Hace 13 años, el actor canadiense fallecía tras batallar contra su adicción a las drogas y padecer situaciones aberrantes en los sets de filmación desde pequeño
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Corey Haim quería ser jugador profesional de hockey. El actor oriundo de Ontario, Canadá, contó que ese sueño cambió cuando acompañó a su hermana Cari a un casting. A los 10 años, se presentó él mismo a una audición para un comercial y fue elegido. “En ese momento recuerdo haber pensado que quería seguir haciendo eso, que quería seguir explorando esa faceta”, expresó. Así, de casualidad, Corey comenzó a abrirse paso en la industria en los 80 con el rol de Larry en la comedia televisiva The Edison Twins y en 1984 llegó a sus manos un papel que cambiaría el rumbo de su vida, el inicio de una carrera signada por los padecimientos en Hollywood que lo atormentarían hasta el día de su muerte.
Corey fue elegido para interpretar a Brian Livingston en la película de Michael Apted, Firstborn, centrada en la violencia doméstica que sufre una madre (Teri Garr) a manos de su pareja, personaje personificado por el actor de RoboCop, Peter Weller. Entre los actores secundarios del film se encontraban Robert Downey Jr. y Sarah Jessica Parker, quienes cumplirían un papel significativo en un hecho ocurrido en el rodaje. En el primer día de filmación, Haim se acercó a Weller para expresarle lo mucho que lo admiraba y el actor, para desconcierto de todo el equipo, lo tomó del cuello, lo tiró contra una pared y le pidió que no volviera a dirigirle la palabra.
“La experiencia me aterró completamente”, declaró el joven actor, quien luego recibió las disculpas de Weller, quien alegó que su interpretación “de método” le prohibía interactuar antes, durante o después de una toma. Más allá de ese acercamiento, el daño ya estaba hecho y Haim había debutado en Hollywood con un acto de violencia empañando esa película tan importante para él, una que incluso lo tenía en el afiche promocional. Tiempo después, contaría que, al tener una familia sin las herramientas para manejar su ascenso a la fama, algunos actores habían suplido el rol de padres y destacó la contención de Parker y Downey Jr. “Nunca me voy olvidar. Tenía 10 años y fuimos a una fiesta del rodaje. Mis papás estaban bailando y yo estaba solo, empecé a llorar y se acercó Sarah y me llevó con Robert, quien me miró y me dijo: ‘Vos te venís a vivir conmigo’”, recordó Haim sobre su primer trabajo en Los Ángeles.
Su interpretación en Firstbon recibió excelentes críticas y Corey no tardó en conseguir papeles en otros largometrajes con grandes figuras, como Murphy’s Romance con Sally Field y Bala de plata junto a Gary Busey, este último con guion de Stephen King, quien adaptó su propia novela. En 1985, para su incredulidad, obtuvo el rol de Peter, un joven con una enfermedad terminal que es cuidado por su inclaudicable madre en A Time to Live. La madre era personificada nada menos que por Liza Minnelli y el film le valió a Corey el premio Young Artist Award y numerosas ofertas laborales, entre ellas, la del rol de Charlie Fox en La costa mosquito de Peter Weir.
En esa época era muy frecuente que los padres fueran también los managers de sus hijos y tomaran control absoluto de sus carreras. En el caso de Haim, su papá Bernie era quien decidía qué proyectos le convenía elegir. Así fue cómo rechazó la oferta que le hicieron a su hijo y River Phoenix terminó interpretando el personaje en el largometraje del realizador australiano protagonizado por Harrison Ford. La decisión de declinar el papel llamó la atención del productor del film, quien le aconsejó a Bernie que contratara a un agente para Corey, una persona con experiencia en la industria. Un año después, llegaría el film Lucas, una producción bisagra en la vida del joven intérprete. Tras el rodaje, nada volvió a ser igual.
Una película exitosa que escondía una situación aberrante
El largometraje de David Seltzer era clave para la carrera de Haim, un protagónico en la comedia teen junto a Courtney Thorne-Smith y Winona Ryder, quienes debutaron en cine con la producción. Al momento de su estreno en 1986, el film fue muy bien recibido por la crítica, y Corey volvió a estar nominado para los Young Artist Awards. En apariencia, todo lo que estuviera vinculado a la exitosa Lucas parecía ser positivo para Haim, pero décadas más tarde, una denuncia mostraría la otra cara de ese rodaje. En 2017, el actor Dominick Brascia acusó a Charlie Sheen -uno de los protagonistas de la comedia- de haber abusado sexualmente de su amigo Haim durante la filmación.
