Con The Drew Barrymore Show, la actriz ya asoma como la sucesora natural -y súper espontánea- de Ellen DeGeneres; las claves de su original y nuevo éxito
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Cuando comenzó la pandemia, Drew Barrymore sintió que ya lo había hecho todo. A sus 45 años, la hija de la reconocida familia de artistas había logrado superar una infancia traumática marcada por su precoz debut en cine, adicciones a muy temprana edad, numerosas internaciones, y presiones de la industria por ser una de las caras nuevas de los 90.
Al mismo tiempo, se reconvirtió demostrando su enorme talento en drama, ratificó que su exitoso paso por la comedia romántica la conectaba más con la audiencia, fue la “antiheroína” de un ícono del terror como Scream, tachó de sus pendientes debutar como realizadora, editó diversos libros, y desembarcó en el mundo de las series en la era del streaming.
Todo eso, con el carisma intacto. ¿Qué más le aguardaba a Barrymore? La conducción. ¿Y qué faltaba justamente en el escenario de los talk shows estadounidenses? Una voz fresca, espontánea, que se fuera hallando a sí misma sobre la marcha.
Su propio talk show
Así surgió The Drew Barrymore Show, el programa comandado por la artista que debutó el 14 de septiembre de 2020 y que paulatinamente fue encontrando su público. El “gancho”, claro, siempre fue Barrymore.
Lejos de intentar emular a quien fuera por años referente del formato -Ellen DeGeneres, ahora en plena despedida tras haber sido acusada de propiciar maltratos en su equipo-, la actriz utilizó su experiencia para fusionar algo de improvisación con un dedicado estudio de la gran cantidad de figuras famosas a las que fue entrevistando primero virtualmente.
Transmitir calidez a través de “herramientas frías” se convirtió, de esta forma, en su primer gran desafío. Y el as bajo la manga de Drew para traspasar la pantalla fue la comedia.
“La comedia realmente es medicina. Así lo creo realmente y siento que no hubiese podido sobrevivir sin ella”, declaró Barrymore.
La actriz remarcó que su objetivo como conductora era el de hacer un programa matutino que ayudara a la audiencia a transitar tiempos convulsionados empezando el día con una propuesta agradable. “A muchos les va bien con los late night porque hacen esto con el público, les dicen: ‘Ah, bueno, ya terminaste el día, sobreviviste, genial, ahora te hacemos dormir con unas risas’. Pero eso no es lo que yo hago. Yo estoy acá para que comiencen bien el día”, apuntó, poniendo énfasis en el aura de positividad -no hace falta indagar en el porqué del color amarillo elegido para el look and feel del programa- que atraviesa su ciclo nominado a tres premios Emmy.
La comedia realmente es medicina. Así lo creo realmente y siento que no hubiese podido sobrevivir sin ella
“Me encanta la televisión de variedad, y también me gusta el formato del sketch, de hecho tenía siete años cuando fui anfitriona de Saturday Night Live y eso me entrenó en cierto modo, y por eso es que el programa tiene varios elementos de trabajos de los que formé parte a lo largo de los años, además de haberme inspirado en otros programas que miraba y que amaba”, explicó.
La actriz fue la factotum del piloto del ciclo del que ahora es productora junto a la cadena CBS porque quería concebir un microclima bajo sus propias reglas. “Soy madre de dos hijas (Olive y Frankie, fruto de su matrimonio con su expareja, Will Kopelman) y estar en un rodaje me consumía muchas horas, y por eso también me atrajo la idea de conducir”. En cuanto al tono blanco y amigable del programa, Barrymore se lo atribuye a cómo ella misma está transitando esta etapa de su vida. En esencia, el programa es su espejo.
“Yo estoy en el negocio de la alegría. No me gusta llevar el paraguas de la oscuridad conmigo, aunque tampoco quiero desprenderme de todo lo que hice y de quién fui”, expresó. En sintonía con mirar hacia atrás, Drew tomó a uno de sus personajes más emblemáticos (el de Josie Geller en Jamás besada) y se caracterizó como ella para conducir un segmento.
En esa misma línea, invitó a su primer programa a Lucy Lui y Cameron Díaz, sus compañeras en Los ángeles de Charlie y grandes amigas, y a Adam Sandler, también coprotagonista en varias producciones (como El cantante de bodas y Como si fuera la primera vez), otro de sus amigos incondicionales desde hace décadas.
