La modelo y conductora charló con LA NACION sobre la segunda temporada de su reality familiar; desde hoy en Paramount+
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“Premios, aeropuertos, pasarelas, eventos, una vida increíble. Pero nada, nada se compara con este momento de mi vida”, dice Carolina Ardohain en el tráiler de la segunda temporada de Siendo Pampita, el docu-reality sobre su vida personal y profesional que vuelve a la pantalla de Paramount+ a partir de este miércoles.
Tras el éxito de la primera entrega -donde se mostró en detalle cómo fue la búsqueda de su quinta hija, Ana- la modelo y conductora vuelve a abrir las puertas de su intimidad para que, a lo largo de ocho episodios, seamos testigos de cómo la llegada de su bebita revolucionó el hogar, además de los malabares que debe hacer para compaginar su ajetreada agenda laboral con su vida familiar. “Es así la vida de todos. Nos dividimos en cien partes para ser buenas mamás, buenas en el trabajo, buenas amigas, para tener un tiempo con nuestra pareja. Uno no tiene solo una cara, tiene miles”, revela quién, sin dudas, le pone el corazón a cada cosa que emprende.
Lo cierto es que, haga lo que haga -o muestre la cara que muestre-, esta chica de sonrisa tatuada siempre llama la atención. Quizá sea por su historia de vida, por los momentos difíciles que tuvo que transitar o por la garra y pasión con la que encara cada desafío que se le cruza en el camino que el público empatiza tanto con ella. “Me gustaba la idea de que la gente pueda abrir la puerta y descubrir otra cosa por fuera del personaje Pampita. Cuando se me pincha la rueda del auto, cuando llego tarde a algún lugar, cuando voy al súper, cuando tengo que salir corriendo al colegio de los chicos con los tacos aguja porque vengo de una producción de fotos. La gente quiere conocer mi casa, cómo son mis hijos, qué cosas hacemos”, explica la conductora sobre los motivos que la llevaron a mostrar el detrás de escena de sus días.
Viajes por el mundo, celebraciones familiares, y un montón de momentos desopilantes de la vida cotidiana serán el eje de esta nueva temporada que ya habilitó sus dos primeros capítulos y luego irá subiendo uno por semana. “A diferencia de la primera (que nos agarró la pandemia), pudimos viajar, recorrer lugares, divertirnos mucho, compartir momentos emocionantes, como el bautismo de nuestra hijita. Así que esta segunda parte viene recargada y con muchas sorpresas”, le anticipó la protagonista de Siendo Pampita a LA NACION sin querer revelar más detalles.
Sin embargo, su última frase nos deja pensando. Hay algo en su mirada, en su relato y en su tierna concepción de la familia que nos hace pensar que Ana no es su último capítulo como madre. ¿Se animarán ella y Roberto a ser padres una vez más?
-Por lo visto, se viene una temporada para ver con muchos pañuelitos al lado...
-¡Sí! Siempre la emoción va a estar porque somos así nosotros. Somos llorones, románticos, nos gusta disfrutar la vida, vivirla a pleno, así que siempre va a haber lugar para las lágrimas y los pañuelos.
-En la primera entrega fuimos testigos de la búsqueda de Ana. ¿Qué se viene ahora?
-Fue muy lindo poder mostrar cómo con Rober la buscamos con tantas ganas, con algunas dificultades también, pero con mucho amor. Ahora vamos a mostrar cómo esta bebita tan esperada vino a iluminar nuestra casa, cómo su llegada influyó en cada uno de nosotros. Trajo una ternura que nos tiene a todos a puro besos, abrazos, tirados en el piso jugando con ella. Nos contagió a todos esa cosa de vivir el presente. Saca una versión de cada uno que está muy buena. No sólo de Rober y mía, sino de todos sus hermanos.
-Su llegada te agarra en otro momento de tu vida por lo que, seguramente, la crianza es muy diferente a lo que fue con el resto de tus hijos. ¿Cómo sos como mamá con ella?
-Muy distinta porque si ella quiere estar despierta a mí no me importa nada. La quiero disfrutar mucho. Si hay noches que nos la pasamos despiertos nos matamos de risa. Decimos: “bueno, mañana estaremos cansados”, pero no nos queremos perder ni un segundo. Es una maternidad totalmente diferente, sin tantas exigencias. Aparte la buscamos con tantas ganas que no hay lugar para la queja.
-Encima ella es una santa que se adapta a todo...
