Claribel Medina habló sobre sus hijas, su carrera, sus nuevos desafíos y el caso Fabián Gianola: “Preferí respetar su silencio”
La actriz, que volvió a la conducción y, tras la suspensión de la obra que iba a hacer con Gianola, estrenará nueva comedia en la Costa; opinó por primera vez de las denuncias de abuso sexual que pesan sobre su ex compañero
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Fueron meses moviditos para Claribel Medina. De un día para el otro se levantó la obra de teatro que iba a hacer en Carlos Paz con Fabián Gianola, por las denuncias de abuso sexual que comenzaron a sumarse contra el actor.
El mismo productor la convocó para hacer otra obra, también en Córdoba, pero el estreno se atrasó y decidieron hacer gira por la Costa, a partir de febrero. Por otra parte, hace algunas semanas se hizo cargo de la conducción de El show del problema, en elnueve, que durante varias temporadas hizo Nicolás Magaldi.
Para colmo, cuando sucedió gran parte de todo eso, la actriz estaba en Miami con sus dos hijas, festejando el cumpleaños 92 de su mamá. Y en esa ciudad se quedó la menor de ellas, Maia Agostina, con la idea de “probar suerte”. De todo esto, y mucho más, habla Claribel Medina con LA NACION, en una charla cálida y reflexiva.
Entre la conducción y el teatro
-Ya habías reemplazado a Magaldi en El show del problema, ¿qué pensaste cuando te convocaron para hacerte cargo ahora que él se despidió definitivamente?
-Me llamaron en el mes de noviembre y acepté antes de irme a Miami, porque mi madre cumplía 92 años y hacía mucho tiempo que yo no estaba por allá con mis dos hijas, Antonella y Maia Agostina. Yo sí había ido, pero mi madre no veía a mis hijas desde que tenían 12 y 10 años. Era un viaje muy importante.
-Debe haber sido un encuentro muy emotivo…
-Fue muy hermoso. Allí está mi hermana, mis sobrinos, mi cuñado y fue realmente emocionante. Y te das cuenta que la sangre es la sangre, porque a pesar de que hace años que no se ven, el amor está intacto, como si se hubieran visto ayer. Desde que papi falleció, hace 15 años, hubo una planificación familiar, porque somos tres hermanos repartidos en Puerto Rico, Miami y Buenos Aires, y ella eligió vivir en Miami, y es entendible porque toda su vida en la montaña y en el Caribe y era lógico que eligiera quedarse allí. Fue un encuentro único, de amor puro, lo pasamos increíble. Y después la más pequeña, Maia Agustina, quedó allá, tratando de probar suerte como actriz y bailarina.
-Viviste el desarraigo en carne propia, ¿pudiste contarle tu experiencia?
-Pude decirle que uno llega a un país con el pecho ancho, con ganas de comerse el mundo y de a poco te vas dando cuenta que no conoces la idiosincrasia, la cultura, la historia, la música y entonces tienes que bajar 75 cambios y mirar la vida con más calma, porque a veces las cosas no aparecen de manera inmediata. Hay que tener paciencia para saber que es un camino nuevo que vas a recorrer lentamente hasta que coseches tu energía, tu tiempo y tu trabajo. Pudimos hablar de todo eso. Con su hermana se abrazaron en el aeropuerto y lloraron mucho. Mi hija, por suerte, tiene la ventaja de que tenemos familia y algunos amigos allí. Al volver yo sabía que arrancaba con el programa y con la temporada en Carlos Paz. Ya estaba planificado el ir a venir, iba a viajar bastante y ahora todo se modificó.
-Muchas personas piensan que los casos de El show del problema son una puesta en escena, ¿qué tenés para decirles?
-Que disfruten el programa que plantea problemas de diferentes estilos, sociales, económicos, de pareja. Es un programa sorpresivo, todo puede cambiar en el instante. Está pensado para eso y cada uno puede tener su opinión porque así es el reality, con la posibilidad de decir lo que cada uno piensa. Abre un abanico de cosas que lo hace divertido y esa apertura es el juego de los ciclos de ese estilo. Debo decir que cumple su objetivo porque las opiniones estallan. Algunos creen que es un programa para matarse de risa porque no pueden creer las cosas que escuchan, y otros se sienten identificados y eso también esta buenísimo. Muchas veces la realidad supera la ficción.
