Drogas, escándalos y un osito de peluche incendiado: Pete Doherty y el recuerdo de su tormentosa relación con Kate Moss
El cantante y guitarrista de The Libertines publica su autobiografía, en la que le dedica un apartado especial al noviazgo plagado de escándalos que vivió con la supermodelo entre 2005 y 2007
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Hace un año, una imagen de Pete Doherty paseando por Francia sorprendió a todos. Su imagen distaba mucho de la del delgadísimo muchacho que había traído de regreso ese viejo estandarte que rezaba “sexo, drogas y rock and roll”. Con varios kilos de más y alejado de los escenarios tras un raid de excesos que culminó en detención en París en noviembre de 2019, el líder de The Libertines parecía, ahora sí, completamente “limpio” y dispuesto a iniciar una nueva vida.
Pero esa nueva vida -que incluyó una muy íntima boda con su prometida, Katia de Vidas, en octubre pasado- también trajo la necesidad de hacer un repaso sobre el camino transitado. A Likely Lad es el libro de memorias que el músico británico sacará a la venta en los próximos días, un compendio de sus días como “chico malo” del rock que promete tener mucho para decir. De hecho, a modo de adelanto, The Guardian publicó este sábado el que posiblemente sea uno de los capítulos más mediáticos y polémicos de la publicación: el dedicado a su tan breve como explosiva relación con la modelo Kate Moss.
Doherty y Moss se conocieron en 2005, justo cuando ella acababa de separarse del padre de su hija Lila Grace y todas las miradas estaban puestas en su regreso a la vida nocturna. Así, sus caminos se cruzaron, y el flechazo fue inmediato. “Muchos de los primeros encuentros míos y de Kate fueron bastante clandestinos. Nos reuníamos en extraños cuartos traseros de restaurantes en Londres. (...) La primera semana que estuvimos juntos, insistí en que se subiera a un autobús conmigo. Por lo general, ella iba a todas partes en una limusina. Nos disfrazamos, nos pusimos pelucas y nos subimos al autobús por Londres. Solíamos reírnos mucho, de verdad. También nos hicimos tatuajes a juego esa primera semana. Creo que yo insistí en eso. Quería que demostrara su amor, así que le dije, tienes que hacerte un tatuaje con mis iniciales, tienes que marcarte, era más una cuestión de inseguridad de mi parte”, dice uno de los fragmentos publicados por el medio británico.
“Pensé que podíamos intentarlo como pareja y joder todo lo demás, ese era mi idea, pero ella era más como: ‘No, tenés que limpiarte y luego todo estará bien’. Esa fue la batalla constante durante los siguientes dos años y medio, realmente, las drogas y su obsesión con los tabloides y su imagen”, señala el músico, que también hace alusión a uno de los escándalos más resonantes que vivió la modelo mientras estaban juntos: una fotografía suya inhalando cocaína durante una sesión de grabación de Doherty junto a su banda The Babyshambles, llegó a la tapa del diario sensacionalista Mirror en septiembre de 2005. “Kate se enojó mucho conmigo. Ella dijo: ‘Si no vendiste las fotos, ¿cómo llegaron a los periódicos?’. Y yo no sabía qué decir. Solo supuse que un amigo mío debía haberlo hecho”, asegura.
“Todo el asunto realmente arruinó los contratos de Kate (perdió un montón, incluido un acuerdo de 4 millones de libras esterlinas al año con H&M) y toda su gente estaba furiosa conmigo. La policía incluso quiso hablar con ella, pero no fue acusada por falta de pruebas. Como una especie de mea culpa, fue a recibir tratamiento en Meadows en Arizona, un conocido lugar de rehabilitación de celebridades. También se suponía que ella me había dejado, pero en realidad todavía estábamos en contacto: el acuerdo era que después de que ella fuera a rehabilitación, yo también iría por un mes. Había todas estas cosas estúpidas en los periódicos sobre nuestra ruptura, pero todo era una tontería”, dice Doherty en su libro.
Ese escándalo significó un primer cimbronazo en la relación, que acaparaba la atención de los medios del mundo. Y, pese a que ella llegó a considerar que nada bueno podía salir de esa relación, volvió a retomar contacto con el músico pese a saber que él no había cumplido con el tratamiento de rehabilitación: “Nos atraíamos el uno al otro. Realmente la amaba, y sabía que ella me amaba a mí, solo había todo este desorden entre nosotros, con todo su caos y mi caos. A veces solo necesitábamos vernos. Básicamente, ella chasqueaba los dedos y yo venía corriendo”.
Doherty señala el festival de Glastonbury 2007 como el momento en que su relación con Moss terminó de manera definitiva. De hecho, fue la última aparición pública de la pareja. “Realmente no hubo un incidente específico que terminara la relación. Nuestros mundos no eran realmente compatibles al final. Hubo todo tipo de incidentes. [Moss] tenía este botón de pánico junto a su cama y un botón de pánico en la cocina. Un día, cuando ella estaba fuera en alguna parte y yo estaba escarbando al lado de la cama, probablemente en busca de una piedra que se había caído, presioné accidentalmente el botón de pánico y 12 policías armados terminaron en la cabaña en St John’s Wood. Ella estaba realmente infeliz por cosas como esa. Se convirtió en una batalla constante nuestra relación. No era sostenible”, explica.
“Soy bastante frágil, en realidad, dentro de mí mismo. Ese tipo de relación destructiva, no tiene nada de glamuroso, al final te desgasta y te vuelve desagradable”, reflexiona Doherty. “Hubo un último gran desquicio inicial. Kate profanó una [guitarra] Gibson de los años 30 que tenía, la destrozó. Luego tomó un osito de peluche mío, llamado Pandy, le tiró gasolina y lo prendió fuego. Solía llevarlo conmigo por Londres. En el fondo de mi corazón me gusta pensar que es solo una mentira y que Kate realmente no lo destruyó, que todavía lo tiene, pero no, que yo sepa, está muerto, cenizas. Todavía me duele, era lo único a lo que me aferraba”.
“La única vez que hablé con ella desde entonces fue hace ocho o nueve años en París. Ella me llamó de la nada. Solo dije: ‘¿Todavía tienes el tatuaje?’. Eso fue lo único que se me ocurrió decir”, finaliza el extracto de A Likely Lad publicado por The Guardian.
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