De esta forma, el showbiz metía la cola y The Drew Barrymore Show, además de abordar los tópicos candentes del espectáculo, también se volvía autorreferencial, pero sin ser onanista. Una línea muy fina que Drew nunca cruzó. Con el correr de los meses, la audiencia comenzó a crecer a medida que la actriz compartía relatos de su vida personal y profesional, y deslizaba varias anécdotas que se inmiscuían en el terreno del gossip. La transparencia ante todo. Ese mantra aplica la actriz y conductora al ciclo en el que se muestra más auténtica que nunca.
“Empujé demasiado los límites en diferentes momentos de mi vida. Soy muy afortunada, lo sé, probé, empujé, quizás demasiadas veces... Al menos tuve la bendición de aprender algo”, reconoció en una entrevista con CBS. “Vi mi carrera caer a los 13 años. Digo, si eso no te da una perspectiva y agradecimiento por cada trabajo que conseguís, nada lo hará. Estoy trabajando, eso es emocionante para mí”, manifestó sobre su nueva criatura, un programa que ya tuvo varios hitos en pocos meses.
El revelador reencuentro con su exmarido, Tom Green
Uno de los momentos más personales del programa se produjo con la visita al ciclo del comediante Tom Green, exmarido de Drew, con quien la actriz estuvo casada tan solo un año, de 2001 a 2002. Tras presentarlo, Barrymore le manifestó a su ex lo mucho que lo quiere, y él le devolvió la gentileza. “Es muy lindo verte, aunque se siente un poco extraño”, reconoció. “Pero no extraño de manera negativa, todo lo contrario, te agradezco muchísimo que me recibas en tu programa, es increíble, me parece muy lindo que nos reconectemos de este modo, le quita presión a la situación”, añadió Green.
“Es que te respeto y te adoro”, le dijo Drew. “Yo también, muchísimo”, le respondió el canadiense, que había sido invitado previamente al ciclo, pero de manera virtual. “Siempre me atrajeron las personas que me hacen reír”, compartió la actriz. “Y hubo un momento de mi vida en que me atrajo mucho la siguiente persona, Tom Green”, manifestó en la primera aparición del actor en su talk show.
La dolorosa confesión sobre su tercer divorcio
En otro envío bien personal, Barrymore se explayó sobre lo mucho que le afectó la ruptura con su tercer marido, Will Kopelman. En diálogo con el músico Machine Gun Kelly, Drew contó que necesitó apoyo psicológico para navegar su tercer divorcio. “Pasé por un divorcio realmente doloroso y no me estaba yendo muy bien”, compartió. “Tenía dos niñas por las que debía luchar y necesitaba ayuda, así que comencé a acercarme a diferentes personas y, finalmente, hice cambios radicales en mi vida. Incorporé una actitud completamente nueva, que tuve que construir”, reconoció la actriz, quien posteriormente reveló que la necesidad de hablar de su pasado salió de manera natural.
“Me sorprendió mi propia vulnerabilidad”, dijo. “No me extrañaría si hay una revuelta contra la perfección a la que en este momento todos estamos sometidos a través de las redes sociales”, sumó. “Estamos en un callejón sin salida y en un momento crucial en el que hablar sobre cómo nos damos cuenta de lo que nos sucede a nosotros mismos requiere soluciones. La mayoría de la gente lo habla en privado”. Barrymore y Kopelman estuvieron casados de 2012 a 2016 y actualmente son muy unidos. De hecho, Drew contó que es amiga de la nueva esposa de su ex. “Cenamos a menudo juntos, nos juntamos para los cumpleaños, a veces planeamos algún viaje, siempre prima el respeto en nuestra familia”, remarcó.
La emotiva visita al psiquiátrico donde estuvo internada
Si hubo un momento de The Drew Barrymore Show que terminó de cimentar la confianza entre la conductora y su público fue cuando Drew visitó la clínica psiquiátrica de Los Ángeles donde fue internada a sus 13 años, y en la que permaneció 18 meses.
