Claudia Albertario: entre su participación en un ambicioso reality, su separación y su vínculo con Federico Bal
Desde Miami, la actriz habló sobre The Challenge Argentina: El desafío, la competencia de famosos de Telefe que comienza a emitirse el próximo lunes, y asegura que no fue ella quien provocó la ruptura entre el actor y Sofía Aldrey
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Saltó a la fama en 1999 con una sola frase: “¡Uy, cómo estoy!”. El latiguillo que decía sensualmente en una publicidad para una compañía de telefonía celular le abrió las puertas del mundo del espectáculo y a partir de ahí, Claudia Albertario se labró una carrera como actriz de televisión, cine y teatro y hasta de vedette, de la mano de Carmen Barbieri. Participó, por ejemplo, en ficciones exitosas como Amigovios, Pan caliente, Montaña rusa, otra vuelta, Verano del ´98, Gasoleros, Poné a Francella, Los machos y Los Roldán, además de intervenir en los realities “Bailando por un sueño”, “Patinando por un sueño” y “Cantando por un sueño”. Y cuando su camino parecía adentrarse en un terreno más profundo, gracias a propuestas como Señores Papis, de golpe, en 2004, lo dejó todo y se mudó a los Estados Unidos junto a su entonces pareja, el empresario Jerónimo Valdivia.
Hoy, ya convertida en madre de Simona (13) y Dante Apolo (5), regresa a la Argentina como participante de The Challenge Argentina. El desafío, el reality con famosos de retos físicos (grabado enteramente el año pasado) que debuta el lunes 13 a las 21:15 por Telefe, conducido por Marley. Y no lo hace tibiamente sino envuelta en una serie de versiones que la señalan como la causante de la escandalosa separación de Federico Bal y su novia Sofía Aldrey. Desde Miami, Albertario habló con LA NACIÓN de todo lo que incluye su nueva realidad.
–¿Por qué te fuiste a vivir a Miami? ¿Cómo es tu vida ahí? ¿A qué te dedicás?
–Nos fuimos de la Argentina hace 9 años porque el padre de mis hijos quería criarlos acá. Él había vivido de chico aquí (aunque en California) y deseaba que ellos también se criaran cerca de la playa, que tuvieran una vida más relajada y sean bilingües. Fue más que nada un proyecto familiar. A mí me costó bastante tomar la decisión, me llevó al menos como tres meses, pero al final bajé la persiana y nos vinimos todos para acá, prácticamente con lo puesto. Terminé mi participación en el reality Celebrity Splash y llegué a hacer el capítulo uno de Señores Papis, donde me había tocado una historia divina con Joaquín Furriel, todo en Telefe, pero después tuve que dejar. No podía cambiar más el pasaje.
–¿Lo económico no tuvo ningún peso en la decisión?
–Sí, también. Recuerdo que el dólar estaba a 7 pesos y Jerónimo me agarra y me dice: “Nos vamos a vivir a Miami porque a fin de año se dispara a 17″. Pensé que estaba loco, pero al final se disparó nomás. Fue un visionario.
–¿Pudiste seguir desarrollando tu actividad como actriz en Miami?
–Sí, sigo siendo actriz. Acá trabajo en teatro. La última obra que hice fue Actrices, de un autor tucumano, donde componía a una actriz trans. Fue una experiencia muy interesante, que me invitó a navegar bastante en el tema y me colocó en un lugar muy distinto. Lo primero que hice en Miami fue Microteatro, un concepto que sé que ahora también existe y funciona muy bien en Buenos Aires. A partir de ahí siempre trabajé en el Teatro 8, una sala ubicada en la Pequeña Habana, que en general hacen obras argentinas y de las buenas. Allí, por ejemplo, hice Bajo terapia, en el rol de la mujer violada por el marido; participé de la obra de José María Muscari Falladas y tuve que hacer de una embarazada estando justamente embarazada de mi segundo hijo, así que estuvo buenísimo. También hice algunas cosas en televisión, para Telemundo. Independientemente de mi labor como actriz, estoy por recibirme de Licenciada en Bienes Raíces. En fin, en Miami no paro.
–El año pasado debiste afrontar fuertes rumores de separación. ¿Qué hubo de cierto? ¿Hoy cómo están?
–Altibajos en las parejas de tantos años siempre hay. Aparecen los obstáculos, algunos se superan y otros quedan instalados en la relación. Todo es parte de un aprendizaje. Lo que pudo haber ocurrido el año pasado no fue trascendente y en todo caso se trató de cuestiones privadas, que prefiero guardármelas. Hoy estamos bien, muy bien, pero separados.
–¿Separados definitivamente?
–Sí, hoy aún me encuentro en medio del duelo por la separación. Estamos separados desde hace muchos meses, fue una separación cordial, llena de amor y entendimiento porque construimos una familia que pese a nuestra separación sigue sólida. El amor se ha reinventado para nosotros en una amistad inquebrantable. Hoy cada uno está en la suya y nos apoyamos mutuamente. Eso es actualmente lo más importante de nuestra relación, además de nuestros hijos, claro.
