De la comedia romántica a la heroína de acción: por qué, a los 53 años, Jennifer Lopez sigue derribando esquemas en Hollywood
Aunque muchas veces vapuleada por la crítica por sus malas decisiones artísticas, la actriz de origen latino continúa siendo una de las figuras más convocantes dentro de la industria del entretenimiento
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A primera vista, La madre, la nueva película de acción que acaba de estrenar Netflix, parece otro genérico título de acción. La sinopsis oficial describe la historia de una anónima asesina profesional (Jennifer Lopez) que quiere rescatar a su hija de unos traficantes de armas, entre los que se encuentra su ex (Joseph Fiennes). El argumento sirve como una excusa para mostrar distintas secuencias de acción que acompañan al relato. Pero, más allá de la superficie y dentro de todas las convenciones del género de acción que revivió Liam Neeson con Búsqueda implacable (y todas sus secuelas), La madre presenta algunas situaciones no tan comunes en una producción de Hollywood.
Para empezar: la edad de la protagonista. En una industria que se caracteriza por desechar a las actrices cuando pasan los 25 o 30 años (como denunciaron, entre otras, Maggie Gyllenhaal, Nicole Kidman, Cameron Diaz y Elizabeth Banks), Lopez protagoniza una película de acción con 53 años. Scarlett Johansson tenía 35 años cuando se puso al frente de Black Widow; la película de acción de la heroína de Marvel también era la historia de una asesina profesional que se reencontraba con su pasado y tenía que combatir problemas familiares mientras intentaba salvar a una generación más joven. La viuda negra que interpretaba Johansson en esa película también tenía conflictos irresueltos con una madre abandónica. La reinvención como estrella de acción, para los hombres, es común a cualquier edad; Liam Neeson, de hecho, tenía 56 años cuando protagonizó Búsqueda implacable. Es más difícil encontrar el ejemplo análogo con las actrices.
Angelina Jolie protagonizó Agente Salt cuando tenía 34 años. En esa película encarnaba a una agente de la CIA que era acusada de ser una espía rusa y tenía que darse a la fuga. Aunque para la actriz el cine de acción no era un ambiente desconocido, era la primera vez que su sola presencia ocupaba todo el afiche y material promocional de una película original. Jolie tenía 26 años cuando protagonizó Tomb Raider, la adaptación del popular videojuego, y luego compartió siempre cartel con algún hombre: Brad Pitt en Sr. y Sra. Smith, James McAvoy en Se busca o con Johnny Depp en El turista. Fuera del cine de acción sí tuvo el protagonismo exclusivo en dramas como El sustituto, la película dirigida por Clint Eastwood, o la reinvención de Maléfica, el personaje que reinterpretó Disney.
Uma Thurman tenía 33 años cuando protagonizó Kill Bill, el díptico de Quentin Tarantino sobre una mujer que busca venganza de aquellos que la despojaron de su hija. Los tropos recurrentes del cine de acción protagonizado por mujeres ponen a sus personajes en el rol de madres o hijas abandonadas. En Kill Bill: Volumen 1 el personaje de Uma Thurman ni siquiera tiene nombre, más allá de “La novia”, como se la reconoce dentro del mundo de la ficción. La madre, La novia, La viuda negra: las protagonistas que también luchan por recuperar su identidad.
Charlize Theron admitió que su edad fue lo que motivó la decisión que la hizo hacer Atómica, la película donde (de nuevo) una mujer es una asesina profesional del MI6 que es enviada a Berlín, en la época de la Guerra Fría, para investigar la muerte de un compañero. “La triste realidad es que parte de mí, como actriz, cree que un proyecto como este puede ser la última oportunidad. Es terrible eso para mi psiquis. Eso también me motiva para tratar de hacerlo bien. Cuando hice Atómica tenía 40 años y sentía que se me terminaba el tiempo. La única manera de seguir en este negocio es hacer las cosas bien, así que puse mucha presión en todos para esa película. Le dije al director que cualquier tipo de mediocridad va a ser mi enemigo”. Atómica fue un éxito: recaudó más de 100 millones de dólares con un presupuesto de 30 millones. No sucedió lo mismo con Agente Salt que, sin ser un fracaso, tuvo un resultado más discreto en taquilla si se lo compara con el costo de producción (más de 100 millones de presupuesto y un acumulado de 293 millones en todo el mundo).
