bar de Caballito, en donde nos juntamos a hacer esta entrevista. La saludan, le charlan y los dueños del lugar, incluso, deciden no cobrarle la consumición. Sin embargo, Edith Hermida dice que no se siente famosa. Cree que lo suyo es resultado del trabajo constante, del esfuerzo y de lo que fue construyendo en los medios durante mucho tiempo, que la gente la conoce por eso. Y es cierto. A punto de cumplir 50 años, la panelista más longeva de Bendita, disfruta su presente sin olvidar su pasado. De hecho, sigue trabajando en Canal 26, el primer lugar donde consiguió un espacio fijo. "No puedo dejarlo", explica a LA NACIÓN.
-¿Siempre quisiste trabajar en radio y tele?
-Fui al Comercial 19, nada que ver. En ese momento, tus padres te mandaban al colegio y no se planteaban cuáles eran tus aptitudes... Había un mandato familiar. Mis primas más grandes habían ido ahí, mis hermanas mayores también.
-¿Pero tenías alguna vocación de chica?
-No, se fue dando, la fui descubriendo. Me costó un montón. En mi familia no había nadie que trabajara en los medios. Eso era algo totalmente ajeno a mi vida. Siempre fui una persona muy sociable, de muchas amistades, me gustaba hablar en público. Si había un evento o fiesta del colegio, seguro actuaba yo. Me encantaba estar en un lugar de exposición.
-¿Fuiste a la facultad?
-Me anoté y fui cambiando de carrera: hice Guía de Turismo, después Relaciones Públicas, después Publicidad, Periodismo... Al final, me anoté en Locución en el Cosal. Era un desafío porque no sabía si servía.
-¿Trabajabas de otra cosa?
-Trabajaba de empleada administrativa. En el 95 me echaron del trabajo y cobré el seguro de desempleo. Era el comienzo de la crisis del menemismo y ahí arranqué en los medios, trabajando gratis. Empezaba el cable y había mucho programa de televisión, mucho programita de cable con el potus atrás. Era como empezar a experimentar en algo verdaderamente nuevo, pero que no estaba dentro de la estructura de un trabajo formal. Me sirvió para empezar a foguearme.
-¿En qué canal empezaste?
-En VCC. Después trabajé en un canal que se llamaba Siempre mujer. ¡Me pagaban 50 pesos por semana! Me gustaba y bueno... Mi primer programa formal fue en el 96, en Canal 26. Por eso no lo dejo, es como una relación de afecto.
-Quedaba lejos de tu casa Canal 26...
-Sí. La primera vez que fui al canal a llevar mi currículum me tuve que tomar dos colectivos, pero entré a trabajar. Ganaba 700 pesos. Venía de 50 a la semana y pasé a 700 por mes. Fue una alegría. Yo vengo de una familia de laburo. Pensá que en los 90 me puse por primera vez un perfume importado. El acceso a determinadas cosas para una familia de clase media era difícil, hoy es más fácil acceder, por ejemplo, a unas zapatillas de marca o viajar al exterior. La gente que viajaba al exterior, cuando yo era chica, era millonaria. Para mí, ir al exterior era como ir a Marte. Ninguno de mi entorno viajaba.
-¿Conservás esa esencia?
-Sí, y ahora disfruto todo. Estoy bien, pero sé de dónde vengo.
-¿Necesitabas trabajar para vivir?
-Sí, empecé a trabajar de muy chica, a los 14, 15 años, animando fiestas infantiles. Quería tener mi plata para salir. A los 18 trabajé en una juguetería y en una inmobiliaria, para irme de vacaciones. Y cuando tuve un trabajo más formal, ayudaba en casa.
-¿Cómo fue esa época en que trabajaste gratis?
-Fue terrible porque tenía el seguro de desempleo en cuotas. Habían salido las leyes de flexibilización laboral menemistas. Yo era medio inconsciente en esa época... Hasta que me agarró el corralito, ahí empecé a prestarle más atención a las noticias. Entonces la indemnización me la hicieron al 50% y en cuotas. Y fui viviendo gracias a eso y al seguro de desempleo.
-Y fuiste madre muy joven.
-Justo cuando entré en Canal 26 quedé embarazada de Paloma y si analizo las cosas que hice ese año no lo puedo creer. "Esta beba vino con un pan bajo el brazo", pensaba en ese momento porque trabajé hasta el día anterior de tenerla. Era joven. La tuve y a la semana volví a trabajar.
-¡Licencia récord!
-Nada. No tuve licencia. Era monotributista y si no trabajaba, no cobraba, igual estaba feliz no lo padecí. Iba con la beba a todos lados. Al mes, me fui a hacer temporada a Mar del Plata. Paloma cumplió su primer mes allá.
-¿Estabas en pareja?
-No, no, mi novio tuvo una crisis cuando quedé embarazada. No quería y yo le dije que iba a seguir adelante igual. Nunca me sentí mal. No lo viví como un peso. Era tan feliz con todo lo que me estaba pasando... No se lo recriminé tampoco a él. Después de un tiempo, después de que Paloma nació, quiso conocerla y le dio el apellido. Mantienen un vinculo al día de hoy. Ella tiene 23 años.
