Los duques de Cambridge se mudarán a su residencia en Norfolk para pasar unos días tranquilos junto a su hija recién nacida y el príncipe George
En el corazón de la campiña de Norfolk, oculta por una majestuosa arboleda para resguardarse de las miradas indiscretas, se encuentra Anmer Hall, la residencia de descanso del Duque y la Duquesa de Cambridge, de soltera Kate Middleton , y el nuevo hogar de la pareja real donde comenzarán en breve su nueva vida como padres de dos hijos.
La semana pasada, en los preparativos finales para la llegada del nuevo bebé -que ya sabemos se llama Charlotte Elizabeth Diana-, la Duquesa fue vista haciendo unas últimas compras en un Zara Home de Londres. "Se la veía tan tranquila. Realmente no se podía decir que estuviera tan embarazada, a punto de dar a luz, porque no estaba muy grande. Fue muy agradable y educada, me quedé muy impresionada", dijo una vendedora de su paso por la tienda.
Cubiertos de picnic, vasos decorados con lunares, servidores de ensalada, toallas de color azul marino con el típico nudo marinero bordado, un paquete de perchas azules y blancas acolchadas de algodón para los niños, y una alfombra fueron sus adquisiciones. Probablemente iban destinadas a la casa de campo, que la Reina de Inglaterra regaló a su nieto por su 30º cumpleaños y que, tras haber sufrido una larga y cara reforma, albergará por fin a la feliz y recién ampliada familia.
La pareja real se trasladará allí con sus criaturas, pero por supuesto contarán también con ayuda extra para el cuidado de dos niños tan pequeños -ambos menores de dos años- y facilitar así a la Duquesa una rápida recuperación tras el parto. No sólo los acompañará la supernanny española María Borrallo. Recientemente publicaron una oferta de trabajo para una señora del hogar, cuyas funciones incluirían las de "ayudar con el cuidado de niños y el cuidado de los perros".
Además cuando el príncipe Guillermo concluya su permiso de seis semanas por paternidad y vuelva el próximo 1 de junio a trabajar como piloto del servicio de ambulancias aéreas de la región de East Anglia, la duquesa Catherine tendrá el inestimable apoyo de su madre. Se espera que Carole Middleton se mude a Anmer Hall con ella y con el resto de los Cambridge. Por otro lado, parece que la Duquesa planea prolongar su baja por maternidad más tiempo que la última vez. Según dijo a sus amigos ahora lamenta haber regresado a su actividad oficial tan sólo dos meses después del nacimiento del pequeño George.
Intimidad y todas las comodidades: Anmer Hall, que se aloja en Sandringham -la propiedad de la Reina Inglaterra de 20.000 hectáreas-, fue sometida a una larga y cara restauración, estimada en casi un millón y medio de euros para dotar de grandes medidas de protección a la propiedad de estilo georgiano de diez dormitorios con el fin de mantenerla a salvo de intrusos y paparazzi. La semana pasada aún no se había dado por finalizada la obra, que seguía en marcha tras una valla de madera alzada en los lindes de la finca para ocultarla de ojos curiosos y lentes de cámara no deseados. Pero, incluso fuera de sus muros, los Cambridge están aislados del gran público. La aldea donde viven es tan pequeña que no tiene ni siquiera un bar -hay un club social, donde la pareja real de vez en cuando disfruta de una noche de cine, pero poco o nada más. Los lugareños ven a menudo al Duque paseando en bicicleta por los caminos rurales, a la Duquesa haciendo compras en los mercados de pueblos vecinos o a ambos cenando también en los pubs de al lado (sus favoritos son The Crown Inn, East Rudham, el Kings Head Hotel, Great Bircham y el Rose & Crown, Snettisham), pero mantienen las distancias y les dejan intimidad.
Un lugar conocido: A pesar de ser relativamente nuevos, el Duque y la Duquesa de Cambridge no son extraños en la zona. Anmer está cerca del mar en la playa de Holkham, donde el joven príncipe pasó idílicos días de verano jugando en la arena con su niñera. Él, sin duda, espera hacer lo mismo con sus propios hijos. También tienen íntimos amigos en Norfolk y han asistido a un buen número de bodas allí.
Todo un reto: Para el equipo de decoración de interiores el gran desafío ha sido satisfacer las necesidades de una familia con dos pequeños y el deseo del Duque y la Duquesa de Cambridge de una casa de campo formal y elegante, como corresponde a una pareja de su condición real. Ben ha respetado siempre su implicación con Anmer: "Ellos saben perfectamente lo que quieren y lideran el proyecto de renovación". Si bien también ha animado a la Duquesa a alejarse de su zona de seguridad. Así, mientras algunas de las estancias principales de la casa son tradicionales y clásicas (el salón, la guardería de los niños...), otras son audaces. Por ejemplo: el comedor, que la Duquesa se ha atrevido a pintar de verde sin contemplaciones. Otra de las novedades es que se ha instalado una cocina nueva, a pesar de que Anmer ya contaba con una de diseño de sólo siete años. Sus amigos dicen que la Duquesa quería una cocina más acorde con el estilo de la casa de estilo georgiano y con un hogar con niños. Para toda la decoración también ha trabajado a las órdenes de la Duquesa la diseñadora de interiores Anne Allen, que la ha asesorado en la adquisición de antigüedades en Fakenham y Holt, ambas localidades a tiro de piedra de Anmer Hall. "El estilo de Anne es un clásico contemporáneo. Es muy elegante y ella se inclina por tonos pastel y crema, blanco y beige". El buen criterio de los mejores para el nuevo hogar de los Cambridge.
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