Cris Morena vuelve con una nueva ficción: “Yo nunca dejé de hacer cosas”
La creadora de grandes éxitos regresa a la pantalla con la historia Te quiero y me duele, que se estrenará en HBO Max; habló con LA NACION sobre sus proyectos, su largo camino recorrido y el placer de trabajar con su nieto Franco
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Su presencia tiene un halo de magia, de luz. Todos los que se mueven a su alrededor lo hacen con un andar de admiración y respeto, un sentimiento que pocas personas pueden lograr en este mundo. Ni bien Cris Morena pone un pie en Otro Mundo, su escuela de arte, todos los presentes sonríen, sacan sus teléfonos y comienzan a grabar para registrar el momento. No hay una sola persona en el lugar que, antes de hacerle una pregunta, no le agradezca por marcar su infancia y su adolescencia.
Es que hay una generación entera de adultos marcados a fuego por sus historias y ella lo sabe. Por eso, hoy, no solo tiene en su cabeza hacer contenido para niños y adolescentes -el público que más marcó su camino- sino para jóvenes adultos que esperan ansiosos volver a disfrutar de sus creaciones. Hacia allí apunta Te quiero y me duele, su nueva ficción grabada en México, que se podrá ver desde el 17 de agosto, en HBO Max.
“Digamos que esta serie está pensada para jóvenes mayores de 20 años, no como otros de mis proyectos que apuntaban a la familia. Yo personalmente tengo seguidores adultos, aunque también hay muchos niños a los que los padres les ponen programas como Floricienta”, reflexiona. “Después el que se prende se prende. Por ahí la ve alguien más joven porque necesita, por alguna razón, verla, o algún señor mayor al que le recuerda cosas de su vida”, agrega.
Te quiero y me duele nace de una experiencia personal de Cris. Con la gracia que la caracteriza, cuenta que hace unos años estaba de viaje en Nueva York cuando de repente comenzó a llover torrencialmente. Junto con una amiga decidieron tomarse un rickshaw -un carrito anexado a una bicicleta- para llegar al hotel sin mojarse tanto. Al bajarse del mismo, el chico que manejaba el vehículo le preguntó si podía darle un beso provocando que ella se acerque y lo bese en la mejilla. Así se conocen los personajes de esta historia, Juan Gris y Lola Robles, aunque la historia de ellos, a diferencia de la de Morena, continuará más allá de ese encuentro fugaz.
Un encuentro mano a mano
“Chicos, ¿se dieron cuenta que en el título de la novela dice Cris Morena?”, dice mirando el cartel que se refleja en una de las pantallas del lugar, en donde se lee el título de su nuevo proyecto, Te quiero y me duele, y un vericueto en la tipografía del mismo forman la C y la M. “No lo hicimos a propósito, y eso que estuvimos meses para hacerlo... ¡Qué loco! Acabo de darme cuenta, esas son sincronías porque juro que no lo hicimos a propósito”, afirma mientras se acomoda en un sillón para conversar mano a mano con LA NACION.
-Diez años después del estreno de Aliados volvés a producir y escribir para televisión, ¿cómo fue para vos ponerte de nuevo al frente de un proyecto así?
-Yo nunca dejé de hacer cosas porque Otro Mundo es un cuento permanente. Acá hay muchas acciones que hacemos que tienen que ver con componer canciones, escribir libretos, hacer teatro. Creo que necesitaba un poquito de adolescentes cerca mío, en otra actitud, en una actitud más de artistas. Al mismo tiempo después de Aliados, que fue el cruce de mí desierto, porque mi vida era un desierto en ese momento y ese proyecto fue increíble y lo amo, porque amo el tema de los seres de luz, no aparecía nada hasta que vino Te quiero y me duele. En estos años hice otras cosas también como Rebelde para México, pero lo hice de otra forma sin poner tanto mi cara y no sé si todos se enteraron. Te quiero y me duele fue divino, aparte se grabó en Veracruz y México DF, que fue lindísimo. Me gustó esto de seleccionar un grupo de jóvenes nuevo, muchos chicos que recién arrancan, dos directores maravillosos y unos músicos muy particulares.
-Durante los 90 vos solías traer las producciones de México y Brasil a la Argentina, grababan acá y después exportaban, ¿cómo es para vos, hoy en día, ir a producir a otro país?
-¿Te acordás? Chiquititas era tremendo, venían 50 familias a vivir a la Argentina, grabábamos en los mismos estudios que la versión argentina, las brasileñas y las mexicanas. Los chicos estudiaban acá... con Felipe Colombo pasó eso, se vino a los 14 años. Yo ya había hecho cosas afuera, estuve en Canadá con lo del Cirque du Soleil que hizo su primera serie conmigo y nada, es divertido, al menos yo me divierto. Siempre mis cosas fueron al mundo entero, no sé por qué razón, nunca lo hubiera soñado, pero fuimos los primeros que exportamos al mundo desde Latinoamérica. Hoy, lamentablemente, en la Argentina perdimos la capacidad de hacerlo por cosas del país. España y México nos están superando porque están haciendo mucho más material que nosotros, pero acá es muy complicado trabajar.