-¿Estabas viviendo con tus padres en ese momento?
-Sí, ellos me ayudaron un montón, me apoyaron, re bien, pero mi mamá lo odia. Le encanta hablar mal de él.
-¿Él era muy joven?
-No era tan joven, tenía 29 años.
-Después de tantos años, ¿alguna vez lo hablaste con él?
-No lo hablamos, él vive en San Juan. No tiene tanto contacto con ella, pero se ubican, se ven... Si bien no tienen una relación tan fuerte, saben quiénes son.
-Contabas solamente con el apoyo de tus padres, entonces...
-Mi mamá fue la que más me ayudó en esa época, yo le puse también, eh... Y la nena era divina. Era muy tranquila. Iba con ella a todas las conferencias de prensa, a todas las notas, a todos lados.
-Y así fuiste avanzando.
-Fui trabajando, progresando... Siempre tuve y tengo miedo de quedarme sin trabajo. Por eso tengo muchos trabajos. Me da miedo dejarlos. Tengo un problema.
Siempre tuve -y tengo- miedo de quedarme sin trabajo. Por eso tengo muchos trabajos
-¿Trabajás demasiado?
-Sí, me cuesta mucho decir que no a una propuesta. Me llaman para un trabajo y lo pienso. Pienso de qué manera puedo acomodar las cosas para aceptarlo.
-¿Cuándo fue el momento en que empezaste a ser conocida?
-No creo que haya llegado todavía ese momento. De verdad, todavía me sorprendo. Fue todo como muy paulatino, no tuvo una explosión.
-Pero ahora sí sos conocida, te eligen para reemplazar a Beto Casella.
-No me siento muy famosa. Me siento una buena laburante. Estoy muy orgullosa de lo que logré. Yo siento que tengo una carrera que quizás no es valorada, pero la tengo.
-Lo que vende es el escándalo, que protagonices una polémica... Vos tenés una vida tranquila.
-Claro, vivo con Batata, que es el padre de Amparito, mi hija menor. Estamos juntos hace 12 años.
-¿Dónde lo conociste?
-Lo conozco de toda la vida. Era parte de un grupo de amigos míos de la secundaria, pero cada uno hacia su historia. Nos fuimos viendo durante muchos años hasta que lo vi de nuevo un día, en un cumple de 40. Él estaba solo y yo también estaba sola. Y bueno, lo vi y dije: "Mirá Batata". Y ahí empezamos a salir. Yo tenía 17 cuando lo conocí, éramos amigos y años más tarde nos reencontramos con otra onda.
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-No hablás mucho de él.
-Tenemos cierta independencia y él no se enrosca. Yo no podría salir con ninguna persona celosa. Alguna vez tuve un novio celoso y duró dos minutos. No me gusta que me persigan, yo tampoco persigo. Mis relaciones están basadas en la confianza. El día que no quiera estar más con él, no estoy más con él. Si yo me pongo a hacer mi trabajo o me siento en Bendita, o en un estudio de radio, estoy abocada a eso. No pienso cómo le puede caer al que está conmigo. Si me pasa eso, algo está mal. Yo estoy en un programa donde puedo jugar y divertirme. En Bendita me re divierto, me siento a jugar.
-Por eso también podés hacer el juego de seducción con Beto...
-Claro.
-Todo el mundo piensa que pasó algo entre ustedes.
-Todo el mundo. Ayer fui a Telefe y la maquilladora me dijo "Yo estaba segura que estaban juntos. Quiero que se pongan de novios". Me causó gracia que me dijera eso y si me siento inhibida por algo que pueda llegar a pasar después, ahí ya no me gusta. Por suerte, con Batata no me pasa eso.
-¿Él a qué se dedica?
-Es contador, nada que ver con los medios.
-¿Cómo es opinar todos los días de todo? ¿No te contradecís algunas veces?
-Yo no tengo miedo de contradecirme, un día puedo pensar distinto y no está mal. ¿Por qué tenemos que resistir un archivo? Qué feo. Estoy totalmente en contra de eso. Yo no soy la misma que hace cinco años. Todo el tiempo estoy cambiando de opinión y hay muchas personas que me hacen cambiar de opinión también. Estoy permeable a escuchar otras voces. Saco y robo de un montón de gente que me gusta o que dice algo. Lamento la gente que no se contradice. Yo cambié de opinión en un montón de cosas a lo largo de mi vida. Ojalá que siga cambiando. Ahora está el tribunal de las redes. A veces veo mensajes que me enojan un poco. "La verdad que eras una ídola y te me caíste". ¡Pará! No me pongas en ese lugar. Además, yo puedo estar con vos de acuerdo en una cosa y no en otra y no por eso voy a pensar "qué tarada esta piba". Y no significa que yo tenga la razón. Yo pienso así y no por eso vos sos tarada y yo una viva.
-Tenés una forma de decir las cosas que a veces pareciera que hablás en broma y no cae tan mal, ¿usás ese recurso?
