De Monica Bellucci a Cara Delevingne, siete modelos que lograron construir una carrera en Hollywood
No soñaban con actuar, pero cuando tuvieron la posibilidad, desembarcaron en la pantalla grande y se convirtieron en grandes estrellas
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Muchas actrices dieron sus primeros pasos en el mundo de la moda como un medio para ganar dinero y visibilidad o como un trampolín para llegar a la gran pantalla. Otras, en cambio, no soñaban con ser actrices pero supieron aprovechar la oportunidad que se les presentó y construyeron una carrera sólida en Hollywood. Aquí, algunos de los casos más trascendentes.
Jaime King
Aunque hoy es más conocida por sus papeles en películas como Sin City (2005) y Pearl Harbor (2001) o en series como The O. C., Jaime King tuvo un destacado paso por el mundo de la moda en la década del 90. Hija de una reina de belleza, dejó en evidencia sus intenciones cuando se anotó en la escuela de modelaje Nancy Bound’s Studios. A los 14 años, un cazatalentos la descubrió en Omaha, su ciudad natal, y la convenció de mudarse a Nueva York.
King tuvo una trayectoria en la moda tan exitosa como traumática: llegó a las tapas de Vogue, Seventeen, Glamour y Harper´s Bazaar, desfiló para Christian Dior y Chanel y hasta fue coanfitriona con Rebecca Romijn de una serie de moda en MTV. También cayó en la adicción a la heroína. En 1997, su aquel entonces novio, el famoso fotógrafo Davide Sorrenti, murió por una sobredosis. El golpe fue duro: cansada de que la pusieran como ejemplo del estilo Heroin Chic -delgadez extrema, ojeras, rasgos demacrados y palidez- y corazón roto, abandonó la industria del modelaje y entró en rehabilitación. Tenía 18 años.
Si bien muchos años después deslizó que sus planes en aquel momento tenían que ver con la escritura o la fotografía, lo cierto es que las puertas que se le abrieron fueron las de Hollywood. King debutó como actriz en la comedia Happy Campers (2001) y desde entonces sumó títulos de todo tipo a su filmografía.
Ali MacGraw
Su figura se hizo famosa por su actuación en Love Story (1970) y por su tormentoso amor con Steve McQueen. Sin embargo, antes de convertirse en una estrella de Hollywood, Ali MacGraw tuvo una profusa carrera en la industria de la moda. Criada en el seno de una familia neoyorquina de artistas bohemios, se licenció en Historia del Arte y a fines de los 50 consiguió un contrato en la agencia de modelos Eileen Ford, aunque su principal objetivo era ser periodista. Como Andrea Sachs en El diablo viste a la moda (2006), fue ayudante de la mítica editora de moda de Harper’s Bazaar y estilista fotográfica. También fue tapa de Vogue, la cara de los cosméticos Max Factor y Calvin Klein.
Sin mucha noción ni formación en la interpretación, Ali consiguió un papel en el film Complicidad sexual (1969), lo que le valió su gran entrada al cine. Luego de casarse con Robert Evans, el célebre jefe de producción de Paramount la eligió para protagonizar Love Story (1970), film que incluso le dejó una candidatura a los Oscar. La carrera de Ali creció hasta que se cruzó con Steve McQueen, con quien pasó de nuevo por el altar y tuvo una vida alejada de los medios hasta que se separó, en 1978. Hoy, vive en Nuevo México, donde además de mantener su espíritu artístico defiende los derechos de los animales.
Cara Delevingne
Un encuentro casual con Sarah Doukas, la mítica agencia de modelos londinense Storm, marcó su destino: fascinada por sus grandes cejas y su gesto despreocupado, la convirtió en parte de su staff en 1992. Desde ese momento, la imagen de Cara Delevingne no dejó de crecer. Karl Lagerfeld se enamoró de su impronta y la convirtió en una de sus favoritas. Los directivos de Chanel también cayeron rendidos a sus pies. Y si bien en la moda era una de las figuras más mimadas, la atracción que sentía por la actuación le amplió el panorama.
La gran oportunidad para entrar a la industria del entretenimiento apareció en 2012 con el personaje de la princesa Sorokina en el clásico de León Tolstoi Anna Karenina. Sin embargo, fue su interpretación de Melanie Juárez en El rostro de un ángel (2014) lo que le dio el título de actriz. A partir de ese momento, Delevingne no paró de crecer.
