Demandan al rapero Sean “Diddy” Combs por tráfico sexual
Se trata de la octava denuncia que recibe el músico; en esta ocasión, Combs es acusado de obligar a la demandante a mantener relaciones sexuales con los invitados de sus fiestas privadas
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Se ha realizado una nueva demanda por un delito sexual contra Sean Combs, el rapero antes conocido como Puff Daddy o Diddy, y ya van ocho desde el pasado noviembre. En este caso, las acusaciones son algo distintas ya que la demandante, una mujer llamada Adria English, lo acusa de un delito de tráfico sexual, mientras que media docena de víctimas lo denuncian por agresiones, abusos y violaciones. En la demanda no se exige una pena o una cantidad concreta, sino que se buscan “daños y perjuicios no especificados”. English asegura haber sufrido traumas emocionales, problemas de intimidad y tener recuerdos muy dolorosos a causa de todo ello.
Los hechos ocurrieron hace ahora dos décadas, en 2004, tal y como English y sus abogados han contado en TMZ, que recoge la denuncia en exclusiva. El medio se comunicó con “Diddy” Combs para conocer su versión, pero este no ha respondido. Siempre según la versión de English, el artista y ella se conocieron en aquel verano de hace dos décadas, cuando su novio estaba haciendo un casting para ser modelo para Combs. Según explica, el rapero les ofreció trabajo tanto al chico y a otro modelo si practicaban sexo oral con él. El novio de la demandante se negó, pero entonces un socio del artista le volvió a ofrecer el empleo con la condición de que llevara a su novia, es decir, a English, a una fiesta de finales de verano que Combs iba a celebrar en la lujosa zona de los Hamptons, cerca de Nueva York, para que ella actuara como bailarina. Ella aportó pruebas suyas de que acudió a la fiesta, como fotografías en las que posa vestida de blanco, que era el código de vestimenta del evento.
Tanto la propia English, que entonces trabajaba como actriz porno bajo el nombre de Omunique, como su novio accedieron al trato y trabajaron en dicha fiesta a principios de septiembre de 2004 y también en otras que llegaron después. Cuenta que la obligaban a beber alcohol mezclado con drogas como éxtasis y que la animaban activamente a seducir a los invitados. Y aunque, en un principio, quedaba solo en eso, ya que cuenta que “Diddy” Combs “la preparó” para ir introduciéndola en el tráfico sexual. Llegó un momento en el que le exigió mantener relaciones con un famoso empresario de joyas y relojes llamado Jacob Arabov y conocido en el mundillo musical como Jacob el Joyero, y que ahora es otro de los demandados. Fue, según dice la demanda, “forzada a mantener un intercambio sexual” con él y ese día le pagaron 1.000 dólares más de lo habitual. El propio rapero la felicitó personalmente y le dijo que había “hecho bien su trabajo”. De hecho, como ocurre con tantas otras víctimas suyas, le prometió que avanzaría en su carrera profesional e incluso que la ayudaría a unirse a una banda musical femenina.
Pero aquello fue solamente el principio. Desde entonces, empezaron a “pasarla” de mano en mano, a otra gente, de fiesta en fiesta, y también sufrió agresiones sexuales. Según su testimonio, buena parte de ello estaba orquestado por una mujer llamada Tamiko Thomas, una especie de madama que gestionaba esas operaciones de tráfico sexual que organizaba el rapero. Ambas tienen fotos juntas y la exactriz afirma que Thomas era para el rapero “como Ghislaine Maxwell para Jeffrey Epstein”, es decir, su conseguidora y gestora. Con ello da a entender que hay más mujeres que pasaron por esta red sexual, de la que ella fue víctima hasta 2009. Entonces, cuando logró escapar y regresar a California, el músico la amenazó y se puso en su contra, asegurando que ni ella ni su novio entrarían en la industria de la música, a modo de castigo.
El relato de English cuadra con el resto de las demandas, siete, que se han interpuesto contra Combs en los últimos meses. La mayor parte son de mujeres que, al principio, se vieron gratamente sorprendidas por la actitud colaborativa del empresario para ayudarlas a hacerse un hueco en el mundo del entretenimiento, la música o la moda, hasta que él empezó a abusar de ellas sexualmente.
La primera en denunciar fue su exnovia, Casandra Ventura, modelo conocida como Cassie, que en su durísima demanda explicó cómo él le pegó, violó, maltrató, drogó, apartó de su familia y obligó a participar en orgías y diversos encuentros sexuales. Los abusos duraron años, ya que comenzaron su relación en 2005 y la terminaron (tras idas y vueltas) en 2018. Sin embargo, Ventura retiró la demanda apenas un día después de interponerla tras llegar a un acuerdo extrajudicial. Una sobrecogedora grabación que CNN filtró en mayo deja ver las palizas a las que la sometió en un hotel de Los Ángeles y que ella había denunciado meses antes.
A finales de ese mismo mes, dos mujeres más realizaron sus denuncias: Joi Dickerson-Neal, que lo acusó de una violación que grabó en 1991, cuando ella tenía 19 años y Liza Gardner, que explicó que el músico la agredió a ella y a una amiga en 1990.
En diciembre llegó la denuncia más grave, porque, al igual que la de English, también implica tráfico sexual y, además, de menores. Una cuarta mujer anónima acusaba a Combs de violarla “entre la primavera y el otoño de 2003″, cuando ella era menor de edad, explicando cómo el presidente de su discográfica la trasladó una noche en avión desde Detroit a Nueva York (donde el rapero la violó en su estudio) y de devolverla a la mañana siguiente. La quinta demanda llegó en febrero de parte de un productor habitual de Combs, Rodney Jones Jr., que lo acusó de tocamientos no consentidos. En mayo tuvieron lugar las hasta ahora dos últimas: la de la modelo Crystal McKinney, que desveló que en 2003 el rapero la obligó a practicarle sexo oral tras drogarla, de nuevo, en su estudio, y la de una mujer llamada April Lampros, que explicaba que él la agredió cuando estudiaba moda en Nueva York (primero le prometió ayuda para hacer carrera en el sector) y después abusó de ella, violándola en cuatro ocasiones a mediados de los noventa, en una serie de ataques que le provocaron “heridas físicas, angustia emocional grave, humillación y ansiedad”.
Sean “Diddy” Combs está siendo investigado por el departamento de seguridad nacional de Estados Unidos, que a finales de marzo registró dos de sus casas. Según los expertos, el rapero podría enfrentar graves cargos e incluso la cárcel.
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