-Sí. ¡Re! Eso es una virtud. Igual, no digo nada con mala leche o mala onda. No tengo ningún problema en bajar un cambio y pedir disculpas si algo de lo que digo ofende a alguien. Si vos mediatizás un tema, todos podemos opinar porque elegís mediatizarlo y cuando nos toca a nosotros, también. Porque mucha gente que hace lo que hacemos nosotros, cuando les toca a ellos, saltan como leche hervida.
Yo no tengo miedo de contradecirme, un día puedo pensar distinto y no está mal""
-¿Cómo te llevabas con Evelyn Von Brocke?
-Siempre me resultó muy funcional mi relación con ella. Nunca fuimos amigas y tampoco le hubiese ido a contar ningún problema porque no me parece confiable. Y también me parece una persona que ahondaba con los títulos y todo eso, pero no estaba muy preparada en un montón de cosas. Pero a mí el juego con Evelyn me sirvió un montón. Me era fácil quedar como la buena, la popular... Y que ella quedara como la antipática. Entonces para mí era genial.
-Fueron quedando las más amigas en el panel, se fueron sacando de encima a las que no querían...
-Pero no depende de nosotros a quién eligen. La verdad que la relación entre las mujeres de Bendita es fabulosa. Todas nos contamos cosas de nuestras vidas personales y eso lo veo como algo muy bueno porque todas podríamos tirar un piña fuera de lugar al aire, pero ninguna lo hace.
-¡No se rompen los códigos de las personas!
-¡No! Sabemos cosas unas de la otras y en el juego mediático nunca estamos cerca. Recuerdo lo de Yanina Latorre con Nequi Galotti, que contó algo que había pasado en el camarín. Siempre pasan cosas fuera del aire que uno puede utilizar.
-¿Eso no te parece bien?
-No, nunca lo haría y menos con una compañera. Yanina es de hacerlo, Evelyn también. Igual, más allá de eso, lo que hace Yanina Latorre en LAM me gusta mucho. Me parece genial como panelista. Antes la escuchaba en radio y hoy no pienso lo que pensaba de ella en ese momento.
-La criticaste mucho.
-Cuando empezó a trabajar en radio yo critiqué su ingreso y hoy no pienso lo mismo porque veo todo el camino que hizo y porque se lo tomó en serio.
-¿Por qué la criticaste?
-Me parecía una mediática, que no estaba a la altura de la radio y la verdad, con el paso del tiempo, hoy no pienso igual. Las chicas mediáticas que llegan a la radio, llegan por un tiempo. Quizás se imaginan una cosa y se van y con ella no pasó eso. Fui prejuiciosa. No tengo problema en decirlo.
-Al final, ocupaste su lugar en el programa de Eduardo Feinmann y te fue mal.
-Me fue re mal. Ahora digo: "¿cómo se me ocurrió trabajar con Feinmann?"
-¿Qué pasó con él?
-Me sacó de quicio. De todas la personas con las que trabajé en el medio desde el año 95, fue la única con la que me peleé de verdad. Sacó lo peor de mí.
-¿Qué te hizo exactamente?
-Él tiene un estilo de radio un poco antiguo. Esa cosa piramidal, que te va dando la palabra. Yo venía de otro lugar y él bajaba una línea y no podías hablar, ni objetar, o preguntar algo si él no te daba el pie. Yo no estaba acostumbrada a eso. Entonces hablé una vez en voz alta, mientras él hacía una entrevista. Y bueno, no le gustó...
-¿Se enojó?
-Se puso loco. Después fuimos a hablar con el director de la radio y él empezó a decirme cosas y yo le dije una barbaridad tremenda. Fue terrible porque yo podría vivir sin televisión, pero no sin radio y mientras discutía, pensaba: "Me peleo con este tipo y me quedo sin radio". Igual dije lo que pensaba. Por suerte, no me echaron y me fui a trabajar con Casella y después empecé a hacer todo el proceso para volver a Radio Disney. Finalmente, me volvieron a aceptar. Me tomaron de nuevo con la antigüedad, con todos los beneficios, y me dieron un re horario. Increíble.
-Beto Casella también se portó muy bien.
-Sí, sí, es re buen compañero. La verdad que es un tipo normal, un tipo de trabajo. Es accesible. No es un divo. Le podés mandar un mensaje y podés hablar. Es muy respetuoso del trabajo: le gusta que estés, que no faltés, que le cumplas. Si vos le respondés de esa manera, él te responde directamente proporcional.
-¿Cómo te cae cumplir 50?
-No lo puedo creer. Es un montón, pero me siento muy bien. Esa cosa de los medios, de descalificar a alguien por la edad, no me gusta. Yo me ocupo mucho de escuchar nuevos sonidos, de no encerrarme en lo que ya sé. Estoy abierta a las cosas nuevas. Así me puedo mantener siempre joven de espíritu, que es lo más importante. Algo se me va a caer, pero no pasa nada. Nadie es mejor ni peor por el paso del tiempo. Me parece una pavada.
-¿En qué momento te encuentra?
-Tengo una hija de 23, otra de 10. Estoy contenta con la vida que vengo llevando.
-¿Vas a hacer una fiesta por los 50?
-No sé todavía. Me encantaría, pero está todo muy caro.
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