La cita es en el Palacio El Victorial, una sala del barrio San Telmo donde se exhibió a comienzos de los 90 y durante cinco años la obra teatral Tamara, dirigida por Bonnie Bullrich. Ahora, este coliseo construido a fines del siglo XIX, declarado patrimonio cultural de la ciudad de Buenos Aires, es el búnker porteño del político Alberto Rodríguez Saá (62). Los pisos más altos del edificio están en obra. Allí se mudarán, cuando concluya la campaña presidencial, el gobernador de San Luis y la ex modelo Delfina Frers (53), su novia desde octubre de 2010.
Los entreactos de esta historia de amor son muy interesantes. Rodríguez Saá es miembro de una de las dinastías más antiguas y representativas en la historia de San Luis. Atraviesa su segundo mandato al frente de la provincia y, como candidato a presidente de la Nación, sedujo al nueve por ciento del electorado en las elecciones primarias. Sin embargo, con su triunfo en San Luis, ostenta un récord exclusivo: es el único candidato que venció al kirchnerismo en una provincia. Delfina pertenece a una familia con tradición en el mundo del yatching (su padre, Germán Frers, fue precursor del diseño de barcos, y su hermano, también llamado Germán, es hoy uno de los diseñadores navales más prestigiosos del mundo). Dueña de una belleza única, forjó su carrera de modelo. Más tarde se convirtió en triatleta, se graduó como piloto de helicópteros y abrazó su pasión: el automovilismo.
-¿Cómo llegó a este increíble teatro, Alberto?
-En noviembre de 2010 empecé a buscar un búnker de campaña en Buenos Aires. Les advertí a mis agentes inmobiliarios que mi prioridad era comprar un teatro. Estaba empecinado en adquirir un edificio así, capaz de crear un espacio de libertad para el pensamiento. Y de repente apareció este teatro, que estaba a muy buen precio porque había sido declarado patrimonio histórico cultural de la ciudad de Buenos Aires, lo cual me obliga a conservarlo como está. Bonnie
Bullrich, su anterior dueño, lo usaba como teatro y eso me generó simpatía. Lo más interesante de todo es que apenas llegué a este lugar, mi vida dio un giro y empecé a vivir distintas historias.
-¿A qué historias se refiere?
-En este edificio vivo escenas que parecen surgidas de una obra de teatro. Una vez que adquirí la propiedad, que aún estamos restaurando, empezó mi relación con Delfina. Al mismo tiempo, fui planeando mi campaña política y atravesé las internas del peronismo federal. Pero la historia más linda, por supuesto, es mi romance con Delfina. Desde este espacio, ella me acompaña en mi campaña para presidente. Siempre está presente, así sea en una conferencia de prensa, en las reuniones para el diseño de las boletas electorales o en la designación de los apoderados del partido.
-¿Cómo se conocieron?
Delfina: Fue en el año 2003. Yo competía en el TC2000 y fui invitada a la reinauguración del autódromo de San Luis, que fue reconstruido y puesto en valor gracias a Alberto. Después de la reapertura de la pista, Alberto invitó a los pilotos a su casa de Los Peñitos, en la localidad de El Durazno, a 30 kilómetros de la capital puntana, uno de los lugares más mágicos que visité en mi vida.
-¿Allí hablaron por primera vez?
Delfina: Sí. Aunque debo confesar que ya lo había visto varias veces en algunos eventos y siempre me gustó mucho. Alberto es muy tímido y no fue fácil construir lo que vivimos ahora, ya que los dos teníamos nuestras historias cuando nos conocimos.
Alberto: A mí también me gustaba mucho. Cuando empezamos a conocernos, yo tomé al pie de la letra una cita de un gran filósofo chino que dice: ''No hay mujeres imposibles, sino hombres apresurados''. Así que tuve que esperar el tiempo justo para que Delfina me diera un espacio para conquistarla. Y aquí estamos. No tengo duda de que mi espera bien valió la pena.
-¿Cuánto tiempo llevan juntos?
Delfina: Casi un año, desde octubre del año pasado. Y, aunque sólo sean algunos meses, estamos muy enamorados y felices de estar caminando juntos por la vida.
-Delfina, ¿alguna vez imaginaste que podrías convertirte en primera dama?
-Jamás imagino lo que me depara el destino. Yo camino por la vida y creo que las cosas caen por su propio peso. Por eso pienso que no es una casualidad que Alberto y yo nos hayamos encontrado, que hoy caminemos juntos y que estemos ante el mayor desafío de su vida política. Es decir, en ningún momento me imagino el futuro, simplemente vivo el presente. Cuando él decidió postularse a la presidencia, yo me acoplé a su voluntad con todas las ganas de sumarle cosas positivas, de complementarlo, de ayudarlo y ser un apoyo, nada más que eso. Me llena de orgullo agarrarle la mano fuerte y caminar a su lado. Lo que venga después, el destino lo dirá.
