De carne somos, la oportunidad de Guillermo Francella, el beso que no fue y el romance que casi termina en boda
Una comedia familiar de gran éxito que catapultó al actor, pero no logró mantener su atractivo en la segunda temporada y fue cancelada
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El primer protagónico de Guillermo Francella, un beso que no fue, un romance que duró varios años y amistades que aún perduran. Todo eso y mucho más pasó en De carne somos, el programa más exitoso de Canal 13 en 1988, y con el que Francella ganó una popularidad que creció año a año. La idea del carismático carnicero Ricardo Rípoli data de mucho antes y fue importado de otro ciclo: “En el ’82 hice Todos los días la misma historia, con libros de Rodolfo Ledo y producción de Rodolfo Hope. Me dieron un personaje que era el de un carnicero que entraba a una casa y se enamoraba de la mucama, y tuvo un gran éxito en Canal 13. Pasaron unos años y la idea les quedó rondando por la cabeza: querían darle vida propia a ese personaje que se llamaba Ricardo. Ledo y Hope presentaron el proyecto, gustó la idea y nos la dieron”, resume Francella A LA NACION, emocionado por una avalancha de recuerdos.
Según la historia pergeñada por Ledo, que por ese entonces usaba el alias Pablo Millán, Ricardo Rípoli era carnicero y sostén de su familia, su mamá Angelita (Chany Mallo) y sus tres hermanas Panky (Adriana Salgueiro), Vicky (Alejandra Darín) y Pucky (Lorena Paola). Ricardo era muy sobreprotector y moralista, pero también un poco tarambana, tenía novia pero estaba perdidamente enamorado de Silvina Tacagni (Silvia Kutika), a quien llama “Mamita”. El elenco se completaba con Juan Manuel Tenuta, Cecilia Cenci, Orlando Carrió, Pablo Codevilla, Adrián Suar, Emilio Vidal, Luis Cordara, Boris Rubaja, Fernando Lúpiz, Paolo el Rockero, Silvia Ciccelo, Nathan Pinzón y Patricia Terán. La ficción ganó varios premios, entre ellos el Martín Fierro al mejor actor de una comedia para Francella.
Divertida y tierna, estaba llena de chascarrillos y Francella era, claro, hincha de Racing, ¡y dormía con un oso! Era una comedia costumbrista con personajes de barrio, muy queribles, que se juntaban a comer asado todos los domingos y eran muy solidarios. Tuvo una segunda temporada en el ’89, pero el éxito no fue el mismo y Francella tiene su propia hipótesis al respecto: “El primer año íbamos los martes a las 21 y el segundo, los viernes a las 21 y fue un error de programación garrafal porque nos hicieron competir con el éxito que era Seis para triunfar de Héctor Larrea. Fue un sin sentido porque ya teníamos un público cautivo, pero son esas cosas que a veces ocurren en los canales”.
Sin embargo, Alejandra Darín cree que el interés de la gente bajó porque viró la historia: “La primera temporada tuvo un éxito arrollador y seguramente fue uno de los programas más vistos en ese momento. La familia se juntaba frente al televisor en esa época económicamente muy difícil de la Argentina, con hiperinflación. En la segunda temporada no nos fue tan bien, creo porque hubo un cambio en la historia y yo no estaba muy de acuerdo, no me gustaba porque la familia se iba del barrio porque se hacían millonarios y pasaban otras cosas. Se incorporó Arturo Mally a hacer un mayordomo de la familia y hubo personajes que desaparecieron”.
Los amigos de siempre
“Es un programa tan querido por mí. Inolvidable porque fue mi primer protagónico- rememora el actor-. Estaba haciendo Matrimonios y algo más, y me habían ofrecido también el teatro y sumarme a El groncho y la dama, pero en De carne somos era el protagonista, no lo dudé y me fui a Canal 13. Tengo el mejor de los recuerdos, un éxito muy grande que tuvo dos temporadas; fue el boom del canal en ese entonces. Recuerdo a grandes amigos que ya no están como Luis Cordara, Emilio Vidal, Orlando Carrió, Chany Mallo, Juan Manuel Tenuta; todos grandes actores y actrices que quise muchísimo. Tengo recuerdos imborrables. Y me han quedado grandes amigos como Adrián Suar y Pablo Codevilla”.
El éxito de la tele se trasladó al teatro, y miles de personas siguieron aplaudiendo en Buenos Aires y Mar del Plata. “Fuimos con un equipo más reducido porque no todo el plantel podía estar. Uno de los que quedó afuera porque había demasiados personajes fue Adrián Suar, que trabajaba como ayudante en la verdulería. Nos divertíamos mucho, era un fresco, un insolente hermoso como sigue siendo hoy. Se me vienen a la memoria cosas divinas que me emociona recordar. Fue mi espaldarazo para una continuidad laboral de protagónicos y contenidos heterogéneos que tuve a lo largo de toda mi vida. Este año cumplo 40 en la profesión, que empezó en el ’81 con Ledo, alguien muy importante en mi vida, que me ofreció la obra Proceso interior para trabajar junto con Luis Cordara. Fue una obra del circuito off que todo el mundo veía y mi carta de presentación en los canales para conseguir trabajo”, cuenta Francella.
“En teatro teníamos que hacer doble entrada porque era una ovación tremenda y en la temporada de Mar del Plata, cuando salíamos, teníamos cordón policial porque era impresionante la cantidad de gente que quería saludarnos”, dice Adriana Salgueiro. En tanto Silvia Kutika también recuerda la versión teatral: “La gente hacía cuadras de cola para entrar al teatro en Mar del Plata”. Y agrega Lorena Paola: “Fue un exitazo. En Mar del Plata llegamos a hacer tres funciones diarias, 11 y 1 y 3 de la mañana, creo. Fueron épocas de gloria marplatense que no se si volverán pero las hemos vivido. Nos sacaban con guardaespaldas”.
