La actriz que empezó a trabajar en TV a los seis años habló con LA NACIÓN sobre su actual proyecto musical, su lucha por formar una familia y por qué no le gustaría que su hija siga sus pasos
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En 1982 nacieron 18 chicas bajo el nombre “Etelvina”, pero sin dudas ella fue la más famosa: Etelvina Baldasarre. Interpretada por Laura Tuny, la alumna de Jacinta Pichimahuida en Señorita maestra es aún recordada por los chicos, hoy ya adultos, que cada tarde sintonizaban ATC para formar parte del curso más querido del país. A más de cuatro décadas, la gente continúa reconociendo a la actriz por su personaje. En diálogo con LA NACIÓN, la niña prodigio habló sobre cómo fue el día después del fin del éxito y lo importante que resultó en ese aspecto la contención familiar. También contó su lucha por ser madre y su nuevo proyecto musical, “Darlo todo”.
No tenía ni seis años cuando pisó por primera vez un estudio de televisión. Para sorpresa de muchos, no fue en Cantaniño, sino antes. Laura y su hermana acompañaban todas las semanas a su papá, cardiólogo y columnista del ciclo de Mario Socolinsky La salud de nuestros hijos al canal, y hacían de modelos: “Nos hacía electros en cámara, hasta que un día nos vio un productor”.
Lo que vino después, casi una historia conocida. Señorita maestra, que se emitió entre 1982 y 1985 le dio una fama inconmensurable que de a poco se fue desdibujando. A pesar de ello y de saber que la vida del artista puede ser dura, no reniega de su profesión y de haber empezado a trabajar desde tan chica. Siempre ligada a la actuación y a la música, habla de Chicas retro, la obra de teatro con la que regresaría a las tablas y quedó trunca y de su faceta como cantante solista, producida por Yadam, el productor de Diego Torres.
La misma edad que tenía ella cuando debutó en televisión, es la que tiene hoy su hija Shirley quien también se vislumbra como artista, aunque preferiría que eligiera otro camino. Su pequeña nació el 27 de febrero del 2018 a través del método de subrogación, luego de que junto con su marido la buscaran durante cinco años. ¿Casualidad? O no, porque no cree que existan, la nena nació en la misma ciudad que su abuelo en Ucrania, a más de doce mil kilómetros de Buenos Aires.
—Acabás de lanzar un nuevo tema, ¿qué es “Darlo Todo”?
—”Darlo todo” es el resultado de la búsqueda de algo nuevo por comunicar, estuve un tiempo alejada porque fui mamá y me dediqué más a estar con mi hija y ahora quería volver con algo diferente, ver qué quería comunicar, buscar el sonido y lo encontré trabajando, yo escribo las letras y mi productor, Yadam, viene del Caribe y me trae ese sabor diferente, encontramos esto que es un pop mucho más tropical. Me interesa tener ese sabor caribeño, viví en México y en otros lugares, lograr el resultado es emocionante y los comentarios de la gente son buenos.
—¿Se vienen otros temas?
—Este es un EP y vamos a sacar más, serán unas cinco canciones. Yo ya tenía tres discos en mi haber y esto es lo nuevo. Arranqué a los seis y sigo. La idea es después llevar el material por Latinoamérica y alguna presentación acá.
A flor de piel
—Mencionaste que fuiste mamá y que te tomaste un tiempo para estar con tu hija y que hay una búsqueda sobre lo que querés comunicar con tu música, ¿esa búsqueda tiene que ver con la maternidad?
—La maternidad te pone todo a flor de piel, te cambia mucho, transitás diferentes etapas en la vida, como dice la canción, ‘de la niña que fui a la mujer que soy’ y es que cuando empecé tenía para decir unas cosas y hoy otras. Esto de ser mamá te cambia y la música te cambia también, no solo tomás las vivencias propias si no las de otros, que uno las toma y todo te lleva a madurar y con eso a una madurez artística que va de la mano con la personal. Hoy no tendría ganas de escribir ‘baby vamos a bailar’. Yo por ejemplo siempre fui muy positiva y optimista y eso lo mantengo en mis canciones.
—Y ese positivismo, ¿te ayudó en tu búsqueda por ser mamá?
—Sí.
—¿Qué sentiste después de tantos años de lucha el día que nació tu hija?
