De Pablo Alarcón a Jorge Martínez: actores que brillaron en la TV y, ante la falta de trabajo, tomaron nuevos rumbos
La falta de oportunidades impulsaron a varias personalidades locales a dejar atrás sus carreras artísticas y abocarse a otros oficios
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La fama y el olvido parecen ser dos caras de una misma moneda. La carrera del actor, es sabido, está llena de altibajos. El éxito puede resultar tan seductor como ingrato y por supuesto, efímero. El paso de los años suele desdibujar el reconocimiento y el solo hecho de que un artista haya alcanzado popularidad y reconocimiento no le asegura trabajo ni aplausos a largo plazo.
Recientemente, la noticia de que Pablo Alarcón está haciendo teatro a la gorra, conmovió y desató una serie de reflexiones en torno al mundo del espectáculo: la falta de trabajo y la fama que -sobre todo- la televisión suele regalar también puede desvanecerse sin previo aviso. Una encuesta publicada en mayo de este año por el Ministerio de Cultura de la Nación sobre consumos culturales indica que el 98 por ciento de los mayores de 65 años mira televisión de aire o cable. En cambio, ese porcentaje desciende al 84 por ciento entre jóvenes de 18 y 29 años. Los datos revelan que la televisión sigue firme como medio de comunicación masivo, pero en sus planillas de contenido lo que desbordan son realities, programas de entretenimiento y noticieros: lejos quedaron las ficciones que solían encantar y fidelizar a sus audiencias. Ante la ausencia de novelas y tiras en la televisión de aire, fueron las plataformas de streaming prácticamente las únicas que quedaron a cargo de producir ficción local con catálogos que parecen limitarse a repetir siempre las mismas figuras.
A continuación, una serie de artistas que supieron brillar en la pantalla chica pero que buscaron sortear la inestabilidad propia del oficio y esquivaron los sinsabores del olvido con nuevos horizontes.
Pablo Alarcón
A lo largo de su carrera, Pablo Alarcón supo reinventarse: luego de la trágica muerte de su esposa, Mónica Jouvet, decidió probar suerte en Puerto Rico y se convirtió en uno de los galanes más importantes de aquel país. Décadas más tarde, de regreso en la Argentina, capitalizó su amor por la cocina y se embarcó como conductor de un programa culinario. Ahora, en medio de la crisis y ante la falta de trabajo, el actor decidió hacer teatro a la gorra en distintas plazas de la Ciudad de Buenos Aires.
Del mismo modo que otros trabajos que son discontinuos (rurales, por ejemplo), la actividad actoral suele ser de temporada, intermitente y concentrarse en jornadas muy extensas, pero con períodos cortos o participaciones puntuales. Si bien, tal como el resto de las actividades similares, la Ley 27.203 sancionada en 2015 de actores, establece mecanismos de “bonificación” de períodos actorales para permitir la acumulación de los 30 años de servicios con aportes exigidos para la jubilación, parece no ser suficiente. En sus declaraciones, Pablo Alarcón aseguró que actualmente recibe una jubilación de 70 mil pesos que “no le alcanza para vivir”.
Jorge Martínez
“Jorge Martínez, un actor que todos queremos mucho y que a mí me ha tocado entrevistar en muchas ocasiones, está viviendo en la Casa del Teatro, por una situación económica difícil”, reveló Marcelo Polino el miércoles pasado en Polémica en el Bar. En una entrevista publicada por LA NACIÓN en junio de 2021, Martínez había declarado su decisión de retirarse de los escenarios.
“Me fui despidiendo de a poco. Lo último que hice en teatro fue Viva la vida, antes de la pandemia, con Nora Cárpena, Mercedes Carreras, Rodolfo Ranni y Alberto Martín. Y con la pandemia nos despedimos. No hace tanto que no hago nada”, aseguraba. Al ser consultado por los motivos detrás de su decisión, el actor explicaba: “Veo que en televisión ya no hay ficción sino entretenimiento con acompañantes, azafatas, azafatos. Y no es lo que quiero. Ya no se hacen las grandes producciones de otros tiempos. Posiblemente me retire con alegría y con nostalgia también. Así como alguna vez dejé el tenis y también la actuación para ser director y productor, estoy pensando en la despedida. No lo tengo tan seguro, pero por ahí va la cosa”. Hoy vive tranquilo y contenido en la residencia de actores dirigida por Linda Peretz.