Sobre el boom teatral, Alejandra Darín dice: “Estábamos en el ya desaparecido Teatro Alfil, en Corrientes y Callao, que tenía mil localidades y se llenaba en todas las funciones. Recuerdo ese trabajo con mucho amor y alegría. Hubo algo que me impactó y sucedió en el Alfil cuando un nene vio la obra desde un colchón, en uno de los pasillos, porque tenía un problema de salud. Cuando terminamos la función nos acercamos a saludarlo y la familia nos contó que había pedido ir a ver la obra como regalo del día del niño. Lo recuerdo patente”.
Una serenata, un corcel y un amor
“Tengo un recuerdo maravilloso porque fue el programa que catapultó a Francella, aunque muchos piensan que fue Los Benvenutto, que vino después. Yo tuve la oportunidad de participar de ese gran éxito -dice Salgueiro a LA NACION. Nos divertíamos muchísimo grabando las escenas de familia completa. Ledo y Hope nos dieron la posibilidad de crear personajes fantásticos. No había improvisaciones, todo era con texto pero nos dejaban recrear. Me acuerdo que grabábamos muchísimas horas por día, arrancábamos temprano a la mañana haciendo exteriores y después piso. Nos llevábamos increíble todos. Mi personaje era fabuloso porque era la rebelde de la familia, buena, pero el dolor de cabeza de Guillermo, por cómo se vestía, muy exagerada. De alguna manera, era la versión femenina del personaje de Guillermo. Al mediodía nos íbamos a comer todos juntos a un restaurante que había en la cuadra siguiente del canal, por la calle Salta, y eran mesas largas, divertidas, nos tirábamos migas, unos chiquilines. Fue diversión pura además de un trabajo excelente”.
Lo que más recuerda Kutica de ese momento eran las tentadas en cada una de las escenas. “Éramos un grupo muy hermoso, laburador y se disfrutaban mucho las grabaciones. Recuerdo especialmente las escenas con Tenuta, que era mi papá, y con Guillermo, porque se miraban y se tentaban. Terminábamos todos muertos de risa y teníamos que repetir las escenas varias veces. Tenuta era muy gracioso, no lo hacía a propósito pero tenía unos ojitos muy pillos que enseguida empezaban a arrugarse y nadie resistía la risa. Recuerdo las serenatas del personaje de Guillermo y una vez en especial, que venía a buscarme con un caballo, pero no era un corcel de ensueño sino un petiso al que me subía y me llevaba a recorrer el barrio. Todavía hoy me cruzo alguna vez con personas que recuerdan esas grabaciones. Pero las imágenes que más se me vienen a la memoria tienen que ver con las tentadas, el buen equipo que había y lo compañeros que éramos. Había actores hermosos muchos de los cuales ya partieron de gira. Tan entrañables”.
De tanto compartir escenas, Fernando Lúpiz y Adriana Salgueiro se enamoraron en la vida real y fueron pareja durante varios años. “Fui el pretendiente del personaje deKutica y le hacía serenatas, le cantaba en inglés como Frank Sinatra, me peleaba con Francella- dice Lúpiz a LA NACION. Recuerdo especialmente una pelea con espadas en un micro. Era alucinógeno; cosas imposibles dentro de lo cotidiano. Tuve la suerte de conocer a Adriana Salgueiro, íbamos a cenas juntos, nos gustamos los dos, hicimos una pareja lindísima durante algunos años y hasta estuvimos a punto de casarnos. Todos decían que éramos muy queribles. Fue una linda experiencia haber trabajado con Guillermo por primera vez, después nos cruzamos varias veces más y somos amigos hoy, pero lo mejor fue la chance de conocer a esta mujer tan maravillosa que es Adriana Salgueiro”.
El beso que no fue
Lorena Paola era la más joven del elenco. “Fue un ciclo hermoso de dos años y me llevé muchos amigos con quienes hoy en día seguimos hablando. Era una gran familia. Marcó una época y todavía muchos se acuerdan de la Puky, la Panky y la Vicky. Increíble que no haya quedado en el olvido. Creo que tiene vigencia porque muchos se identificaban con Ricardo y la “Mamita”. Eso quedó en la retina de la gente y cuando eso sucede, gratifica. Mi personaje tenía de noviecito a Adrián Suar. Yo era chica, cumplí los 15 en el programa. Llegó el momento del beso y yo no quería saber nada porque nunca había besado en mi vida. Quería hacer como Lolita Torres y dije: ‘No, si no me besaron en la vida privada no puede ser que mi primer beso sea en la ficción’. Una vez lo conté en forma graciosa y titularon ‘la que se negó a besar a Suar’. Pero paso así y finalmente hicimos una escena en la que nos acercábamos y la cámara, a lo Lolita Torres, se iba para la patita. Fue el beso que no fue. La pasábamos muy bien y nos divertíamos muchísimo”.
Darín se emociona cuando recuerda un momento personal que vivió mientras hacía de carne somos: “En el medio de esas dos temporadas, cuando estábamos en Mar del Plata, falleció mi papá. Entonces fue una época también teñida de una gran tristeza. Siempre digo que el trabajo te saca adelante en esas situaciones límites de la vida y así fue”. Y agrega: “Era otro momento de la tele, que media en dos decimales y era fantástico ver el cariño de la gente y lo que generó ese trabajo. Lo siguieron repitiendo en el Canal Volver por muchos años y dicho sea de paso no cobramos nada por eso hasta hace muy poco tiempo, cuando Sagai hizo un arreglo y algo pagan ahora, poco, pero es algo”.
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