—Fue pensar “lo logramos”. Tantos años en función de ser papás y es increíble tenerla acurrucada, apretadita y que nada más importe en el mundo. Después de tanto tiempo de lucha tuvimos que hacer las cosas por otro camino y es que todos los caminos son válidos.
—¿Cómo transitás la maternidad?
—Ahora mi miedo pasa por la responsabilidad y creo que me va a pasar toda la vida, ser un buen ejemplo para ella en cada paso que doy. Yo digo que me entregaron un libro con páginas blancas y me dieron una birome y un resaltador para escribir y no me quiero equivocar, quiero hacer linda letra y escribir cosas hermosas porque en ese libro tenemos la responsabilidad de criar a alguien con valores. Es abrumador y pienso si lo estaré haciendo bien. Hay intuición y espero no equivocarme, ellos nos enseñan a nosotros.
—Nació en Ucrania, ¿volvieron?
—No. Si Dios quiere algún día volveré, ojalá el conflicto termine, es largo.
—Hay una historia familiar que los une con Ucrania...
—Mi papá era polaco, nació en una ciudad que hoy es ucraniana y del lado de mi marido también su abuelo nació en Kiev. Una casualidad increíble, aunque no creo en eso, yo creo en las causalidades.
Los primeros pasos y el “boom”
—¿Qué recordás de la época de Señorita maestra? ¿Eras consciente de lo que generaban?
—Muy consciente no era. Sabía que me gustaba cantar y bailar y que disfrutaba lo que hacía, pero no lo tomaba como un trabajo. Después uno toma consciencia.
—¿Cómo llegaste ahí? ¿Vos le pediste a tus papás que te llevaran, que querías actuar?
—Mi papá era médico, falleció hace varios años, y era columnista de La salud de nuestros hijos, el programa de Mario Socolinsky y nos llevaba a mi hermana y a mí, tenemos poca diferencia de edad, a hacer de modelos... nos tomaba la presión, nos hacía electros, y eso se hacía en el mismo lugar que Cantaniño, entonces un día nos vieron y nos ofrecieron cantar, nos probamos en el momento y empezamos.
—Y al poco tiempo, Señorita maestra, con una popularidad tremenda...
—Sí, no se podía salir a la calle. Yo iba a la escuela a la mañana y grababa a la tarde, me dieron autorización para ir solo por la mañana porque antes iba doble turno. Era agobiante porque eran muchas horas de grabación, pero nunca dejé el colegio y terminé bien. Sé que algunos de mis compañeros no terminaron el colegio.
—¿Y la repercusión? Porque Etelvina no se portaba bien.
—Era la maldad de una nena, sigue pasando y es lo que hoy llaman bullying, pero hacia el final del capítulo siempre había una parte de redención, una moraleja para enseñar. Recuerdo que fue todo una locura, en esa época había pocos programas y este era el único para chicos.
—¿Y cómo vivías esta fama en el colegio?
—Mis compañeros durante el primer año me conocían de toda la vida y al año me tuve que cambiar para seguir trabajando y fue un caos porque estaba en sexto grado y en pleno auge.
—¿Qué tipo de caos? ¿Bien o mal?
—Bien, digo que fue un caos por toda la movida, pero siempre tuve la contención de mis padres. Con esa exposición, ese caos era normal, en el otro colegio me conocían desde jardín, en el nuevo no y recuerdo que me perseguían en los recreos.
—¿Y cómo era la relación con los productores y todo el elenco y el staff adulto?
—Siempre bien. Nos trataban bárbaro, nunca pasó nada. Los camarógrafos, los asistentes de dirección, todos nos tenían un gran cariño y eran como nuestra familia.
“Todo cambia con el tiempo”
—Seguiste trabajando, pero ya no con tanto nivel de exposición, ¿cómo fue el día después del final?
—Ahí fue importante el sostén de la familia, saber quién sos independientemente del trabajo. Cuando me dicen ‘sos Etelvina’ digo no, yo en ese momento era Laura interpretando a Etelvina, siempre lo tuve claro más allá de alguna frase del personaje que pudiera decirle a mi mamá en mi casa por la costumbre. Esa contención y ese apoyo fueron importantes para entender que eso, era una etapa. Esta carrera es una montaña rusa y nadie te prepara para eso. Tenés que tener los pies sobre la tierra para entender que hoy tenés un éxito y tal vez mañana no.
—¿Tuviste dudas en algún momento sobre tu carrera o profesión?
