De Angela Lansbury a Glenn Close: las increíbles historias de famosas involucradas en cultos
Muchas celebridades de Hollywood vieron sus vidas -y las de sus seres queridos- afectadas por lo que se experimentaba en comunidades cerradas que proyectaban una imagen que distaba mucho de la realidad
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Cuando la actriz Angela Lansbury, quien murió el pasado martes 11 de octubre, habló de cómo salvó a su hija de la secta de Charles Manson, expresó: “Lo que él mostraba era la imagen de un hombre extraordinario y carismático y eso atraía a la gente”, contó la intérprete. Sus palabras son muy similares a las de otras actrices cuyas vidas se vieron afectadas por cultos a los que llegaron, en su mayoría, de pequeñas, y cuyos traumas lograron superar tras años de tratamiento.
En esta nota, un repaso por historias desgarradoras que cinco actrices contaron en primera persona.
*Angela Lansbury salvó a su hija de Charles Manson
La actriz de La reportera del crimen, serie que comandó nada menos que por doce años, falleció a los 96 años “de manera pacífica mientras dormía en su casa de Los Ángeles”, según informaron sus hijos. Su muerte no solo suscitó una revisión de su trabajo como intérprete sino también historias de su vida personal, como la que involucró a su hija, Deirdre, quien estuvo involucrada en la secta de Charles Manson.
La propia Lansbury narró la odisea de salvarla, de persuadirla a abandonar ese culto al que llegó tras tocar fondo con el consumo de drogas y verse vulnerable. “Mis hijos [Deidre y Anthony] empezaron con el cannabis, pero rápidamente pasaron a la heroína. Había grupos por las colinas de Malibú que se dedicaban a perseguir objetivos mortales”, recordó la actriz en 2014 en una entrevista con The Daily Mail, publicación en la que le compartió lo que sucedió con su hija.
“Me duele mucho decirlo, pero estuvo en un grupo que lideraba Charles Manson”, contó Lansbury. “Era una de las muchas jóvenes que lo conocía y lo seguía. Estaba fascinada (...) Él era un personaje carismático a muchos niveles”. Cuando advirtió que Deirdre podría estar en peligro y que además estaba aportando dinero a la secta, tomó la decisión de hacer un impasse en su carrera y mudarse con su familia a Irlanda. “Hicimos las valijas y nos fuimos al condado de Cork. Decidí que fuéramos allí porque era el lugar de nacimiento de mi madre, y porque allí mis hijos estarían lejos de las malas influencias”. El cambio de escenario efectivamente ayudó, como la actriz explicó décadas después: “Anthony dejó sus malos hábitos inmediatamente, y a Deirdre le llevó más tiempo”.
Al volver a Los Ángeles, la joven empezó a adentrarse en el mundo de la gastronomía y abrió un restaurante italiano. Para ese momento, Manson ya estaba tras las rejas. “No tengo duda de que habríamos perdido a uno de mis hijos, o a los dos, si no me los hubiera llevado a un sitio totalmente diferente, a la vida simple de Irlanda. Tuvimos mucha suerte de darnos cuenta de lo que pasaba entonces”, expresó Lansbury.
*Glenn Close y su traumática vida en una secta
En mayo de 2021, la plataforma de streaming Apple TV+ estrenó la reveladora producción The Me You Can’t See. La docuserie fue codirigida por el ganador del Oscar Asif Kapadia, responsable de grandes documentales como Senna, Amy y Diego Maradona, y tuvo como conductora a la experimentada Oprah Winfrey. A través de cinco episodios, el trabajo de Kapadia muestra diversas historias que tienen a la salud mental como eje, y cuyo propósito es el de desestigmatizar lo intangible. Entre los fuertes testimonios se encuentran los de figuras reconocidas como Lady Gaga, el príncipe Harry y la actriz Glenn Close, quien narró un traumático momento de su vida y cómo este dejó huellas que persisten.
La intérprete era muy pequeña cuando su padre, el doctor William Taliaferro Close, comenzó a vincularse con un grupo religioso conservador llamado Moral Re-Armament, al que decidió unirse junto a su familia. De esta forma, Close, sin ser consciente de lo que estaba sucediendo, terminó mudándose a Suiza para crecer en los cuarteles de la organización, dejando todo atrás. Close vivió dentro de la secta, fundada en la década del 30 por el reverendo Frank Buchman, entre los 7 y los 22 años. Si bien regían los principios de la honestidad, la generosidad, la pureza y el amor, a los pocos meses de estar allí, la actriz experimentó el control de ese grupo y habló al respecto en el documental.
“Por cómo habíamos sido criados, todo lo que hacíamos por nosotros mismos ellos pensaban que era egoísta. Nunca íbamos de vacaciones o teníamos objetos que no hubiesen venido de otros”, recordó la actriz. “Estábamos tan quebrados mentalmente... Es increíble cómo algo que te pasa cuando sos tan pequeño tiene el poder de ser tan destructivo. Creo que es un trauma infantil, por la devastación emocional y psicológica de la secta”, remarcó y ejemplificó el efecto que tuvo en ella haber crecido en ese ámbito. “No tuve éxito en mis relaciones ni en encontrar una pareja permanente, y eso se siente. Creo que estar conectados de esa manera es parte de nuestro estado natural. No creo poder cambiar nunca esos puntos de sensibilidad, pero al menos puedo estar consciente de ellos y evitar situaciones que me vuelvan vulnerable, especialmente en las relaciones”, contó Close en uno de los tramos más duros de la producción de Kapadia.
