El actor de 43 años fue un galán juvenil en los 90 y comienzos del 2000, luego se alejó de la industria y regresó con interesantes proyectos de los que habló con LA NACION
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Devon Sawa creció amando el cine. Supo que quería dedicarse a la actuación por el resto de su vida cuando ingresó a una sala con su colega Christina Ricci para ver Tiempos violentos de Quentin Tarantino. O quizá ya lo sabía desde antes, desde el momento en que Robert De Niro, Jack Nicholson y Al Pacino se convirtieron en sus modelos a seguir. Si bien Devon dio sus primeros pasos en el teatro, la fama lo alcanzó con una seguidilla de éxitos en los 90, como Casper, Amigas para siempre, La noche de los tornados, Jóvenes aventureros y El diablo metió la mano.
En diálogo con LA NACION vía Zoom, Sawa, de 43 años, confiesa que el mote de “galán juvenil” no lo hacía sentir cómodo cuando pensaba en el rumbo que quería darle a su carrera. Sin embargo, no solo no reniega de esa notoriedad que se cimentó con la primera película de la saga de Destino final y el video “Stan” de Eminem, sino que recuerda esa etapa de su vida como una que le permitió absorber los pormenores del proceso creativo.
Luego, llegó el alejamiento de Hollywood y un regreso con el éxito de Chucky, ya con otra mirada sobre la industria. El actor canadiense comenzó a formar parte de producciones de nicho como Hunter Hunter, Life on the Line y The Fanatic. En estas últimas trabajó junto a John Travolta y rememoró el impacto que tuvo Tiempos violentos en su vida. “Supe que quería dedicarme a producciones más oscuras, más comprometidas y con actores a los que admirara”, cuenta. Y eso hizo.
Este año, compartió pantalla con Luke Wilson y Bruce Willis en Gasoline Alley, uno de los thrillers que el actor de Sexto sentido filmó antes de su retiro. Por otro lado, Sawa disfruta el volver a las bases, las reglas terror, y se encuentra en pleno rodaje de la segunda temporada de Chucky, la serie de Don Macini en la que interpreta a Lucas y a Logan Wheeler.
Para el actor, todo se reduce a la perfecta armonía entre la vida familiar con su esposa y sus hijos y los meses en los que se encuentra de rodaje. “En realidad, soy una persona muy hogareña, mi agente me aconseja que vaya a más eventos, pero no soy bueno para esas cosas, no me sale bien la sonrisa falsa”, confiesa el actor a LA NACION en una charla extensa que refleja una bienvenida espontaneidad.
-Recientemente te pudimos ver en un capítulo de Hacks [la comedia múltiple ganadora del Emmy disponible en HBO Max] ¿Cómo fue esa experiencia, trabajar con Jean Smart?
-Me sentí muy afortunado porque en este momento, seguramente en la Argentina también por lo que veo, Hacks es una serie muy popular, no solo para la gente que la mira en todo el mundo sino también para la gente de la industria. Con mi esposa somos muy fanáticos así que tuve mucha suerte, porque además escuché que vieron a mucha gente en el momento del casting, y era la primera vez que Jean era parte del proceso de selección y ella quería encontrar a la persona adecuada para este papel. Por eso sentí como si hubiera ganado la lotería, estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado. Fue una gran experiencia.
-¿Vas a volver o fue solo una participación en ese episodio [”The Click”]?
-Me encantaría, pero trato de no pensarlo mucho, prefiero pensar en lo que hicimos y en que ya terminó. Yo sabía que era un episodio de la temporada, así que voy a tratar de olvidarme de eso porque me encantaría volver y si me quedo pensando en el tema me voy a volver loco (risas). Si me llaman otra vez sería fantástico y si no lo hacen, lo entiendo. Además, estoy en el rodaje de la segunda temporada de Chucky, filmando el segundo y tercer capítulo simultáneamente.
-Me gustaría hablar sobre tus comienzos, cuando fuiste uno de los rostros de una generación ¿Cómo fue navegar ese momento de tu vida, toda esa exposición siendo tan joven?
-Siento que fueron varios capítulos de mi vida. Empecé a actuar desde muy chico, a los ocho años hacía teatro y a los 14 me grabé en VHS para la audición de Casper y obtuve ese papel y mi vida cambió. Después llegó Amigas para siempre y eso me llevó a estar en todas las portadas de revistas para adolescentes, y no me gustaba particularmente eso, recibir el mote de “rompecorazones” (risas). Sé que muchos lo disfrutan pero yo no, era joven, inmaduro, quería ser tomado en serio como actor, para lo que me había estado preparando en teatro, pero todo lo que me decían era: “Sostén este cachorro”, “Mové el pelo de esta manera”. Mis ídolos en ese momento eran Robert De Niro, Jack Nicholson, Dustin Hoffman y Al Pacino, así que en cuanto cumplí 18 decidí que iba a hacer todo lo que estuviera a mi alcance para alejarme de esa imagen que se había construido, esa era mi misión.
-¿Y cómo lo hiciste?
