Condecoraciones, parentescos, burros y palomas: el insólito mensaje del contestador de Pepito Cibrián
El realizador teatral, que estrena esta noche una nueva obra, habló sobre su conflicto con Ángel Mahler, su flamante paternidad y su relación con las adicciones
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En los últimos años, la tecnología abrió nuevos canales para propiciar la comunicación. Y así, variantes de otros tiempos, como un llamado telefónico -sin previo aviso- pueden llegar a considerarse hoy hasta invasivo. Otra de las prácticas que fue quedando en desuso es la de dejar mensajes en los contestadores automáticos. Sin embargo, la mayoría sigue teniendo habilitada esa posibilidad en sus dispositivos y muchos siguen dejando ahí sus saludos, consultas y reclamos, como María Teresa, la mujer que se hizo famosa sin quererlo luego de que los mensajes que le había dejado a su querido Enrique se hicieran virales, en 2013.
Pepe Cibrián Campoy es una de las personas que siguen teniendo habilitada esa vía de contacto. Pero, como muchos, no está dispuesto a utilizarlo. Por eso, quienes esperan la clásica señal para comenzar a dejarle su recado, se encuentran con un inesperado mensaje, digno del estilo directo y disparatado del director teatral.
Este sábado, Catalina Dlugi entrevistó al realizador, en su ciclo radial Agarrate Catalina. Pero antes de dar por comenzada la charla, la conductora quiso compartir con su público aquel extraño mensaje, que no solo da cuenta de la respetable trayectoria de Cibrián, sino que juega con sus parentescos y hasta brinda disparatadas alternativas para comunicarse con el destinatario.
“Gracias por comunicarse con Pepe Cibrián Campoy”, comienza diciendo un locutor, con la voz engolada. Y continúa: “Ciudadano ilustre, galardonado por el Senado de la Nación, padre del teatro musical argentino, de Cecilia Milone y Damián Iglesias”.
“Se agradece el mensaje, pero no lo piensa escuchar porque es insoportable”, alerta el locutor. Y alienta a los oyentes a buscar otras alternativas: “Por lo tanto, mande un correo, e-mail, una paloma, un chasqui, un burro... No, un burro mejor no. No se aceptan encomiendas ni devoluciones. Muchas gracias”, finaliza el mensaje.
Ya en conversación con Dlugi, el director contó que se encuentra embarcado en un nuevo proyecto: la obra Infierno blanco, que Cibrián Campoy estrena esta noche, a las 20, en el teatro El Cubo. “Me siento ante un nuevo desafío, como cada vez que empiezo un programa o estreno una obra. Es maravilloso, pero también agotador, porque es exponerse frente a la crítica. Es un privilegio único. Y ya estoy pensando qué voy a hacer después del domingo...”, explicó, sobre la sensación que lo atraviesa en estas horas.
Uno de los temas que aborda su nuevo espectáculo es el de las drogas. “Me parece que es una problemática totalmente vigente y muy difícil de desterrar. Es mi propia obra, pero me basé en cosas de Drácula, porque me pareció que tenía similitudes con el personaje principal, que es un gran narcotraficante que se enamora en París de un joven, que es un gran investigador”, adelantó.
“Este joven lo odia, lo detesta y lleva adelante campañas en su contra. Pero por equis motivo se empiezan a encontrar hasta que surge el amor. El final es muy alentador, pero a costa de perder algo, porque todo siempre tiene un costo. Es muy distinto a todo lo que hice, y es lo que quiero intentar: hacer obras más punch, más comprometidas con la realidad”, agregó.
“El tema de las drogas me es ajeno, porque me daría mucho miedo depender de eso. Yo no fumo, no bebo, no me drogo... No hago nada que me pueda sacar de mi centro. Yo soy adicto al laburo, a la creatividad, al delirio, y pienso que si además de eso tomo algo, me tienen que bajar de las paredes, porque voy a necesitar una internación en dos minutos”, reveló.
El director contó, también que a 30 años del estreno, no puede reponer su versión de Drácula porque Ángel Mahler no le cede los derechos de la música. “Nosotros no tememos una relación muy óptima que digamos, desde que me separé hace cinco años o cuatro. Y me parece que es una decisión que nada tiene que ver con nuestro vínculo. Al contrario. Esta decisión afecta a la gente, porque los está privando de ver algo que ya es de ellos”, disparó.
“Es un capricho. Y es un capricho que no es grato ni para él, porque ni su nieto va a poder ver la obra ni tanta gente que lo ama y lo admira, porque se lo merece. Yo intenté, pero dije ‘hasta acá llegué’”, explicó. “Yo estoy más que dispuesto a tomar un café con él. Es un hombre talentosísimo con quien he compartido años de vida y muchas alegrías”, se sinceró.
Ahondando en el terreno de sus afectos, Cibrián se refirió también a Luis, el hijo que decidió adoptar, ya de adulto. “Es un gran hijo: es un ser mágico, comprensivo, contenedor, comprometido... Y además es un estupendo actor. En esta obra es coprotagonista, pero no porque sea mi hijo, sino porque realmente es muy talentoso y es un hombre que ama el teatro”, señaló.
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