–¿La relación con Federico Bal, de la que tanto hoy se habla, también es una amistad inquebrantable?
–A Fede lo conozco hace muchos años, todos lo saben, nos han visto, somos amigos y nos adoramos… Hay veces que la amistad traspasa esa línea de amor fraternal. Ambos estábamos solos emocionalmente.
–¿Cuándo traspasaste esa línea? ¿Luego de haberte separado?
–Claro. Por eso tuve que publicar un comunicado en las redes diciendo mi verdad. No quiero que piensen que empecé a salir con él estando casada, nunca haría una cosa así. Más no pienso hablar del tema, todo está en el comunicado.
–Vos no estarías casada, pero él estaba de novio...
–En los chats privados que lamentablemente se filtraron hay consejos de dos amigos, donde uno le dice al otro que intente o que luche por sus relaciones terminadas si aún hay amor. Así que yo no separé a nadie.
–Pasando a otro tema, ¿cómo es ser hoy, a la vez, madre de un niño y de una hija adolescente?
–Es todo un tema. Imaginate que son dos polos diferentes. El chiquitito llega del jardín y me siento a hacer las tareas. Como son todas en inglés, tengo que seguir estudiando yo también y ponerme a tono con las matemáticas. Después a Dante Apolo lo seco cuando se baña y por las mañanas le hago la lanchera para que se vaya con algo de comida a la escuela. Con Simona, en cambio, todo es diferente, tiene ocho años más y el año próximo ingresa al High School. Ya es una señorita. Ambos me hacen caso en todo, es que no les dejamos mucho aire para que hagan de las suyas. Simona aún no se rebela porque no puede, tanto su padre como yo somos muy mano dura. Pero, ojo, le ponemos todo sobre la mesa: le decimos que hay drogas y hay sexo y que no sea estúpida, que no se quede fuera del círculo, si quiere drogarse que lo haga.
-Son muy abiertos entonces....
-Sabemos que son cosas que pasan. De hecho nos han pasado a nosotros en nuestra juventud. Por eso le hablamos desde la experiencia y le decimos que todo se puede obtener por el buen o el mal camino. Ella sabe que si quiere fumar nos lo puede pedir a nosotros, pero también entiende que así puede llegar a reventarse los pulmones. En definitiva, no le prohibimos nada. Pero sí la alertamos. Y le hablamos de los peligros en la vida, de los que hay que estar atentos. Y si de repente le decimos que no a salir con sus amigas solas y volver a la medianoche, no es por capricho; le hablo la compu, googleo “missing people” y le muestro cuantas chicas de su edad desaparecen diariamente. Hoy sus 13 años no son los mismos que fueron los míos, ni aquí ni allá ni en ningún otro lado. Ahora, a través de las redes, los chicos están muy expuestos y los peligros son mayores. Hay que monitorearlos.
–¿La propuesta de participar en The Challenge Argentina: El desafío te tomó por sorpresa?
–Totalmente. Pero me llegó justo, en coincidencia con un momento de cambio. Tenía que ver con el cierre de una situación familiar y de correrme de un lugar de encierro donde yo misma me había ubicado. Necesitaba cambiar de aire y avanzar en mi vida desde otro lugar. Esa posibilidad me la dio justamente Telefe, el último canal con el que había trabajado en la Argentina antes de irme a los Estados Unidos. Luego volví varias veces al país, pero nunca a trabajar. Tardé un poco en decir que sí porque debía abandonar a mis hijos por tres semanas, algo que no había ocurrido antes. Pero con Jerónimo nos pusimos de acuerdo en todo y entonces me vine tranquila. Me llamaron en junio del año pasado y las grabaciones comenzaron en septiembre . Fueron en total tres semanas de grabaciones. Después me quedé como un mes más por la operación de mi mamá. Ahí extrañé mucho a los chicos.
–¿Qué es lo que más te atrajo de la propuesta?
–Que nunca había hecho en televisión algo tan físico ni tan fuerte. Venía de a poquito entrenando en Miami con boxeo y prácticas deportivas más jugadas. Lo del reality era lo más raro, eso de estar encerrada un tiempo, conviviendo con gente que no elegí, me hizo dudar un poco, pero después lo tomé como un desafío de vida, que me posibilitaría aprender más de las relaciones humanas mientras intentaba desarrollar al máximo la destreza física y la mental.
–¿Te tuviste que preparar de alguna manera en especial para el concurso?
–Sí, en cuanto dije que sí me puse a hacer crossfit. Y ahora, después del programa, lo sigo haciendo. Me enganché mucho con esta práctica y hoy creo que tengo más fuerza que nunca gracias a ella. Antes de empezar el reality también hice ayunos intermitentes para bajar de peso, lo logré y ahora puedo decir que gracias a mi paso por The Challenge mejoró mi salud.