Para los estándares de Hollywood, una de las producciones más recientes y arriesgadas fue La mujer rey. Viola Davis protagonizó la historia de un clan de guerreras africanas que luchaban para mantener su comunidad en el siglo XVIII. El estreno fue algo atípico: una historia de “ensamble” liderada por mujeres negras y protagonizada por una actriz de 56 años. Aunque tuvo críticas en general positivas, también tuvo un paso discreto por los cines de todo el mundo: recaudó menos del doble de lo que costó hacerla (50 millones de dólares).
En la historia del cine de acción, ciencia ficción o fantasía en Hollywood, sí hubo casos exitosos de películas protagonizadas por mujeres. James Cameron dirigió dos de los casos triunfales: Aliens: el regreso, con Sigourney Weaver en el centro de la escena como una mujer que busca y protege a una niña perdida en el mundo de los xenomorfos creados por Ridley Scott. Y, aunque en el afiche esté presente solo la figura de Arnold Schwarzenegger, es innegable que las dos primeras películas de la franquicia Terminator son tanto de él como de Linda Hamilton, la mujer que inmortalizó a Sarah Connor, la camarera que se convierte en la madre del líder la revolución contra las máquinas y la inteligencia artificial.
¿La representación latina?
Se puede argumentar que La madre, una película de acción protagonizada por una mujer con más de 50 años es aún más extraño si se la considera a Lopez una latina. Se suele citar el fenómeno de JLo como uno de los sucesos más exitosos en la industria del entretenimiento hecha por hispanos: ella es hija de un matrimonio nacido y criado en Puerto Rico, aunque ella nació y se crió en Nueva York.
Lopez tuvo mayor éxito en la industria musical que en el cine. En 2003 estrenó Gigi, película romántica que coprotagonizó junto a su (entonces) pareja, Ben Affleck. El film fue vapuleado por la crítica y el público, y fue un fracaso comercial. Un año más tarde, se produjo la separación de “Bennifer”.
La aclamación de la crítica le fue esquiva a la actriz y cantante, que se volcó por las comedias románticas como Una boda explosiva o ¿Bailamos?. Coqueteó con otros géneros en donde, al menos en cuanto a críticas, le fue mejor: Un romance peligroso, la película que hizo en 1999 con George Clooney, y Estafadoras de Wall Street, por la que en 2020 recibió su primera nominación como actriz de reparto en el sindicato de actores de Estados Unidos y en los Globo de Oro.
Tanto Eva Mendes (nacida en Florida, de padres cubanos) como Sofía Vergara (nacida en Colombia) reconocieron, en distintos momentos de sus carreras, que hoy pueden existir más oportunidades laborales en el cine y la TV para las actrices latinas, pero eso no significa que sean necesariamente mejores. A Vergara se la acusó de representar los estereotipos de una latina en Modern Family, pero ella dice que se basó en su madre y a su abuela. “A veces sucede que los guionistas son personas que desconocen otras culturas y creen que los colombianos nos vestimos como mexicanos. No puedo culparlos, porque escriben sobre lo que saben”, indicó.
La cuestión sobre los rasgos que hacen o no a una celebridad latina volvió al centro del debate a partir de una declaración de Jenna Ortega en un evento de Netflix en el que promocionaba Merlina. Hija de padre y madre mexicanos con ancestros portorriqueños, Ortega no dudó en sentenciar que “es cool que ambas (haciendo referencia a su álter ego dirigido por Tim Burton, Merlina)” sean boricuas. “No puedo pensar en ningún otro personaje latino que haya tenido el alcance de Merlina. La mayoría de los personajes latinos son estereotipos: la hija del líder narco o la mucama”, señaló. La polémica no tardó en llegar a las redes sociales, donde los usuarios empezaron a cuestionar si la actriz es o no latina, o si personajes como los de Betty, la fea o El chavo del 8 no tuvieron el alcance internacional que la actriz le adjudica solo a Merlina.
La misma polémica alcanzó a Rachel Zegler, la protagonista de Amor sin barreras, la remake dirigida por Steven Spielberg del clásico musical, cuando en una entrevista, al ser consultada sobre si es o no latina dijo: “¿Hablás el idioma? ¿Importa eso? ¿Comés la comida? ¿Importa?”. Zegler nació en Nueva Jersey, pero su madre es colombiana. Sobre si son los hábitos los que hacen que una persona forme o no parte de una cultura para poder representarla, no fueron pocos los usuarios argentinos que respondieron a los dichos de Zegler con capturas de video de Anya Taylor-Joy, la actriz inglesa que se crió en Argentina pero conserva el acento local, admite ser todavía fanática de la comida del país y hasta alentó por la Selección en el mundial de Qatar.
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