Excesos y violencia: la fatídica noche en la que Phil Spector asesinó a la actriz Lara Clarkson
“Creo que maté a alguien”. En la madrugada del 3 de febrero de 2003, Phil Spector salió a la puerta de su mansión en Alhambra, California, y le dijo a su chofer aquella frase que confirmó el femicidio de la actriz Lara Clarkson. La Justicia, con algunas dilaciones, condenó a Spector a una pena de 19 años de prisión, en la penitenciaría de Stockton, California. El pasado 16 de enero, a sus 81 años, murió víctima del contagio de Covid entre rejas. La muerte se produjo en un hospital al que fue trasladado por severas complicaciones respiratorias. Su salud se encontraba desmejorada desde hacía mucho tiempo, con lo cual era esperable que no resistiera una infección de este tipo. Sus ánimos tampoco eran los mejores: era consciente de la condena social que pesaba sobre él por haber matado a su amante.
Hasta el momento del aberrante suceso, Spector gozaba de gran prestigio como músico y productor. Se lo considera el primer auteur de la industria de la música, por abarcar todos los procesos creativos y de la realización artística. Además, enarboló el concepto “muro de silencio”, una técnica a través de la cual se genera un nuevo sonido a partir de la superposición de distintas pistas de acompañamiento. A ese “muro de silencio” lo consideró “una aproximación Wagneriana al Rock and Roll”. El wall of sound fue revolucionario, aunque también contó con algunos críticos que no veían en el procedimiento posibilidades creativas genuinas.
Más allá de esas voces en contra de aquella reverberación estética, tal era su influyente saber que The Beatles lo convocó para la grabación de “Leti t be”, luego de algunos contratiempos en la generación del material. El paso de Spector por la intimidad del grupo provocó rispideces entre sus integrantes, aunque supieron tolerarlo debido a la jerarquía de su trabajo. De hecho, la primera versión de “Imagine” contó con su mano diestra detrás, debido a que John Lennon lo consideraba un talentoso en lo suyo, aunque no concordaba con algunos modos del productor. George Harrison también lo eligió para que le produjera el recordado All Things Must Pass. Tom Wolfe lo calificó como “el primer magnate de los adolescentes”.
Su carácter era temperamental. Sus malos modos hacían que muchos no quisieran trabajar con él, a pesar de su enorme talento y sus ideas vanguardistas que generaron una bisagra en la industria musical. Varios colegas no evitaron catalogarlo como “peligroso”. Su vida escabrosa sirvió de basamento para Phil Spector, una película que emitió HBO con dirección de David Mamet. En el papel del productor, descolló Al Pacino.
Sin dudas, no era un hombre prolijo a la hora de pensar en los vínculos más íntimos. Su crianza en Bronx le hizo conocer los placeres mundanos al alcance de la mano. A lo largo de su vida, los amoríos se multiplicaron con la promiscuidad de la superposición, emulando a su técnica musical.
Tuvo dos matrimonios con atisbos de formalidad con Annette Merar y con Veronica Bennett, con quien adoptó a tres niños que luego lo denunciaron por privación de la libertad y por obligarlos a simular sexo con sus novias. También tuvo hijos con Janis Zavala y reincidió en el casamiento con Rachelle Short.
“Creo que maté a alguien”
Lara Clarkson era una actriz de películas mediocres como Barbarian Queen. El hecho de protagonizar filmes de poco vuelo artístico la sumía en profundas depresiones, en ataques de llanto que sus íntimos debían contener. Tenía 40 años y sentía que su carrera nunca lograría ganar prestigio y notoriedad.
El 2 de febrero de 2003, el excéntrico Spector pasó la noche con Lara Clarkson en plan itinerante por varios bares de no demasiada reputación. Bebieron, se divirtieron y hasta fueron echados de algún lugar por los modos altaneros de él, que se potenciaban con el alcohol. La actriz no se sentía del todo cómoda, pero era consciente de que los contactos de Phil podrían acercarla a alguna oportunidad que le brindara cierto atisbo de estelaridad. Con la madrugada avanzada, Phil la invitó a su casa. Ella aceptó por interés.
Se encerraron en una de las 33 habitaciones del famoso Castillo de los Pirineos en Alhambra. Juguetearon. Volvieron a beber. A las cinco de la mañana sonó un disparo, según declaró un testigo que llamó a la policía. Él, desorbitado, solo atinó a decirle a su chofer lo que nunca reconocería en los dos juicios en los que fue juzgado y en los que nunca emitió una sola palabra:. “Creo que maté a alguien”.
Los agentes policiales y los investigadores forenses encontraron el cuerpo de Lara Clarkson tirado en el piso y rodeada por un charco de sangre. Su sangre. En la boca de la actriz había un orificio de bala. Tartamudeando, Spector dijo que la mujer había besado la pistola y que se trataba de un suicidio accidental. A pesar de esos intentos balbuceantes, esa misma mañana se decretó que debía ir a prisión. Sin embargo, el productor pagó su fianza de más de un millón de dólares para poder sostener su libertad un tiempo más. En 2009, finalmente, la Justicia reconoció el crimen y entendió que Spector debía pasar 19 años en prisión.
Entre rejas fue sometido a tratamientos psiquiátricos. Él mismo se encargó de reconocer su bipolaridad, aunque negó algún grado de esquizofrenia, algo que sus hijos sí consideraron cuando les tocó hablar sobre su padre.
El primer juicio fue declarado nulo porque los magistrados no se ponían de acuerdo en el fallo final. En 2009, hubo consenso y Phil Spector fue condenado a prisión. Entre rejas, decidió divorciarse de su última mujer, dado que sostenía que le estaba consumiendo toda su fortuna.
La muerte de Phil Spector dividió las aguas. Estuvieron los que recordaron su formidable tarea musical y los que, con razón, priorizaron el rango de asesino por sobre algún tipo de cualidad posible.
Lara Clarkson murió sin conocer la fama verdadera y sin haber protagonizado una película clase A, poderosa, de esas que compiten en los festivales. Su vínculo con Phil Spector la llevó a unirse a un hombre violento, sin escrúpulos y emocionalmente desequilibrado. Este 3 de febrero se cumple un nuevo aniversario de aquel femicidio atroz, como lo son todos los femicidios, que desenmascaró al verdadero monstruo que llevaba Spector dentro y que solo su familia más íntima conocía. Aquel asesinato, en un castillo de 33 habitaciones, puso fin a la vida de una mujer de 40 años que encontró a su asesino en la piel de lo que ella consideraba un posible mecenas.
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