Demi Moore da la cara, tras la polémica por su participación en un desfile de moda
Las pasarelas de moda y las de alta costura en especial son un expositor comercial, pero también una fantasía para hacer soñar a la industria y a los consumidores. En ese afán de atraer miradas y seguir alimentando el negocio, las firmas este año han tenido que hacer malabares para dar espectáculo en tiempo de pandemia y sin asistencia de público en sus desfiles. Fendi se dispuso a crear sorpresas y lo hizo con una presentación en la que la colección que significaba el estreno como director creativo de Kim Jones brilló por su puesta en escena pero también por algunas de las estrellas que desfilaron en él. Allí estuvieron las supermodelos Kate Moss y Naomi Campbell, pero fue la actriz Demi Moore —que dejó por primera vez en su vida el papel de espectadora de primera fila para convertirse en modelo por un día— quien consiguió que Fendi se convirtiera en viral.
Con un espectacular traje negro de gran escote, strapless, y sofisticados pendientes de gran tamaño, la actriz se lanzó a la pasarela a hacer realidad uno de los sueños de su vida, como confesó en una conversación con Naomi Campbell en el programa de entrevistas que la modelo tiene en YouTube, No filter with Naomi. El problema es que la participación de Demi Moore sobre la pasarela dio la vuelta al mundo no tanto por el modelo que llevaba sino por el aspecto de su rostro, con unos pómulos y labios demasiado marcados que alentaron un debate global sobre los excesos de los retoques estéticos.
La actriz, lejos de tocar este tema o mostrar un ápice de duda sobre los efectos de su decisión de convertirse en modelo ocasional, le contó a Campbell lo feliz que se sintió y en el video de la conversación su rostro aparece natural, con escaso maquillaje y lejos del chocante efecto que provocaron las imágenes del desfile. “No me di cuenta hasta que terminé de desfilar que acababa de cumplir una fantasía adolescente”, aseguró la actriz sobre su aparición en la Semana de la Moda de París. “Tuve que pararme a pensar antes de asimilar que acababa de pisar una pasarela acompañada de las modelos más importantes de la historia”, agregó luego.
Durante el encuentro también asegura que repetiría la experiencia sin pensarlo y que, tras ser la encargada de abrir el desfile de Fendi, afirma que descubrió que la presentación de las colecciones de moda es mucho más que simplemente mostrar la ropa. “Me pareció algo muy especial porque no sentí que todo estaba centrado en enseñar unas prendas de ropa, sino en contar una historia completa. Me resultó mágico y conmovedor. Algo memorable”, confesó.
La variedad de las modelos elegidas también fue objeto de análisis durante la charla que mantuvieron Moore y Campbell y sus reflexiones sobre el momento que vive la moda actualmente tratándose de adaptar a la necesidad de reflejar los distintos tipos de belleza más allá de los estereotipos que impuso la industria durante años. Demi Moore afirmó que se sintió conmovida de participar en algo que percibió como familiar e inclusivo. Una emoción que resumió diciendo: “Me sentí como una niña pequeña”.
Naomi Campbell también quiso aportar su visión de este desfile en un momento diferente a causa del coronavirus: “Aunque no había público presente, yo sentí que la gente estaba ahí. No sentí ninguna diferencia respecto a otros desfiles en los que ha trabajado”. “Creo que también ayudó mucho cómo estaba montada la escenografía de la pasarela, con cada una de nosotras teniendo nuestras propias cajas transparentes. Ese laberinto de cristal no nos habría dejado ver al público de todas formas”, concluyó la modelo.
Ni una referencia al debate en las redes sociales sobre el rostro que mostró Demi Moore durante el desfile. Si la punzada de la crítica afectó a la actriz en algún momento parece que su respuesta ha sido mostrarse a cara descubierta, poco maquillada y emocionada por la experiencia que vivió en París. Volver a dar la cara como mejor contestación para las especulaciones y la polémica que disparó su breve aparición sobre la pasarela.
La actriz habló sin reparos en distintas ocasiones sobre los problemas que tuvo con su autoestima en el pasado. En la década de los ochenta Demi Moore, que es madre de tres hijas, Rumer, Scout y Tallulah, tuvo que ingresar en un centro para rehabilitarse de su adicción a las drogas y el alcohol. La historia se repitió en 2012 tras llegar a colapsar después de meses de fiestas y trastornos alimentarios que le provocaron una preocupante pérdida de peso. Tras esta segunda rehabilitación la actriz se abrió a reconocer sus problemas y llegó a desnudarse anímicamente en algún evento público para dar ejemplo de que se puede superar estas etapas negras de la vida: “Durante años estuve en espiral, en un camino de verdadera autodestrucción”, dijo. “No importa los éxitos que haya tenido, simplemente nunca me he sentido suficientemente buena, suficientemente bien”, afirmó.
Moore entró en crisis, un punto del que salió con la ayuda de sus seres queridos y que marcó el momento de su reconstrucción, como ella misma contó. También reconoció que sus prioridades habían cambiado. La belleza, incluidas operaciones de cirugía estética, ya no es una de ellas. Afirmó que prefiere optar por un estilo de vida centrado en la salud para ella y su familia: “Mis relaciones son más importantes y lo que hago ocupa un segundo lugar”, dijo en un encuentro de Goop Health mientras mantenía una charla con Gwyneth Paltrow y Arianna Huffington.
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