Alejandra Majluf
Su personaje de La Colada fue furor en los 90. Alejandra Majluf supo sacarle provecho durante un tiempo hasta que dejó que la vida la llevara por lugares inesperados. Reinventada en pandemia como remisera, reveló en una entrevista que publicó LA NACIÓN en 2022, que aprendió a combinar su creatividad con su nuevo trabajo: “Antes de la pandemia yo iba a hacer una obra de teatro con Esther Goris y el Tucu López. Todo divino, lástima que a los dos días nos encerraron. Entonces yo me quedé sin ese trabajo. Un día, un amigo que es acompañante terapéutico me pidió que lo lleve en el auto a buscar a una paciente. A mí me gustaba él y me puse a fantasear: ‘¿Y si me voy con una corbata y una gorra?’. Así arrancó este personaje, como un juego erótico con un señor que iba atrás en el auto, ¡con una paciente! ¡Me hice pasar por chofer de Uber! Me encantó la situación y dije: ‘Esto lo tengo que grabar’. Lo empecé a promocionar y apareció Hernán Piquín que me pidió que lo lleve. Y me puse a hacer estos videos con gente conocida. Mientras los traslado, los entrevisto”, describió con gran sentido del humor en aquella oportunidad. Majluf también se desempeña como docente de teatro en una sala en su barrio de Saavedra.
Octavio Borro
A principios de 1991, después de trabajar el verano como tarjetero del boliche, Octavio Borro fue convocado por una incipiente agencia de modelos para hacer publicidades. Su primer casting para la televisión fue el de Jugate conmigo, el popular programa de entretenimientos producido y conducido por Cris Morena, y -por supuesto- quedó elegido. Su participación en el programa fue todo un baño de popularidad. Tras el éxito de Jugate conmigo, Octavio decidió formarse, estudió actuación con Raúl Serrano y se mantuvo en el medio por alrededor de quince años: participó en telenovelas como ¡Grande, Pa! (donde conoció a su mujer, la actriz Julieta Fazzari), Chiquititas, De corazón, Como vos y yo, Los buscas de siempre, Costumbres argentinas y Paraíso rock, entre otras, e integró el elenco de la película de Eliseo Subiela No mires para abajo. A fines de 2021 volvió a la televisión con Hogar, dulce hogar (conducido por Eugenia Tobal) donde logró conjugar sus dos pasiones: la televisión con la carpintería.
En una entrevista publicada por ¡HOLA! Argentina en mayo pasado, Borro profundizó sobre las particularidades del trabajo del actor: “Hay ciertos actores a los que no les pasa porque siempre tienen trabajo, pero hay muchos, la mayoría, que están esperando que los llamen. No saber cuándo iba a volver a trabajar me producía mucha incertidumbre, más allá del dinero. Mucha gente se deprime y no quería llegar a esa situación. Cuando estuve bastante tiempo sin laburo dije ‘esto no es lo mío’. Uno nunca deja de ser actor, y quizás en algún momento surja algo interesante. No es que no me gusta la tele, no me gustan los parates. No me hacía bien, no podía quedarme esperando”. Ante los sinsabores de la inestabilidad laboral en el medio, encontró en la carpintería una nueva forma de ganarse la vida.
Noemí Alan
A lo largo de la década de los 80, Noemí Alan fue uno de los nombres principales de las carteleras no solo de cine sino también del teatro, donde dio sus primeros pasos en el ambiente de la farándula como vedette. En los picos de su carrera, trabajó con grandes íconos de la televisión como Gerardo Sofovich, Jorge Porcel, Juan Carlos Calabró y Tato Bores.
Hoy, lejos de las tablas, Noemí se focaliza en el presente y en su emprendimiento de tejidos de crochet: “Hoy vivo de la jubilación, del alquiler de un monoambiente que tengo en Barrio Norte y de mis artesanías en crochet que vendo en la feria de una amiga”, reveló en una entrevista con ¡HOLA! Argentina el año pasado.
Verónica Walfisch
Trabajó en varias novelas como Princesa, Déjate querer y también se desempeñó en teatro, entre sus trabajos teatrales se destacó su participación en el Teatro Cervantes con una versión de una obra de Molière para niños y adolescentes. Pero en determinado momento, decidió dar un paso al costado.
“Empezó a haber menos ficción y todo se fue diluyendo. Muñeca brava fue lo último que hice con continuidad. Las cosas fueron cambiando y yo seguí mi propio camino, hice espectáculos con la narradora, empecé a cantar y a generar cosas por mi cuenta” señaló en febrero de este año en una entrevista con LA NACIÓN. “También trabajé en otros rubros porque había que pagar las cuentas. En atención al cliente en un call center durante muchos años y estaba bueno porque podía seguir trabajando como actriz, ya que me permitían hacer cualquier horario”. Actualmente sigue haciendo teatro de forma independiente y suele formar parte de espectáculos con que contienen sus propias canciones y además, está preparando su primer disco junto a Federico Ghazarossian.
Ana Acosta
Si bien cuenta con una larga trayectoria como actriz en su haber, hace más de una década Ana Acosta tuvo la necesidad de impulsar otro frente laboral para poder sostener su familia. Fue así que la artista, junto a su marido, tomó la decisión de inaugurar un local de vestidos de fiesta. Ana Acosta Moda es el nombre del negocio de ropa que abrió en el barrio de Once para pelear contra la inestabilidad de la profesión.
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