Tras 22 años de matrimonio, Colin Firth y Livia Giuggioli le pusieron un punto final a la que parecía una historia de amor capaz de sobrevivir a todo. Padres de dos hijos -Luca, de 18 años, y Matteo, de 16-, el actor británico y la productora italiana se mantuvieron unidos en tiempos turbulentos, se encontraron en la militancia a favor de los refugiados, el cuidado del planeta y la sustentabilidad, y desfilaron su elegancia por las alfombras rojas. Hasta que algo se rompió.
Una denuncia por acoso terminó, hace dos años, en un sinceramiento por parte de Giuggioli: el hombre que la estaba molestando era el mismo con el que había mantenido una relación extramatrimonial unos años antes. Ese dato, que podría haber sido la piedra fundacional para un escándalo al mejor estilo Hollywood, tuvo una respuesta a la inglesa: Firth no se movió del lado de su esposa, hasta que los paparazzi se aburrieron de no encontrar la foto que buscaban y todo pareció volver a la normalidad. Aunque, puertas adentro, quizás no fue tan así.
Firth, un hombre enamorado
En 2011, Firth intentaba explicar el secreto detrás de su matrimonio feliz con Giuggioli. "Estamos juntos desde hace 15 años, y para los estándares de Hollywood eso es una eternidad", decía en una entrevista con CNN. "Estamos locos el uno por el otro, tenemos hijos y estamos muy comprometidos acerca de cómo debemos llevar adelante nuestra vida familiar y nos aseguramos de pasar el suficiente tiempo juntos".
Sin embargo, en esa misma nota con Piers Morgan, mostró su faceta más "juguetona" cuando el periodista le preguntó si preferiría quedarse en una isla desierta con Renee Zellweger, Meryl Streep, Emma Thompson o Scarlett Johansson. "¿Podría ser con todas ellas?", respondió entre risas, antes de sumar a la lista a Helena Bonham Carter, Helen McDonald, Gwyneth Paltrow y Reese Witherspoon, todas actrices que trabajaron con él en distintos momentos de su carrera.
Más allá de las bromas, Firth estaba profundamente enamorado de su esposa. Muchos recordarán cómo, con lágrimas en los ojos, le dedicó el Oscar que obtuvo por su trabajo en El discurso del rey a quien era su compañera de vida. "Este premio también es para Livia, que estuvo aguantando mis delirios fugaces de realeza y a quien responsabilizo por esto y por todo lo bueno que sucedió desde que la conocí", dijo antes de retirarse del escenario del Kodak Theatre.
Colin y Livia se conocieron en Colombia, en 1995, durante el rodaje de la miniserie Nostromo. La coproducción de la BBC y la RAI lo tenía a él como uno de los protagonistas, mientras que ella trabajaba como asistente de producción. Oriunda de Roma, Giuggioli ansiaba desarrollar un carrera como productora de documentales -algo que, eventualmente, consiguió- pero nunca imaginó que iba a encontrar el amor en circunstancias tan extrañas.
"Conocer a Colin cambió mi vida por completo porque de pronto me encontraba viviendo en Londres, hablando un idioma que apenas conocía, con una cultura que me resultaba más bien ajena", recordó ella recientemente. "Y también me cambió la vida en lo referido al trabajo, porque si no fuera la esposa de Colin posiblemente a nadie le importaría mi trabajo. No es algo que me resulte frustrante, porque entiendo que ser la esposa de quien soy no tiene nada que ver con el valor del trabajo que llevo adelante", apuntó.
Dos años después de ese primer encuentro en el set, la pareja decidió casarse. Por entonces, ella tenía 28 años, y él 37.
Romance a la italiana
Pese a que ya era padre de William -el hijo que tuvo con la actriz estadounidense Meg Tilly, en 1990-, Firth se encontraba en otro momento de su vida al momento de decidir formar una familia con Giuggioli. Así, en 2001, la pareja recibió a su primer hijo en común, Luca, y en 2003 nació el segundo, Matteo.
Enamorado de las raíces latinas de su esposa, Firth no dudó en comprar una casa en un villa cercana a Città della Pieve, en Umbria. Aprendió el idioma y se aseguró de que sus hijos también lo hicieran, además de adoptar muchas de las costumbres que tanto le fascinaron. De hecho, cuando la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea se impuso en un referéndum, él decidió solicitar la ciudadanía italiana como una manera de hacer pública su postura contraria al Brexit.
