Claudia Neumann: la relación rota con Nicole, el manejo del dinero cuando representaba a su hija y el deseo de conocer a su nieto
Desde Tenerife, donde reside desde hace dos años, la mamá de la modelo reveló a LA NACION detalles de su vínculo; aún sin poder identificar cuándo fue el quiebre entre ellas, recordó la época en la que la representaba y qué hacían con la plata que ganaba
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Ahora es Unterüberbacher. Nicole (Neumann) cambió su apellido en su cuenta de Instagram en las últimas horas tal vez como forma de gritarle a sus más de dos millones de seguidores que se aleja de su mamá, Claudia Neumann. Desde Tenerife, España, donde vive desdehace dos años, la madre de la jurado de Los ocho escalones de los tres millones habló con LA NACION y aseguró que no puede identificar cuándo fue el quiebre en la relación entre ambas. A su vez, dijo que le gustaría conocer a su nieto que nacerá en mayo, aunque lo cree difícil.
Faltaban nada más que dos meses para que Claudia cumpliera 19 años cuando, el 31 de octubre de 1980, se convirtió en mamá de Nicole, fruto de su relación con el instructor de esquí y empresario austríaco Bernd Unterüberbacher. Siete meses después, la pareja se separó y madre e hija crecieron juntas. Sin una figura paterna presente, fue el abuelo materno de la modelo quien las acompañaba y ayudaba, al punto de que él acompañó a su nieta al altar en su primer casamiento, en el 2005, con Nacho Herrero.
Junto con Geraldine, tres años más chica que Nicole, mantenían una buena relación, hasta eran “confidentes” dentro de lo que pueden ser una madre y una hija, según Claudia. Sin embargo, algo se rompió y hace casi tres años que no hablan. Incluso se enteró del casamiento entre su hija y Manu Ucera y del embarazo a través de la prensa. Sobre si hubo una charla o discusión que diera fin al vínculo, la abuela de Indiana (15), Allegra (14) y Sienna (10) fue contundente: “No, ella no es de las personas que se sientan a tomar un café para hablar”.
Aún incrédula -pero también más calma- de la repercusión que tuvo la nota que dio a Socios de Espectáculo, en la que trató a su hija de “desagradecida” luego de que esta la acusara de quedarse con su dinero, Claudia, convencida por su amiga Soraya Widmer, contó a este medio detalles sobre cómo era la relación con su hija y cómo se manejaba el dinero que la modelo ganaba cuando era menor de edad.
–¿Cuándo se vieron por última vez?
–Estoy hace dos años acá y fue medio año antes que estuvimos en la casa cuidando a las chicas; porque era buena, para eso estábamos y servíamos (ironiza sobre su rol y el de Javier, su pareja desde hace once años).
–¿Y esa última vez hubo una discusión y por eso no se vieron más?
–Cara a cara nunca fue nada, siempre me enteraba por los medios. Después no hablamos más y me mudé. Mi despedida de las chicas antes de irme del país fue en la casa de Fabián (Cubero) y Mica (Viciconte). No es que fue algo a propósito por parte de él, pero si no hacíamos eso, yo no me despedía de mis nietas.
–¿Con ellas estás en contacto?
–Un poco más con la más grande. A Javier (su pareja) le dicen abuelo y esperamos que crezcan y puedan venir de visita. Nosotros a veces hablamos con Indiana, que es la que nos atiende; con Allegra y Sienna hace bastante que no hablamos.
–¿Entonces, del casamiento y del embarazo te enteraste por tu nieta, por Geraldine o por los medios?
–Por la prensa, y me preguntaban si iba a ir si me pagaba el pasaje, ¡y no me invitó! Y además eso no lo va a negar porque no puede. Deseo que le vaya bárbaro, que tenga el varón que tanto quería y que sea feliz, y de paso que me deje en paz. Algo había hablado antes de que se casara y que seguramente iba a tener otro hijo pero después de ahí a que me lo contara cuando ocurrió, no. Todo eso me imaginaba que pasaría porque él no tiene hijos. Yo lo conocí en la comunión de Allegra a Manu, pero no puedo decir nada, además en ese momento eran oficialmente pareja pero no estaban cerca de casarse ni nada.
