Se pierde el pelo, pero no las mañas. La aseveración popular le cabe perfecto a Clint Eastwood, el prócer del cine norteamericano que, a sus 90 años, se muestra de pie y activo tanto en su oficio como en su vida marital. Mujeriego empedernido, infiel confeso. Una delicia para los gossip shows. Amó y fue amado por mujeres hermosas. Tuvo hijos de cuna matrimonial que llevaron su apellido desde el nacimiento y varios que lucharon para lograr su verdadera identidad. Él, el notable actor y director, bien podría ser el protagonista de su propia novela ficcional, aunque a su realidad poco podría agregarle ni siquiera la pluma más avezada. La realidad supera a la ficción, otra aseveración, quizás un lugar común, pero que pinta su vida privada con absoluta precisión. Y sí, el director de Million Dollar Baby es de esas figuras que generan tanto interés por su obra eximia como por lo que hace entre las sábanas. Los biógrafos Marc Eliot y Patrick McGilligan dieron cuenta en sus publicaciones de amores oficiales y de los otros. Causa escalofrío leer el inventario. Richard Schickel, otro de sus historiadores, da cuenta de una pérdida de la virginidad a los 14 años y unas cuantas mujeres hasta llegar a su primer amor verdadero.
El nacimiento del Don Juan
Don Juan, aquel personaje creado por Tirso de Molina, Zorrilla y tantos otros, ese que no tenía límites ni ley a la hora de seducir, bien podría ser inspiración para la vida de Clint, el hombre nacido en San Francisco que se ganó todos los premios posibles que entrega la industria, merecidos, por cierto, a fuerza de un talento que le permitió crear interpretaciones soberbias como aquel William Will Munny de Unforgiven. Pero esa prolijidad profesional se contrapone con la vida zigzagueante en torno a los afectos.
El listado de conquistas conocidas, porque también están las otras, arrancó mal. A los 23 años, el 19 de diciembre de 1953, el entonces galán contrajo enlace formal con Maggie Johnson. ¿Cómo se conocieron? Seis meses antes en una cita a ciegas. Cliché romántico si los hay. Duraron bastante, al menos para el promedio del Don Juan. Sin embargo, en alguna declaración pública confesó que aquella había sido una decisión precipitada, que aún debía vivir más, y que esos 23 años eran escasos para tomar semejante compromiso. Inmadurez. Quizás una característica, una actitud, que lo define en las cuestiones más íntimas. Diez años después de la boda, el matrimonio inició los trámites de divorcio. Pero aquella instancia judicial estuvo atravesada por los amoríos de Clint con la bailarina Roxanne Tunis. Aquel vínculo permitió el nacimiento de Kimber, la primera hija del actor. Corría 1964, pero la chica sería reconocida por su padre públicamente recién en 1989, debido a que ella misma fue quien antes lo había contado en un periódico. Roxanne fue amante de Clint durante catorce años. Sin embargo, esa relación no logró romper del todo el matrimonio legal de la estrella.
Eastwood no solo se reconcilió con su esposa, sino que tuvo dos hijos con ella: Kyle y Alison. El actor no presenció los partos y dejó gran parte de la responsabilidad de la crianza de en manos de su mujer, de quien finalmente se separó en 1978. El juicio de divorcio siguió hasta 1984. ¿Por qué decidió romper el vínculo? Todo indica que se habría debido a la aparición en su vida de Sondra Locke, actriz fallecida en 2018. Se conocieron en 1975 en el rodaje de El fugitivo Josey Wales. La pareja continuó durante catorce años, evidentemente, un número simbólico en los amoríos del actor. En sus memorias, Sondra sintetizó ese imaginario en torno a Clint: "Me dijo que jamás había sido fiel a una mujer". Sin embargo, ella apostó por ese amor de ondulantes estados anímicos.
