Christophe Krywonis habló sobre la polémica en Bake Off: "Paciencia que todo se va a aclarar"
Con la final de Bake Off Argentina, el exitoso reality que Telefe pone al aire cada domingo a las 22.30, llegaron también muchas polémicas y acusaciones contra una de las participantes que pareciera ser la más consentida del jurado y la que tiene más chances de ganar, Samanta Casais. "Lo que se dice no es trascendente. Lo importante es que Bake off es muy bueno y está bien que lo siga viendo tanta gente. Paciencia que todo se va a aclarar", promete Christophe Krywonis, el jurado más estricto del programa. Si bien es uno de los protagonista del programa, Christophe lo mira por televisión porque el reality se grabó en agosto de 2019 y, luego de tantos meses, se siente un espectador más. "Hasta hay muchas cosas de las que me olvidé", reconoce a LA NACION.
Aunque en el inicio de la cuarentena por la pandemia del coronavirus tuvo su momento de bajón, hoy está de buen humor y con muchos proyectos. Sabe que su realidad es el aislamiento social y terminó aceptándolo. "Vivo solo y la paso solo. Mi hija Zoe viene a darme una mano porque con todo no puedo, y me ayuda con los vivos de Instagram también. A veces viene con mi nieto Felipe, que tiene 8 años. En cambio, su hermanita, Bianca, con 11 años, está feliz con este aislamiento, haciendo zoom con las amigas. Y mi hija Lola volvió de viaje en marzo y se quedó viviendo en Tigre", cuenta el chef. "Claro que cuando vienen lo hacen con todos los cuidados necesarios aunque a mi nieto le cuesta entender qué pasa y de pronto te abraza, de la nada. De a poco va aprendiendo y sabe que, por una cuestión de protección y cuidados, no hay que acercarse. Extraño mucho a mis nietos y a veces me angustio. Uno siente pena por no poder estar con quienes ama. Es cierto que ahora veo solamente a Felipe, cuando mi hija lo trae, pero es poco tiempo, nos saludamos de lejos y no hay contacto de cercanía", le detalla.
-¿Pudiste mantener el buen humor en estos tres meses de cuarentena?
-Tuve un pico para abajo al mes, más o menos y después fue viento en popa siempre. Fue un momento de dudas, de pensar qué pasaba, por qué no podía ver a nadie. Ahora la llevo bien. Salgo a hacer alguna compra de vez en cuando, aunque mi hija también me ayuda con eso. Y mucha gente me manda comida y productos de regalo para que los pruebe. ¡De hambre no me voy a morir! [Ríe]. De alguna manera, fomento el consumo de los productores argentinos, que a su vez dan trabajo a otras personas. Además hago panes para los médicos del Hospital de Clínicas y para gente que no necesita forzosamente comida, pero que están solos y, por más que parezca ridículo, un pan hecho con mucho cariño, de masa madre, o un pan lactal mío que tiene fama de ser muy rico, le hace bien a los demás y a mí me hace bien poder ayudar. La gente que me da la harina es una empresa que hace todo a pulmón, el chico de la pescadería se levanta a las 4 de la mañana para trabajar, el de chacinados es un tipo amigo que tiene cosas maravillosas, el verdulero también. Es momento de darse una mano y lo hago sin fines de lucro, lo hago con mucho gusto. Después de la pandemia, veremos. Además algo que me tiene muy ocupado es un proyecto que tengo desde hace años: abrir una rotisería. Con la pandemia se atrasó un poco más. En realidad la idea es abrir tres rotiserías: la primera en noviembre, en el barrio de Palermo, la segunda en marzo y la tercera en agosto de 2021. Queremos que se pueda concretar, que sea un negocio rentable y no es tan sencillo. También me lleva tiempo hacer mis recetas en Youtube y el concurso que hicimos en Instagram: caza cocineros. Con eso ya estoy bastante ocupado.
-En este aislamiento preventivo y obligatorio muchos engordaron. ¿Es tu caso? Sobre todo teniendo en cuenta que te hiciste una manga gástrica hace más de un año.
-El 12 de febrero de 2019 me operaron para tratar mi sobrepeso y me hicieron una manga gástrica que me achicó el volumen de mi estómago. Desde entonces como mucho menos. Bajé 50 kilos en total. En un momento aumenté un poquito y estoy en 100 kilos ahora, pero mido 1,86 y me siento muy bien. Todos los días hago una hora de bicicleta fija. Tenía que bajar un programa del celular pero nunca lo hice porque soy tan terco que pedaleo a mi manera, frente al televisor.
-¿Es verdad que tenés un romance con Iliana Calabró?