–¿Te asombró la repercusión de tus dichos? ¿Leíste algo?
—Me sorprendió porque es vintage, miré algunas cosas. Lamentablemente hizo mucho eco, no era mi idea.
–¿Después de eso hubo algún tipo de contacto entre Nicole y vos?
—No.
–¿Hablaste con Geraldine de este tema ahora que resurgió todo mediáticamente?
–No, porque la verdad que no la quiero meter. Es la hermana, se llevan bien, ¿para qué? Gegé siempre es la conciliadora. Tuvo su etapa de pelea con su hermana también, lo digo porque es algo que fue público.
–¿Y con Fabián Cubero?
–Menos. Que hable bien de Fabián no quiere decir que hable todos los días. Tengo buena relación con él y con su familia, fueron diez años. Con la madre me llevo bárbaro, hablamos como abuelas. Las cosas entre ellos (Nicole y Cuero) son temas de ellos. Con él siempre estuvimos bien.
–Ahora, concretamente, Nicole dijo que vos te habías quedado con plata de ella de la época en la que la representabas...
–Me sorprendió porque, digo: ¡tantos años y sigue con lo mismo! Se calma una década y después vuelve con lo mismo.
–¿Pero ese era un tema ya charlado entre ustedes? ¿Nunca se sentó con vos a planteártelo café de por medio?
–Ella no es muy de hablar tomando un café. No habla conmigo sino con la prensa. Me enteré por los medios.
Lolita a los 12, casa y auto a los 18 y su madre como representante
“No sabemos dónde fue a parar la plata”, dijo hace unos días la modelo y conductora en referencia a las ganancias por su trabajo mientras era menor de edad y contaba con la representación de su madre.
–Respecto a sus dichos, ¿cómo era el manejo del dinero que ella ganaba siendo menor?
–De los 12 a los 15 la acompañé a todos lados y a los 15 empecé a ser su representante. Por eso yo cobraba una comisión. Escuché que decía: “qué horror”, pero yo la acompañaba porque no podía estar sola y había que vivir.
–¿En ese momento vos trabajabas?
–Me recibí de psicóloga, daba clases en la Universidad de Belgrano y había que acompañarla. Entonces yo dejé mi carrera por la de ella, y le salió bastante bien. A los 18 tenía su casa, su auto, sus caballos en el club hípico.
–¿Por qué dejaste de representarla?
–A los 18, con algún novio que se lo sugirió y la representó y ahí fue que empezó a ganar más plata, porque estaba la fantasía de que ganan fortuna. Antes ganaba bien pero en ese momento posterior más y yo ya no tenía nada que ver. Fue cuando publicó varias tapas de revistas importantes.
–¿Y con el dinero de ella de ese momento que hacían, mantenía a la familia?
–No, no mantenía a la familia. Pero quería caballos, cuarenta días de vacaciones en Punta del Este, todo eso había que pagarlo. Igual, ya conocía Punta porque iba desde los tres años.
–¿Y antes de que ella empezara a ganar dinero cómo era su pasar?
—No la pasábamos mal, pero teníamos un pasar normal. Pensá que yo era madre sola con dos hijas, porque el papá de ella apareció a sus 17 recién. Me ayudaba mi padre.
–Cuando empezaste a acompañarla, ¿sabías algo del medio o tuviste que aprender?
–No, nada. Yo estaba más entre los libros que en lo artístico. Conocía gente que trabajaba en publicidad y andábamos a caballo, en el club. Una vez necesitaban gente de fondo y yo participé, tendría unos 17, pero nada más que eso.