-¡Encima eso! Ella es encantadora, eso es un regalo. Todo el mundo la lleva de un lado para el otro, sus hermanos se le tiran encima y siempre está de buen humor. Eso viene con ella, no es algo que le pudimos inculcar. Vino así con esa alegría y sonrisa constantes.
-A quién saldrá, ¿no?
-(Risas). Pero yo no sé si soy tan así como ella. Eso de tener buen humor todo el día me parece que es algo particular de ella.
-¿Qué cosas te ponen de mal humor?
-¡Muchas! Ustedes siempre me ven con una sonrisa porque amo mi trabajo y lo disfruto, pero las injusticias me ponen de mal humor. Las cosas que no deberían pasar me desesperan un poco, cosas de nuestro país, de nuestra sociedad. Eso me da mucha impotencia y dolor.
-Siempre fuiste muy reservada con tu vida privada y con ciertos temas. ¿Qué fue lo que hizo que abrieras esta puerta a tu intimidad?
-Mucha gente que me quiere, que me sigue y me acompaña desde hace tiempo, siempre agradecía cuando yo mostraba algo de mi casa, esas cosas chiquitas del día a día que todos quieren saber. Así que un día me junté en un café con Darío Turovelzky y le dije: “Mirá, pasa esto”. Fue hace muchos años, ni siquiera estaba Rober en mi vida en ese momento. A Darío le gustó la idea pero me dijo que no lo veía en ese momento. “Va a ser en el momento indicado”, recuerdo que me dijo.
-O sea que fuiste vos quien propuso hacer el reality...
-Fui yo, sí. Quería que la gente sienta que aún estábamos más cerca. Así que cuando con Rober nos dimos cuenta que naturalmente no iba a quedar embarazada y decidimos hacer un tratamiento, me acerqué a Darío y le dije: “Está pasando esto. Hace más de un año que estoy tratando de quedar embarazada, no puedo, así que voy a iniciar un tratamiento. Decime si la plataforma nos quiere acompañar en esto como familia”. Sin saber cómo iba a ser el resultado pero estábamos dispuestos a mostrar nuestra intimidad y nos dijeron que sí.
-¿Por qué sentiste la necesidad de poner como eje esta búsqueda tan íntima?
-A veces hay procesos por los que hay que pasar para ser mamá y bueno, a nosotros esta vez nos toco esto. Salió todo bien, por suerte, pero si no hubiera sido así también como familia era un lindo mensaje mostrar que lo intentamos, que lo hicimos juntos, que lo atravesamos con incertidumbre, como cualquiera. Y bueno, gustó tanto, que nos dijeron: “Ya la vimos nacer a Ana pero, ¿qué pasó después? ¿Qué pasó en la familia con esta nueva llegada? ¿Cómo reaccionaron los hermanos? ¿Cómo se acoplaron? ¿Cómo hace para viajar una familia tan numerosa con un bebe?”. Y acá estamos, lanzando la segunda temporada.
-Contanos un poquito sobre ese detrás de escena. ¿Te levantás con las cámaras en tu casa?
-Durante la primera temporada nos agarró la pandemia, así que tuvimos que filmar todo nosotros con nuestros celulares. No había cámaras, no podíamos salir a la calle ni festejar los cumpleaños de los chicos, así que fue todo muy íntimo. En el caso de la segunda, ya sumamos cámaras y pudimos viajar, recorrer lugares, festejar. Pudimos compartir momentos emocionantes como el bautismo de nuestra hijita. Así que viene recargada y con sorpresas.
-¿A tus hijos les divierte aparecer?
-Sí, les encanta. Tenemos a muchos futuros artistas en la familia (risas). La verdad que se re engancharon aunque tuvimos que preguntarles si lo querían hacer o no y buscar la forma para que también fuera algo divertido para ellos. Por suerte, toda la familia acompañó en este proyecto desde el día uno.
-¿Hasta dónde es el límite sobre qué se muestra y qué no?
-No, no tenemos nada que ocultar, pero tampoco es una invasión a nuestra casa. Esto es algo que nos tiene que entretener a todos y por eso siempre se busca algo que les guste hacer. No los queremos incomodar, ni que se sientan invadidos en su cotidianidad. Está todo muy cuidado de parte de la producción.
-En el tráiler hablás de sueños cumplidos y de “mucho por agradecer”. Pero a la vez siempre decís que los sueños son infinitos. ¿Cuál es tu próxima meta?
-No puedo adelantar mucho pero son cosas muy lindas. Se vienen muchos más sueños por cumplir. Lo van a ver en el último capítulo pero no puedo spoilear nada.
