La recordada figura se desempeñó en teatro, televisión y cine y varios de sus compañeros hablaron con LA NACION y recordaron lo que significó para ellos trabajar juntos
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Su calidez, su sonrisa y su linda energía son los recuerdos más presentes que Déborah Warren dejó en sus colegas y amigos que, a 8 años de su muerte, la evocaron con afecto y repasaron con LA NACION algunas circunstancias de su vida. La actriz nació el 26 de septiembre de 1959 y murió el 13 de octubre de 2014, a los 55 años, de cáncer. Ya de muy joven supo que quería ser actriz y su primer maestro fue Augusto Fernandes. También se formó como directora con Roberto Villanueva y estudió guion en el Centro Cultural San Martín con Bianca Casagrande. Amaba estudiar y siguió haciéndolo en diferentes momentos de su vida con Lito Cruz, Franklin Caicedo, Cristina Moreira, Joy Morris, María Fux, Ana Itelman. Y ella misma fue docente durante veinte años.
Se afilió a la Asociación Argentina de Actores en 1978, precisamente el año en que debutó en teatro con la obra Aquí no podemos hacerlo, de Pepe Cibrián Campoy. En televisión, su primer trabajo fue a los 20 años, en el unitario Mañana puedo morir, en 1979, de la mano de Narciso Ibáñez Menta y Nelly Beltrán. Le siguieron decenas de ficciones, entre ellas: El ciclo de Guillermo Bredeston y Nora Cárpena, Los especiales de ATC, La comedia del domingo, El infiel, Doble vida, La extraña dama, Las comedias de Darío Vittori, Matrimonios y algo más, Regalo del cielo, Patear el tablero, Alta comedia, Son condena, La hermana mayor, Nueve lunas, 90-60-90 modelos, Los herederos del poder, Socios, Verdad/consecuencia, Los médicos de hoy, Franco Buenaventura, Un cortado: historias de café, Casi ángeles, Aquí no hay quien viva. Además formó y dirigió a los participantes del reality Generación Pop. La novela Lobo, en 2012, fue su último trabajo en televisión.
En teatro, se destacó en varias obras como Taxi, Los días felices, La verbena alborotada, Aquí no podemos hacerlo, Comedia negra, El pintor, La exmujer de mi vida, El diluvio que viene, Vivitos y coleando, 101 dálmatas, Juego de espejos, Tres versiones de la vida. Trabajó como docente en la Academia Integral de Teatro y creó la compañía de teatro independiente Plenilunio, con la que dirigió Entrevistas personales, Locos de contento, A puerta cerrada, Princesas de cuentos y Marea roja. En tanto, en cine, Warren actuó en la película animada Dibu 2, la venganza de Nasty, Policía corrupto y Tesoro mío.
Interesada en su crecimiento personal, paralelamente formó parte del Grupo Acompañar, de investigaciones espirituales, y en 2001 fundó la Escuela Argentina de Respiración Consciente y dictó clases de rebirthing (renacimiento espiritual), que combinaba con clases de actuación en la Academia Integral de Teatro del Paseo La Plaza.
De perfil bajo, nunca hablaba públicamente de su vida privada. Fue pareja durante muchos años del músico Guillermo César López y antes había estado de novia con Luis Luque y Gustavo Rey.
Una faceta que también supo explotar fue la de cantante de pop. Formó parte de varias bandas y una de ellas fue Las BW, con la actriz Andrea Bonelli, quien la recuerda así para LA NACION: “Fuimos muy amigas durante treinta años, casi familia. Fue alguien muy importante con quien tengo millones de momentos compartidos, más en la vida que en el trabajo porque no coincidimos en muchas ficciones. Pero tuvimos un dúo y grabamos un disco que se llamó Nieva en Buenos Aires, con letras nuestras. Fue en un momento muy especial, bastante apocalíptico, en una época difícil del mundo, posterior al Sida. Y nosotras grabamos ese disco con letras muy relacionadas a lo que nos pasaba a todos. Fue u proceso creativo muy lindo. Déborah siempre estuvo relacionada con la música porque era muy rock and roll y también pop. Era las dos cosas (risas). Ese proceso fue muy hermoso, hicimos varias presentaciones. compartimos algo muy nuestro. Ninguna tenía un disco grabado así que fue muy especial. La producción la hizo Rinaldo Rafanelli, con músicos de primer nivel. Fue un muy lindo trabajo. Como actriz, era una gran comediante, de las mejores de nuestra generación. Mis mejores recuerdos para ella”.
Eduardo Blanco fue su compañero en la comedia Aquí no hay quien viva, en 2008. “Trabajamos juntos en una época que ella ya estaba lidiando con su enfermedad. Recuerdo que era una compañera maravillosa, positiva, llena de energía y con ganas de dar esa batalla. Lamentablemente, a veces eso no alcanza para ganarla, pero sí para honrar la vida el tiempo que tengas por delante. Y es eso lo que ella hacía permanentemente, honrar la vida. Fue una excelente compañera y todo mi cariño para ella esté donde esté mirándonos y tirando su buena onda de siempre”, expresó en diálogo con LA NACION.
Ernesto Larrese compartió la comedia Taxi, durante una temporada de verano en Carlos Paz. “Estábamos con un elenco hermoso con Adrián Ghio, el Chango Vieyra, Salo Pasik, Cony Vera y hacíamos dos funciones de martes a domingos. Terminábamos destrozados y como teníamos el lunes libre, nos íbamos a Villa Giardino donde Alejandro Vanelli y yo teníamos una casa bastante grande, con varias habitaciones que pensábamos transformar en una posada. Se armaban grupitos y nos íbamos en un par de autos a disfrutar ese lunes y volvíamos el martes para la función. Déborah, que era una gran miaga, era número puesto siempre y lo que hacía era caer desmayada en la cama y dormir muchas horas porque ese lugar tiene una energía que te relaja, te serena. Se despertaba para desayunar algo y después para comer, y entonces la vuelta era siempre contándole lo que se había perdido por dormir. Decía que disfrutaba durmiendo porque se relajaba de tal manera que no podía hacer otra cosa”, rememoró el actor.
En la novela Franco Buenaventura, Warren trabajó con Osvaldo Laport, quien también tiene unas palabras de cariño para con ella. “Era un ser humano extraordinario. Bella por fuera y por dentro. Recuerdo de ella que siempre estaba con una sonrisa y a la hora de interactuar alguna escena era muy profesional. Tengo presente su calidez, su sonrisa y su silencio también. Estaba siempre presente y activa y participativa, pero desde el silencio de su sonrisa”, le detalla a LA NACION.
Germán Kraus compartió con ella trabajos en televisión y en teatro. “Me acuerdo que hacía una técnica de respiración que estaba muy buena. Hicimos Regalo del cielo, en donde ella era la mala con Arturo Bonin y los dos estaban estupendos. Hacían una pareja fabulosa, eran unos malvados muy graciosos. Después hicimos una gira por todo el país y también fuimos a Uruguay. Y en teatro protagonizamos los dos una producción mía, en una temporada en Carlos Paz, con una obra francesa que se llamaba La exmujer de mi vida, por la que ella fue premiada como mejor actriz, en 1996. Fue un éxito impresionante y ganamos todos los premios Carlos de ese verano. Realmente estaba muy buena y Déborah estaba fabulosa. Era muy buena comediante. Tuvimos siempre muy buena onda y me gustaba mucho como actriz, era muy efectiva. Era graciosa, buena gente”.
Luisa Kuliok, que hizo la exitosa novela La extraña dama con Warren, aseguró que “era muy deliciosa y así fue el trabajo con ella”.
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