-Contabas que ibas a hacer temporada en Carlos Paz y unos días antes todo cambió…
-Sí, vamos a estrenar Nunca es tarde, con Arnaldo André y Jazmín Laport pero se cambió el lugar de estreno. No vamos a Córdoba sino a la Costa y estrenamos el 5, 6 y 7 de febrero en Villa Gesell, San Bernardo y Pinamar.
-¿Qué pasó?
-Esta nueva ola de Covid vino muy fuerte, las noticias eran bravísimas y el productor se enteró que el teatro de Punilla, donde íbamos a estrenar, cerraba. Y se dio cuenta de que quizá era mejor cancelar y cambiar de planes. Nosotros íbamos a estar de gira por varias localidades de Córdoba y no solo en Carlos Paz. Había mucha incertidumbre y el productor tomó esa decisión. Además hubo una duda sobre un caso de covid de uno de los compañeros y entonces ya se atrasaba el estreno. Todo se alteró por el Covid. Pero se hace, por suerte, porque es una comedia brillante y el personaje de Arnaldo es precioso; es un actor venido a menos que nunca llegó a ser primera figura pero él está convencido que si, y pasa por el peor momento de su carrera. Su ex esposa y representante, que soy yo, le consigue el único trabajo que le han ofrecido en la temporada y que es bastante humillante para un actor. Y la hija de ambos es actriz y ella si se ha hecho famosa, y el padre no acepta que su hija lo haya superado. Es una comedia hermosa. Mi personaje lo iba a hacer Emilia Mazer, que tuvo que retirarse antes del estreno, y el productor me convocó hace algunas semanas. Ensayamos muy montón y estoy muy contenta. Así que de todos modos voy a ir y venir para grabar el programa.
Su relación con Fabián Gianola
-En un principio ibas a estar en Carlos Paz con la obra Relaciones peligrosas, con Fabián Gianila. Decidieron no estrenar por las denuncias por abuso que le hicieron, ¿hablaste con él?
-Me sorprendió muchísimo, porque de hecho estaba en Miami cuando salió la noticia. Me enteré por el productor que me escribió y me dijo ‘está sucediendo esto y voy a levantar la obra’. No hablé con Fabián, porque preferí respetar su silencio. Y me parece bien que no hagamos la obra ante una situación como ésta; no es viable bajo ningún punto de vista. Y si hay una situación judicial hay que esperar la sentencia. Obviamente teníamos un grupo de chat con producción y allí cada uno escribió lo que cada cual pensaba pero eso me lo reservo porque es personal.
-¿Te sorprendieron esas denuncias?
-Mucho, porque trabajé en otras oportunidades con Fabián, por ejemplo en Los Corruptelli. De todas maneras pienso que a las denuncias hay que escucharlas a todas, sobre todo si son mujeres porque estuvimos ocultas durante mucho tiempo y sin poder manifestar lo que nos ocurría, pero cada cosa tiene que tener sus pruebas, obviamente, y entonces la Justicia decidirá qué tiene que hacer. Lo importante es que las voces sean escuchadas, y que hoy el silencio ya no está más. Debo decir que el Gianola que conozco en el escenario jamás me faltó el respeto, y conviví con él en Los Corruptelli también y no vi ninguna situación con ninguna de las mujeres que estábamos ahí, y éramos varias. Pero las voces de las mujeres que denuncian deben ser escuchadas y si tienen sus pruebas hay que darle la importancia que tiene. Él también tendrá sus pruebas.
-¿Alguna vez sufriste abuso y te callaste?
-Antes no se hablaba cuando esto sucedía pero con las compañeras actrices había ya una comunicación y nos pasábamos la data. Había cosas que se daban por sentadas y era difícil comunicar ese tipo de situaciones, pero por suerte nosotras les informábamos a las que venían. Solo una vez en mi vida viví una situación fea con un compañero de trabajo y evito el nombre aunque tuve un conflicto importante que planteé en el momento, me defendí y lo paré de manera brusca. Y fue en la Argentina.
