LOS ÁNGELES. –Unos días después visitar a Demi Moore en su casa en lo alto de Beverly Hills, me encontré con su hija Tallulah Willis, quien me dijo: "A mi mamá no la criaron, la forjaron". Pero la mujer que me saluda desde el rellano de la escalera, en la residencia en forma de caja que ella llama su "pacífica casa de árbol zen", y me pregunta si tengo frío y necesito una campera, no es la estrella de acero de películas como El primer año del resto de nuestras vidas, Ghost: la sombra del amor y Cuestión de honor, que marcaron las décadas del 80 y 90. No es la deidad estilizada venerada en las tapas de las revistas, ni la pionera (por accidente) de la pelea por la igualdad salarial en Hollywood, ni ese enigma amurallado que, por designio propio, resistió la mayor parte de los intentos por revelar a la persona escondida detrás de los personajes que interpretó.
Esta mañana de fines de agosto, Moore, vestida con una remera de mangas largas, mocasines y anteojos, se sienta en el suelo de su living con la piernas cruzadas y cuenta la historia de su vida.
Es un ejercicio que ya emprendió en su libro de memorias, Inside Out, que la editorial Harper acaba de publicar en los Estados Unidos. El libro es una autobiografía sincera, donde Moore no solo ofrece detalles de los hechos más conocidos de su vida –su carrera en Hollywood y sus matrimonios con Bruce Willis y Ashton Kutcher–, sino también de aspectos de su pasado que ella luchó por proteger del escrutinio público, como su confusa y violenta niñezo, y una recaída reciente en el abuso de sustancias que por poco destruye a su familia.
Si adentro tuyo llevás un pozo de pena y traumas sin resolver, no hay dinero, éxito ni celebridad que puedan colmarlo""
Como escribe en una de sus implacables frases introspectivas: "Si adentro tuyo llevás un pozo de pena y traumas sin resolver, no hay dinero, éxito ni fama que puedan colmarlo".
Ahora que se publicó Inside Out, Moore dice estar ansiosa y nerviosa, a los 56 años, de que el público al fin pueda verla como ella se ve a sí misma, sin barreras ni artificios. "Estoy entusiasmada, y sin embargo me siento muy vulnerable", dice, mientras desliza un dedo por su cabello largo y oscuro. "No estoy protegida por un personaje. No es la interpretación de mí hecha por otra persona".
Si bien es sorprendente ver esa apertura a la confesión en una conocida actriz de Hollywood –y mucho menos en una con su talento y sus percances, dado que Moore reconoce su reputación de reservada–, dice que escribir sus memorias fue una parte necesaria de un proceso más largo de redescubrimiento. "Tuve que desentrañar por qué lo haría, porque el éxito no me llevaba a hacerlo", dice.
Y si todo el esfuerzo llega a ser interpretado como un intento por lograr roles en películas o volver a ocupar el centro de la atención, que así sea. "Es más un despertar que un regreso", dice Moore.
"Yo solo era el instrumento"
Como Moore relata en Inside Out, su niñez estuvo marcada por las mudanzas constantes, con paradas en Nuevo México, Pennsylvania, Ohio y Washington, antes de que su familia se asentara en el sur de California. En algún momento entre esos traslados, su padre, Danny Guynes, le pidió que lo ayudara a evitar que su madre, Ginny, tuviera éxito en sus frecuentes intentos de suicidio. Cuando la pareja se separó, Demi se enteró de que Danny no era en realidad su padre biológico.
Moore también escribe en sus memorias sobre la violación que sufrió a los 15 años y el día que cumplió 16 años, cuando dejó la casa de su madre para ir a vivir con un guitarrista. Dos años más tarde, se casó con el músico de rock Freddy Moore, una unión que admite haber saboteado rápidamente con su infidelidad.
Mientras tanto, su carrera como actriz estaba en plena explosión, ya que había aprovechado un papel en la serie General Hospital como trampolín para roles mayores en películas como Échale la culpa a Río y ¿Te acuerdas de anoche?. Aunque esos primeros personajes solían ser objetos de deseo o le exigían aparecer sin ropa, Moore ahora dice que es probable que sus sentimientos encontrados sobre el deseo y la sexualidad la hayan movido a interpretar esos roles. "Cuando era chica, me obligaban a ser útil", dice. "Si no lo era, si no me entregaba, no iban a quererme. Mi valor estaba atado a mi cuerpo." La intérprete abusó del alcohol y la cocaína, solía darse atracones de comida y estaba obsesionada con su peso.
Tras cancelar su boda con Emilio Estevez, Moore se casó con Willis, la taciturna estrella de las películas de acción, y tuvieron tres hijas, Rumer, Scout y Tallulah. "Bruce me movió el piso: nos conocimos, nos casamos y a los cuatro meses estábamos embarazados", escribe. Por entonces, Moore protagonizó las películas más exitosas de su carrera: Ghost: la sombra del amor (que recaudó más de 217 millones de dólares en los Estados Unidos), Cuestión de honor (141 millones) y Propuesta indecente (106 millones).
