La actriz tuvo relaciones mediáticas y otras que logró cultivar lejos del radar de Hollywood; en la actualidad, asegura no tener tiempo para conocer ni hombres ni mujeres
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A sus 46 años, Drew Barrymore encontró la comodidad en la conducción de su exitoso programa The Drew Barrymore Show, donde no pretende replicar su talento indiscutible para la comedia sino virar hacia otro lugar: el de la calidez. En su ciclo, la actriz visitó la clínica psiquiátrica donde estuvo internada a los 13 años y también tuvo una sentida charla con Steven Spielberg, en la que recordaron el rodaje de E.T.: el extraterrestre, demostrando así que puede ser autorreferencial, pero sin el ego que abunda en la industria en la que se mueve desde pequeña. Esa honestidad con su audiencia la llevó a crear un segmento llamado “Dear Drew” (“Querida Drew”), en el que Barrymore lee cartas de los televidentes y también responde inquietudes. “¿Para vos existe el amor a primera vista?”, le consultaron. “Yo creo totalmente en eso”, expresó Barrymore.
“No sé bien qué es, pero ciertamente creo que hay algo que nos atrae inicialmente de una persona, esa química que puede lograr que nos enamoremos y a mí me ha pasado de ver a alguien y después no poder dejar de pensar en eso, la sensación de que no tenemos control sobre lo que nos pasa es genial y una buena señal para entender qué te genera el otro”, remarcó una mujer que tiene dos historias de amor como referencia. “La novela de Jane Austen Orgullo y prejuicio y la película de Rob Reiner, Cuando Harry conoció a Sally, me hacen olvidar del cinismo en el que puedo caer a veces y me llevan a un lugar en el que me siento bien, son perfectas”, declaró.
Si uno recuerda sus relaciones notará que el común denominador es ese instinto primigenio, ese “amor a primera vista” del que la actriz y conductora todavía habla con la seguridad de quien ha sufrido por dar pasos apresurados, pero que tampoco se arrepiente de esas elecciones. Y no es casual que Orgullo y prejuicio y Cuando Harry conoció a Sally sean dos ejemplos de cómo percibe el amor: en ambos casos se suscita una duda previa antes de arrojarse de lleno y sin miedo a lo impredecible.
Los primeros compromisos y el matrimonio que duró 19 días
Lejos de temerle al casamiento a temprana edad, Barrymore, quien tuvo una adolescencia muy atribulada producto de sus adicciones (tópico sobre el que también habló con honestidad en su programa), se comprometió por primera vez a sus 16 años con Leland Hayward, nieto de un reconocido productor de Hollywood. Sin embargo, al tratarse de un noviazgo poco sólido, ambos advirtieron que no era una buena idea seguir con el plan y se separaron a los pocos meses. Posteriormente conoció al actor y músico Jamie Walters, quien además era su fotógrafo cuando ella tenía tan solo 17 años. En este caso Drew también apostó al compromiso, pero en noviembre de 1993 el vínculo ya estaba roto y la pareja se separó.
Mientras intentaba mantener una carrera con roles atractivos y tan solo dos años antes de películas con las que resurgió en la industria como Todos dicen te quiero y Scream, Barrymore conoció a Jeremy Thomas, un joven galés que había abierto un bar en Los Ángeles que Drew frecuentaba. A unos meses de su vigésimo cumpleaños, la actriz consideró que la tercera era la vencida, se comprometió con Thomas y se casó con él un día a la madrugada, luego de que un amigo de su prometido bromeara con esa posibilidad. Los novios llamaron a un ministro, quien oficializó la relación que, debido a lo intempestivo de su naturaleza, no tuvo tiempo de crecer. A los 19 días, el matrimonio fue anulado y Drew comenzó un noviazgo con el guitarrista Eric Erlandson, miembro de la banda Hole que comandaba su gran amiga Courtney Love [Drew es la madrina de Frances Bean Cobain, hija de Love y Kurt Cobain], que duró dos años. Todo cambió cuando, tras un breve romance con Edward Norton, se enamoró del también actor Luke Wilson.
“Desde el momento en que lo vi supe que era una afortunada porque estaba conociendo a una persona increíble”, le contó a la revista People sobre su vínculo con su coprotagonista del film Home Fries. De todas formas, se percibía que Barrymore no había encontrado a esa persona que pudiera completarla porque esa relación que surgió en 1998 tampoco resistió el paso del tiempo. De hecho, cuando se reencontró con Wilson en el año 2000 para el rodaje de Los ángeles de Charlie, ambos ya habían tomado rumbos distintos.