"No quiero necesitarte porque no puedo tenerte", la prudencia de las palabras de su personaje en Los puentes de Madison no lo espejan. Aquella cordura es la que el actor no tuvo a la hora de formar pareja, engañar a sus mujeres, romper y volver a amar. Y, entre tanto, hijos nacidos frutos de una relación formal o en la clandestinidad. La vida amorosa del gran actor es una suerte de loop reiterado y sin final, como todo loop. Para él, las damas conquistadas eran, son, un trofeo. Y si su primera mujer calló por siempre las intimidades del matrimonio y el divorcio posterior, se dice que lo hizo porque llegó a un arreglo con el actor. No sucedió lo mismo con Sondra Locke, quien se encargó de tildarlo de tacaño y de impedirle desarrollar una carrera profesional, entre otras "nimiedades". En tiempos de aparente felicidad, él escribió la canción "Ella me hizo monógamo". Y Locke, durante un tiempo, se lo creyó. No tuvieron hijos, pero él si los tuvo con una amante contemporánea a su unión con Sondra. El Don Juan no pudo con su deseo y la engañó con la azafata Jacelyn Reeves, con la que tuvo dos hijos: Scott y Kathryn, quienes tampoco fueron reconocidos públicamente hasta mucho después. Modalidad repetida. Demasiado para la pobre esposa traicionada. Aunque a la novela aún le faltaba lo peor: Clint le habría tirado sus pertenecías al porche de la casa compartida durante catorce años y cambiado las cerraduras para impedirle el ingreso. Triste y cruel final. ¿La justificación para tamaña decisión? "Solo fue una relación pasajera". Relación pasajera que duró catorce años. Recién en 1996 pudieron acordar la suma de dinero que correspondía por la separación. Con la azafata tampoco se portó bien, se dice que, en esos tiempos, habría salido además con una actriz de Falcon Crest y con una guionista de Hollywood. Eran los tiempos en los que se desempeñó como alcalde de Carmel, dando rienda suelta a su vocación por la política.
El precio de la fama
Con Harry, el sucio Clint había logrado una consagración definitiva. Así que ya llevaba más de una década entre los nombres estelares de la industria. Esto no le impedía mantener sus hábitos. El sexo era un motor ineludible y si se concretaba fuera del marco matrimonial le genera una adrenalina y un éxtasis superior. En 1989, en el rodaje de Pink Cadillac, conoció a la actriz Frances Fisher. "Pensé que era el definitivo", dijo ella luego de separarse del astro. No lo fue. Tuvo idéntico destino que el resto. Juntos tuvieron a Francesca. Eso sí, Clint esta vez estuvo presente en el parto, aunque dicen los infidentes de siempre que al momento de dar a luz su mujer, se encontraba coqueteando con una enfermera.
Eastwood disfrutó de esta pareja y del nacimiento de su nueva hija, pero jamás dejó de priorizar su carrera, algo que disgustaba, y mucho, a su mujer. En esa época, juntos habían rodado Los imperdonables, razón por la cual le pidió a Frances que no hiciera demasiada alharaca con el embarazo dado que necesitaba que la opinión pública posara su interés sobre el film en el que él era protagonista y director. El material tuvo enormes críticas y ganó cuatro premios Oscar.
Los celos de él, las trabas que le imponía a su mujer para trabajar y las sospechas que comenzaron a nacer en ella fueron allanando el camino hacia el final. Un último acto que tuvo dos profundas razones que lo hicieron eclosionar. Por un lado, Frances encontró una misiva con el saludo de un hijo de Clint, del cual ella desconocía su existencia y, para terminar de arruinar la escena, descubrió los amoríos de su marido con una periodista de apellido Ruiz, tan solo tres décadas más joven que él.
Lo cierto es que el vínculo iba en serio y Clint y Dina Ruiz formalizaron la relación. En 1996 anunciaron compromiso y boda. A los pocos meses nació Morgan para coronar la felicidad del matrimonio que duró 17 extensos años. El final fue caótico. Se dijeron de todo y él no pudo contener la furia de sus ex que se sumaron a la contienda. Los programas de chismes y las revistas del corazón se hicieron un festín con la disputa conyugal digna de Igmar Bergman. Clint tuvo que pagar el precio de ser una primera figura y que, como tal, generase interés en la opinión pública tanto por su trabajo como por su vida personal.
Y si alguien pensó que el conquistador iba a claudicar en la madurez, se equivocó. Erica Fisher, ex de la estrella del baloncesto Scott Fisher, fue su nueva conquista. Lo curioso es que Dina, ex de Clint, también fue ex de Scott. Todo quedaría en familia.
La última gran conquista del actor y director se llama Christina Sandera, una mujer casi cuarenta años más joven que él. Si bien él no habló del pasado de ella, alrededor de Sandera hubo un escándalo cuando su exmarido habló de su adicción al alcohol y de que tenía actitudes violentas.
La lista de amoríos de Clint Eastwood podría ser mucho más extensa si sus amantes se decidieran a hablar, aunque muchas de ellas ya no están en el plano terrenal. Alcanzó lo máximo que se puede lograr en la industria cinematográfica. Premiado y elogiado por sus trabajos como actor y director. La crítica y el público siempre estuvieron de su lado... y las mujeres también. Aunque el Don Juan, respondiendo a su condición, no siempre se portó bien con ellas o, mejor dicho, casi nunca.
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