Pero los problemas no tardaron en llegar: Moore escribe que Willis era ambivalente respecto al trabajo de su esposa, y sentía que la actuación le quitaba tiempo para su familia, así que le dijo que no estaba seguro si quería estar casado (un vocero de Willis dijo que el actor no estaba disponible para emitir comentarios.) Cuando la actriz empezó a cobrar salarios millonarios, como los 12,5 millones de dólares por Striptease, en los medios la tildaron de avara y le pusieron el apodo burlón "Gimme Moore" (juego de palabras con "Give Me More", que puede traducirse como "denme más").
Hoy, Moore se considera que fue el chivo expiatorio de una industria que se rebelaba contra la paridad salarial de sus estrellas (en una época en la que Willis ganaba lo mismo, si no más, que Demi por sus películas). Moore dice que haber sido pionera en ese aspecto: "fue un honor, pero me recibió comentarios muy negativos y me juzgaron mucho. Estoy feliz de haberlo soportado si eso logró generar un cambio". "¿Cree que se logró un cambio?", se le pregunta.
Tras una larga pausa, responde: "Sí, realmente. Se generó mucho revuelo". Pero agregó: "No es algo que tenga que ver conmigo. Yo solo fui el instrumento que lo causó. Está claro que no fue suficiente porque muchos años después, todavía seguimos luchando por lo mismo".
"Las mujeres no encajaban naturalmente en el sistema"
Ningún obstáculo la desanimó tanto como Hasta el límite, la película de acción de Ridley Scott para la que dedicó semanas de entrenamiento y un rodaje agotador. Allí interpreta a un personaje de ficción que quiere convertirse en la primera mujer en ingresar al cuerpo de elite SEAL de la Marina de los Estados Unidos. La película, criticada por militares veteranos debido a sus imprecisiones y atacada violentamente por la crítica, terminó siendo un fracaso de taquilla. "No iban a dejarme ganar", dice Moore. "Para la nena que llevo adentro, fue devastador".
Entre su divorcio de Willis y la muerte de su madre a causa de un cáncer, Moore tomó distancia de su trabajo como actriz para enfocarse en la crianza de sus hijas. Aunque siguió produciendo películas como la serie de comedias de Austin Powers, rara vez actuaba. La villana de Los ángeles de Charlie: Al límite fue una rareza: tenía poco más de 40 años y se preguntaba si todavía tenía valor para Hollywood. "Decían que en realidad no sabían muy bien qué hacer conmigo, dónde ubicarme", dice. "Yo me quedaba pensando: '¿se supone que eso es un halago?'"
Moore nunca habla con amargura. Al comienzo de la conversación tomaba de un vaso de Starbucks; luego alternó tragos de Red Bull con pitadas de cigarrillo electrónico. Vive rodeada de perros pequeños y cariñosos, con nombres como Merple, Diego y Sousci Tunia. También se muestra orgullosa de su colección de taxidermia –como la cebra bebé montada cerca del hogar de la casa– creada a partir de animales que "tuvieron la desgracia de morir jóvenes" (dice tener también un ciervo mortinato en su casa de Idaho).
La generación de actrices de cine más jóvenes ve a Moore no solo como una negociadora dura con firmes convicciones sino también como fuente de inspiración. "Se convirtió en una estrella de cine en una época en que las mujeres no encajaban naturalmente en el sistema –dice Gwyneth Paltrow, amiga de Moore–. Fue la primera persona que luchó por la igualdad salarial en Hollywood y lo logró. Eso tuvo evidentemente un costo para ella. Pero está claro que todas nos beneficiamos gracias a ella."
Pero antes de que Moore pudiera recobrar su autoestima, tuvo que atravesar otros desafíos que finalmente derivaron en la escritura de Inside Out. En 2003, cuando empezó a salir con Ashton Kutcher, poco le importaba lo que dijeran sobre los quince años de diferencia entre ellos. Sentía que disfrutaba de "una segunda oportunidad, como si con él pudiera volver el tiempo atrás y experimentar lo que era ser joven, mucho más de lo que efectivamente lo viví a los veinte".
Quedó embarazada poco después, de una nena que quería llamar Chaplin Ray, pero perdió el bebé a casi seis meses del embarazo. Empezó a tomar otra vez y se culpó a sí misma. Moore y Kutcher se casaron en 2005 y se sometieron a tratamientos de fertilización. Pero su adicción al alcohol empeoró y empezó a abusar de opioides, antes de enterarse de que Kutcher la había engañado (se separaron en 2011 y se divorciaron dos años después. La vocera del actor no respondió las solicitudes de comentarios.)
Las cosas se pusieron todavía peor. En 2012, en una fiesta con su hija Rumer, Moore sufrió una convulsión tras fumar cannabis sintético e inhalar óxido de nitrógeno. Su comportamiento ya la había apartado de Scout y Tallulah. Ahora la evitaban sus tres hijas.