Y es que Firth siempre entendió que la fama podía ser un buen camino para manifestarse políticamente y, quizás, encender la curiosidad de alguien detrás de la pantalla. Además de apoyar el Consejo de Refugiados en Gran Bretaña, el protagonista de El Diario de Bridget Jones se interesó por las causas del comercio equitativo y la ecología. Fue en ese punto, justamente, donde construyó un tándem perfecto con Giuggioli, una mujer llena de empuje e ideas.
En paralelo con su tarea como productora de documentales, la italiana fundó Eco Age, una tienda ecológica que se reconvirtió hacía una empresa de consultoría para el desarrollo sustentable de compañías, especialmente las relacionadas con el mundo de la moda. "Ayudamos a las marcas a iniciar su camino hacia la sustentabilidad. Muchas firmas se denominan a sí mismas verdes, pero cuando mirás en profundidad, resulta que es todo fachada. Nosotros nunca separamos el impacto medioambiental de la justicia social y de la búsqueda de lo ético", le contaba ella al diario El País.
Así, Giuggioli se convirtió en mucho más que la esposa de Firth en los glamorosos eventos que se realizan dentro y fuera de Hollywood: es una de las impulsoras de la "green carpet", concepto que invita a las celebridades a pensar en su look con una mirada ética y consciente.
La traición que lo cambió todo
"Colin y Livia Firth se han separado. Mantienen una amistad cercana y permanecen unidos en su amor por sus hijos". Con ese frío comunicado, los representantes del actor británico confirmaron el fin de la relación de 22 años, el pasado viernes. Y pese a que muchos se pudieron haber sorprendido, los motivos alrededor de la ruptura estaban a la vuelta de la esquina.
En marzo de 2018, Firth y Giuggioli presentaron una denuncia por acoso y amenazas contra el fotoperiodista italiano Marco Brancaccia, en Roma. En realidad, los episodios habían comenzado en septiembre de 2016, cuando el reportero habría comenzado a hostigar a Livia mediante mensajes y llamados telefónicos. Según trascendió, el acoso se extendió por ocho meses, pero la pareja decidió guardar silencio y no llevar el tema a la justicia en un primer momento.
"Si rompés nuestra amistad, te arruino la vida", era una de las amenazas que Giuggioli dijo recibir por parte de Brancaccia, quien además hacía gala de sus influencias para dejar en claro de que era capaz de cumplir su cometido.
Pese a que el periodista, de 56 años, negó rotundamente las acusaciones, la investigación siguió su curso y fue entonces que Giuggioli se vio obligada a contar su verdad: a través de un comunicado, dio a conocer que había mantenido una relación con su supuesto victimario. "Hace unos años, Colin y Livia tomaron la decisión de separarse en privado. Durante ese tiempo, Livia se relacionó brevemente con el señor Brancaccia. Los Firth están unidos desde entonces", rezaba el texto difundido días después de que la denuncia se hiciera pública. "Posteriormente, el señor Brancaccia llevó a cabo una aterradora campaña de acoso durante varios meses, gran parte de la cual está documentada. Por razones obvias, los Firth nunca han tenido ningún deseo de hacer público este asunto", finalizaba el comunicado.
"La realidad es que Livia y yo nos conocemos desde que éramos jóvenes y después tuvimos una relación amorosa de 11 meses, entre 2015 y 2016", explicó Brancaccia a la revista People. "Terminó en junio de 2016 y no volví a llamarla. Le envié dos mensajes de WhatsApp, un saludo de cumpleaños por mensaje de texto y un correo electrónico a Colin, que realmente lamento. (...) Fue un terrible error, por el que pedí disculpas. Pero pasar de eso a ser un acosador no es correcto", indicó. En ese mensaje, el fotógrafo puso al tanto a Firth de la relación que había mantenido con su esposa.
En julio pasado, Firth y Giuggioli decidieron retirar los cargos contra Brancaccia, para de este modo impedir que trascendieran más detalles e intimidades de la aventura amorosa. El actor británico se metió de lleno en su trabajo y decidió esperar a que las aguas se calmaran. Pero la herida estaba ahí, y tomó casi dos años en materializarse en un ruptura definitiva con la mujer con la que compartió poco más de dos décadas de su vida.
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