Cameron Diaz
Apenas tenía 15 años cuando Cameron Díaz firmó su primer contrato con una agencia de modelos. Corría 1987 y en el horizonte de la joven californiana no había más que sesiones de fotos, campañas y pasarelas. De espíritu aventurero, no tuvo problemas en mudarse a Japón una vez que terminó con sus estudios o de instalarse luego en París para delinear un camino en la meca de la moda. En una nota que le brindó al podcast Second Life, Díaz habló de aquella época y reveló una divertida anécdota.
“Empecé a trabajar como modelo de catálogo y conseguí suficiente dinero para mudarme a París y alquilar un departamento, que compartí con una chica que sigue siendo una de mis mejores amigas”, recordó. “¡Estuve allí un año entero y no trabajé ni un día! No pude conseguir ni un solo trabajo que me salvara, aunque, bueno... En realidad sí conseguí un trabajo, pero creo que era como mula, para llevar drogas a Marruecos ¡Lo juro por Dios!”, reveló, ante el asombro de todos.
Después de aquella extraña experiencia, a Diaz le llamaron para confirmarle que el papel de la sexy mujer policía de La máscara (1994) era para ella. Y aunque al principio se mostró escéptica porque ella era modelo, finalmente aceptó. La película se estrenó en 1994, fue un éxito absoluto y marcó el comienzo de una prolífica carrera y un lugar entre las estrellas más buscadas de Hollywood.
Andie MacDowell
A fines de los años 70, la belleza natural de Andy MacDowell cautivó a uno de los integrantes de la agencia de modelos Wilhelmina. La joven era empleada en una tienda de Gaffney, su pueblo natal de Carolina del Sur, y no dudó en mudarse a Nueva York. Luego llegaría a su vida la reconocida agencia Elite Model Management, un contrato con L´Oreal -marca para la que aún trabaja- y varias campañas, entre ellas una muy recordada para la marca Calvin Klein. Fue ese trabajo el que llamó la atención de varios productores de Hollywood, que se apuraron a contactarla para tenerla en sus filas.
MacDowell debutó en 1984 en Greystoke: la leyenda de Tarzán, interpretando a la famosa Jane. Aunque el trabajo fue aceptable, su acento sureño no convenció a los directores, que llamaron a Glenn Close para doblar todos sus parlamentos. Lejos de amedrentarla, ese traspié la empujó a formarse. Fue Steven Soderbergh quien en 1989 le dio una nueva oportunidad con el protagónico de Sexo, mentiras y video, trabajo que destacaron los críticos de cine y la lanzaron como intérprete, que luego se consagraría globalmente con Cuatro bodas y un funeral.
Monica Bellucci
A los 13 años, a Monica Bellucci ya le gustaba pararse frente a la cámara de fotos. En 1988, luego de un breve paso por la Facultad de Derecho, decidió dejar de modelar para costear la universidad: dejó su Perugia natal, se mudó a Milán, se unió a las filas de la agencia Elite Model Management y puso todas sus energías en su carrera en la moda. Apenas un año después, su figura trascendió las fronteras y copó el resto de las capitales fashionistas del mundo: Nueva York y París.
Luego de posar para marcas como Dolce & Gabbana y aparecer en las tapas de prestigiosas revistas de moda como Elle, Belluci decidió que su destino estaba en la gran pantalla, y comenzó a estudiar actuación. No se equivocó: desde 1990 filmó más de 60 películas y participó en proyectos televisivos. Entre sus films más destacados se encuentran Drácula de Bram Stroker (1992), Malena (2000), dos entregas de Matrix (2003), La pasión de Cristo (2004), 007: Spectre (2015) y Beetlejuice Beetlejuice.
Lily Cole
Lily Cole es una de esas personas que contiene en una sola vida lo que otros no podrían hacer ni en diez. Pelirroja y con un rostro angelical, a los 16 años logró su primera portada de Vogue y en poco tiempo se convirtió en una de las modelos británicas más deseadas por las grandes firmas. Durante la década de 2000 trabajó para grandes firmas como Prada, Alexander McQueen, Louis Vuitton, Chanel, John Galliano y Carl Laggerfeld, hasta que un día, con el objetivo de explorar otras formas de expresarse, decidió volcarse al cine.
Su primer papel fue en la película Trinian’s (2007). Dos años después, El imaginario mundo del Dr. Parnassus (2009) le dio reconocimiento mundial: el film de Terry Gilliam le dio la posibilidad de lucirse con un personaje complejo. Los éxitos siguieron, como su espíritu explorador: además de contar con un título en Historia del Arte de la Universidad de Cambridge, es una reconocida activista social y ambiental; fundó Impossible, una plataforma que funciona como un laboratorio de innovación; escribió un libro y dirigió varios documentales relacionados con la sustentabilidad.
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