Según Brascia, Sheen, quien entonces tenía 19 años, ejerció abuso sobre el actor de 13. “Haim me dijo que tuvo sexo con él cuando filmaron Lucas, me contó que cuando se lo encontró luego, Sheen lo rechazó”. Brascia añadió que un nuevo encuentro sexual entre los actores se produjo seis años después de dicha filmación y que a Corey “no le había gustado lo que había pasado”. Sheen negó “rotundamente” las acusaciones al igual que la madre del joven, Judy Haim. Sin embargo, Corey Feldman, el mejor amigo de Haim, a quien conoció en el rodaje de la película de Joel Schumacher The Lost Boys en 1987, reafirmó las acusaciones, asegurando que Corey le habló de los abusos de Sheen y que ambos fueron víctimas de una red de pedofilia en Hollywood, y abusados también en el rodaje del film de Schumacher que marcaría el comienzo de los problemas de adicción de Haim.
“Me empecé a deprimir, pasaba días en la cama y después comencé a comer en exceso, no me cuidaba”, declaró el actor sobre esa etapa de su vida. En cuanto a su carrera, su último papel reconocido fue el de Les Anderson en la comedia juvenil License to Drive, donde volvió a trabajar con Feldman. Luego del estreno, empezó a rechazar papeles y a mostrar un desinterés por una industria que le había mostrado su peor cara. En su adolescencia, no podía hablar de lo que le había sucedido y entró en un espiral de autodestrucción doloroso de atestiguar para sus seres queridos. “Corey se saboteaba mucho a sí mismo y eso lo condujo a rendirse, estaba bajo el hechizo de las adicciones también y nunca pudo romper con eso”, expresó Nicki J. Monte, el psicólogo que lo atendió en el reality show The Two Coreys, que documentaba tanto su cotidianidad como la de Feldman y en el que ambos aludieron a los abusos a los que fueron sometidos en Hollywood. A pesar de que intentó promocionar el programa, estrenado en 2007, hubo un momento en que ya no pudo levantarse de la cama. “Me negaba a ver cómo se destruía a sí mismo”, apuntó Feldman, quien de todos modos lo acompañó hasta el final de sus días.
De la gloria de Hollywood a la vida en las calles
Si bien intentó sostener una carrera, los films que elegía iban directo a video. En su vida personal, le costaba mantener una relación, con excepción de la que tuvo con la actriz Alyssa Milano, una que duró tres años y que tuvo su punto final en 1990. Tiempo después, se enamoró de una de las protagonistas de Baywatch, Nicole Eggert, uno de sus grandes sostenes. “Pasé muchas noches con él en salas de emergencia por su adicción a las drogas, no sé si le salvé la vida varias veces, solo sé que quería estar con él, ayudarlo”, expresó la actriz. En esa época, Corey pasaba la mayor parte del tiempo entrando y saliendo de rehabilitación. Fue internado en 15 oportunidades, estuvo al borde de la muerte por sobredosis en muchas ocasiones y también intentó quitarse la vida. “Quiso suicidarse varias veces, lo encontré en situaciones muy feas, tirado en el piso, fueron tantas que no puedo ni contarlas”, manifestó su amigo Feldman.
En algunas oportunidades, se lo veía en las calles, sin rumbo, hasta que su madre tomó la decisión de alejarlo de Los Ángeles y llevarlo a vivir con ella a Toronto. Allí, las cosas se estabilizaron por un tiempo, Corey se comprometió con la actriz Tiffany Shepis en 2008 y la boda estaba planeada para el año siguiente. En 2009, se embarcó en el rodaje del film American Sunset y se lo notaba, según su entorno, “muy confiado en volver al ruedo”. “Tengo momentos de claridad”, declaró entonces en diálogo con revista People. “Estoy hablando más, apreciando a mis amigos, mi vida, mi futuro, quiero volver a hacer lo que amo, quiero volver a actuar”, expresaba. En plena filmación de American Sunset en Canadá, su madre le comunicó que había sido diagnosticada con cáncer. La noticia lo impulsó a sacar fuerzas para permanecer junto a ella y seguir trabajando, por lo que ambos se mudaron a un departamento en Los Ángeles. “Se lo notaba bien a pesar de todo, era nuestra inspiración el set”, contó la actriz Angela Cullins. Pero ese “momento de claridad”, lamentablemente, fue breve.
Corey se separó de su prometida y sucumbió nuevamente a las adicciones. El 10 de marzo de 2010, fue su madre quien lo encontró sin vida en el departamento que compartían. De acuerdo a la autopsia, el actor murió a los 38 años de una neumonía, y había ingerido numerosas pastillas de antipsicóticos y ansiolíticos. Sus restos descansan en el cementerio Pardes Shalom de Maple, Ontario, y se reveló que sus padres debieron vender sus pertenencias en Internet para poder pagar los gastos del funeral de su hijo, quien fue descartado por la industria. Haim no fue incluido en el In Memoriam de los premios SAG del Sindicato de Actores ni tampoco en el de los Oscar, todo un símbolo de lo que Hollywood hizo con él.
Cuando la revista People le consultó por los traumas de su pasado, Haim aseguró que no se animó a hablar “por vergüenza”. “Cerré la boca por mucho tiempo y seguí adelante como pude, cuando sos chicos te pasan cosas que te dejan cicatrices que nunca van a desaparecer”, apuntó Corey sobre esos hechos brutales que comenzaron a sus 10 años, signaron su vida y torcieron su destino.
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