-Lo escuché y no entendí nada de ese supuesto romance con Iliana. ¡Están locos! La conozco de vista, de cruzarnos un par de veces y nada más. Es falso ese romance. Estoy solo y bien, re contento, tranquilo. La última vez que me enamoré fue en 2014 y después como un guapo ‘marca cañón’, bajé la persiana. Aunque intenté parejas que no funcionaron...
-¿A los 55 años le bajaste la persiana al amor? Muy determinante...
-Lo dije en su momento pero no estoy tan hermético ahora. Me gustaría conocer a alguien pero no estoy buscándolo tampoco.
-Alguna vez contaste que no tuviste una buena experiencia en Tinder. ¿Todavía tenés tu perfil en redes sociales para conocer gente?
-¡No! Ya lo hice y la verdad es aburridísimo. No me pareció cosa grandiosa y es verdad que no tuve una buena experiencia porque la persona con la que me cité puso fotos trucadas y cuando nos vimos, era otra. Es más lindo conocer a alguien mirándose a los ojos.
Entre tortas y pasteles
-¿Cómo vivís la final de Bake Off?
-Prepárense porque se vienen grandes programas. Bake Off es un gran combo con la edición, los jurados, los participantes, la hermosa conductora que tenemos. ¡Qué gran programa hicimos! Estoy muy contento. No lo veo siempre, pero se dicen cosas apasionantes y nos va muy bien de rating, y cuando puedo verlo me emociono. Aunque pasó casi un año y hay detalles que ya no tengo en mente.
-En los últimos días hubo muchas polémicas que salpicaron a Bake off y especialmente a una finalista, ¿cuál es tu posición?
-No es trascendente. Lo importante es que Bake off es muy bueno y está bien que lo siga viendo tanta gente. Paciencia que todo se va a aclarar.
-Cuando te ves, ¿sos crítico o benévolo con vos?
-Lo miro como un aficionado y no por verme a mí. Con Bake Off ya hice 12 realities, entre ellos MasterChef, Dueños de la cocina, Familias frente a frente. Ser jurado es aplicar criterio y conocimientos profesionales y me interesa que se diga que soy estricto y no malo.
-Pero tenés una imagen de villano y alguna vez dijiste que sos "jodido", ¿o no?
-La exigencia está en mí y siempre voy a ser exigente. Más que jodido soy un tipo al que no le gusta la mediocridad. El perfeccionismo es una pesadilla a veces, pero llevado a la gastronomía me permite decir que está bueno porque todo tiene que estar impecable. Creo que soy criterioso, objetivo y perfeccionista.
-¿No creés que sos muy duro a veces?
-Pero todos me quieren. A pesar de las emociones y las angustias de los participantes, uno tiene que ser exigente y tener el criterio necesario. La pastelería es muy milimétrica y si no sos perfecto con la receta, te pegás el palo.
-Cuando aprendiste a cocinar, ¿eran exigentes con vos?
-¡Mucho más! Si la gente hubiera visto cuán exigentes fueron conmigo, me preguntarían por qué no renuncié. Fueron muy duros, pero hay cosas que tomo y cosas que dejo, y en el conjunto, me quedo con todo lo bueno.
-Hagamos un ping pong con los tres finalistas, ¿qué pensás de Damián Pier?
-Es un pibe que tiene un potencial muy grande y muchos conocimientos. Sabe jugar y sabe de sabores. Tiene muy buen concepto de la pastelería. Se equivocó a veces, pero hace cosas buenas, interesantes y sabrosas.
-Y de Agustina Guz...
-Es lo inesperado. No la veía llegar y mira dónde está ahora. Es una chica que va creciendo y puede hacer cosas maravillosas, con una prolijidad que me asombró. Es una chica para tomar en cuenta, muy buena.
-Samantha Casais
-Es la llorona [ríe]. Es muy prolija. Tiene un conocimiento muy importante de pastelería. Si bien llora, no pierde el norte. También me impresiona mucho.
-¿Tenés un preferido?
-No tengo preferidos. Sé que los televidentes lo tienen pero nosotros, los jurados, no. Y tengo buenos recuerdos de todos los que se fueron. Tengo una forma de ser bastante estricta y guardo distancia desde que empieza el programa pero, si me piden algún consejo, estoy presente siempre. También estoy en contacto con los participantes de otros realities. Por ejemplo, cuando todo esto termine voy a ir a Concordia, Entre Ríos, a cocinar con Jacinto, que es participante de los primeros MasterChef. Cociné con Lucas Escobar de Dueños de la cocina, que está en San José de Rincón, en Santa Fe. Íbamos a hacer un zoom con los chicos de MasterChef juniors. Le prometí a Patrick de Dueños de la cocina ir a cocinar con él. A veces hablamos con Alejo el ganador de MarterChef 2 y con Elba, la primera ganadora de MasterChef. Siempre estoy presente.
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