-Ahí llegó el video de “Stan” con Eminem, filmé El diablo metió la mano, películas en las que hubiera malas palabras, drogas, alcohol o humo de cigarrillo, todo lo que pudiese sacarme de ese lugar de adolescente en el que estaba, eso me había propuesto. A los 25 años ya había trabajado por un tiempo y me tomé un descanso, y volví con la serie Nikita. Siento que pasé mucho tiempo en la transición de joven adolescente a adulto, me quedé en esa etapa por un tiempo largo. Recuerdo estar trabajando con Travolta y cómo él me decía: “Cuando tengas 45, vas a explotar, vas a ver”. Bueno, tengo dos años más para que suceda lo que él me dijo (risas).
-Mencionabas el video de Eminem, que fue realmente icónico ¿Cómo llegaste a ser parte de ese proyecto?
-Dr. Dre era un gran fan de Destino final, él amaba la película e iba a dirigir el video [junto a Philip Atwell], así que recibí una llamada de un amigo en común que era parte del equipo de dirección y me preguntó si quería estar en el video de Eminem, y Eminem era Eminem, era grande pero no gigante todavía, ¿entendés? Entonces fue muy difícil hacerlo porque mis agentes, mis publicistas, la gente que me rodeaba no lo entendía. “¿Vas a hacer un video musical? ¿Para quién? ¿Eminem, el rapero blanco que puede no estar más vigente en un año?”, me preguntaban. Pero yo era muy fanático y sabía que tenía que hacerlo, y lo hice. Es un trabajo del que me siento muy orgulloso, fue una locura, fueron tres días de rodaje, y sigo siendo admirador de Eminem.
-Además en esa época los videos eran una vidriera, MTV tenía otro foco
-Sí, ese video además fue una revelación, absolutamente, pero no para mis managers ni mis agentes (risas), no lo podían entender porque además no me pagaron. “¿Por qué querés hacer un video musical por el que ni siquiera vas a cobrar?”, me decían. Fue difícil de vender.
-¿Por qué se produjo ese alejamiento de Hollywood y con qué perspectiva regresaste?
-A los 25 me sentía desenfocado, no estaba enfocado en las películas en realidad, en todo lo que eso significaba, estaba filmando algunas de las cuales no estaba muy orgulloso, sentía que estaba trabajando sin parar. Hacía mis estudios en el set, me gradué en el set, todo era en el set, así que decidí que necesitaba alejarme, no sabía ni siquiera si iba a volver. Cuando regrese advertí que lo había extrañado mucho y que estar ausente no me iba a ayudar a conseguir papeles buenos, me había perdido de varias cosas y pensé: “Ah, por esto es por lo que volví”, y en ese tiempo no había muchas series. Cuando estaba filmando Destino final, la TV recién empezaba a cobrar relevancia con Sex and the City, Los Soprano, CSI, E.R. Emergencias... Entonces cuando volví mi agente me dio una audición para una serie de Netflix y me acuerdo que pensé: “¿Netflix?” Eso no va a funcionar. ¿Quién va a ver series en Netflix? Es una locura”. Y aquí estamos hoy (risas).
No soy de esos actores a los que les gusta quedar bien con los directores de casting, socializar. A mí me gusta ir, leer mi parte e irme.
-Trabajaste con John Travolta, Sylvester Stallone, Sharon Stone, Bruce Willis. ¿Cómo fue colaborar con ellos creativamente, y cómo viviste lo que informó la familia de Bruce sobre su retiro y su enfermedad?
-En cuanto a la primera pregunta, una de las cosas que decidí cuando volví a trabajar era que quería empezar a hacerlo con actores y actrices que realmente admirara. Era muy fanático de Tiempos violentos. Entonces, siempre quise trabajar con Travolta; pude trabajar en Life on the Line con Sharon Stone, quien es una gran actriz, pude pelear con Stallone [en Plan de escape 3: Los extractores], hice una película muy rara con Guy Pearce [Disturbing the Peace], decidí trabajar con gente que me diera placer, que me generara ganas de ir a filmar. Respecto a lo de Bruce, tuvimos una escena juntos y yo no sabía lo que le sucedía, se veía bien desde mi óptica, pero yo no soy quién para decirlo porque estaba tan metido en mi mundo, en cómo me veía, en mis líneas de diálogo, que no me fijé mucho. La película tenía más secuencias entre Luke Wilson y yo, y creo que los dos la hicimos porque queríamos trabajar con Bruce, para los dos sigue siendo el ídolo de nuestra juventud, es un hombre muy agradable.
-¿Qué películas te hicieron sentir que actuar era tu vocación?
-Cuando tenía 14 o 15 más o menos, estábamos filmando Amigas para siempre y con Christina Ricci nos hicimos muy amigos, y fuimos al cine varias veces, y vimos Tiempos violentos. Esa película... Todavía no sé si fue esa película en particular o esa película en ese momento de mi vida, pero lo que sí sé es que ahí lo supe, ahí empecé a mirar el cine de otra manera. Después me sucedió lo mismo viendo Rain Man, Perfume de mujer, Mejor…imposible, y todos esos actores, esas películas, recuerdo Cuando un hombre ama a una mujer, no sé por qué esa película me llegó tanto, empecé a ver al cine distinto y lo mismo me pasó con los actores. Hasta ese momento pensaba: “Sí, voy al set con todos estos chicos, me voy a divertir, es mucha plata, viajamos, etcétera”, pero cuando vi Tiempos violentos, ese día se produjo un quiebre.
