La periodista, panelista del programa que conduce Karina Mazzoco, dio a luz por segunda vez dos semanas atrás; la experiencia de ser madre soltera y los primeros días con Charo y el apoyo de su hija mayor, Lola
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Débora D’Amato pregunta si podemos hacer la entrevista con audios por WhatsApp: con dos nenas –una de cuatro años y otra de ocho días- se complica mantener un diálogo telefónico sin interrupciones. “Charo es una piraña con la teta, una termita”, dice para excusarse ante lo que no necesita explicación. Todos sabemos –o suponemos- que los primeros días en casa con un bebé recién nacido son desconcertantes y caóticos. Noches sin dormir, días sin horarios, pañales, mamaderas y chupetes por todos lados. Felicidad y cansancio, mucho cansancio.
“Los primeros días fueron muy bravos y de una intensidad increíble. Tuve a Charo un lunes, justo antes del fin de semana extra largo, por lo que estuve cuatro días sola”, recuerda la periodista que fue madre soltera por segunda vez el pasado 5 de diciembre. “Creo que ninguna mujer debe pasarla bien en las cesáreas, pero yo las sufro mucho. Me bajó la presión, no podía respirar profundo por la epidural y me empecé a desesperar. Además Charo estaba muy arriba así que hubo que empujar para bajarla y quedé más dolorida que de costumbre”.
Pero la historia no termina ahí. Al dolor del posparto se sumaron algunas complicaciones con la lactancia. “Al nacer con 40 semanas, Charo tenía muy maduro el tema de la succión. Me lastimó mucho las tetas, sangré y fue difícil poder seguir dándole el pecho. El dolor era tan insoportable que tuve que ir al hospital. Ahora encontramos un equilibrio, le estoy dando mixta, teta y mamadera para darle tiempo a mis pezones a curarse”, relata la panelista de A la tarde, el programa conducido por Karina Mazzocco (América TV).
“De todas formas, esto que te estoy contando no es una queja, es el relato de una realidad, la que me tocó a mí. No soy la única madre en la Tierra que la pasó mal. No me victimizo y, por el contrario, siento que soy una afortunada porque el tema del puerperio puede ser mucho más largo”, aclara.
Al igual que con Lola, su primera hija nacida el 5 de noviembre de 2018, Débora quedó embarazada de Charo con el método de transferencia embrionaria con donante de esperma anónimo: “No tengo mucho tiempo de sentirme mal porque mi día a día no me lo permite. Tuve que charlar conmigo misma y ponerme las pilas”.
-¿Cómo cambió la dinámica familiar con la llegada de Charo? ¿Cómo la recibió su hermana?
-Con Lola conversamos mucho e intenté hacerla parte de todo el proceso de la llegada de su hermana al mundo. Más allá de que yo ya tenía decidido hacerlo, cuando empecé el tratamiento le consulté si quería tener un hermanito. Las conversaciones continuaron durante todo el embarazo, me acompañó en todo momento.
-¿No hubo celos?
-En los nueve meses de embarazo, sólo tuvo dos días terribles, en los que lloraba y ni siquiera ella sabía el motivo. Es una nena divina que tiene berrinches típicos de la edad y que ya venían de antes del embarazo. Creo que fue clave el diálogo que tenemos, hace que todo sea más ameno. Es muy tierna con su hermana y, por ahora, lo viene viviendo con mucha alegría y todo fluye bien.
-¿Se te está haciendo difícil encontrarte de repente en tu casa cuidando a dos nenas tan chiquitas?
-Me considero una mina pragmática. Con una familia monoparental, si no hay pragmatismo, se hace cuesta arriba. Es necesario ser práctica y entender que una hace lo que puede y no siempre lo que se quiere. A veces, las mamás pensamos que tenemos que poder hacer todo y no es así. Yo traté de ponerme esa premisa muy inicialmente porque al estar sola iba a ser un problemón.
-Pasaste por dos tratamientos para poder quedar embarazada, por dos partos, decidiste criar sola a dos nenas. ¿Te sentís una valiente?
-No, no me siento valiente, siento que formo parte de una generación de nuevas familias y de una actualidad que todavía a mucha gente le cuesta entenderla y la cuestiona.
-¿Te cuestionaron mucho?
-Con el embarazo de Lola lo noté más que ahora. Pasaron apenas cuatro años, pero se nota el cambio, creo que la gente se fue adaptando cada vez más a las nuevas familias. Mi hija es feliz, yo también. Lola es criada con la absoluta verdad, sabe que no tiene papá, pero no lo vive como una ausencia. En su jardín hay compañeritos que tienen dos mamás o dos papás, para ella es absolutamente natural la vida que le tocó y no conoce otra. Y la verdad es que yo tampoco conozco otra manera de ser mamá.
La periodista, de 49 años, asegura que a ella misma le costó librarse de muchos pensamientos y conceptos: “Tenía prejuicios con la edad, con la soltería, con la maternidad monoparental. Después entendí que está buenísimo pensar en uno y que el otro hace lo que puede. A mí, si me preguntan con respeto, no me molesta. Y si me bardean, no vale la pena ni la respuesta ni el debate”.
Débora confiesa sentirse muy “afortunada y agradecida” por la llegada de sus hijas luego de más de 11 años de haber intentado con su expareja para poder quedar embarazada. “A mis hijas las crio con amor y con presencia. No quiero caer en la típica respuesta de que el 70 por ciento de los señores separados no les pasan la cuota a sus hijos y se olvidan de ellos, pero a mis hijas nadie las abandonó, ni las despreció, nadie se murió. Su mamá tomó una determinación, quizás errada, quizás no. Algún día tal vez me la reprochen, pero mi familia entera la esperó con todo el amor del mundo”, agrega.
En varias oportunidades, D´Amato se autoproclamó feminista. Incluso aseguró haber cambiado de “rubro” en el trabajo –empezó siendo periodista deportiva- ya que, según su experiencia, “el medio es muy cruel con las mujeres”. “Al ver que soy mamá sola, siempre me preguntan si odio a los varones. Al contrario, respeto y valoro a los buenos hombres como a las buenas mujeres. No respeto y no valoro a los que cometen femicidios o a los que no pagan la cuota alimenticia y que, lamentablemente, son un montón. Pero no tengo una negación o un odio al género. Creo que está bueno remarcar lo malo para poder cambiarlo, pero no desde la bronca y la furia sino desde la lucha para alcanzar lo que corresponde”.
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