*Patricia Arquette y la violencia de su madre en una comuna
Oriunda de Chicago, Patricia Arquette, al igual que Glenn Close, debió adaptarse desde pequeña (más precisamente a los cuatro años) a una mudanza impuesta por sus padres, el actor Lewis Arquette, y su madre, la terapeuta y artista Brenda Nowak, quienes les comunicaron a sus hijos, Patricia, David, Richmond y la fallecida Alexis, que iban a empezar a vivir en una comuna en Virginia llamada Skymont Subud, donde permanecieron aislados, sin electricidad ni agua.
Sus padres creían firmemente en las ideas planteadas por el líder del lugar, Muhammad Subuh Sumohadiwidjojo, quien alentaba a las personas que vivían allí a no estar atadas a ninguna religión en particular sino a tener la mente abierta a “los movimientos espirituales”. Es decir, no se definían como una secta sino como un grupo cuyo objetivo era el de ayudar a los integrantes a convertirse “en quienes siempre estuvieron destinados a ser”, lejos del mundanal ruido. Si bien esta búsqueda de una “sociedad utópica” era lo que mantenía a Lewis y a Brenda en ese lugar con sus hijos, el panorama cambió cuando ellos mismos empezaron a ejercer violencia sobre ellos.
La adicción de Lewis al alcohol empeoraba día a día y Brenda, como luego contarían los hermanos, era “físicamente abusiva” con ellos, los amenazaba con cuchillos y los golpeaba. Patricia compartiría años más tarde que su paso por esa comuna rural de Bentonville los empobreció (los cuatro hermanos vivían en un sola habitación con sus padres), pero que se fueron de allí con una enseñanza: ser más empáticos con el entorno. La familia volvió a Chicago pero luego decidió radicarse definitivamente en Los Ángeles, donde la violencia y los conflictos persistían.
Cuando se enteró que su padre estaba teniendo una relación extramatrimonial, la actriz de Boyhood se fue de la casa a los 14 años junto a su hermana Rosanna. “Había mucho drama en el hogar familiar, muchos golpes a las paredes, ella [su madre] me hizo cortes en el brazo con un cuchillo, sufrí un abuso físico terrible”, recordó Rosanna en una entrevista que brindó con Patricia, quien sumó: “A mí me agarró del cuello y casi me desmayo por la falta de aire, esa casa era un campo minado. Nuestros padres eran personas espirituales, pero a nivel humano tenían muchas fallas”.
*Rose McGowan fue salvada por su padre de ser abusada
Al igual que la familia Phoenix, la actriz Rose McGowan también vivió gran parte de su infancia bajo las reglas del movimiento conocido como CoG (”Children of God”/”Los niños de Dios”) y aludió a episodios de abuso acontecidos allí ya que las mujeres eran forzadas a realizar actos sexuales para “mostrar su amor por Dios” y conseguir más integrantes. “No teníamos diario ni televisión”, recordó McGowan. “Nos mantenían en la oscuridad y nos pedían que fuésemos obedientes. Me acuerdo de cómo los hombres de esa secta trataban a las mujeres, de cómo las miraban. De niña supe que no quería eso, las mujeres vivían ahí para sastisfacer la sexualidad masculina”, narró. Su padre era quien manejaba la secta en Florencia, Italia, donde la exCharmed vio cómo se manejaban los integrantes, quienes buscaban vivir de manera poliamorosa. Sin embargo, había mucho más bajo la superficie.
En una entrevista con revista People, McGowan contó que huyó del lugar cuando tenía 9 nueve años con su padre, quien llegó a temer que su hija fuera abusada sexualmente. “Recuerdo que nos escapamos en la mitad de la noche, ocultos, y que yo corría sosteniendo la mano de mi papá. Nos escondimos en una casa cercana, pero mandaron gente a buscarnos, golpeaban la puerta con martillos”, detalló la actriz, cuya familia logró regresar a Colorado y alejarse de ese ámbito. “Mi madre se quedó un tiempo más y al volver se divorció de mi padre. Nada de lo que vino después fue fácil”, recordó Rose, quien aseguró que le costó adaptarse a la vida en una ciudad por cómo había sido criada en ese contexto. “Sé de muchos chicos que quedaron dañados por haber estado en ese grupo, y aunque yo me considero fuerte, sé que pudieron haberme quebrado”.
*Michelle Pfeiffer dejó de comer por las reglas de una secta
A sus 20 años, y solo por un breve período de tiempo, la actriz de Mentes peligrosas estuvo en un movimiento denominado “respiracionismo” en el que se aludía a cómo la ingesta de comida y agua era innecesaria porque la luz natural le brindaba al cuerpo todo lo que este necesitaba. Al creer en las palabras de los líderes (dos conocidos personal trainers de Hollywood), Pfeiffer dejó de comer como forma de demostrar que era leal a las rutinas del lugar. Sin embargo, no tardó en advertir que había sido reclutada para lo que era una secta más que un movimiento, cuando su primer marido, el director Peter Horton, debió investigar ese lugar para un film en el que estaba trabajando.
En diálogo con The Telegraph, Pfeiffer recordó ese momento de su vida. “Nos controlaban mucho. Yo no vivía con ellos, pero pasaba mucho tiempo en el lugar y siempre me decían que tenía que ir más seguido, económicamente también fue agotador porque debía pagar aunque no fuese. Ellos creían que mediante el respiracionismo la gente llegaba a su estado de máxima plenitud”, explicó y añadió: “La pareja que me llevó al lugar era muy amable, me lavaron el cerebro y me sacaron mucha plata”.
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