-El título de Te quiero y me duele nace de una canción que venimos escuchando desde hace años, ¿por qué ese título para la serie?
-Romina tenía 15 años cuando se la escribí o 16, no recuerdo, se la hice a ella. Llamar la serie así salió de golpe porque teníamos otro título, creo que era Marginados, no me acuerdo bien. Un día nos sentamos a escuchar canciones y dijimos: ‘Ay, vamos con Te quiero y me duele’ porque a todos nuestros personajes, incluso a los más bizarros, el amor les duele o los transforma y la transformación es como una oruga cuando se hace mariposa, tiene que romper. A los seres humanos, abrir el corazón, a veces les cuesta un montón y duele.
-¿Te gusta repasar tus canciones viejas como en este caso y decir “voy a tomar esto de acá” y trabajarlo en otra dirección?
-¿Sabés lo que me gustan mis covers? Acá tenemos todas canciones nuevas, menos “Te quiero y me duele” y “Otro mundo”, pero sí, me encanta. Me encanta porque yo misma las escucho mucho porque mis nietos las cantan, porque me encuentro con gente de 45 años que me dice: “Mi hija está todo el día cantando las canciones de Floricienta o las de Chiquititas”. Hice muchas canciones...
-Sos la persona que más canciones tiene registradas en SADAIC.
-Sí, y yo te diría que soy una de las personas que más canciones tiene registradas en el mundo y no lo digo como algo “wow”. Creo que Manzanero y yo estamos un poco mano a mano -dice entre risas-. Yo trabajo con las canciones, me cuesta mucho hacer historias que no tengan música, que no tengan bailes. La música es mi primer amor, soy profesora de piano. Aunque me obligaron a estudiar porque no me interesaba mucho e iba a un lugar muy serio y muy académico, me quedó algo con la música muy especial. Creo que la música sana y salva, te convierte algo duro en algo maravilloso, te emociona. La música es todo, es el do mayor que nos dejó el universo.
-¿Cómo fue para vos adaptar la música del estilo argentino al mexicano y trabajar con sonidos y ritmos modernos?
-Fue raro, además tuve que hacer cosas urbanas porque el protagonista es bien urbano y hay 3 o 4 personajes que se mueven en ese mundo. Trabajamos con Aczino, que es un rapero maravilloso y mega conocido mundialmente. Para la canción principal, que es “Marginados”, él se unía a la composición y yo no sabía qué iba a hacer, no me contaron la letra que le iba a poner, y yo pensaba: “¿Va a cantar las cosas que canta él?”. Porque sus letras son duras, duras, pero se mimetizó con la historia e hizo unas cosas lindísimas.
-Recién revelaste que compusiste una canción con tu nieto Franco, ¿cómo es ese trabajo en equipo con él?
-Compongo un montón con mi nieto y ahora tengo la oportunidad de decirlo. Desde que Franco compone, que además es un gran músico porque toca el piano, la guitarra, estudia violín y lo hace muy bien, traté de tener varias canciones con él. Me encanta y me fascina. Con él no soy exigente, soy entusiasta y me da nervios también porque es muy difícil decirle que no te gusta algo a alguien a quien amás tanto. Por suerte con Franco hasta ahora no me pasó y creo que no me va a pasar porque estamos conectados con una sincronía muy especial, que estoy segura que viene de otro lado -expresa mirando para arriba, diciendo sin decir, que Romina Yan es la responsable de esa conexión única con su nieto. Por suerte coincidimos en muchas cosas, y remarco, es un gran compositor.
-Además de compositor, sabemos que es actor y que está estudiando mucho, ¿te gustaría que sea parte de alguno de tus proyectos?
-¡Me encantaría! Ya saben todos que sí, no puedo decirles que no. Me muero de amor, me haría muy feliz, obvio que sí, pero bueno... veremos
-Llevás muchos años escribiendo, componiendo y creando, ¿a dónde se encuentra la inspiración luego de tanto tiempo?
-En el vivir con plenitud y felicidad. Muchos van a decir: “Cris siempre habla de la alegría y de la felicidad como si fuera un eslogan”, pero a mí me costó mucho todo esto. Me costó mucho lograr esta sincronía de estar hablando de algo importante y al mismo tiempo estar atenta a los detalles. Ayer llegué de Montevideo a la medianoche, hoy me levanté a las 7 de la mañana, vine a la oficina y lo primero que le dije a todos, mientras estábamos viendo unos textos que me mandaron, es: “Fíjense que la orquídea no tiene agua”. Esas cosas a mí me hacen bien. Estar en el presente, estar presente. Y en eso me ayudan mucho los jóvenes. Hay que estar presente porque es lo único valioso. Lo demás nadie sabe. Lo que fue en el pasado, ya fue, lo que viene no sabemos, pero el presente es lo que tenemos.
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