Tom Green, el hombre por el que volvió a apostar al matrimonio
El comediante canadiense Tom Green “flechó” a la actriz en la filmación de, curiosamente, Los ángeles de Charlie, donde interpretaba a Chad, el interés romántico del personaje de Barrymore, quien al ser productora de la película sugirió que el actor fuera convocado porque ya estaba familiarizada con su estilo de humor, uno que estaba siempre al límite. La relación entre ambos consistía, según lo que ellos mostraban, en “enloquecerse” mutuamente mediante bromas pesadas que incluso fueron televisadas. La más famosa tuvo como epicentro al programa Saturday Night Live, en el que prometieron casarse in situ. Sin embargo, Drew se retiró molesta del estudio, y luego adjudicaron esa salida como parte del “chiste” que le estaban haciendo a una audiencia que quedó desconcertada.
Cuando quedó en evidencia que lo acontecido en el programa había sido efectivamente una humorada, ambos se casaron fuera de las cámaras en 2001. A los cinco meses, el comediante le pidió el divorcio a Barrymore, e incluso escribió sobre ella en su libro Hollywood Causes Cancer. “Era un matrimonio mitad loco, mitad avasallante”, remarcó, y recordó que la popularidad que cosechó por estar junto a la actriz lo había abrumado. “Yo venía de luchar contra el cáncer y de repente estaba en una relación con muchas presiones, era nuevo en la industria, pasamos por muchos momentos de estrés”, aseveró Green, quien también expresó lo “dulce” que siempre fue Barrymore con él, incluso cuando el romance parecía demasiado para ambos.
“Siempre me atrajeron las personas que me hacen reír”, dijo en septiembre del año pasado Drew en su programa en una curiosa presentación. “Y hubo un momento de mi vida en que me atrajo mucho la siguiente persona, Tom Green”, manifestó, causando aplausos en la audiencia. El actor estuvo como invitado a su programa, donde se reunieron luego de 15 años sin verse, y en el que recordaron su relación con sinceras palabras, una prueba más del estilo de Barrymore como conductora y como persona. “Te quiero mucho”, le expresó la actriz a su exmarido entre lágrimas, emocionándolo en consecuencia.
Del romance con Moretti a la exploración de su sexualidad
Luego de una breve relación con el actor Sam Rockwell -ambos trabajaron juntos en la ópera prima de George Clooney, Confesiones de una mente peligrosa-, Barrymore se enamoró del baterista de la banda The Strokes, Fabrizio Moretti, con quien estuvo en pareja cinco años. En otra edición del segmento “Dear Drew”, a Barrymore le preguntaron cuál había sido el gesto más romántico que alguien había tenido con ella, ante lo que no dudó en responder: “Cuando Fabrizio me enseñó a tocar en la batería el solo de Meg White de The White Stripes de la canción ‘Seven Nation Army’, me pareció muy dulce”, expresó la actriz, quien al separarse en 2007 habló con revista People sobre lo difícil que era encontrar una pareja estable en Hollywood. “Creo que es porque nos movemos todos en el mismo círculo, pero definitivamente mantengo la esperanza de volver a enamorarme, trato de confiar en mi corazón, pero al mismo tiempo me gusta estar sola y ser independiente porque eso me hace más fuerte y segura a la hora de empezar una nueva relación”, expresaba la actriz por entonces, quien siempre recuerda a sus ex con mucho afecto, como lo podemos notar en su programa.
"Pienso que tanto los hombres como las mujeres son hermosos, y yo he salido con muchas mujeres cuando era joven"
En cuanto a las relaciones con mujeres, Drew le contó a la revista Contact que siempre se consideró bisexual. “Pienso que tanto los hombres como las mujeres son hermosos, y yo he salido con muchas mujeres cuando era joven”, declaró en 2003. Sin embargo, solo se conoce a la editora Jane Pratt como una de sus parejas. En 2007, la mujer contó que tuvo una relación fugaz con Barrymore, algo que Drew nunca confirmó. En los 90, fueron fotografiadas en múltiples ocasiones y la actriz incluso fue portada de la revista Jane que fundó Pratt.
