Cómo está hoy Sebastián Martino, el abogado que ganó Expedición Robinson y ahora es “juez”
Corría el año 2000 cuando 16 desconocidos se animaron a aislarse en una isla desierta en lo que fue el primer reality de la Argentina, que contó con la conducción de Julián Weich
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“Hoy son 16. Mañana, serán 15″, anunciaba Julián Weich cada semana en la promoción de Expedición Robinson. 49 días después quedaban dos finalistas y tras la votación de sus compañeros, un “robinson” o campeón: Sebastián Martino alzó el rústico trofeo de la primera edición del reality de supervivencia que tendrá su remake desde el lunes 15, ahora en la pantalla de Telefe y no de eltrece.
Prácticamente sin internet y sin saber a ciencia cierta qué era un reality, qué significaba estar aislado, pero a la vez expuesto con cámaras vigilando y millones de personas observando sus momentos de mayor vulnerabilidad, el joven recién recibido de abogado y dando sus primeros pasos en el derecho dentro de un estudio, quiso experimentar antes de ponerse el traje y la corbata definitivamente y se anotó en el programa que lo consagró ganador y acreedor de cien mil pesos (o dólares, pues era época del 1 a 1). “Esto no me hace más ni menos feliz de lo que era, no voy a poder ir al barrio porque la mitad del programa me la pasé llorando, no sé si me siento merecedor, creo que todos teníamos mérito para llegar y somos todos Robinson”, dijo luego de ganar la final ante Adrián por siete votos (de sus compañeros) a seis, aquel lunes 2 de octubre. Y ese momento televisivo marcó un promedio de 30 puntos de rating con picos de 34.
“Imagina una vida en un lugar sin electricidad, pero con mucha energía; sin internet, pero con mucha conexión; sin gas, pero con mucho fuego. El paraíso no es para cualquiera, es para un sobreviviente”, invita a los espectadores Survivor Expedición Robinson, la nueva versión del ciclo que contará con la conducción de Marley y 25 participantes y que se grabó el año pasado en una isla de Colombia. Casualmente en el mismo país en el que vive desde hace 22 años Martino, a quien el juego le cambió la vida por completo.
Así como también le había pasado a Ramiro Blas con el premio de Reality Reality (2001 por Canal 9), Martino perdió parte de su botín en el corralito financiero impuesto por Domingo Cavallo, ministro de Economía de Fernando De la Rúa. Fue entonces que decidió renunciar al estudio de abogados donde trabajaba y con una mochila en sus hombros, comenzó su recorrido por América Latina. En medio de su travesía, quiso pasar por Panamá y pisar nuevamente las tierras que lo habían visto consagrarse meses atrás sin saber que para su sorpresa... ¡estaban grabando las versiones portuguesa y colombiana del reality!
“Llegué ahí con mi mochilita y los colombianos y los portugueses comenzaron a saludarme con mucha familiaridad. Me conocían porque habían visto el programa que gané, la productora para venderles el formato les mostró ese programa, entonces me sentí en casa y empecé a parchar (salir con amigos) y andar con ellos, tuve un romance con una de la producción y como todos los extranjeros la vine a visitar a Colombia y aquí me quedé”, dijo el año pasado en una entrevista que dio a un medio gráfico de Bogotá.
¿Y las leyes?
Ya en Colombia y con la experiencia de haber estado en televisión (aunque sea delante de cámara), empezó a dar sus primeros pasos como productor de Caracol, una de las emisoras más importantes del país, comparable con lo que Telefe y eltrece son en la Argentina. “Estaban formando un equipo de creativos de entretenimiento y ahí llegué yo, siendo el que menos sabía”, admitiría dos décadas después. Pero, ¿era el que menos sabía? Su experiencia como participante sin dudas sumaba y por eso trabajó en la segunda entrega de la versión local de Expedición Robinson y al año siguiente en la de Gran Hermano.
La mezcla entre exparticipante y productor resultó ser una fusión ideal para lo que vendría: Desafío, el reality de aventura propio del canal que cumple dos décadas al aire. Actualmente es el Director de Juegos -encargado de probar y diseñar las pruebas- no solo desde la producción, sino también desde 2017, delante de cámara. Allí es El Juez, con lentes negros y semblante serio que fiscaliza el accionar de los concursantes. “Preparados, listos, ya” es su frase más pronunciada.
