La estrella brasileña volvió a Buenos Aires para presentar La residencia, el film de Fernando Fraiha que se estrena este jueves; su relación con el país, desde que filmó Chiquititas Brasil al enorme suceso de Avenida Brasil
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Es una de las actrices más populares de Brasil y también es amada en Argentina gracias a sus personajes en El clon y Avenida Brasil. Débora Falabella estuvo unos días en Buenos Aires para presentar La residencia, que protagonizó junto a Darío Grandinetti bajo la dirección de Fernando Fraiha y se estrena este jueves 23 de febrero. En diálogo con LA NACION, la actriz cuenta cómo vivió la experiencia de filmar en Tierra del Fuego y en la Antártida en el comienzo de la pandemia, cuando aún no había vacunas. También cuenta cómo aprendió a hablar castellano hace veinte años, mientras residía en suelo porteño y grababa aquí Chiquititas Brasil. Tras su nueva visita al país, Falabella se prepara para grabar una nueva súper producción de Rede Globo, luego de seis años de no hacer novelas. Además, entre sus planes se encuentra dirigir su primer largometraje.
La residencia narra la historia de Ana, una escritora que llega a la Residencia del Fin del Mundo, un prestigioso laboratorio de escritura en la Cordillera de los Andes, con el objetivo de desarrollar su próxima novela, Violeta. Ahí conoce a Holden, un líder carismático y creador de un método con el que los autores dejan de lado sus vidas para vivir como sus personajes. “Mi personaje empieza a vivir como el personaje de su historia y llega al límite del absurdo. De alguna manera es parecido a lo que hacemos los actores, que abandonamos un poco nuestras vidas para vivir la de nuestro personaje. Son cosas que pasan en el mundo del arte”, cuenta Débora Falabella, entusiasmada.
-¿Cómo fue filmar en Tierra del Fuego y en la Antártida?
-¡Y en el medio de la pandemia! Cuando filmamos estábamos en el séptimo mes y no había vacunas todavía. Estábamos presos en nuestras casas, sin trabajo. Era un período muy triste cuando Fernando Fraiha me llamó para hacerme la propuesta. Pensaba que era una locura y aunque tuve miedo, acepté. Fue una experiencia muy linda. Todos tenían muchas ganas de trabajar en un sitio tan hermoso, con esa naturaleza salvaje. Filmamos en verano, pero hacía frio y había nieve, viento. Los lagos son lindísimos. El lugar es un sueño, algo que nunca había visto en mi vida. Quedé impresionada. Recuerdo que los días eran larguísimos, y que a las 12 de la noche todavía había sol. Y eso era muy raro. Un lugar mágico.
-¿Conocías a Darío Grandinetti?
-Lo conocía por sus películas. Es un gran actor, me encanta su estilo. Fue un gran compañero, muy simpático y cuidadoso. Su trabajo en la película es maravilloso, al igual que el de los otros actores. En el rodaje vivimos un poco lo mismo que sucedía en la película, porque estábamos en el medio de la pandemia, en un hotel en Ushuaia, en burbuja. No podíamos salir y pasábamos mucho tiempo juntos. Estuvimos todos muy cerca.
-¿Tenés otros proyectos?
-En estos días empiezo a grabar una novela. Es una súper producción y vamos a estar trabajando durante un año en los estudios de Rede Globo, en Río de Janeiro. La última novela que hice fue hace seis años, Querer sin límites. Luego hice series y streaming, pero no novelas. Estoy muy animada porque creo que un actor tiene que hacer novelas en algún momento de su carrera, ya que la experiencia con el público es muy impresionante. Me esperan unos meses muy movidos porque cada fin de semana voy a volver a mi casa, en San Pablo. Además, mi compañía de teatro, Grupo Tres, sigue trabajando. Tengo otro proyecto de película con Fernando Fraiha. Y también estoy desarrollando la primera versión de un guion que quiero dirigir. Va a ser mi primera película y para eso me estoy formando desde hace un tiempo. Es una historia sobre los absurdos que suceden en la maternidad y sobre los mandatos. Hoy las mujeres pueden elegir no ser madres. Se trata sobre una mujer que está en una clínica para conseguir un bebé, a costa de cualquier cosa. Estoy escribiendo el guion con una autora joven y prestigiosa, Silvia Gómez.
-Hablás con conocimiento de causa, porque sos mamá de Nina...
-Sí, estoy criando a una adolescente de 13 años. Pero a Nina no le gusta que hable de ella.
-Entonces cambiemos de tema. Viviste en Argentina, ¿qué te atrae de nuestro país?
-Hace veinte años viví varios meses porque estaba grabando Chiquititas Brasil. Fue mi primer gran experiencia haciendo una novela y en Argentina. Grabábamos en el mismo estudio de Chiquititas, con el equipo técnico de Telefe, pero con actores brasileños. Fue un año importante porque era la primera vez que estaba fuera de mi país y además viviendo sola. Después volví años más tarde, porque los primeros capítulos de Avenida Brasil se grabaron en Buenos Aires. Me encanta Argentina, su arte, su cine, la manera de contar, los guiones. Me gusta mucho el teatro y hay mucha oferta allí. Tengo amigos, me gusta la ciudad, la historia, la comida, las personas.
-¿Aprendiste a hablar castellano en ese tiempo?
-Aprendí ahí, sí. En Chiquititas Brasil estábamos entre brasileños y lo aproveché poco. Pero volví hablando. Después lo perdí porque no practicaba. Sin embargo, el acento me es muy familiar, entiendo y me falta un poco el vocabulario. Para hacer La residencia tomé clases porque necesitaba hablar todo el tiempo en castellano y tenía que hacerlo bien. Pero filmamos hace dos años y ahora un poco volví a perderlo. Fue una experiencia muy distinta en mi vida porque trabajé mucho, pero nunca había hecho nada en otro idioma, y la manera de trabajar es muy diferente. Fue realmente desafiante.
-Sos hija de un maestro de teatro y de una cantante lírica, ¿intentaste involucrarte en otro oficio?
-Soy muy tímida y el teatro me ayudó a tener una voz. En mi adolescencia encontré esa manera de poder tener un espacio. Hablaba poco, era muy quieta y con un personaje todo era más fácil. Una de mis hermanas también es actriz y la otra trabaja en publicidad. Toda mi familia trabaja en el arte.
-¿Te ayudó a desinhibirte o seguís siendo tímida?
-Hoy tengo 40 años y me siento más cómoda con eso. Pero me gusta expresarme a través de un personaje o de una historia. Encontré una buena manera de comunicarme gracias a la compañía de teatro Grupo Tres, que tengo desde hace seis años y con la que hacemos muchos textos.
-¿Qué recuerdos tenés de Avenida Brasil?
-Fue una novela muy exitosa. Me sorprendió que fuera tan popular en Argentina, porque tocaba un tema muy brasileño. No me lo imaginaba. Recuerdo que el último capítulo se pasó en el Luna Park y viajamos con otros dos actores a participar del evento. Me sentí como una estrella de rock. Ni en Brasil pasó eso, aunque cuando estaba la novela al aire no había nadie en la calle.
-¿Y de El clon?
-Fue muy impresionante lo que pasó. Veinte años después todavía se contactan conmigo por redes sociales. Hice un personaje complejo que me dio muchas satisfacciones.
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