En ese entonces, Moore había firmado un contrato con la editorial Harper para publicar sus memorias. Había pensado escribir sobre las madres y las hijas de su familia. Pero esos planes tendrían que esperar: "Una parte de mi vida se estaba cayendo a pedazos". "No tenía carrera", dijo. "Ni pareja". Y entonces su salud empezó a deteriorarse, ya que incluso tareas básicas como leer o mirar televisión se habían vuelto imposibles de realizar. Moore tenía problemas autoinmunes y digestivos y si bien evitó compartir el diagnóstico exacto que recibió, explica que "algo estaba pasando, mis órganos lentamente estaban apagándose". "La causa era una fuerte carga viral", afirmó.
Recuperación, reconciliación, 'todo estaba relacionado'
Poco a poco, Moore fue rearmándose. Empezó un programa de rehabilitación de trauma, dependencia y abuso de sustancias y trabajó junto a un médico especialista en medicina integral para rectificar sus problemas de salud. Poco a poco fue reconciliándose con sus hijas, y hace dos años se puso a trabajar en serio en la escritura de Inside Out, que realizó junto a la periodista Ariel Levy, de la revista The New Yorker.
Desde el comienzo de su colaboración, Levy alentó a Moore a no censurarse, pero se dio cuenta de que no necesitaba preocuparse demasiado por eso. "Sacá todo lo que tengas que decir", le dijo a Moore, "y después, al final, todo lo que te parezca demasiado privado lo sacamos. Pero nunca llegamos a eso", recuerda Levy.
Paltrow dice que las memorias tienen el mérito particular de haber ayudado a Moore a reducir sus problemas de salud porque le quitaron toda la mochila psicológica con la que cargaba. Como mujeres, dice Paltrow, "pensamos que tenemos que superar todo y cargar el peso de todas las personas de nuestra familia". Gwyneth dice que el libro de Moore estuvo fuertemente vinculado con "su viaje curativo, física, mental y emocionalmente. No es casual que todo estuviera relacionado y que pasara al mismo tiempo".
Moore dice que le importaba poco que lo que escribiera en el libro pudiera costarle su prestigio en la industria cinematográfica. "No tengo nada que proteger realmente", dice. También siente que tiene derecho a compartir historias que involucran a sus famosos exmaridos, si esos episodios tienen que ver principalmente con ella, y confía en que sus revelaciones no los convierten en villanos, ni a ella en víctima. "No me interesa en absoluto culpar a nadie", dice Moore. "Es una pérdida de energía".
Reflexiona un poco más sobre el tema y empieza a decir: "Espero que todas las personas que están en el libro se sientan...". Hace una pausa y agrega: "No sé cómo espero que se sientan". Suelta una risita entre dientes y dice: "Bien, no mal".
"Vivir con el alma centrada", y trabajar
Para las hijas de Moore, Inside Out es un proyecto más demandante. Cada una de ellas dice que le fue otorgada la oportunidad de revisar el manuscrito y solicitar cambios, pero ninguna lo hizo.
Scout Willis dice que está orgullosa de su madre por "haber hecho el trabajo que durante muchos años no tuvo el tiempo de hacer, porque simplemente estaba en modo supervivencia". Scout dice que el hecho de que su madre haya escrito sus memorias "denota realmente una cierta cantidad de seguridad y de bienestar para consigo misma".
Al mismo tiempo, dice que el libro reflotó recuerdos desagradables para ella y para sus hermanas, que sufrieron los mismos problemas de imagen corporal y de abuso de sustancias. "Es todo un desafío porque está haciendo un esfuerzo increíble para sacar los momentos más vulnerables de su vida –dice Scout–. Justo viene a coincidir con algunos de los momentos más exigentes y traumáticos de la mía".
Rumer Willis dice que el libro es una oportunidad para conocer la historia de su madre, que Moore le había dado a entender con los años, pero nunca con detalle. "Crecemos pensando que nuestro padres son unos dioses inmutables del Olimpo –dice Rumer–. Obviamente, al crecer empezamos a darnos cuenta de que son personas comunes y corrientes".
Moore dice que se mantiene sobria y que junto a Rumer y Scout están en el séptimo mes de un curso de diez meses de psicología espiritual, que "enseña a vivir con el alma centrada". (Moore no estudia más la cábala, cuyas enseñanzas, sin embargo, dice le "aportaron mucha sabiduría" que todavía valora "mucho".) Por estos días forma parte del elenco de la adaptación teleevisiva de Un mundo feliz e interpreta a una odiosa ejecutiva en la comedia negra Corporate Animals, un papel destinado en un principio a Sharon Stone.
A la actriz le preguntaron si escribió Inside Out por dinero, y antes de que yo volviera a preguntárselo, respondió sola, con una risa cómplice : "Ah, no, para nada, porque hay otras maneras mucho más fáciles de ganarlo".
Algunos toman Inside Out como una maniobra de relaciones públicas, un intento de remplazar la versión que el público tiene de Demi Moore con la que ella quiere que exista. Ella lo acepta sin reparos. "Sí, me parece que es así", responde. "¡Está perfecto! ¿Por qué no?"
"¿Me conocías antes?", me pregunta, esperando que le responda negativamente. "Bueno, ¿ves? Les respondería eso mismo".
Traducción de Jaime Arrambide
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