Sus primeros años en Argentina
-¿Qué recuerdos tenés de tus primeros años en nuestro país?
-Llegué en el ‘90 con Pablo Alarcón y todavía no habían nacido ninguna de nuestras hijas, ni siquiera estaban en proyecto. Al principio estudié mucho: teatro con Carlos Gandolfo, en una escuela de ballet, tomé clases de canto.... Y en mis tiempos en casa escribía y hacia música, como hice toda mi vida. Recuerdo estar en los cafés de Buenos Aires y escuchar la música para tratar de entender la cultura argentina: el tango de Piazzola, Goyeneche, María Graña. Y también escuchaba a Charly García, Fito Páez. Pasaba horas en las disquerías escuchando CD’s. Y además escuchaba las charlas de la gente para entender el acento, la gracia del sonido de la voz, saber cuándo estaban contentos o tristes.
-¿Viniste con ganas de quedarte a pesar de que eras una estrella en Puerto Rico?
-No sé si en mi cabeza estaba el pensamiento de quedarme, porque era muy joven. Creo que eso apareció después, sobre todo con el nacimiento de las nenas. Hice castings y mi primer trabajo fue en el viejo ATC, dirigida por Rodolfo Ledo, en Socorro, ¡sobrinos!, con Víctor Laplace. Y luego un proyecto de conducción que se llamaba Diosas o demonios, en canal 9. La primera novela importante que hice fue Apasionada, con Susú Pecoraro y Darío Grandinetti, una de las más bonitas que hice.
-Hace tiempo que no hacés ficción, ¿extrañás la televisión?
-Mucho. Pero los tiempos cambiaron, hoy hay tan poca ficción… Me acomodo a los cambios que me ofrece la vida, que han sido bastante interesantes. Antes de la pandemia protagonicé la película El cuartito, de Marcos Carnevale, que filmamos en Puerto Rico y se puede ver en HBO Max y tiene una trama muy interesante sobre la entrada a un país de personas que no tienen visa. La vida me dio la posibilidad de hacer películas como esa o de tener mis propias bandas de música como La gozabanda, Las gardenias y los gladiolos. Nada de eso hubiese podido hacer si hubiera estado grabando una tira muchas horas al día. De todas maneras siempre se extrañan porque hice personajes entrañables en muchas tiras como Los Roldán, Como vos y yo, y Mujeres de nadie.
Había una vez un amor
-¿Con Pablo Alarcón se conocieron trabajando en Puerto Rico?
-Sí, haciendo la novela La isla. Pablo había ido mucho antes a protagonizar a Puerto Rico y tenía muchos amigos ya a principios de los ‘80 pero volvió a hacer La isla cuando yo regresé de estudiar en Nueva York y me convocaron. Lo conocí allí oficialmente pero en realidad lo había visto años antes, cuando fue a ver una obra que yo hacía con el grupo Teatro del 60.
-Alguna vez contaste que no tenían buena relación luego de separarse, ¿pudieron reencontrarse?
-Los seres humanos pasamos por transformaciones importantes, más cuando hay hijos. Tuvimos nuestras dificultades y hoy estamos muy bien y con mucho respeto por los dos y por cada uno, y atentos a nuestras dos hijas, a que les vaya bien. Nos podemos equivocar pero tenemos la capacidad de estar abiertos como para no llevarnos nada a la muerte sin o ponernos de acuerdo en este presente que nos toca, día a día. No tiene sentido estar peleado con la gente que alguna vez amaste.
-¿Estás en pareja?
-Sí, hace seis años que estoy en pareja con un muy buen compañero, especial y divertido. Es músico y también se dedica a la construcción. Nos conocimos en un espectáculo que hicimos en Carlos Paz, Noches de bohemia y son. Y desde entonces no nos separamos más. Convivimos desde hace algunos años pero me reservo su nombre porque no le gusta, es súper perfil bajo.
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