—Hay edades que son difíciles, donde uno decide qué tiene que hacer. Porque cuando sos chico es un juego, no es lo mismo que trabajar y cuando terminás el colegio tenés que decir qué hacer de tu vida, si seguís así o no.
—¿Pensaste en dejar?
—Me pasó de tener dudas, pero siempre tuve muy claro que mi mundo era el arte, de eso estaba segura.
—¿Siempre pudiste vivir de esto?
—Yo estudié diseño de moda, pero más por placer y siempre hice cosas expresándome, escribiendo música, actuando, bailé y di clases de salsa, también hice esculturas, todo tiene que ver con todo. Y sobre los trabajos, es difícil. Viví en México, en donde escribía para otros artistas, también vendí publicidad para medios gráficos varios meses, pero la verdad es que no me gustó. Y trabajé con mi papá haciendo electrocardiogramas, pero todo siempre reencaminándome en el arte.
—Ahora estás de lleno con la música, ¿dónde está la Laura actriz?
—Cuando uno hace arte y se expresa como puede, mi prioridad es hacer música, pero si me llega algo para hacer un personaje y me gusta probablemente lo acepte. Hace poco hice mi primera película en inglés y así, uno va buscando huecos que lo hacen feliz.
—En el 2019 hubo un proyecto que significaba tu vuelta al escenario, pero quedó trunco.
—Sí, Chicas retro. Lo iba a producir Vero Guerman, una fotógrafa que falleció ese año. Íbamos a estar Paula Dugan (Pelusa de Pelito), Gloria Fichera (Giselle de Clave de Sol) y yo. Habíamos empezado a trabajar en eso y no se pudo, quién te dice alguien retome algún día la posta que dejó Vero. A mí, me hubiera encantado volver a las tablas, incluso había empezado a escribir una canción para la obra. Esta es una profesión en la que uno inicia muchos proyectos que por una u otra cosa quedan en el camino, te juntás con gente y a veces avanza y otras no.
—¿Cómo se lleva eso?
—Es un trabajo interno que hay que hacer para entender que es así el mundo del espectáculo, traicionero y vil, hermoso y maravilloso a la vez.
—¿Sentiste que el medio fue desagradecido?
—No, no tiene que ver con que el medio sea desagradecido, sino que es parte del juego, todo va cambiando y hay que acoplarse o te quedás afuera. La clave es adaptarse sin perder la esencia porque en ese camino muchos pierden eso que los hacía únicos e incomparables y se mimetizan. Los medios cambiaron, hoy ya casi no hay ficciones y te tenés que adaptar a que hoy se miran series y lo mismo con la música, pero siempre hay que ofrecer algo que valga la pena. A mí en estos años me cambió la vida y además todo cambia con el paso del tiempo.
—Volviendo a la maternidad, ¿tu hija sabe lo que hacías de chica?
—Sí, le resulta medio extraño, canta mis canciones y los videos los mira, pero no hace muchos comentarios
—¿Sigue tus pasos artísticos?
—Sí, mira videos y canta, arma letras, se disfraza.
—Tiene la misma edad que vos cuando empezaste en tele, ¿dejarías que trabaje en el medio de chica como lo hiciste vos?
—Si me lo pide la acompañaré, pero no la obligaría sin que ella quiera. A mí me preguntaron y quise, no sé si es la general de todos los chicos. Que sea lo que ella quiera, aunque prefiero que no siga esto, para que no sufra tanto, por la cantidad de decepciones. Uno quiere evitar esos sufrimientos de tener que esperar. Ahora por ejemplo, va a tomar clases de iniciación musical porque le gusta, me pareció que eso le puede interesar.
—Destacás lo lindo de la profesión, pero también lo malo, ¿renegaste en algún momento de haber trabajado desde los seis años en este rubro?
—No, porque gracias a eso puedo tener la carrera que tengo hoy y estoy agradecida a mis padres que supieron hacer bien las cosas para que pueda seguir este camino con sabiduría y estabilidad emocional, que yo elegí. Tuve suerte, estuve tocada con una varita y se me dio, no me forzaron, fue una elección que se dio de manera natural y no reniego. Sé que hacer lo que a uno le gusta es difícil porque hay muchas personas a las que les gusta su trabajo, pero no todas encuentran eso que las hace vibrar, y yo lo tengo.
—¿Te reconocen en la calle 40 años después?
—Sí, me dicen Etelvina y está bueno que hoy me descubran haciendo otras cosas o que te vea uno de 20 que no sabe de dónde venís.
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