“Tenía problemas y demasiados recursos”, manifestó la actriz en ese momento. “Iba a clubes nocturnos y faltaba a la escuela, robaba el auto de mi madre”, detalló, y contó que también había intentado suicidarse. En el transcurso del programa, Barrymore hizo hincapié en cómo ese pasado la moldeó irremediablemente. “Yo era una niña rebelde, pero de verdad; y de repente comencé a estar fuera de control. Nadie sabía qué hacer conmigo”, dijo entre lágrimas. “Me trajeron hasta aquí en el medio de la noche y me llevaron por esas dos puertas. Cuando atraviesas esas dos puertas no vuelves a salir. Estuve allí por un año y medio”, sumó.
Fiel a su necesidad de mostrar todo aquello que la industria del entretenimiento prefiere esconder bajo la alfombra, Barrymore brindó un mensaje a su público. “Creo que es importante para mí compartir con las personas todo esto, porque cuando ven el show lo que ven es un estudio hermoso y a mí luciendo ropa divina, con el cabello perfecto y mucho maquillaje. Hay elegancia en el show”, expresó y completó: “Pero nunca perderé de vista esta parte de mi historia. He visto y he atravesado cosas, y todo eso me ayudó a reconocer que todas las personas han pasado por algo fuerte en sus vidas”.
Su versión sobre la pelea entre Lucy Liu y Bill Murray
Una arista del programa que le funciona muy bien a Drew es que ella se convierte frecuentemente en la entrevistada. Como estrella de Hollywood, Barrymore tiene mucho para contar y lo hace con candidez pero también sabiendo hasta dónde llegar. Esto sucedió cuando fue consultada por su panelista, Ross Mathews, acerca de la infame disputa entre Lucy Liu y Bill Murray en el set de Los ángeles de Charlie. “Lo que realmente sucedió fue que Bill estaba en un... Ya saben que los comediantes pueden ser un poco oscuros a veces. Simplemente llegó de mal humor. Lo que tienen que saber es lo mucho que Lucy se defendió, y eso fue lo mejor que salió de aquella circunstancia desafortunada”, recordó.
Asimismo, Barrymore aludió a cómo su compañera le puso límites. “Ella dijo, literalmente: ‘No acepto ese tipo de comportamiento de tu parte’. Y todos la apoyamos, la respaldamos y seguimos adelante”.
Tiempo después del incidiente, Liu contó que Murray la había insultado “con un lenguaje imperdonable”. “No entendí cómo se dio vuelta el relato cuando, de mi parte, no tenía nada que ver con instigarlo o crear confrontación o ansiedad. Me defendí y no me arrepiento, porque no importa qué tan bajo en el tótem estés o de dónde vengas, no hay necesidad de ser condescendiente o menospreciar a otras personas“. Cuando Liu, Díaz y Barrymore se reunieron virtualmente para el primer programa de Drew, la emoción de la conductora era palpable. “Me encanta que estemos juntas”, expresó con felicidad. Posteriormente, Díaz visitó el ciclo in situ.
Además de estos momentos bisagra del programa, Barrymore también tuvo una emocionante charla con Steven Spielberg, quien la dirigió en E.T, el extraterrestre y se convirtió desde entonces en una figura paterna. “Soy tan feliz de ser parte de tu vida, te quiero mucho, amo a tu familia, siempre me hicieron sentir cómoda, y estoy muy agradecida por todo, gracias por mi vida, Steven”, le expresó la actriz, sin poder ocultar sus lágrimas. “Tenés que volver a dirigir”, le aconsejó el realizador, quien confesó que es muy fanático de la ópera prima de Barrymore, Whip It.
Por otro lado, el galán de Jamás besada, Michael Vartan, le confesó que estaba enamorado de ella en el rodaje del film, Adam Sandler recreó una escena de Como si fuera la primera vez, hubo un homenaje inevitable a Scream, Drew confesó que de todos sus compañeros con quien no la pasó tan bien fue con Jake Gyllenhaal, en Donnie Darko. Como si todo eso fuera poco, además se sentó con la pequeña Drew Barrymore del pasado para mantener una charla íntima.
Del gossip a lo confesional, de entrevistas donde prima el respeto a pasos de comedia inevitables, The Drew Barrymore Show tiene muchos rostros, como la mujer que lo conduce, quien no teme revisitar su pasado para dejar todo al descubierto sin culpa y sin vergüenza. Una fórmula espontánea que la audiencia celebró, cumpliendo así el deseo de su maestra de ceremonias: que comiencen el día con optimismo.
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