-¿Cómo te sentís en el mundo de la política?
Delfina: Acompañar a un político no es lo mismo que hacer política. Pero lo que vivo con Alberto no es muy diferente a lo que hice toda mi vida: como modelo o piloto de autos, siempre estuve dando vueltas por el país, haciendo relaciones públicas, teniendo algo que ver con la prensa.
Alberto: Dejame agregar que Delfina me ayuda un montón. Es muy eficiente y en un minuto me conecta con todo el mundo y me soluciona infinidad de problemas. Siempre tiene una respuesta o una definición para darme. Nos complementamos muy bien. Es un gran alivio tenerla a mi lado.
-Digamos que hacen un buen team.
Delfina: ¡Exactamente! Hacemos un muy buen equipo.
Alberto: Las decisiones las sigo tomando naturalmente con Delfina al lado, porque me deja aflorar mis virtudes. Cuando necesito ayuda, me complementa. Es muy difícil tener una persona que imponga sus opiniones, pero Delfina es precisamente lo opuesto. Ella es maravillosamente discreta y prudente. Me ayuda y me alivia muchísimo.
-Debe ser un reto tener al lado a una mujer que fue corredora de autos y piloto de helicópteros.
Alberto: Que haya corrido en autos me parece espectacular. Hace poco la acompañé a un campo en Córdoba para que probara un auto de rally. No sabés lo que me divertí: me explicó todo lo que significa trabajar en equipo, sobre todo cuando se es un piloto de automovilismo. Ella manejaba y yo la ayudaba cebándole un mate, sacándole fotos... Hacía de auxiliar. Fue realmente muy interesante. Además, me ayuda mucho que le guste el volante porque cuando tenemos una fiesta puedo probar un vino tranquilamente. Siempre es ella la que maneja a la vuelta. [Ríe.]
-Alberto, ¿como se siente ante el desafío de torcer el resultado de las primarias en las próximas elecciones presidenciales?
-La elección del 26 de octubre es actualmente mi más grande reto. Hoy sólo tengo cabeza para mi lucha, para mi propuesta, para prender una luz en Argentina. Los indicadores de mi provincia son fabulosos y deseo implementar el mismo modelo en todo el país. Si vos vas a San Luis te vas a dar cuenta de que no tenemos villas miseria, de que hay vivienda y trabajo para todos.
-¿Cuál será su actitud si su fórmula no gana?
Alberto: Me veo participando en política desde la oposición. No pienso postularme nuevamente en San Luis, por lo que me visualizo ayudando al Frente Compromiso Federal, el espacio al que pertenezco. Los fines de semana probablemente los pase en la montaña junto a Delfina, siendo inmensamente felices y disfrutando de la pintura, algo que me apasiona.
Delfina: Por ahí te piden que gobiernes otra provincia. [Ríe.]
-¿Cómo llegó la pasión por la pintura a su vida?
-Yo pinto desde que soy adolescente. Pero fue después de la década del 90, cuando tenía más de 40 años, que me encontré en Nueva York con el maestro Pérez Celis y juntos hicimos un paseo por el SoHo y el Village visitando museos y galerías. Esa experiencia me despertó las ganas de pintar de nuevo. Desde entonces no lo dejé más y comencé a organizar mis primeras exposiciones. Después me volqué a la escultura y a la arquitectura. Pinto todo el tiempo, también entre reuniones. Soy muy creativo, ya que utilizo técnicas como el collage, uso la borra del café para definir un color… hasta le he llegado a pedir a Delfina su rouge de labios para definir la intensidad del rojo en un cuadro.
-¿Podemos hablar de una inminente boda?
Delfina: Por ahora no, pero es un hecho que vamos a seguir juntos. Tenemos que esperar a que pasen las elecciones y, entonces, seguramente vamos a hablar de ese tema.
-Delfina, ¿qué es lo que más te gusta de Alberto?
-Además de que me encanta físicamente, es para mí como un cacique. Me fascina su usina de ideas, su forma de ser. Es una buena persona por sobre todas las cosas. Es inteligentísimo, culto, divertido, genial. Le encanta la música y compartimos muchos gustos. Eso es muy bueno y, así como tenemos muchas cosas diferentes, nos enriquecemos mutuamente.
-¿Y a usted, Alberto, qué la sedujo de Delfina?
-Que es muy respetuosa de mi intimidad y de mis tiempos como político. Igualmente, me fascino viéndola todo el día, ya sea frente a la computadora o cocinando. Es muy comprensiva, me acompaña a cada momento. Es tal nuestra afinidad que ya aprendimos a interpretar nuestros silencios.
Texto: Rodolfo Vera Calderón
Fotos: Paul Roger
Producción: Georgina Colzani
Maquillaje y Peinado: Jesica Báez, para Estudio Olivera,
con productos Redken 5th Avenue NYC
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