-¿Se viene un nuevo hermanito para Ana? Si mal no recuerdo dijiste que cuando durmieran ocho horas de corrido iban a charlar del tema...
-¡Uy, falta como un año para dormir de corrido! Así que todavía no hay charla (risas). Hay otras sorpresas, se viene algo muy lindo. Pero van a tener que ver el reality hasta el final para enterarse.
-Este año te tuvo como protagonista y como conductora de reality. ¿Te ayuda a entender más el juego el estar en ambos bandos?
-Sí y me encanta. Lo que tiene el reality es que es transparente. No se puede hacer un personaje. Te olvidás en algún punto de que hay una cámara, pasa a ser parte de tu rutina, de tu intimidad. Y estar en ambos lados me ayudó a confirmar que mientras más transparente uno sea, mejor.
-¿Cómo sigue tu año en lo laboral? Se confirmó la segunda temporada de El Hotel de los Famosos, ¿peligra la vuelta de Pampita Online?
-Estamos tratando de hacerlo urgente cuando termine el hotel. Ojalá podamos organizarlo para hacerlo este año. Es un programa que amo hacer y que le da trabajo a muchas familias, así que ojalá sea pronto.
-¿Vas a estar en Canta Conmigo, el nuevo formato de Marcelo Tinelli?
-No, con Marcelo este año no. Es un proyecto que tiene otro formato. Me parece que es algo totalmente distinto.
-Estás muy acostumbrada a la exposición y a las críticas pero, ¿qué pasa cuando esas críticas te afectan de manera indirecta? Por ejemplo, cuando subestiman el trabajo o la capacidad de Roberto García Moritán, por ser “el marido de...”.
-Rober tiene la certeza de que sabe de lo que habla, de que viene haciendo esto hace muchos años antes de conocerme, de que con su fundación tiene la suerte de conocer la realidad de lo que pasa porque se mete de lleno donde tiene que estar. Se ha metido en todos los lugares vulnerables de Buenos Aires, conoce mucho del tema, no es un improvisado. Tiene las herramientas para defenderse.
-¿Cómo tomás lo que sucede cuando se ve envuelto en algún tipo de escándalo como el cruce que tuvo con Flavio Azzaro hace un tiempo o el otro día en el Congreso con un diputado oficialista? ¿Lo aconsejás ante esas situaciones?
-No puedo aconsejarlo porque la política es un mundo que no es el mío. Puedo acompañarlo y ser incondicional en ese acompañamiento. Pero no me atrevería a aconsejar porque desconozco del tema. Es algo totalmente nuevo para mí y voy a ir aprendiendo en el camino, como acompañarlo, pero no necesita que yo le de ningún consejo.
-¿Te interesa la política?
-No, me interesa la Argentina y las cosas que pasan en mi país pero como a cualquiera. Yo tengo mi carrera, Rober tiene sus cosas y nos respetamos mucho, pero no nos metemos en el ámbito del otro.
-¿Qué es lo mejor de ser Pampita?
-¡Guau, no puede ser más divertido! (risas). Me divierto mucho, de verdad. Pero creo que la mejor parte es ser mamá. Cada charla que tengo con cada uno de mis hijos es desopilante. Me enseñan todos los días, me abren la cabeza, me deconstruyen, me llevan a otros límites. Los veo evolucionar, me desafían, me hacen mejor mujer y mejor persona. Porque así es la maternidad: vas metiendo la pata, aprendiendo, superándote, poniendo los límites. Inclusive con cada hijo soy una mamá distinta, porque cada uno de ellos es distinto y piensa diferente, así que esta aventura es ilimitada. Y con el trabajo ni hablar. Son miles de sueños que se cumplen constantemente y vienen nuevos y nuevos. Es muy apasionante.
-¿Y lo peor?
-¡Lo peor es que no me alcanza el tiempo! Quiero hacer más cosas y a veces tengo que decir que no porque no puedo. Aparte siempre voy al cien por ciento con todo, nunca hago nada a medias. Si tuviera más tiempo haría más.
-¿Fue difícil el camino para llegar hasta acá?
-No me imaginaba todo esto pero si uno lo sueña es como que lo termina concretando. Pasaron muchas cosas en el medio para que yo hoy esté donde estoy, muchos trabajos que hice, que tal vez eran chiquitos o en un canal de cable, pero que me fueron formando y volviendo más sólida para después poder afrontar un proyecto más grande. Así que fue un largo recorrido del cual hoy se ven los frutos.
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