–Ya habías participado en otros realities o concursos de destrezas físicas, como “Patinando por un sueño” y Celebrity Splash. ¿Este fue más o menos duro que aquellos?
–Este fue muchísimo más duro, no tiene punto de comparación con aquellos. Este es un reality de competición física extrema. El “Patinando por un sueño” era Heidi a lado de esto. La gente no tiene ni idea de lo que va a ver, y a nivel show te adelanto que es algo magnánimo, nunca se vio algo así en la televisión argentina.
–¿Cuáles fueron los mayores desafíos o retos que debiste afrontar?
–Para mí el mayor reto fue convivir con gente que no conocía. Si bien yo había trabajado en teatro con María Fernanda Callejón y conocía un poco a Virginia Elizalde (dos de las y los 18 participantes del reality), el resto para mí eran prácticamente desconocidos. Eso me costó mucho, después me adapté. Otro gran desafío fue no poder usar el celular. De los retos físicos no puedo hablar por contrato, pero todos tienen un gran grado de dificultad.
–Llegaste a la final del “Patinando...” y cuando perdiste aseguraste que te habían sacado por “no ser escandalosa”. ¿Aprendiste la lección y en The Challenge Argentina: El desafío te veremos haciendo bardo? ¿Qué puede esperar el público de vos?
–¿Vos decís si el público se encontrará con una Claudia Albertario escandalosa? (risas) . Mmm… Tampoco puedo adelantar mucho sobre eso, pero hubo momentos en que la cosa se picó y bastante.
–¿Estás conforme con hasta dónde llegaste en el reality?
–Estoy muy conforme. Tanto que quiero participar de otro. De hecho hoy estoy más preparada que antes para hacerlo.
-Alguien adelantó en las redes que llegaste a la final…
–Te juro que por contrato no puedo adelantar nada. De todos modos, te aseguro que todo lo que sucede en el reality resulta inesperado. Así que mejor dejemos que la gente se vaya sorprendiendo emisión tras emisión como nosotros nos fuimos sorprendiendo día a día.
–¿Es verdad que participarás de la edición internacional del formato, en Australia (espacio generalmente reservado al ganador del reality en cada país)?
–Tampoco puedo responder esa pregunta.
–Wikipedia te define como actriz, modelo y vedette. ¿Ahora le sumarías deportista?
–¿Deportista? No, yo ahora le sumaría ¡atleta! (risas) Me fui de Miami siendo una actriz y regresé siendo prácticamente una amazona. Mis hijos no lo pueden creer, por eso están ansiosos por ver el programa y comprender qué pasó con su mamá.
–¿Qué recuerdos tenés de tu etapa sexy? ¿De la publicidad de celulares que dio comienzo a tu carrera y de la tapa de Playboy, por ejemplo?
–Yo al principio renegaba un poco de la sexy, no me gustaba. Ahora le estoy sacando un jugo… (risas). Hoy pienso que debería haber hecho menos cosas jugadas, que debería haber dicho más veces que no. Hubo un momento en que me sentí cosificada y sin embargo le di para adelante. No me arrepiento de nada porque todo me marcó un camino para llegar adonde llegué, pero podría haber sido más selectiva. Hoy, a los 45 años, sé que estoy ubicada en otro lugar, y todos me reconocen como una actriz más hecha y derecha. Por eso no me quejo ni me aporreo. Tal vez mi participación en The Challenge Argentina: El desafío también tal vez sirva para retomar el vínculo con el público argentino e ir de vez en cuando al país para trabajar como actriz.
–A propósito, ¿cómo se ve el país a la distancia?
–Es difícil responderte esto porque yo siempre antepongo lo emocional. Cada vez que viajo a la Argentina se me remueve todo, el corazón y el alma. Llego muy motivada por el regreso porque Argentina es mi casa. Si bien hoy en Miami está mi hogar, porque allí viven mis hijos, Argentina es y siempre lo será mi casa. Por eso siempre al país lo veo hermoso y tirando para adelante, más allá de que sé que la situación no es tan buena como quisiera. Pero tengo fe en que se va a recuperar y va a estar mejor porque es un país riquísimo. En Miami ven a la Argentina como a un país complicado, como ven a la mayoría de los países de Latinoamérica. Piensan que Perú, Venezuela y Argentina, entre otros, están hechos mierda. Pero yo creo que el caso de la Argentina es diferente y, aunque hoy parezca un país roto, todo va a mejorar. Ojo que acá, en Estados Unidos, también pasan cosas y no todo es perfección. Pero acá, por ejemplo, el sistema de leyes funciona. Acá te mandás una cagada y vas directo a la cárcel, no importa qué nivel de contactos tengas en el poder. Por eso está bueno vivir en un lugar así, donde todo funciona, pero hay cosas que no me gustan nada: por ejemplo, la educación escolar norteamericana es terrible. A los chicos desde muy pequeños se les exige demasiado, y se los somete a test de todo tipo hasta el cansancio, por eso después terminan quemados y siendo unos tira tiros.
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