El más temido, su palabra puede cambiar para bien o para mal el destino de los participantes, Sebastián no tiene redes sociales a pesar de ser uno de los personajes más famosos del país latinoamericano. El programa que cuenta con pruebas de resistencia –similares a las que tuvo que hacer él hace casi un cuarto de siglo o las que había en El hotel de los famosos- fue lo más visto durante mayo, incluso a pesar de estar desde hace veinte años en pantalla, con 13 puntos de rating, superando por cinco al siguiente ciclo. Es que entre los juegos se mezclan las historias de los participantes, alianzas y traiciones.
Con remera y short deportivo, entre sus accesorios siempre hay un par de lentes oscuros. ¿Le hace mal el sol o el viento ya que todos juegos son al aire libre? No. “Es para poder entrar en personaje”, dijo quien está casado desde hace más de una década y es padre de dos hijos, sobre la figura que monta frente a cámara cada semana, completamente diferente a cómo se dejaba ver hace 24 años en el primer reality que se vio en la Argentina.
Antes de la fama que le dio ser juez del show, fue productor también de Next Top Model (otro reality del estilo Super M), La Prueba y Asia Express, todos para Caracol, pero cuando le preguntaron cuál fue la experiencia más asombrosa que le tocó vivir como realizador, recordó la oportunidad en la que grabaron Desafío en África, en 2013 para celebrar los primeros diez años del programa: “Fue una satisfacción grande que el canal haya creído en nosotros. Llevamos 170 personas en lo que yo llamo un salto de fe del canal. Eso sumado a que el pueblo senegalés es maravilloso y le terminó de dar una magia a esa temporada. Todavía me escribo con los traductores senegaleses de la época, quedamos conectados emocionalmente de parte y parte, fue muy linda esa experiencia”.
“Desafío cumple veinte años y en veinte años han pasado veinte mil cosas”, dijo en un video casero para el canal de YouTube del ciclo y recordó: “En esa época uno se iba tres o cuatro meses y la única manera que había de comunicarte con tu familia era hablando por teléfono. Sí, esos que ya para muchos son algo arcaico. Ibas, discabas, comprabas unas tarjetas y te costaba una fortuna. Había un solo conmutador para toda la producción, así que era una fila larga, para decir ‘estoy bien, los quiero mucho, nos vemos en dos meses’”.
De sus compañeros de camada, “16 desconocidos en una isla desierta con el desafío sobrevivir”, tal como se los presentaba, una de las participantes más recordadas es Picky Paino, quien desde hace dos años vive en Ibiza con su hija y hace unos días en diálogo con LA NACIÓN y se mostró tan auténtica como en 2000 y aseguró que no se arrepiente de haberse dejado ganar (salió tercera luego de que en una prenda definitoria le cediera casi al final el lugar a su compañero): “Durante esos dos meses que estuvimos en la isla, yo siempre repetí que había ido por la experiencia y no por la plata, y sabía que él la necesitaba más que yo”.
El reality que se emitía todos los lunes a las 23 era un formato importado de Suecia, en donde se había hecho por primera vez en 1997 y fue la Argentina la primera edición que se realizó en América Latina y que se grabó fuera de Malasia (se hizo en una isla en Panamá que el canal y la productora Promofilm buscaron durante un año, y la siguiente fue en Belice). Martino, junto con otros siete hombres y ocho mujeres, fue elegido entre siete mil postulantes. “Lo interesante son las historias que crean sus participantes y la gran protagonista, que es la naturaleza”, decía en ese entonces Hugo Di Guglielmo, quien fuera director de programación de eltrece.
Cerca de cumplir cincuenta, con la experiencia de haber ganado el primer reality de supervivencia y aislamiento de la Argentina y habiendo grabado más de veinte ciclos similares en distintas partes del mundo para Colombia, Martino es “juez”. Tal vez en el fondo su primera pasión, las leyes, que lo llevaron a estudiar Derecho, nunca lo abandonaron y el rol que ocupa hoy en Desafío sea una de las mejores mezclas de tres de sus versiones: productor, participante y abogado.
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