Justin Long y un romance que tuvo su película
Luego de su ruptura con Moretti, en 2007 Barrymore conoció en la filmación de Simplemente no te quiere al actor Justin Long y se enamoraron al instante, aunque al año siguiente, sin razón aparente, anunciaron su separación. Como es propio en Drew, la relación entre ambos no solo terminó en excelentes términos sino que en 2009 se volvieron a juntar para el rodaje de la comedia romántica Amor a distancia de Nanette Burstein, en la que interpretaban a una pareja que tenía como escollo esa distancia geográfica a la que hace alusión el título. En ese momento los rumores indicaban que Long y Barrymore habían retomado su romance, uno que Drew parecía no haber logrado olvidar con el tiempo. “No solo no es raro trabajar con ella después de la separación sino que es increíble, ella es genial”, declaró Long sobre un rodaje en el que lograron esa química tan palpable que solo pueden brindar quienes también se amaron por fuera del set.
En diálogo con US Weekly hace tres años, Long contó que sigue en contacto permanente con Drew. “La quiero muchísimo”, añadió. Y en agosto del año pasado, en plena cuarentena, Barrymore tuvo un gesto 2.0 que no pasó inadvertido: dejó un comentario en un posteo de Instagram de Paper Magazine dedicado a “apreciar a Justin Long” a través de una foto del actor. “No están equivocados, es genial”, comentó la actriz para sorpresa de todos, a lo que él respondió: “Ah, ¿y vos qué sabés al respecto?”. En efecto, la química sigue estando presente y por mucho tiempo circularon versiones de que Long fue un amor al que Drew le costó dejar atrás.
Will Kopelman y la llegada de la esperada familia
Un año después del estreno de Amor a distancia y del reencuentro con Long, Drew comenzó una relación con uno de sus grandes amigos, el actor y consultor de arte Will Kopelman, con quien se casó en junio de 2012 en California. Ese mismo año nació su primera hija, Olive, y en 2015 le dieron la bienvenida a la pequeña Frankie. Como en la mayoría de los vínculos de la actriz, cuando estos se disuelven no hay escándalos sobrevolándolos. Por lo tanto, cuando en 2016 se divorciaron, Barrymore destacó que lo primordial era seguir manteniendo una amistad por sus hijas. “Esta familia se separa legalmente, pero siempre seguirá siendo eso: una familia (...) Quizá estoy compensando por no haber tenido una infancia normal, pero quiero criar a mis hijas estando presente y haciéndolas sentir seguras”, declaró la actriz.
A pesar de que la decisión de divorciarse fue mutua, lo cierto es que Barrymore también luchó con sentimientos negativos. “En cierto modo es un fracaso”, manifestó en diálogo con Chelsea Handler. “Da cierta vergüenza divorciarse y que no haya funcionado el matrimonio, es muy duro de atravesar por momentos”, reconoció, pero siguió adelante. Cuando Kopelman se casó con Alexandra Michler, Barrymore le contó al actor Dax Shepard en su podcast que es la “fan número uno” de la nueva esposa de su ex. “No intento ser su mejor amiga, pero la adoro, siento que me gané la lotería con ella”, expresó Drew. En la boda, Olive, quien ya tiene 9 años, y Frankie, de 7, caminaron al altar con flores para su papá y Alexandra. “Cenamos mucho juntos, nos juntamos para los cumpleaños, a veces planeamos algún viaje, siempre prima el respeto en nuestra familia”, añadió la actriz, quien siempre pone a sus hijas primero.
“No les miento a mis hijas. Tuve que encontrar mi camino para llegar donde estoy. Entonces, sí, he vivido diferentes vidas y ellas son lo más importante para mí hoy. Ellas me han inspirado a ser una mejor persona y les agradezco cada día de mi vida”, contó en su programa, cuando recordó la dura infancia y adolescencia que atravesó. En la actualidad, se la nota en paz con su pasado y asegura no tener tiempo para citas. “No sé, no encuentro el espacio, no le doy lugar a los hombres”, le contó a la actriz Jane Fonda en una entrevista muy distendida. “Bueno, una relación breve aquí y allá podés tener”, le replicó la estrella entre risas. A pesar de ello, Barrymore siente que todavía no es momento para volver al ruedo y ha encontrado en su ciclo televisivo el lugar adecuado para mostrarse tan genuina como lo fue siempre, pero ya sin el ruido de los flashes y los paseos por las red carpets.
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