–¿Hubo reproches por haber trabajado de chica?
–No, si le encantaba. Los reproches siempre fueron relacionados con el dinero. Siempre hay gente que te dice cosas...
–¿Algo así como ‘los amigos del campeón?
–Sí.
–Hasta sus 18, entonces, estaba bien la relación. ¿Eran confidentes, se contaban cosas?
–Sí, como cualquier madre e hija. La cosa se empezó a complicar cuando se hizo conocida y se le empezó a pegar gente. Tampoco quemó etapas, ella se iba a dormir a las 21, veía dibujitos, iba al colegio y al club, llevaba una vida normal. No puedo identificar cuándo fue el quiebre entre nosotras. Hasta los 17 o 18 vivió conmigo. Después hubo épocas buenas y malas, yo me fui a vivir a otro país un tiempo, ella también. Coincidimos cuando nació Indi, la mayor. Estuvimos más cerca, su llegada nos acercó. Después, cada vez que ella viajaba éramos nosotros los que nos quedábamos con las hijas.
–Ella se alejó de vos más o menos en la misma época en la que se acercó a su padre, ¿creés que hay relación en eso?
–¡Qué suerte que se lleven bien! Él estuvo 17 años desaparecido. Cuando Nicole tenía 15 estábamos en París... Nunca lo conté, pero fui yo quien le dijo que lo llamara y luego ella lo hizo y se acercaron.
–Dejando el pasado y pensando en el futuro, el bebé de Nicole nace en mayo, ¿te gustaría que haya un acercamiento y que puedas conocerlo?
–Con ella nunca se sabe. Claro que me gustaría, pero lo veo difícil.
Una nena con un futuro prometedor
Nicole nunca tuvo que decirle a su mamá que quería ser modelo. Las cosas se fueron dando más temprano que tarde y sin que ninguna de las dos lo planeara. Aunque parezca trillado, la fama prematura de la modelo no fue buscada, pero según Claudia, ella siempre estuvo cómoda y nunca renegó de los flashes.
–¿Cuál fue el primer trabajo de tu hija? ¿A qué edad?
–Tenía cuatro años. Yo no la llevé, sino que había una chica que era niñera que me pidió permiso para llevar fotos a una agencia en la que trabajaba un amigo suyo. Le dije que sí. La llamaron para un casting y así hizo su primera publicidad. Después las dos siguieron haciendo cosas. Geraldine debutó a los dos en una publicidad en la que decía ‘coma manzanas’, cuando ella ni comía manzanas. Les gustaba eso. A un chico no lo podés obligar. Les encantaba, solo que Nicole mucho no hablaba porque era tímida.
–Y a los 12, la famosa tapa de Lolita con la que explotó todo. ¿Cómo fue eso?
–A los 11, a un casting para una publicidad fui con las dos y me dijeron que Nicole ya estaba grande, así que la pusieron a Geraldine, pero el director me dijo que la llevara a una agencia de modelos a la parte de Kids. Una vez un fotógrafo le tomó imágenes y salió el resto. Todo se dio en el momento, tocó, no lo planeé.
–¿Cómo se vivió semejante exposición?
–Fue terrible, pero bueno, te adaptás. Cada vez que iba al colegio los chicos me gritaban ‘suegra’. Era inevitable. Pero también estaban las críticas. Pasé de golpe de estar tranquila a que todos opinaran de mi vida, era raro.
–¿Y ella cómo lo vivía?
–Estaba contenta. En un desfile de Giordano él después de que ella pasó pidió que vuelva a la pasarela. Me acuerdo que yo la miraba y me moría y en cambio ella salió feliz de la vida. Es algo que tenés, que traés con vos (la fama y la exposición). A mí nunca me gustó, no me sale.
–Ya lo pregunté, pero reitero, ¿alguna vez reprochó algo al respecto, como haber trabajado desde tan chica?
–No, nunca renegó.
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