-¿Seguís en contacto con Christina o con alguno de tus compañeros de esas primeras películas que hiciste?
-De vez en cuando veo a alguno. A decir verdad, me crucé con Christina en un avión meses atrás, nos cruzamos, nos saludamos, nos preguntamos cómo andábamos, subimos al avión, nos sentamos en nuestros lugares, ella se durmió y yo me puse a leer un libro. Aterrizamos, nos dijimos adiós, y manifestamos nuestras ganas de vernos nuevamente algún día. Ella es fantástica, es una gran persona.
-¿Te da nostalgia pensar en esas películas? En Twitter subiste una imagen de tus hijos viendo Casper
-Sí, no la entendieron (risas). Te digo algo: el capítulo de Hacks en el que estuve se filmó en Universal, al igual que Casper. Cuando filmamos el episodio podía ver, al final del pasillo dónde estábamos, el estudio donde había filmado Casper en 1994. Fue el círculo perfecto, porque no volví a California después, y ahí me tenías filmando Hacks en el mismo lugar donde alguna vez rodé Casper, eso fue bastante nostálgico.
-¿Recordás cuál fue el papel más desafiante de tu carrera y si algún rol te generó miedo a la hora de abordarlo?
-No sé si sentí miedo con algún papel porque, de haberlo sentido, lo hubiese ocultado lo mejor posible. Actuar para mí implica tener total confianza conmigo mismo cuando llego al set. Creo que con El diablo metió la mano había muchos mensajes, yo era chico y hacía también la voz de la mano, muchas cosas, tenía que pegarme contra las paredes, tirarme por las escaleras, en los sillones. Hunter Hunter fue muy dura, una película con un equipo muy chico, y nos fuimos a los bosques de Canadá empezando el invierno, teníamos mochilas, un montón de ropa para no sentirlo, pero fue un rodaje difícil.
-El diablo metió la mano también te permitió lucirte como comediante, nunca soltaste el humor negro en definitiva. ¿Tenés referentes del género?
-Soy muy fan de Jim Carrey. La máscara, Tonto y retonto, Ace Ventura, todo lo que veía en mi adolescencia. Yo amo la comedia, y amo hacer comedia, hice Slackers con Jason Schwartzman, Jason Segel, y Laura Prepon, todos estos grandes comediantes que improvisaban mucho y yo me regía más por el libreto, entonces no me sentía muy apto para eso, no creía que era lo mío, pero me encantaría seguir en el género. Bueno, Hacks es una gran comedia, aunque mi papel sea lo menos cómico (risas).
-¿Qué permanece en tu lista de sueños a cumpir? Leí que perdiste el rol en Star Wars a manos de Hayden Christensen...
-Sí, audicioné para el rol de Anakin Skywalker, éramos cinco finalistas y no pasé más de eso. Ahora me gustaría hacer más series policiales, con influencias de Pecados capitales de David Fincher, pero también estoy contento con lo que estoy haciendo, soy fan de las películas de terror y estoy haciendo Chucky, así que muy agradecido.
-¿Y te gustaría dirigir?
-Algún día. Es un trabajo muy difícil, miro a los directores, como a Don [Mancini] y pienso que tendría que tomarme un tiempo fuera, porque si lo hago lo quiero hacer bien, tendría que tomarme un año de mi vida.
-Pero lo pensaste entonces…
-Oh, sí, sí, lo hablé con mi agente, pero es como intentar hacer teatro, es difícil, no hay mucho dinero, así que tengo que convencer a mi representante y lo haría por amor, tiene que ser un proyecto que se haga de ese modo, no van a ser trabajos pagos, es todo un esfuerzo.
-¿Escribís, tenés ideas, algún guion tal vez?
-Escribo, leo, miro muchas películas, no salgo mucho así que hago mucho de todo eso (risas).
-¿Te gustar estar en tu casa?
-Digamos que soy de los que piensan que la cuarentena por la pandemia fue buena solo en el sentido de que pude permanecer en casa por cinco, seis meses, porque soy un bicho de hogar. Mi agente que me dice que tengo que ir a algunos eventos de Hollywood, premieres, red carpets, pero yo no quiero.
-¿No es lo tuyo?
-No, porque soy malo para fingir risas falsas, no me gusta, si alguien me cuenta una historia que no es buena o graciosa mi cara de risa falsa no me sale, no sé si disimulo bien, soy muy malo para eso. A partir del aislamiento por la pandemia los castings se empezaron a hacer virtualmente y sigue esa dinámica. Todo es desde casa, todo cambió, vos estás en la Argentina y estamos hablando ahora. Eso es genial. No soy de esos actores a los que les gusta quedar bien con los directores de casting, socializar. A mí me gusta ir, leer mi parte e irme. Y ahora el poder grabar una audición desde casa me funciona perfecto. La grabo, la mando y listo, no tengo que preocuparme tanto (risas).
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